Cuando los parias hablan - por Francesc Sánchez

"Cara a cara se ven dos hombres discutiendo en un plató de televisión. Se acercan unos comicios, pero aparentemente no se trata de un debate de candidatos a unas elecciones, hablan de la situación de los inmigrantes en el país, en concreto de los ilegales."

Voces soterradas en la ciudad de las culturas
Cuando los parias hablan - por Francesc Sánchez

Cara a cara se ven dos hombres discutiendo en un plató de televisión. Se acercan unos comicios, pero aparentemente no se trata de un debate de candidatos a unas elecciones, hablan de la situación de los inmigrantes en el país, en concreto de los ilegales.

El más mayor, de procedencia chilena, es presidente de una asociación de inmigrantes, tiene los papeles en regla, es legal. El más joven, es marroquí, no tiene los papeles en regla, es un ilegal. Han sido convocados para debatir después de una protesta y unos incidentes, una noticia, el encierro y el desalojo el pasado sábado en la catedral de Barcelona de más de mil personas.

“No fue conveniente y fue inoportuno” le dice el mayor al joven. Los sindicatos mayoritarios y algunas asociaciones de inmigrantes se posicionan de esta manera.

“No ha cambiado nada con el nuevo gobierno, ¿qué hacer?” Le espeta el joven al mayor. Diversas organizaciones, colectivos de izquierda y antisistema han apoyado a los inmigrantes en el encierro.

Existen en España más de dos millones de inmigrantes, 350.000 están pendientes de regularización, el número total de ilegales se desconoce. Los regularizados o pendientes de regularizar, trabajan y pagan sus impuestos. En cambio sus contratos son precarios, sus condiciones laborales malas, y sus derechos –en el caso de los pendientes de regularizar- inexistentes.

Muchos de ellos trabajan al margen de la ley en manos de empresarios desaprensivos, son explotados. Un gran número de mujeres inmigrantes indocumentadas, ejercen la prostitución, son obligadas a ello. La falta de papeles, el hambre, y el miedo a la deportación a sus países de origen les impide salir de este circulo vicioso. Son los nuevos esclavos.

Todo empieza en sus países de origen. Da lo mismo lo lejos que se encuentren de España, vendrán a buscar una vida mejor desde Pakistán, Bolivia o Bulgaria. La pobreza, las guerras, la delincuencia, el hambre, o la represión ejercida por sus gobiernos, les traerán para aquí. Un día cogerán la maleta y empezaran un largo viaje a la tierra prometida para sobrevivir. Muchos de ellos caerán en manos de mafias, les robaran todos sus ahorros, y quizá les dejaran morir en las aguas del estrecho de Gibraltar. Los que consiguen llegar si no son deportados, encontraran nuevas dificultades. Un día despertaran y hablaran, se encerraran en la catedral de Barcelona. Dirán que quieren papeles para poder trabajar, tener sus derechos, tener una casa, un coche, una vida digna. Tal cual ven en la televisión. Algunos lo conseguirán, y se olvidaran de sus semejantes en condición de nuevos parias sin tierra, estos ya serán ciudadanos.

Los europeos durante siglos exploraron el mundo, lo ocuparon, lo dominaron y lo expoliaron. Después de la primera y segunda guerras mundiales nuevas naciones vieron la luz, se independizaron, fue la aparición del tercer mundo. La descolonización dio paso a una nueva concepción del mundo, cayeron los imperios coloniales pero continuaron los económicos, dominando en todo momento esas nuevas naciones. Desde entonces las economías de esas naciones con regímenes políticos corruptos y autoritarios han estado subyugadas a Occidente. Los intentos de independencia económica del tercer mundo han fracasado por si solos, o con ayuda de Occidente.

Vinieron, vienen y seguirán viniendo por su propia supervivencia. También por interés de muchos empresarios, “hace falta mano de obra”, y si es barata, mejor. Es esta disyuntiva en donde se ha de enmarcar la sospecha en algunos casos, del efecto llamada hacia Occidente. La nulidad de derechos por falta de papeles, interesa.

¿Qué hacer? Comprender, hablar, y ayudar si así lo quieren, de forma incondicional. Ellos tienen sus creencias, ideologías, y su forma de organizarse. Mientras estén en esta tierra de mal acogida, ellos y no otros son los que tienen que decidir que hacer con su presente. La ley de extranjería –de expulsión- tiene sus antípodas en el Estado de Israel –aunque solo en el caso de ser judío y en otras circunstancias-, la ley de retorno, las consecuencias son nefastas. El sentido común, el respeto a los derechos humanos, y una nueva concepción del mundo dentro y fuera de nuestras fronteras, serán los primeros pasos para encontrar alguna solución. Regularizados, si lo desean, -dentro de las leyes establecidas-, se integraran de la misma manera que un iberico.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Junio 2004.

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