La solución final palestina enrutada desde Washington - por Francesc Sánchez
En Palestina se están matando, parece que siempre fue así, al menos desde que tengo uso de razón, siempre he contemplado esa Palestina de la lucha de las piedras contra tanques que es la llamada Intifada, y esos crímenes de guerra que ejecutan en forma de represalias contra el pueblo, después de un atentado terrorista.
Colin Powell, mandado por su jefe George W. Bush el presidente del mundo -amigo de Aznar y, de los amigos de Aznar-, se reúne con rangos políticos israelitas y palestinos, todo sea por limpiar -aparentemente- la cara norteamericana ante el mundo islámico, después del sucio polvo de los desiertos del vecino Iraq destrozado y ocupado por sus huestes. Lo que llevan entre manos es un nuevo plan de paz, consultado por el cuarteto de Madrid: Rusia, Unión Europea, EE.UU, NN.UU, y artistas invitados.
La música repetitiva de tan singular pieza para la paz, es conseguir que palestinos e israelitas sigan la ruta marcada desde Washington: acabar con el terrorismo de las milicias palestinas, constituir un Estado Palestino, retirar los soldados israelitas de los territorios palestinos, terminar con las represalias contra el pueblo palestino, y desmantelar los asentamientos de los colonos en territorio palestino –en un principio realizados a partir del 2001-.
Los colonos israelitas están en contra, las milicias palestinas también. Los primeros porque consideran que la tierra que habitan es de su posesión, los segundos porque el plan de paz no habla de lo importante.
La historia del conflicto entre palestinos e israelitas es turbulenta. Me limitare a recordar que desde la retirada de los británicos de Palestina y, la llegada de los primeros judíos -a su vuelta de la gran diáspora enprendida en tiempos bíblicos- hasta nuestros días, se han sucedido guerras abiertas: cómo la guerra de los seis días* o la guerra del Yom Kipur*, e innumerables guerras cerradas o encubiertas, donde los atentados contra los israelitas y las represalias contra la población civil palestina han pasado a ser algo rutinario. El resultado de este corolario sanguinario ha sido la muerte de miles de palestinos e israelitas.
Más de dos millones de palestinos se encuentran desplazados en el Líbano, Siria, Jordania, y en menor medida exiliados también en Europa y otras regiones del mundo. Sus tierras las ocupan los colonos israelitas que hoy tienen el convencimiento que esas tierras ocupadas tiempo atrás, son ahora suyas. Los territorios ocupados por el Estado de Israel después de las refriegas armadas pertenecen tanto a Palestina, cómo a Siria, Egipto, Jordania y el Líbano.
Tema aparte es la ciudad de Jerusalén, hoy dividida en una zona israelita y otra palestina. Las reliquias musulmanas y judías se superponen entre sí en algunos lugares, sirva de ejemplo el famoso “muro de las lamentaciones judío”: los más fundamentalistas creyentes del judaísmo consideran que se debería excavar varios metros más en el interior de la tierra para mostrar mejor el muro, el problema es que de hacerlo, la mezquita más valorada por los musulmanes, a pocos metros del famoso muro, se desmoronaría contra el suelo.
En cuanto a las milicias armadas que luchan contra el Estado de Israel son tan variopintas como los enemigos de Israel:
- Organización Abu Nidal, ANO, también denominada Consejo Revolucionario de Al Fatah, Brigadas Revolucionarias Arabes, Septiembre Negro y Organización Revolucionaria de los Musulmanes Socialistas.
- Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa.
- Yihad Islámica Palestina HEZBOLLA.
- Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP).
- Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General,
- Hamas-Izz al-Din al Qassem, ala terrorista de Hamás.
Constan como organizaciones terroristas en las listas de terrorismo internacional de los EE.UU y de la Unión Europea. Su frente de lucha es común, sus principios fundacionales y fines son diferentes. La creación de un Estado Palestino, en caso omiso de llamada al orden de todos estos grupos podría significar la creación de una guerra interior entre palestinos.
Ahí empezamos a entender la visión norteamericana en contra del terrorismo internacional, y su plan de paz. De nada importante se habla, no se fijan fronteras para el nuevo Estado Palestino, ni habla de la cuestión importante de los desplazados. Se genere o no, un conflicto armado entre palestinos, la paz de los vencidos o esa otra de los cementerios se ajusta más a la realidad. Abu Mazen el presunto nuevo primer ministro palestino parece resuelto a seguir esa hoja o mapa de ruta.
El conflicto palestino-israelí, y este plan de paz, son una ciudad de horrores, sufrimiento y mentiras. Las capas superpuestas cubren los anteriores estratos. Difícilmente algo así puede llegar a buen puerto, ningún conflicto omitiendo la verdad se puede solucionar. La desesperación de los palestinos – mas allá de la diversidad de todos esos grupos – es algo compartido, compacto e impredecible que acabara emergiendo a borbotones, a menos que el trato sea igualitario, o se les haga desaparecer.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona. 17 Mayo 2003.
* Reportaje detallado sobre la historia de los hechos del conflicto palestino-israelí - Palestina - Israel: cronología de un conflicto
- Artículos relacionados en el Suplemento: - Oriente próximo: conflicto palestino - israelí
Colin Powell, mandado por su jefe George W. Bush el presidente del mundo -amigo de Aznar y, de los amigos de Aznar-, se reúne con rangos políticos israelitas y palestinos, todo sea por limpiar -aparentemente- la cara norteamericana ante el mundo islámico, después del sucio polvo de los desiertos del vecino Iraq destrozado y ocupado por sus huestes. Lo que llevan entre manos es un nuevo plan de paz, consultado por el cuarteto de Madrid: Rusia, Unión Europea, EE.UU, NN.UU, y artistas invitados.
La música repetitiva de tan singular pieza para la paz, es conseguir que palestinos e israelitas sigan la ruta marcada desde Washington: acabar con el terrorismo de las milicias palestinas, constituir un Estado Palestino, retirar los soldados israelitas de los territorios palestinos, terminar con las represalias contra el pueblo palestino, y desmantelar los asentamientos de los colonos en territorio palestino –en un principio realizados a partir del 2001-.
Los colonos israelitas están en contra, las milicias palestinas también. Los primeros porque consideran que la tierra que habitan es de su posesión, los segundos porque el plan de paz no habla de lo importante.
La historia del conflicto entre palestinos e israelitas es turbulenta. Me limitare a recordar que desde la retirada de los británicos de Palestina y, la llegada de los primeros judíos -a su vuelta de la gran diáspora enprendida en tiempos bíblicos- hasta nuestros días, se han sucedido guerras abiertas: cómo la guerra de los seis días* o la guerra del Yom Kipur*, e innumerables guerras cerradas o encubiertas, donde los atentados contra los israelitas y las represalias contra la población civil palestina han pasado a ser algo rutinario. El resultado de este corolario sanguinario ha sido la muerte de miles de palestinos e israelitas.
Más de dos millones de palestinos se encuentran desplazados en el Líbano, Siria, Jordania, y en menor medida exiliados también en Europa y otras regiones del mundo. Sus tierras las ocupan los colonos israelitas que hoy tienen el convencimiento que esas tierras ocupadas tiempo atrás, son ahora suyas. Los territorios ocupados por el Estado de Israel después de las refriegas armadas pertenecen tanto a Palestina, cómo a Siria, Egipto, Jordania y el Líbano.
Tema aparte es la ciudad de Jerusalén, hoy dividida en una zona israelita y otra palestina. Las reliquias musulmanas y judías se superponen entre sí en algunos lugares, sirva de ejemplo el famoso “muro de las lamentaciones judío”: los más fundamentalistas creyentes del judaísmo consideran que se debería excavar varios metros más en el interior de la tierra para mostrar mejor el muro, el problema es que de hacerlo, la mezquita más valorada por los musulmanes, a pocos metros del famoso muro, se desmoronaría contra el suelo.
En cuanto a las milicias armadas que luchan contra el Estado de Israel son tan variopintas como los enemigos de Israel:
- Organización Abu Nidal, ANO, también denominada Consejo Revolucionario de Al Fatah, Brigadas Revolucionarias Arabes, Septiembre Negro y Organización Revolucionaria de los Musulmanes Socialistas.
- Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa.
- Yihad Islámica Palestina HEZBOLLA.
- Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP).
- Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General,
- Hamas-Izz al-Din al Qassem, ala terrorista de Hamás.
Constan como organizaciones terroristas en las listas de terrorismo internacional de los EE.UU y de la Unión Europea. Su frente de lucha es común, sus principios fundacionales y fines son diferentes. La creación de un Estado Palestino, en caso omiso de llamada al orden de todos estos grupos podría significar la creación de una guerra interior entre palestinos.
Ahí empezamos a entender la visión norteamericana en contra del terrorismo internacional, y su plan de paz. De nada importante se habla, no se fijan fronteras para el nuevo Estado Palestino, ni habla de la cuestión importante de los desplazados. Se genere o no, un conflicto armado entre palestinos, la paz de los vencidos o esa otra de los cementerios se ajusta más a la realidad. Abu Mazen el presunto nuevo primer ministro palestino parece resuelto a seguir esa hoja o mapa de ruta.
El conflicto palestino-israelí, y este plan de paz, son una ciudad de horrores, sufrimiento y mentiras. Las capas superpuestas cubren los anteriores estratos. Difícilmente algo así puede llegar a buen puerto, ningún conflicto omitiendo la verdad se puede solucionar. La desesperación de los palestinos – mas allá de la diversidad de todos esos grupos – es algo compartido, compacto e impredecible que acabara emergiendo a borbotones, a menos que el trato sea igualitario, o se les haga desaparecer.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona. 17 Mayo 2003.
* Reportaje detallado sobre la historia de los hechos del conflicto palestino-israelí - Palestina - Israel: cronología de un conflicto
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