La hora de los oficiales - por Francesc Sánchez

"El grupo de conjurados había establecido contactos previos con diversos generales y mariscales de campo descontentos con Hitler y los nazis, es con esta gente con la que contaba el grupo de Bendlerblock para tomar el control del ejercito y del país."

Memoria Histórica, cuando los nobles hicieron algo noble
La hora de los oficiales - por Francesc Sánchez

La figura del tirano a lo largo de la historia ha hecho que se comentan crímenes e injusticias bajo la impunidad del Estado. En nombre de la patria, la raza, la religión, la ideología o la democracia, siempre los tiranos han ejercido de conductores de una fuerza destructiva que forma parte de nosotros.

Muchos líderes hablan de la modernidad y prosperidad de la nación, las hazañas bélicas, la gloria, los imperios, y la protección. Para algunos estas cosas pueden tener una connotación positiva, sin embargo difícil es ver algo positivo por nadie en las guerras, la represión, o la extinción de pueblos enteros. Estas son algunas de las consecuencias más visibles del poder ejercido por los conductores, simples personas, muchas veces débiles, pero con un gran poder de adulación sobre los demás, líderes que se han convertido en tiranos.

La hora de los oficiales es el titulo que le puso la alemana ZDF a una reconstrucción que hizó acerca del intento de eliminar a uno de estos tiranos. Esta historia es la que voy a contar.

Nos situamos en la Europa de 1944, en plena Segunda Guerra Mundial. Las tropas alemanas han resultado duramente mermadas en el frente ruso, se ha perdido la batalla de Stalingrado frente a las tropas del ejercito rojo. En el frente occidental el 6 de junio de 1944 había empezado el desembarco de los aliados en las costas de Normandía. En la propia Alemania, la RAF británica bombardea las ciudades del norte y el desanimo se apodera de los alemanes. Dentro de los dominios alemanes la solución final para las minorías étnicas, religiosas e ideológicas, se acelera. Millones de judíos, gitanos, rojos y demás estigmatizados, se amontonan en los campos de concentración.

Lejos quedaba seguramente el ideal y las esperanzas de más del 90% de la población alemana, de llevar a su nación a la prosperidad y a la modernidad. Es en estas cuando la moral del ejercito se empezó a desmoronar. Fue entonces cuando un grupo de oficiales alemanes procedentes de la aristocracia prusiana tomo una determinación, el Führer debía ser eliminado.

El conde Helmut Jamen von Molke fue quizá el artífice de la conspiración en el seno del ejercito, aglutinando por afinidad y linaje, al también conde Von Watenburg, el general Von Stülpnagel y el barón Von Tresckow, entre otros. El plan de los conjurados tenía cuanto menos tres etapas.

La operación empezaba con la eliminación física de Hitler por medio de un atentado, con el máximo de precauciones, haciendo creíble una rebelión interna de elementos contrarios a la patria.

La segunda etapa consistiría en declarar el estado de excepción dentro de Alemania. Esta operación llamada Walkiria, sería la que serviría para tomar el control del ejercito aprovechando el estado de confusión generalizada. En el transcurso de la misma todos los integrantes de las SS y de la Gestapo serian desarmados y detenidos.

Esta segunda fase de la operación seguiría aprovechando el efecto de la confusión, y esperando un efecto de mimetismo por parte de los altos mandos militares. Resolviéndose esta cuestión, con la unión favorable al nuevo poder impuesto por los conjurados o con la consecuente detención.

La tercera fase sería la más ambiciosa. Establecer negociaciones con los aliados, firmar la paz, y establecer un nuevo gobierno en Alemania. El grupo de von Molke, quizá ingenuamente, o muy agudamente –si no olvidamos el frente oriental-, esperaba que tras la declaración de ese hipotético armisticio con los aliados, las democracias occidentales respetaran la soberanía alemana sin poner un solo pie en su tierra.

Fuera como fuera, la realidad de la puesta en practica de la teoría en lo que respeta a las dos primeras fases pudo tener cierto éxito. Perdidas dos intentonas que permanecieron en la más absoluta inopia del Führer, hubo una tercera oportunidad que se materializó.

Fue, el conde Klaus Schenk Von Stauffenberg el que articulo con su fuerza y decisión la puesta en practica de forma efectiva de la conspiración.

El coronel Klaus Shenk, conde de Stauffenberg, que había perdido el ojo izquierdo, la mano derecha y dos dedos de la mano izquierda en una batalla en el norte de Africa, fue el encargado de entregar el paquete.

El 20 de julio de 1944, Von Stauffenberg, acompañado de su ayuda de campo, se dirigió a una cita con el Füher y otros altos mandos militares en un búnker del Wolschanze –Bastión del Lobo-. Von Stauffenberg dejó debajo de la mesa una cartera con el mensaje de los conjurados, una carga explosiva de 975 gramos de dinamita.

La explosión aunque destrozó el búnker, tan solo quitó la vida a cuatro altos mandos del ejercito, hirió a otros cuantos con diversos daños, dejando ileso al objetivo de esta entrega.

Pero esto no lo sabía Von Stauffenberg. El joven coronel, saliendo de Wolschanze pudo observar los destrozos en el búnker efectuados por la bomba. Dando por muerto a Hitler, Von Stauffenberg se dirigió al encuentro de los conjurados en el cuartel general de Bendlerblock.

Las noticias sobre el atentado se difundieron rápidamente por los medios de comunicación tanto militares como civiles del régimen, pero en ningún caso se hablaba de la muerte de Hitler. Esta incógnita puso en un brete al grupo de von Molke. Fue de nuevo Von Stauffenberg quién les convenció para pasar a la fase dos: Walkiria.

El grupo de conjurados había establecido contactos previos con diversos generales y mariscales de campo descontentos con Hitler y los nazis, es con esta gente con la que contaba el grupo de Bendlerblock para tomar el control del ejercito y del país.

A sabiendas del fracaso del atentado, el grupo de Benderblock tiró adelante Walkiria viendo las posibilidades de éxito por la confusión generalizada y el mal estar existente en las tropas alemanas, para ello llegaron a emitir un comunicado en la Radio publica alemana que nunca llegó a radiarse.

Mientras Walkiria se desarrollaba, Hitler se reunía con Musolini en Alemania Oriental. El estado de excepción pese a las dificultades, se ordeno en todo el territorio Alemán, y también en la Francia ocupada. En París se detuvieron a todos los integrantes de las SS y de la Gestapo.

Pero la falta de noticias respecto a la muerte de Hitler y el posterior desmentido aguó todas las expectativas, los generales se echaron atrás. El Füher ordenó a las tropas de elite detener y ejecutar a los conjurados, las mismas tropas que momentos antes habían sido llamadas para proteger el cuartel general por la declaración del estado de excepción.

En Benderblock, todos los oficiales y soldados que habían participado en la operación de liquidación del tirano fueron ejecutados. En toda Alemania en los días siguientes, miles de funcionarios y soldados fueron detenidos y ejecutados, con el paso del tiempo otros oficiales de alta graduación morían en extrañas circunstancias.

La guerra siguió su curso hasta su fin. La muerte avanzó en los campos de batalla, en las ciudades bombardeadas y en los campos de concentración. Millones de personas perdieron la vida. Alemania fue ocupada por los ejércitos invasores, situandonde EE.UU, la Gran Bretaña y Francia en la zona occidental. Los soviéticos se ubicaron en la zona oriental, y tiempo después se impuso la partición del país en dos.

“Viva la Alemania Sagrada” gritó Von Stauffenberg antes de ser fusilado. Ni Von Stauffenberg ni el resto de conjurados se puede considerar que fueran demócratas. Sin mas eran aristócratas prusianos que habían terminado desempeñando su labor en el ejercito.

Procedían del linaje de los artífices de Alemania, de los compañeros de viaje del canciller Otto Von Bismarck, el que unió a los nobles alemanes e impulso la industrialización. Fueron los que en gran medida, después de la Primera Guerra Mundial, ya durante la República de Weimar auparon al poder al Partido Nacional Socialista. Con la llegada de los horrores del régimen se sentían defraudados, quizá les dolia la conciencia, y a su manera, quisieron corregir.

Hoy Alemania esta unida y forma parte de la Unión Europea. El ejercito soviético ya no esta en las regiones orientales, pero en cambio el ejercito norteamericano dispone aún en las regiones occidentales de bases militares. La soberanía alemana es muy discutible. Jamas retornaron las fronteras anteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial, parte oriental de Alemania hoy sigue formando parte de Polonia, y parte oriental de Polonia sigue formando parte de Ucrania. Hasta hace bien poco el ejercito alemán tenía prohibido desplazar tropas fuera de su territorio, hoy aunque participa en operaciones dentro del paraguas de la ONU o en el marco de la OTAN, sigue siendo visto con recelos desde el exterior.

El mundo de hoy es complejo, difícilmente podría darse -por el gran nivel de interdependencias que existen en los paises industrializados, y los ciertos margenes de libertades-, un régimen autoritario igual o similar al que soportó Alemania y Europa hace sesenta años. Sin embargo, es imposible no ver acciones en países lejanos, en manos de ejércitos de democracias muy libres estas, que se asemejan demasiado a los crímenes que cometieron en el pasado los ejércitos alemanes en manos de los nazis. Hoy como hace sesenta años en el mundo mal que nos pese hay campos de concentración y hay crímenes de guerra. No deben escaparse al intelecto crítico las políticas y acciones que se desarrollan en el seno de nuestras propias democracias. Han cambiado las formas y los envoltorios. Es por todas estas cuestiones, que no debemos perder de vista la historia, tratando de no llegar a repetir los mismos errores, evitando la creación de monstruos que solo traigan guerra y destrucción. Que no quede en balde la hazaña de Von Stauffenberg y tantos otros, que quizá demasiado tarde, y con drásticas decisiones –pero del todo acertadas en su tiempo-, trataron de paliar lo que habían permitido y ayudado a crear.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconfomista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 29 Octubre 2004.