El difícil camino hacia el Renacimiento en la Escuela Pública - por Francesc Sánchez
"El nuevo ejecutivo antes de serlo en su campaña electoral planteó la Educación como uno de los pilares fundamentales para la modernización del país. Es esta cuestión la que gracias a las propuestas de Mª Jesús Sansegundo vamos a tratar."
A vueltas con la Educación
El difícil camino hacia el Renacimiento en la Escuela Pública
por Francesc Sánchez
El nuevo ejecutivo antes de serlo en su campaña electoral planteó la Educación como uno de los pilares fundamentales para la modernización del país. Es esta cuestión la que gracias a las propuestas de Mª Jesús Sansegundo vamos a tratar.
Mª Jesús Sansegundo Gómez de Cadiñanos ministra de Educación y Ciencia ha adelantado las propuestas del cambio educativo, la nueva reforma -y ya van unas cuantas en los últimos años, cada cual peor- como era de esperar no esta falta de polémica. El caballo de batalla de Sansegundo pese a sus reticencias y las cautelas del nuevo ejecutivo es la cuestión de la Religión. No es que esta materia optativa sea el principal de los problemas que tienen los planes de estudio de nuestro país, pero como es sabido cuando se imponen las cuestiones divinas, difícil es discernir porque con Dios hemos topado. Se trata de un asunto de valores extraterrenales, de metafísica.
Si alguien quería encontrar una cuadratura del circulo sin medios geométricos, usando la razón y el concenso sin herir ninguna sensibilidad ni creencia –y sobre todo poder-, que permanezca atento a Zapatero.
Es en estas en medio de la lógica tendencia de la laicidad –y propia coherencia económica- cuando el ejecutivo se replantea el Concordato con la Santa Sede para dejar de pagar cuentas divinas. Hay que recordar que el Estado esta pagando los gastos a la Iglesia Católica en virtud de la desamortización agraria de Mendizábal –la que expropió algunos bienes eclesiásticos y que se remonta a principios del siglo XIX-, y también por la propia herencia Franquista. El sondeo del gobierno sobre cualquier planteamiento de esta seria cuestión acto seguido es interpretado por los fundamentalistas cristianos como la vuelta a la quema de las iglesias. Seamos seriosos, y que nadie tiente o provoque al laico a provocar estos delitos. Lo que es del Estado es del Estado y lo que es de la Iglesia que Dios o el Vaticano provenga –en su defecto sus usuarios-.
Me iba por las ramas, lo que quería decir: Son el Estado y la propia comunidad educativa, y no otros los que deben hacer los planes de estudios, en su defecto es la sociedad civil –incluidos los creyentes- los que deben defender o criticar los cambios que el ejecutivo realice en los planes de estudio, en ningún momento el poder eclesiástico.
Es en estas, en las que la Religión Católica no desaparece de las escuelas publicas, si no que se conserva como materia opcional, en prejuicio de los no creyentes o sencillamente no cristianos, en cuanto el partido de la oposición –el que se fundamenta en los valores cristianos- arremete contra el ejecutivo de atacar a los creyentes. Deberían saber los mandos del Partido Popular que en España no se ha atacado nunca a los creyentes de la Religión Católica –si a los de las demás confesiones y siempre a los no creyentes-, máximo se atacó al poder clerical cuando inducía desde sus púlpitos –antes de la guerra civil- a actos terroristas, el mismo poder que no dudó, durante la guerra civil a apoyar a los que se alzaron en armas contra el poder legitimo de la República Española. Si alguien quiere pruebas de estos episodios, donde naturalmente pagaron también justos por pecadores, que se remita a los libros de historia o las hemerotecas para comprobar como el Régimen Anterior, se apropio de la Religión Católica con plena complicidad del poder clerical para declarar la cruzada contra los rojos. La que lamentablemente duró en esos mismos términos hasta la muerte del dictador. Y es que claro, los actuales planes de estudios –y que decir de los anteriores- no prestan demasiado importancia a la Memoria Histórica más reciente. Y así vamos.
La ministra de Educación ha planteado la creación de una nueva materia, la llamada Educación para la Ciudadanía, y como bien nos hacen recordar desde un sindicato de profesores de Religión que temen perder su puesto de trabajo, puede recordar a una actualización de aquella vieja Formación del Espíritu Nacional. Esta materia lejos de representar esa vieja enseñanza franquista –parece ser- que va encaminada a educar a los alumnos en valores cívicos y democráticos, respeto a la diversidad, y tolerancia hacia el prójimo. Bien pensando podría ser una oportunidad no solo para que los chavales aprendiesen sus derechos y obligaciones si no para hacer un repaso a los diversos sistemas políticos y sociales que han habido y hay por ende del globo. Todo sea por el bien de la ciudadanía.
Y efectivamente, todo cambio en los planes de estudio –por muy mal que se hayan hecho las cosas anteriormente- pasa por reciclar y actualizar el profesorado, tanto los que hoy dan Religión como los que dan cualquier otra materia. Esta cuestión se debe tener en cuenta muy seriamente, pero no debería entorpecer el renacimiento de la educación en nuestro país.
El estudio de las religiones, todas ellas a modo comparado y escrupulosamente bajo el marco de la historia, y las ideas –Filosofía-, no solo es acertado si no necesario, más en una sociedad –la española- en donde la ciudadanía profesa credos diferentes. También no es menos importante que los chavales tengan conocimiento de estas cuestiones para entender el mundo que nos rodea, si no corremos el riesgo de que caigan en las garras de la manipulación y el enfrentamiento. Hechos de los cuales lamentablemente tenemos pruebas fehacientes tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Otras cuestiones no menos importantes como lo es la cuestión de la supresión de la Revalida, y la imposición de nuevo de la Selectividad, las encuentro apropiadas. Algún resorte estatal igualitario –no tanto para aumentar o disminuir méritos de cara a la universidad si no como constatación de conocimientos- debe de haber para los estudiantes que provengan de la enseñanza privada. De lo contrario podríamos contemplar una realidad virtual en donde quién dispone de más rentas obtiene facilidades de estudios y quién no las dispone es desterrado de la educación. ¿A alguien le suena esto?
Pero el nuevo ejecutivo debería intentar comprender que la Educación no debe obedecer a las leyes del mercado, si no a las de los Padres del Conocimiento de nuestra propia antigüedad mediterránea y oriental. En otras palabras, los chavales a cierta edad –después de un aprendizaje igualitario- deberían poder estudiar lo que deseasen, y no verse obligados por las dinámicas impositorias de las notas de corte a conformase a estudiar lo que les alcanza. Puede que haya personas que me objeten que esto es imposible, yo me limito a constatar que el actual sistema educativo no funciona, existe un número de fracaso escolar considerable y muy pocas personas son capaces de estudiar lo que desean. Si difícil es optar al puesto de trabajo que uno desea, el Estado debería por lo menos permitir que sus ciudadanos se formasen en lo que deseen. Más vale estudiantes y trabajadores por vocación que fracaso escolar e incompetentes por doquier.
Más allá del adoctrinamiento religioso -por si habían quedado dudas- que si por mi fuera desapareceria de los planes de estudios por una serie de razones que exceden este artículo, quiero decir que con la Educación nos lo jugamos todo. La Educación es esencial para el desarrollo de las personas y consecuentemente la propia sociedad, en la medida que los propios alumnos se formen y creen su propia conciencia y sentido crítico con lo que les rodea tendremos una sociedad mejor, y en la realización de este nuevo Renacimiento todos en mayor o menor medida somos responsables.
Francesc Sánchez – Marlowe
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 29 Septiembre 2004.
Artículos realacionados en el Suplemento: - La educación, sus leyes y su reacción
A vueltas con la Educación
El difícil camino hacia el Renacimiento en la Escuela Pública
por Francesc Sánchez
El nuevo ejecutivo antes de serlo en su campaña electoral planteó la Educación como uno de los pilares fundamentales para la modernización del país. Es esta cuestión la que gracias a las propuestas de Mª Jesús Sansegundo vamos a tratar.
Mª Jesús Sansegundo Gómez de Cadiñanos ministra de Educación y Ciencia ha adelantado las propuestas del cambio educativo, la nueva reforma -y ya van unas cuantas en los últimos años, cada cual peor- como era de esperar no esta falta de polémica. El caballo de batalla de Sansegundo pese a sus reticencias y las cautelas del nuevo ejecutivo es la cuestión de la Religión. No es que esta materia optativa sea el principal de los problemas que tienen los planes de estudio de nuestro país, pero como es sabido cuando se imponen las cuestiones divinas, difícil es discernir porque con Dios hemos topado. Se trata de un asunto de valores extraterrenales, de metafísica.
Si alguien quería encontrar una cuadratura del circulo sin medios geométricos, usando la razón y el concenso sin herir ninguna sensibilidad ni creencia –y sobre todo poder-, que permanezca atento a Zapatero.
Es en estas en medio de la lógica tendencia de la laicidad –y propia coherencia económica- cuando el ejecutivo se replantea el Concordato con la Santa Sede para dejar de pagar cuentas divinas. Hay que recordar que el Estado esta pagando los gastos a la Iglesia Católica en virtud de la desamortización agraria de Mendizábal –la que expropió algunos bienes eclesiásticos y que se remonta a principios del siglo XIX-, y también por la propia herencia Franquista. El sondeo del gobierno sobre cualquier planteamiento de esta seria cuestión acto seguido es interpretado por los fundamentalistas cristianos como la vuelta a la quema de las iglesias. Seamos seriosos, y que nadie tiente o provoque al laico a provocar estos delitos. Lo que es del Estado es del Estado y lo que es de la Iglesia que Dios o el Vaticano provenga –en su defecto sus usuarios-.
Me iba por las ramas, lo que quería decir: Son el Estado y la propia comunidad educativa, y no otros los que deben hacer los planes de estudios, en su defecto es la sociedad civil –incluidos los creyentes- los que deben defender o criticar los cambios que el ejecutivo realice en los planes de estudio, en ningún momento el poder eclesiástico.
Es en estas, en las que la Religión Católica no desaparece de las escuelas publicas, si no que se conserva como materia opcional, en prejuicio de los no creyentes o sencillamente no cristianos, en cuanto el partido de la oposición –el que se fundamenta en los valores cristianos- arremete contra el ejecutivo de atacar a los creyentes. Deberían saber los mandos del Partido Popular que en España no se ha atacado nunca a los creyentes de la Religión Católica –si a los de las demás confesiones y siempre a los no creyentes-, máximo se atacó al poder clerical cuando inducía desde sus púlpitos –antes de la guerra civil- a actos terroristas, el mismo poder que no dudó, durante la guerra civil a apoyar a los que se alzaron en armas contra el poder legitimo de la República Española. Si alguien quiere pruebas de estos episodios, donde naturalmente pagaron también justos por pecadores, que se remita a los libros de historia o las hemerotecas para comprobar como el Régimen Anterior, se apropio de la Religión Católica con plena complicidad del poder clerical para declarar la cruzada contra los rojos. La que lamentablemente duró en esos mismos términos hasta la muerte del dictador. Y es que claro, los actuales planes de estudios –y que decir de los anteriores- no prestan demasiado importancia a la Memoria Histórica más reciente. Y así vamos.
La ministra de Educación ha planteado la creación de una nueva materia, la llamada Educación para la Ciudadanía, y como bien nos hacen recordar desde un sindicato de profesores de Religión que temen perder su puesto de trabajo, puede recordar a una actualización de aquella vieja Formación del Espíritu Nacional. Esta materia lejos de representar esa vieja enseñanza franquista –parece ser- que va encaminada a educar a los alumnos en valores cívicos y democráticos, respeto a la diversidad, y tolerancia hacia el prójimo. Bien pensando podría ser una oportunidad no solo para que los chavales aprendiesen sus derechos y obligaciones si no para hacer un repaso a los diversos sistemas políticos y sociales que han habido y hay por ende del globo. Todo sea por el bien de la ciudadanía.
Y efectivamente, todo cambio en los planes de estudio –por muy mal que se hayan hecho las cosas anteriormente- pasa por reciclar y actualizar el profesorado, tanto los que hoy dan Religión como los que dan cualquier otra materia. Esta cuestión se debe tener en cuenta muy seriamente, pero no debería entorpecer el renacimiento de la educación en nuestro país.
El estudio de las religiones, todas ellas a modo comparado y escrupulosamente bajo el marco de la historia, y las ideas –Filosofía-, no solo es acertado si no necesario, más en una sociedad –la española- en donde la ciudadanía profesa credos diferentes. También no es menos importante que los chavales tengan conocimiento de estas cuestiones para entender el mundo que nos rodea, si no corremos el riesgo de que caigan en las garras de la manipulación y el enfrentamiento. Hechos de los cuales lamentablemente tenemos pruebas fehacientes tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Otras cuestiones no menos importantes como lo es la cuestión de la supresión de la Revalida, y la imposición de nuevo de la Selectividad, las encuentro apropiadas. Algún resorte estatal igualitario –no tanto para aumentar o disminuir méritos de cara a la universidad si no como constatación de conocimientos- debe de haber para los estudiantes que provengan de la enseñanza privada. De lo contrario podríamos contemplar una realidad virtual en donde quién dispone de más rentas obtiene facilidades de estudios y quién no las dispone es desterrado de la educación. ¿A alguien le suena esto?
Pero el nuevo ejecutivo debería intentar comprender que la Educación no debe obedecer a las leyes del mercado, si no a las de los Padres del Conocimiento de nuestra propia antigüedad mediterránea y oriental. En otras palabras, los chavales a cierta edad –después de un aprendizaje igualitario- deberían poder estudiar lo que deseasen, y no verse obligados por las dinámicas impositorias de las notas de corte a conformase a estudiar lo que les alcanza. Puede que haya personas que me objeten que esto es imposible, yo me limito a constatar que el actual sistema educativo no funciona, existe un número de fracaso escolar considerable y muy pocas personas son capaces de estudiar lo que desean. Si difícil es optar al puesto de trabajo que uno desea, el Estado debería por lo menos permitir que sus ciudadanos se formasen en lo que deseen. Más vale estudiantes y trabajadores por vocación que fracaso escolar e incompetentes por doquier.
Más allá del adoctrinamiento religioso -por si habían quedado dudas- que si por mi fuera desapareceria de los planes de estudios por una serie de razones que exceden este artículo, quiero decir que con la Educación nos lo jugamos todo. La Educación es esencial para el desarrollo de las personas y consecuentemente la propia sociedad, en la medida que los propios alumnos se formen y creen su propia conciencia y sentido crítico con lo que les rodea tendremos una sociedad mejor, y en la realización de este nuevo Renacimiento todos en mayor o menor medida somos responsables.
Francesc Sánchez – Marlowe
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 29 Septiembre 2004.
Artículos realacionados en el Suplemento: - La educación, sus leyes y su reacción