Inabarcable - por Francesc Sánchez
"Inabarcable. Lo sucedido en el Sudeste Asiático va a marcar un antes y un después en eso que llaman la Civilización Global. Los ya 145.000 muertos directos superan las profecías que durante estos días estabamos haciendo."
Catástrofe en el Sudeste Asiático
El Ojo Crítico - Francesc Sánchez
Inabarcable
Inabarcable. Lo sucedido en el Sudeste Asiático va a marcar un antes y un después en eso que llaman la Civilización Global. Los ya 145.000 muertos directos superan las profecías que durante estos días estabamos haciendo. La cifra de heridos será el doble, la de afectados directos rondara fácilmente los diez millones. De los cuales muchos morirán por enfermedades, quién sabe si duplicando o triplicando las cifras de muertos durante meses o años. Afectados indirectos lo van a ser todos y cada uno de los que habitan los países que han recibido la subida de las aguas.
La Unión Europea, a principios de semana, empezó donando tres millones de euros y al poco EEUU donó otros tantos. Cifras ridículas que con el paso de los días se han ido incrementando, en el primer caso a 30 millones en el segundo a 60 millones, como si de una competición del buen samaritano se tratase. Creándose también, al más estilo Iraq postmoderno, conferencias de donantes, también bicéfalas, para la reconstrucción. El Banco Mundial ya ha decidido donar 250 millones de dólares más.
Pero no habrá suficiente. Kofi Annan, el secretario general de las Naciones Unidas, ya ha manifestado que “lo que ha pasado es una catástrofe global sin precedentes y requiere de una respuesta global sin precedentes”. Lleva razón, la catástrofe, aunque nos cuentan la mitad, no tiene precedentes y la rapiña será como en Iraq, también sin precedentes. Las regiones del Sudeste Asiático eran ya antes de la tragedia un mercado emergente para las grandes multinacionales, hoy después de la tragedia lo serán doblemente. Pero lo veo difícil, va ser difícil con o sin intereses paliar el daño de forma efectiva, harían falta miles de millones de euros por año, cambiar gobiernos, cambiar sus sociedades, repartir proporcionalmente entre los habitantes de esas regiones las ganancias del turismo, de las factorías, de las petroleras. Haría falta no sólo poner en los océanos boyas detectoras de tsunamis, haría falta reducir el calentamiento de la tierra. Haría falta diseñar un protocolo real para disminuir la emisión de gases contaminantes y pesados para la atmósfera, algo que fuera mucho más allá de la falacia del Protocolo de Kyoto. El planeta debería optar por un crecimiento sostenible, autosuficiente regionalmente, y ecológico en la medida de lo posible. Para ello deberíamos substituir drásticamente la energía procedente de los hidrocarburos por energías limpias. Correr el riesgo de innovar en la energía nuclear o cambiar de sistema de vida. Haria falta todo esto y además a sabiendas que la primera fractura y sus consecuencias son ya irreparables.
Para llevarlo a cabo todo esto haría falta un (...) He preferido omitir mis propias opciones -que son varias, entre ellas contempladas y rebatidas las más en boga desde sectores políticos totalmente contrarios-, porque desviaría demasiado la atención de lo que quiero transmitir. La naturaleza –Gaia- está enferma, porque en gran medida la hemos maltratado y envenenado, y desde el subsuelo se está rebelando. Por si no hubiera suficientes problemas ya en el mundo, ahora tenemos otro y definitivo, el cambio geológico.
Como decía, la Catástrofe del Sudeste Asiático es inabarcable, y el mundo hoy se encuentra, todo él en una nueva encrucijada, puede ser la última, ya ha tenido su primera señal.
Siento ser tan catatrastrofista, geologicamente hablando. Quizá sea cuestión de volver a inventar, y hacer hipótesis, como los antiguos, y a ver que pasa.
Prospero año nuevo.
Francesc Sánchez - Marlowe.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 31 Diciembre 2004.
+ Nuevo espacio - Catástrofe en el Sudeste Asiático - ir a verlo
Catástrofe en el Sudeste Asiático
El Ojo Crítico - Francesc Sánchez
Inabarcable
Inabarcable. Lo sucedido en el Sudeste Asiático va a marcar un antes y un después en eso que llaman la Civilización Global. Los ya 145.000 muertos directos superan las profecías que durante estos días estabamos haciendo. La cifra de heridos será el doble, la de afectados directos rondara fácilmente los diez millones. De los cuales muchos morirán por enfermedades, quién sabe si duplicando o triplicando las cifras de muertos durante meses o años. Afectados indirectos lo van a ser todos y cada uno de los que habitan los países que han recibido la subida de las aguas.
La Unión Europea, a principios de semana, empezó donando tres millones de euros y al poco EEUU donó otros tantos. Cifras ridículas que con el paso de los días se han ido incrementando, en el primer caso a 30 millones en el segundo a 60 millones, como si de una competición del buen samaritano se tratase. Creándose también, al más estilo Iraq postmoderno, conferencias de donantes, también bicéfalas, para la reconstrucción. El Banco Mundial ya ha decidido donar 250 millones de dólares más.
Pero no habrá suficiente. Kofi Annan, el secretario general de las Naciones Unidas, ya ha manifestado que “lo que ha pasado es una catástrofe global sin precedentes y requiere de una respuesta global sin precedentes”. Lleva razón, la catástrofe, aunque nos cuentan la mitad, no tiene precedentes y la rapiña será como en Iraq, también sin precedentes. Las regiones del Sudeste Asiático eran ya antes de la tragedia un mercado emergente para las grandes multinacionales, hoy después de la tragedia lo serán doblemente. Pero lo veo difícil, va ser difícil con o sin intereses paliar el daño de forma efectiva, harían falta miles de millones de euros por año, cambiar gobiernos, cambiar sus sociedades, repartir proporcionalmente entre los habitantes de esas regiones las ganancias del turismo, de las factorías, de las petroleras. Haría falta no sólo poner en los océanos boyas detectoras de tsunamis, haría falta reducir el calentamiento de la tierra. Haría falta diseñar un protocolo real para disminuir la emisión de gases contaminantes y pesados para la atmósfera, algo que fuera mucho más allá de la falacia del Protocolo de Kyoto. El planeta debería optar por un crecimiento sostenible, autosuficiente regionalmente, y ecológico en la medida de lo posible. Para ello deberíamos substituir drásticamente la energía procedente de los hidrocarburos por energías limpias. Correr el riesgo de innovar en la energía nuclear o cambiar de sistema de vida. Haria falta todo esto y además a sabiendas que la primera fractura y sus consecuencias son ya irreparables.
Para llevarlo a cabo todo esto haría falta un (...) He preferido omitir mis propias opciones -que son varias, entre ellas contempladas y rebatidas las más en boga desde sectores políticos totalmente contrarios-, porque desviaría demasiado la atención de lo que quiero transmitir. La naturaleza –Gaia- está enferma, porque en gran medida la hemos maltratado y envenenado, y desde el subsuelo se está rebelando. Por si no hubiera suficientes problemas ya en el mundo, ahora tenemos otro y definitivo, el cambio geológico.
Como decía, la Catástrofe del Sudeste Asiático es inabarcable, y el mundo hoy se encuentra, todo él en una nueva encrucijada, puede ser la última, ya ha tenido su primera señal.
Siento ser tan catatrastrofista, geologicamente hablando. Quizá sea cuestión de volver a inventar, y hacer hipótesis, como los antiguos, y a ver que pasa.
Prospero año nuevo.
Francesc Sánchez - Marlowe.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 31 Diciembre 2004.
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