La claudicación del León de Damasco - por Francesc Sánchez
"La retirada del ejército sirio de El Líbano obedece al cumplimiento de la resolución 1559 de las Naciones Unidas, la cual reclama —conforme al acuerdo de Taif— que "todas las tropas extranjeras deben de abandonar el país".
Más allá de la retirada de unas tropas
La claudicación del León de Damasco - por Francesc Sánchez
La retirada del ejército sirio de El Líbano obedece al cumplimiento de la resolución 1559 de las Naciones Unidas, la cual reclama —conforme al acuerdo de Taif— que "todas las tropas extranjeras deben de abandonar el país".
El repliegue de las tropas sirias se produce cinco años después de la retirada del ejército israelí del sur del país. Hasta aquí, haciendo un ejercicio de abstracción, pudiera parecer que los viejos contendientes están asentando la cabeza, y que la paz y la estabilidad en El Líbano, y en el resto de la región, se están abriendo paso. Pero haciendo un análisis más realista nos encontramos por un lado con que Israel sigue ocupando los altos del Golán —anexionados desde 1981—, perdiendo así Siria —con la retirada del Líbano— una baza estratégica. Y por otro lado que esta salida —gradual, conforme a la estabilidad del Líbano, según los acuerdos de Taif, y rapida según la ultima reunión de la Liga Árabe en el Cairo— se produce pocos meses después del asesinato del presidente Mártir Rafiq Alhariri, y bajo unas duras presiones internacionales, que van más allá de las declaraciones políticas. En cierta forma la retirada siria es una de las consecuencias de la caída del Estado en Iraq, y de la invasión de la región por parte del ejército norteamericano.
Siria con la decapitación del poder del Partido Baaz en su vecino Iraq, rápidamente fue acusada de acoger a sus hermanos políticos, de ayudar a las resistencias, y de esconder las "armas de destrucción masiva". Las presiones internacionales aumentaron, pero la desaparición del Estado en Iraq trajo también el fin del petróleo barato que el anterior régimen vendía a Siria. El Iraq de nuestros días —por la guerra, y las luchas por el poder: una de ella la pugna por el control de los yacimientos petrolíferos— es incapaz de bombear y transportar el petróleo que antes producía, y en ultima instancia éste flujo hoy es controlado por EEUU —por la situación estratégica de su ejército en los campos e instalaciones petroleras—, el invasor es quién tiene la llave de los grifos. Esta nueva circunstancia con respecto al control de la energía ha estado estrangulando duramente al régimen de Damasco.
Las criticas hacia Siria por parte de Israel por la pasividad, y —según sus denuncias— ayuda a las diferentes milicias palestinas o afines a la causa, que se entrenan, organizan y operan desde El Líbano han seguido intensificándose. Siguiendo ésta argumentación el ejército israelí en diversas ocasiones ha atacado desde el aire —usando su fuerza aérea— campos de refugiados.
En el Líbano se podrían encontrar más de dos millones de palestinos exiliados, viviendo muchos de ellos en campos de refugiados en unas condiciones miserables. Éste caldo de cultivo del cual no habla Israel, y no solamente la implicación política y militar siria, es el que habría propiciado que algunas organizaciones políticas desarrollaran su actividad militar durante años. Fue el pretexto usado por Israel en el año 1982, en medio de una cruenta y larga guerra civil en el Líbano, para invadir el país con la operación militar Paz en Galilea.
El Líbano termina de estallar en pedazos, los palestinos de la OLP, cercados, se ven obligados a abandonar el país. Se producen innumerables atentados, uno de ellos destroza la la sede de las Falanges libanesas, matando a un aliado de Israel, el presidente Bechir Gemayel. Dos días después —quizá como respuesta a este atentado, y gracias al beneplácito del ejército israelí— se perpetran las masacres Sabra y Chatila. Ésta situación provoca un desaliento creciente en Israel, las sucesivas protestas provocan dimisiones en el gobierno, y también el repliegue de las tropas israelíes hacia el sur del país, donde se quedaran —en lo que llamaran franja de seguridad— hasta el año 2000.
Mientras tanto el ejército sirio, que ya había entrado en el país, asienta sus posiciones, ejerciendo una contención entre los innumerables bandos enfrentados. El acuerdo de Taif firmado en 1989, pone fin a la guerra civil, y aunque pide la retirada de todos los ejércitos extranjeros del Líbano, otorga a Siria la potestad de tutela política y militar del país. A la practica El Líbano se convirtió en un protectorado de Siria, estableciéndose la retirada militar siria cuando las tropas israelíes hicieran lo propio, y el país pudiera —por encima de las diferencias internas e intrusiones externas— desarrollar su propio gobierno y soberanía.
Uno de los componentes sociales y políticos más importantes que hoy tiene el Líbano sigue siendo el de los refugiados palestinos. Las organizaciones políticas Hamas, Jihad islámica y Hezbollah —consideradas por Israel como terroristas—, atienden sus necesidades, pero también los alientan en la lucha contra Israel, sea ésta pacifica o violenta, mediante atentados. Se ha acusado a Siria —y también a Irán en el caso de los chiítas de Hezbollah— de dejar hacer, y de dar cobertura a estas organizaciones políticas.
La retirada siria contentá al menos a la mitad de personas que viven en El Líbano, pero se ha realizado bajo presiones económicas, energéticas, y con el despliegue —a muy pocos kilómetros de allí— del ejército más grande desde el fin del imperio británico. Sin mover ni un sólo soldado israelí de los altos del Golán, garantizando el 30% de las necesidades acuíferas de Israel, que le son proporcionadas por el lago Tiberiades y el río Jordán. Sin solucionar el problema de los refugiados palestinos, sin solucionar a fin de cuentas el problema primigenio de la guerra entre israelíes contra palestinos y el resto de árabes. Obligando a replegar el ejército sirio lejos de Israel, por si en un futuro no muy lejano fuera menester tenerlo bien lejos.
Para finalizar, el ejército sirio cuanto menos ejercía una contención —en Occidente se entiende esto por labores humanitarias— entre los diferentes grupos políticos en el interior de El Líbano, hoy con su salida la lucha por el poder, y la mera subsistencia de algunas comunidades, puede desatarse en cualquier momento.
Ésta retirada por lo tanto sólo beneficia a los que mantienen la actual política expansionista del Gran Israel y el expolió en Oriente Medio, porque mantiene y alienta a la nación de David a un espacio de seguridad a costa de los países árabes, y porque debilita a las fuerzas árabes acentuando la división, conviertiéndolos cada vez más en blancos faciles del terror suicida.
Toda retirada de tropas en tierras ajenas es de justicia, pero en éste caso pesan mucho más los otros factores mencionados, la retirada siria del Líbano sin mover otras tropas, sin hacer otras políticas, sin sentar una mínima justicia, no vaticina nada bueno en Oriente Medio.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 28 Abril 2005.
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Más allá de la retirada de unas tropas
La claudicación del León de Damasco - por Francesc Sánchez
La retirada del ejército sirio de El Líbano obedece al cumplimiento de la resolución 1559 de las Naciones Unidas, la cual reclama —conforme al acuerdo de Taif— que "todas las tropas extranjeras deben de abandonar el país".
El repliegue de las tropas sirias se produce cinco años después de la retirada del ejército israelí del sur del país. Hasta aquí, haciendo un ejercicio de abstracción, pudiera parecer que los viejos contendientes están asentando la cabeza, y que la paz y la estabilidad en El Líbano, y en el resto de la región, se están abriendo paso. Pero haciendo un análisis más realista nos encontramos por un lado con que Israel sigue ocupando los altos del Golán —anexionados desde 1981—, perdiendo así Siria —con la retirada del Líbano— una baza estratégica. Y por otro lado que esta salida —gradual, conforme a la estabilidad del Líbano, según los acuerdos de Taif, y rapida según la ultima reunión de la Liga Árabe en el Cairo— se produce pocos meses después del asesinato del presidente Mártir Rafiq Alhariri, y bajo unas duras presiones internacionales, que van más allá de las declaraciones políticas. En cierta forma la retirada siria es una de las consecuencias de la caída del Estado en Iraq, y de la invasión de la región por parte del ejército norteamericano.
Siria con la decapitación del poder del Partido Baaz en su vecino Iraq, rápidamente fue acusada de acoger a sus hermanos políticos, de ayudar a las resistencias, y de esconder las "armas de destrucción masiva". Las presiones internacionales aumentaron, pero la desaparición del Estado en Iraq trajo también el fin del petróleo barato que el anterior régimen vendía a Siria. El Iraq de nuestros días —por la guerra, y las luchas por el poder: una de ella la pugna por el control de los yacimientos petrolíferos— es incapaz de bombear y transportar el petróleo que antes producía, y en ultima instancia éste flujo hoy es controlado por EEUU —por la situación estratégica de su ejército en los campos e instalaciones petroleras—, el invasor es quién tiene la llave de los grifos. Esta nueva circunstancia con respecto al control de la energía ha estado estrangulando duramente al régimen de Damasco.
Las criticas hacia Siria por parte de Israel por la pasividad, y —según sus denuncias— ayuda a las diferentes milicias palestinas o afines a la causa, que se entrenan, organizan y operan desde El Líbano han seguido intensificándose. Siguiendo ésta argumentación el ejército israelí en diversas ocasiones ha atacado desde el aire —usando su fuerza aérea— campos de refugiados.
En el Líbano se podrían encontrar más de dos millones de palestinos exiliados, viviendo muchos de ellos en campos de refugiados en unas condiciones miserables. Éste caldo de cultivo del cual no habla Israel, y no solamente la implicación política y militar siria, es el que habría propiciado que algunas organizaciones políticas desarrollaran su actividad militar durante años. Fue el pretexto usado por Israel en el año 1982, en medio de una cruenta y larga guerra civil en el Líbano, para invadir el país con la operación militar Paz en Galilea.
El Líbano termina de estallar en pedazos, los palestinos de la OLP, cercados, se ven obligados a abandonar el país. Se producen innumerables atentados, uno de ellos destroza la la sede de las Falanges libanesas, matando a un aliado de Israel, el presidente Bechir Gemayel. Dos días después —quizá como respuesta a este atentado, y gracias al beneplácito del ejército israelí— se perpetran las masacres Sabra y Chatila. Ésta situación provoca un desaliento creciente en Israel, las sucesivas protestas provocan dimisiones en el gobierno, y también el repliegue de las tropas israelíes hacia el sur del país, donde se quedaran —en lo que llamaran franja de seguridad— hasta el año 2000.
Mientras tanto el ejército sirio, que ya había entrado en el país, asienta sus posiciones, ejerciendo una contención entre los innumerables bandos enfrentados. El acuerdo de Taif firmado en 1989, pone fin a la guerra civil, y aunque pide la retirada de todos los ejércitos extranjeros del Líbano, otorga a Siria la potestad de tutela política y militar del país. A la practica El Líbano se convirtió en un protectorado de Siria, estableciéndose la retirada militar siria cuando las tropas israelíes hicieran lo propio, y el país pudiera —por encima de las diferencias internas e intrusiones externas— desarrollar su propio gobierno y soberanía.
Uno de los componentes sociales y políticos más importantes que hoy tiene el Líbano sigue siendo el de los refugiados palestinos. Las organizaciones políticas Hamas, Jihad islámica y Hezbollah —consideradas por Israel como terroristas—, atienden sus necesidades, pero también los alientan en la lucha contra Israel, sea ésta pacifica o violenta, mediante atentados. Se ha acusado a Siria —y también a Irán en el caso de los chiítas de Hezbollah— de dejar hacer, y de dar cobertura a estas organizaciones políticas.
La retirada siria contentá al menos a la mitad de personas que viven en El Líbano, pero se ha realizado bajo presiones económicas, energéticas, y con el despliegue —a muy pocos kilómetros de allí— del ejército más grande desde el fin del imperio británico. Sin mover ni un sólo soldado israelí de los altos del Golán, garantizando el 30% de las necesidades acuíferas de Israel, que le son proporcionadas por el lago Tiberiades y el río Jordán. Sin solucionar el problema de los refugiados palestinos, sin solucionar a fin de cuentas el problema primigenio de la guerra entre israelíes contra palestinos y el resto de árabes. Obligando a replegar el ejército sirio lejos de Israel, por si en un futuro no muy lejano fuera menester tenerlo bien lejos.
Para finalizar, el ejército sirio cuanto menos ejercía una contención —en Occidente se entiende esto por labores humanitarias— entre los diferentes grupos políticos en el interior de El Líbano, hoy con su salida la lucha por el poder, y la mera subsistencia de algunas comunidades, puede desatarse en cualquier momento.
Ésta retirada por lo tanto sólo beneficia a los que mantienen la actual política expansionista del Gran Israel y el expolió en Oriente Medio, porque mantiene y alienta a la nación de David a un espacio de seguridad a costa de los países árabes, y porque debilita a las fuerzas árabes acentuando la división, conviertiéndolos cada vez más en blancos faciles del terror suicida.
Toda retirada de tropas en tierras ajenas es de justicia, pero en éste caso pesan mucho más los otros factores mencionados, la retirada siria del Líbano sin mover otras tropas, sin hacer otras políticas, sin sentar una mínima justicia, no vaticina nada bueno en Oriente Medio.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 28 Abril 2005.
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