Tecnología en el siglo XXI: El disipador de calor y el ventilador - por Francesc Sánchez
Me encontraba la madrugada de ayer trabajando con el ordenador cuando un ruido familiar empezó a molestarme. El maldito ventilador de la CPU estaba haciendo de las suyas una vez más, apague el ordenador y, como ví que después de volver a encenderlo la cosa iba a peor me dispuse a descuartizar mi equipo.
Recorrido y reflexión - Tecnología de usar y tirar
Tecnología en el siglo XXI: El disipador de calor y el ventilador
por Francesc Sánchez
Me encontraba la madrugada de ayer trabajando con el ordenador cuando un ruido familiar empezó a molestarme. El maldito ventilador de la CPU estaba haciendo de las suyas una vez más, apague el ordenador y, como ví que después de volver a encenderlo la cosa iba a peor me dispuse a descuartizar mi equipo.
Miré el ventilador de la CPU y comprobé que estaba lleno de suciedad, el disipador de calor también. Me dispuse a limpiarlo y a cruzar los dedos para que después de la laboriosa operación todo funcionase de forma regular, pero cual fue mi asombro cuando ví que el ventilador “se paró”. ¡Peligro! ¡Un procesador Pentium III sin ventilador es un procesador muerto!
No lo encendí más y por la mañana me fui con el ventilador a una tienda de informática para comprar otro. Hablando con el dependiente me lleve mi primera decepción, no habían ventiladores como el mío, eran todos más grandes e iban con el disipador de calor incorporado, más grande que el mío también, a lo cual me mostré reticente ante la nula aceptación del dependiente de devolverme el dinero si no encajaba correctamente encima de mi procesador. ¡12 euros por una montaña de cobre compacta y un ventilador de juguete encima! Me daba un vale para comprar más productos si no me iba bien y lo devolvía. ¿Pero para que quería yo un vale para comprar otro producto? ¡Yo quería un ventilador! Me fui a otra tienda, y en esta, otro dependiente me comento que ya no se hacían disipadores de calor para Pentium III y que como máximo tendría que probar suerte con los nuevos de AMD, con un ventilador más grande que el mío. Como me dijo que si no me encajaba bien –como él creía, fue sincero- me devolvía el dinero, accedí a ello. Ya en casa con el ordenador abierto en canal comprobé efectivamente que era imposible hacer encajar ese disipador de calor encima del socket del procesador. Le llamé y se lo comente a lo cual acordamos que él preguntaría a otra gente para ver si encontraba un disipador con ventilador para Pentium III o al menos un ventilador pequeño para colocar encima del disipador de mi ordenador. Me llamó y me dijo que para la tarde seria imposible encontrar nada y que podía esperarme hasta el lunes, yo le dije que le llevaría el disipador y el ventilador que compré, y que por la tarde iría a la búsqueda de la cosa yo mismo a otras tiendas, en caso de no encontrarlo esperaría hasta el lunes.
Empiezo a llamar por teléfono a tiendas de informática, en una muy conocida y grande donde venden muchos periféricos sueltos y donde precisamente compre “mi ordenador a cachos”, me dicen que no se fabrican y que no los piden ya. Yo entonces me pregunto: “¿No hará como mucho tres años desde que compre todos esos periféricos en esta tienda? ¿Y ya no hay un simple disipador y ventilador, algo tan importante para la existencia en el tiempo de lo que venden?”
Llamé a otra tienda, y nada no tenían. Llamé a otra y me contestó una mujer, diciéndome “que aquí no es”, estaba extrañada, yo también. Llamo al 902 y ya no existe el teléfono. Esta tienda era muy conocida sobre todo por sus componentes electrónicos, tarjetas gráficas, de sonido, etc. Parece que ya no existe, al menos bajo esos números de teléfono.
Empiezo a impacientarme, ya me veo comprando una placa madre y un procesador nuevos ¡por un simple ventilador! Llamo a la tienda de la mañana, donde compre el disipador y ventilador AMD que no encajaba. Estoy pensando en desistir de mi búsqueda, ir a la tienda a que me devuelvan el dinero y esperar hasta el lunes para que resuelvan la papeleta. Después de varios tonos, me sale el contestador, serian las ocho de la tarde... entonces me paro en seco y decido hacer una ultima llamada.
Es a otra tienda bastante grande y conocida, me responde una mujer y me dice: ” Siempre algo se puede hacer, a malas se busca un ventilador pequeño en algún lado, vente hoy o mañana y lo miramos”. No lo pienso más, cojo y me voy al centro en el metro y llego a las calles en donde hay más tiendas de informática por km2 de España.
Veo que la tienda en cuestión esta llena de gente haciendo cola, y faltaran menos de diez minutos para cerrar. No hay tiempo para hacer cola, pero no desisto, me voy a otra tienda. Me dicen que no hay, que no los piden, porque no se fabrican. Me voy a otra y me dicen que pregunte “en tal otra tienda”, también de ellos. Llego allí casi con la persiana bajada, y le saco el ventilador y el disipador al dependiente y le pregunto ya bastante a la desesperada “ ¿Tienes algo como esto para un Pentium III?”. Y va el tio, y me dice: “Pues no lo sé, lo tengo que mirar”. A esto que un consumidor como yo que estaba hablando con él me dice “¡Ahí los tienes en ese estante!” Acto seguido el dependiente me dice “Espera aquí tengo más”. Yo estoy estupefacto, abrimos la cajita de la cosa y los tres empezamos a compararlos, y vemos que mas o menos se parecen, no son idénticos pero a malas podré quitarle el ventilador y ponérselo a mi disipador.
Llego a casa y después de comprobar que es imposible acoplar el nuevo disipador encima del procesador, opto por quitarle el ventilador y ponérselo a mi disipador de toda la vida. Enchufo y caramba: ¡Funciona!
Se mueve y se mueve bien, no se oyen ya esos ruidos atronadores y amenazadores y veo arrancar el sistema por la pantalla. Estoy salvado.
He sido víctima de los problemas de la tecnología que tenemos hoy en día. Una tecnología hecha para usar y tirar, hecha a medias incompatible adrede, para que el negocio siga funcionando a cada golpe de catástrofe e innovación, a golpe de ventas y beneficios a corto plazo cada vez que hacemos un upgrade o un replace.
Recuerdo que los procesadores i486 no necesitaban ningún tipo de disipador o ventilador. Todo empezó con la llegada de los Pentium y sus homólogos AMD. Incrementaron en millones los transistores, redujeron el tamaño de los procesadores para ello, el alto calor generado los hizo vulnerables. Se asaban de calor. Sin disipador de calor y ventilador se quemaban, y así sigue pasando con toda la gama de procesadores actuales.
El disipador de calor como su propio nombre indica se encarga de disipar el calor producido por el microprocesador por su constitución en forma de castillo de cobre, el ventilador es el encargado de la refrigeración, de bajar un poco la temperatura y de dar un respiro al microprocesador.
Los procesadores de hoy pueden hacer millones de operaciones en milisegundos pero los aviones y los transbordadores espaciales siguen usando el viejo i386, son mucho más fiables y estables.
El problema no es de la innovación en la tecnología, de hecho son las luchas entre los poderosos en nuestro sistema económico las que frenan a la innovación tecnológica con cara y ojos. Se atrasa la salida de nuevos y mejores inventos por ese mismo motivo, hay que vender antes todo lo fabricado, se perdería mucho dinero si toda la tecnología desfasada se quedara en los almacenes. Por ese mismo motivo, la tecnología desfasada o reemplazada por una aparentemente de mejor termina desapareciendo. No se tiene en cuenta la innovación tecnológica para cambiar la tecnología o desplazarla al trastero de los recuerdos, se tiene en cuenta tan solo el beneficio económico. Pero estamos hablando de informática. La inestabilidad de la tecnología que nos ha traído la informática, tanto en el hardware como en el software puede hacer que nos vayamos todos al garete.
Tenemos una tecnología muy especializada, pero es un entramado interminable de parches dependientes unos de otros, por eso no es una tecnología desarrollada o superior. No se tuvo en cuenta nunca la potencialidad tecnológica en si misma si no su resultante de negocio, de ahí lo que tenemos. La tecnología más perfecta es aquella que comete la función de herramienta de la forma más sencilla, me temo que si los microprocesadores son el cenit de la tecnología y lo más importante porque están en todo lo que nos rodea, nuestra tecnología es precaria y débil ante los imprevistos y el paso del tiempo. Si la actual tecnología es el referente de nuestra civilización, entonces nos hallamos en un grave problema, porque esta depende de un crecimiento hacia el infinito bajo el patrón del dinero, un crecimiento capaz de aniquilar nuestro planeta y relaciones sociales.
En nuestra sociedad los que tienen capacidad para crear problemas y conflictos se encargan también de disipar la verdad para que esta pierda la temperatura convirtiéndose estos problemas y conflictos en ecos lejanos de la fuente originaria. Su disipador son los partidos políticos, los grandes medios de comunicación, y la propaganda que bocean entre todos ellos. El aire fresco que nos hace olvidar la fuente de calor es provocada por sus ventiladores, son sus medidas políticas, los sueldos a fin de mes, y el estado del bien estar que queda, alivia realmente y sobre todo provoca un efecto ilusorio en la sociedad, hace que todo cobre un sentido para que el microprocesador siga funcionando.
Al igual que los nuevos microprocesadores nuestra sociedad corre a un ritmo vertiginoso, haciendo falta cada vez mas más disipadores y ventiladores, que resultan incompatibles conforme transcurre el tiempo porque la realidad ya ha cambiado y no hay vuelta atrás. Ya alguien ha decidido que no queden existencias en los almacenes, nos queda cruzar los dedos esperar no quemarnos. El ventilador que he comprado tiene una autonomía de 30.000 horas. ¿Cuanta autonomía le que queda a nuestra sociedad? ¿Cuanta autonomía le que queda a nuestro planeta?
Francesc Sánchez – Marlowe. 6 Marzo 2004.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.
Recorrido y reflexión - Tecnología de usar y tirar
Tecnología en el siglo XXI: El disipador de calor y el ventilador
por Francesc Sánchez
Me encontraba la madrugada de ayer trabajando con el ordenador cuando un ruido familiar empezó a molestarme. El maldito ventilador de la CPU estaba haciendo de las suyas una vez más, apague el ordenador y, como ví que después de volver a encenderlo la cosa iba a peor me dispuse a descuartizar mi equipo.
Miré el ventilador de la CPU y comprobé que estaba lleno de suciedad, el disipador de calor también. Me dispuse a limpiarlo y a cruzar los dedos para que después de la laboriosa operación todo funcionase de forma regular, pero cual fue mi asombro cuando ví que el ventilador “se paró”. ¡Peligro! ¡Un procesador Pentium III sin ventilador es un procesador muerto!
No lo encendí más y por la mañana me fui con el ventilador a una tienda de informática para comprar otro. Hablando con el dependiente me lleve mi primera decepción, no habían ventiladores como el mío, eran todos más grandes e iban con el disipador de calor incorporado, más grande que el mío también, a lo cual me mostré reticente ante la nula aceptación del dependiente de devolverme el dinero si no encajaba correctamente encima de mi procesador. ¡12 euros por una montaña de cobre compacta y un ventilador de juguete encima! Me daba un vale para comprar más productos si no me iba bien y lo devolvía. ¿Pero para que quería yo un vale para comprar otro producto? ¡Yo quería un ventilador! Me fui a otra tienda, y en esta, otro dependiente me comento que ya no se hacían disipadores de calor para Pentium III y que como máximo tendría que probar suerte con los nuevos de AMD, con un ventilador más grande que el mío. Como me dijo que si no me encajaba bien –como él creía, fue sincero- me devolvía el dinero, accedí a ello. Ya en casa con el ordenador abierto en canal comprobé efectivamente que era imposible hacer encajar ese disipador de calor encima del socket del procesador. Le llamé y se lo comente a lo cual acordamos que él preguntaría a otra gente para ver si encontraba un disipador con ventilador para Pentium III o al menos un ventilador pequeño para colocar encima del disipador de mi ordenador. Me llamó y me dijo que para la tarde seria imposible encontrar nada y que podía esperarme hasta el lunes, yo le dije que le llevaría el disipador y el ventilador que compré, y que por la tarde iría a la búsqueda de la cosa yo mismo a otras tiendas, en caso de no encontrarlo esperaría hasta el lunes.
Empiezo a llamar por teléfono a tiendas de informática, en una muy conocida y grande donde venden muchos periféricos sueltos y donde precisamente compre “mi ordenador a cachos”, me dicen que no se fabrican y que no los piden ya. Yo entonces me pregunto: “¿No hará como mucho tres años desde que compre todos esos periféricos en esta tienda? ¿Y ya no hay un simple disipador y ventilador, algo tan importante para la existencia en el tiempo de lo que venden?”
Llamé a otra tienda, y nada no tenían. Llamé a otra y me contestó una mujer, diciéndome “que aquí no es”, estaba extrañada, yo también. Llamo al 902 y ya no existe el teléfono. Esta tienda era muy conocida sobre todo por sus componentes electrónicos, tarjetas gráficas, de sonido, etc. Parece que ya no existe, al menos bajo esos números de teléfono.
Empiezo a impacientarme, ya me veo comprando una placa madre y un procesador nuevos ¡por un simple ventilador! Llamo a la tienda de la mañana, donde compre el disipador y ventilador AMD que no encajaba. Estoy pensando en desistir de mi búsqueda, ir a la tienda a que me devuelvan el dinero y esperar hasta el lunes para que resuelvan la papeleta. Después de varios tonos, me sale el contestador, serian las ocho de la tarde... entonces me paro en seco y decido hacer una ultima llamada.
Es a otra tienda bastante grande y conocida, me responde una mujer y me dice: ” Siempre algo se puede hacer, a malas se busca un ventilador pequeño en algún lado, vente hoy o mañana y lo miramos”. No lo pienso más, cojo y me voy al centro en el metro y llego a las calles en donde hay más tiendas de informática por km2 de España.
Veo que la tienda en cuestión esta llena de gente haciendo cola, y faltaran menos de diez minutos para cerrar. No hay tiempo para hacer cola, pero no desisto, me voy a otra tienda. Me dicen que no hay, que no los piden, porque no se fabrican. Me voy a otra y me dicen que pregunte “en tal otra tienda”, también de ellos. Llego allí casi con la persiana bajada, y le saco el ventilador y el disipador al dependiente y le pregunto ya bastante a la desesperada “ ¿Tienes algo como esto para un Pentium III?”. Y va el tio, y me dice: “Pues no lo sé, lo tengo que mirar”. A esto que un consumidor como yo que estaba hablando con él me dice “¡Ahí los tienes en ese estante!” Acto seguido el dependiente me dice “Espera aquí tengo más”. Yo estoy estupefacto, abrimos la cajita de la cosa y los tres empezamos a compararlos, y vemos que mas o menos se parecen, no son idénticos pero a malas podré quitarle el ventilador y ponérselo a mi disipador.
Llego a casa y después de comprobar que es imposible acoplar el nuevo disipador encima del procesador, opto por quitarle el ventilador y ponérselo a mi disipador de toda la vida. Enchufo y caramba: ¡Funciona!
Se mueve y se mueve bien, no se oyen ya esos ruidos atronadores y amenazadores y veo arrancar el sistema por la pantalla. Estoy salvado.
He sido víctima de los problemas de la tecnología que tenemos hoy en día. Una tecnología hecha para usar y tirar, hecha a medias incompatible adrede, para que el negocio siga funcionando a cada golpe de catástrofe e innovación, a golpe de ventas y beneficios a corto plazo cada vez que hacemos un upgrade o un replace.
Recuerdo que los procesadores i486 no necesitaban ningún tipo de disipador o ventilador. Todo empezó con la llegada de los Pentium y sus homólogos AMD. Incrementaron en millones los transistores, redujeron el tamaño de los procesadores para ello, el alto calor generado los hizo vulnerables. Se asaban de calor. Sin disipador de calor y ventilador se quemaban, y así sigue pasando con toda la gama de procesadores actuales.
El disipador de calor como su propio nombre indica se encarga de disipar el calor producido por el microprocesador por su constitución en forma de castillo de cobre, el ventilador es el encargado de la refrigeración, de bajar un poco la temperatura y de dar un respiro al microprocesador.
Los procesadores de hoy pueden hacer millones de operaciones en milisegundos pero los aviones y los transbordadores espaciales siguen usando el viejo i386, son mucho más fiables y estables.
El problema no es de la innovación en la tecnología, de hecho son las luchas entre los poderosos en nuestro sistema económico las que frenan a la innovación tecnológica con cara y ojos. Se atrasa la salida de nuevos y mejores inventos por ese mismo motivo, hay que vender antes todo lo fabricado, se perdería mucho dinero si toda la tecnología desfasada se quedara en los almacenes. Por ese mismo motivo, la tecnología desfasada o reemplazada por una aparentemente de mejor termina desapareciendo. No se tiene en cuenta la innovación tecnológica para cambiar la tecnología o desplazarla al trastero de los recuerdos, se tiene en cuenta tan solo el beneficio económico. Pero estamos hablando de informática. La inestabilidad de la tecnología que nos ha traído la informática, tanto en el hardware como en el software puede hacer que nos vayamos todos al garete.
Tenemos una tecnología muy especializada, pero es un entramado interminable de parches dependientes unos de otros, por eso no es una tecnología desarrollada o superior. No se tuvo en cuenta nunca la potencialidad tecnológica en si misma si no su resultante de negocio, de ahí lo que tenemos. La tecnología más perfecta es aquella que comete la función de herramienta de la forma más sencilla, me temo que si los microprocesadores son el cenit de la tecnología y lo más importante porque están en todo lo que nos rodea, nuestra tecnología es precaria y débil ante los imprevistos y el paso del tiempo. Si la actual tecnología es el referente de nuestra civilización, entonces nos hallamos en un grave problema, porque esta depende de un crecimiento hacia el infinito bajo el patrón del dinero, un crecimiento capaz de aniquilar nuestro planeta y relaciones sociales.
En nuestra sociedad los que tienen capacidad para crear problemas y conflictos se encargan también de disipar la verdad para que esta pierda la temperatura convirtiéndose estos problemas y conflictos en ecos lejanos de la fuente originaria. Su disipador son los partidos políticos, los grandes medios de comunicación, y la propaganda que bocean entre todos ellos. El aire fresco que nos hace olvidar la fuente de calor es provocada por sus ventiladores, son sus medidas políticas, los sueldos a fin de mes, y el estado del bien estar que queda, alivia realmente y sobre todo provoca un efecto ilusorio en la sociedad, hace que todo cobre un sentido para que el microprocesador siga funcionando.
Al igual que los nuevos microprocesadores nuestra sociedad corre a un ritmo vertiginoso, haciendo falta cada vez mas más disipadores y ventiladores, que resultan incompatibles conforme transcurre el tiempo porque la realidad ya ha cambiado y no hay vuelta atrás. Ya alguien ha decidido que no queden existencias en los almacenes, nos queda cruzar los dedos esperar no quemarnos. El ventilador que he comprado tiene una autonomía de 30.000 horas. ¿Cuanta autonomía le que queda a nuestra sociedad? ¿Cuanta autonomía le que queda a nuestro planeta?
Francesc Sánchez – Marlowe. 6 Marzo 2004.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.