La economía europea va a la deriva - por Francesc Sánchez
"La actual Europa que conocemos bajo el nombre de Unión Europea, se encuentra con una serie de problemas que de no corregirse pueden terminar en una profunda crisis económica, algunos signos ya los tenemos a la vista."
Los problemas de la economía europea
La economía europea va a la deriva - por Francesc Sánchez
La actual Europa que conocemos bajo el nombre de Unión Europea, se encuentra con una serie de problemas que de no corregirse pueden terminar en una profunda crisis económica, algunos signos ya los tenemos a la vista.
Pese a la incomunicación mediática europea podemos contemplar que media Europa bien estante está saliendo a las calles para manifestar su malestar ante el aparente desmantelamiento del estado del bienestar. Ya se contemplan recortes sociales en países como Francia y Alemania, las dos economías más importantes de la Unión.
En Francia la eliminación de las 35 horas semanales para la vuelta a las 40/45 horas es motivo de huelgas generales, y esto se suma seriamente a un no rotundo a la más que polémica directiva europea para la liberalización de los servicios(conocida como Directiva Bolkestein). Estas dos cuestiones suman enteros al No para el referéndum que se celebrara en éste país para examinar el actual Tratado de Constitución Europea.
Alemania siendo el país que más aporta a los fondos de cohesión y estructurales de la Unión, debe hacerse cargo aún de la integración de la ex RDA, sufre importantes deslocalizaciones y el déficit presupuestario es cada vez más importante. Los recortes sociales han empezado a vislumbrarse en la flexibilización de las prestaciones por desempleo. Como en Francia, en Alemania también han habido serias movilizaciones en contra de éste tipo de políticas restrictivas.
Para entender que es lo que está pasando, quizá debamos empezar por decir que el pilar de la Unión Europea, su mercado común, no ejerce como tal.
El mercado común europeo durante los años que tiene de existencia ha permitido que desaparezcan las trabas para el comercio interior entre las empresas de los países miembros. Esta facilidad ha permitido también a las principales empresas europeas entrar en territorios antes prohibidos, por medio de sucursales, franquicias o participaciones en nuevas empresas. No obstante la existencia del mercado común no es capaz de abastecer ni la demanda de materias primas ni aparentemente tampoco la de productos manufacturados.
Europa no puede auto-abastecerse del número necesario de materias primas, en principio por algo modificable, el elevado precio en comparación a las ofertadas en otras partes del planeta, y por algo más preocupante, la imposibilidad física de obtener algunas de ellas, como es el caso de los combustibles fósiles.
Ni siquiera puede auto-abastacerse de todos los productos manufacturados que necesita por la misma falta de competitividad que tiene con respecto a muchas materias primas.
Esta supuesta falta de competitividad, es la que está justificando el fenómeno de la deslocalización empresarial. Las áreas productivas de un importante número de empresas de países europeos se desplazan hacía al Este, hacía los nuevos miembros de la Unión Europea, dónde las leyes laborales son mucho más flexibles cuando no inexistentes, y la mano de obra es más barata que en el Oeste.
La libertad para mover capitales dentro del pantano que se ha convertido la Unión Europea está cerrando fabricas en el Oeste mientras las vuelve a abrir en el Este, pero el asunto no se detiene ahí. Los nuevos horizontes de las multinacionales son cada vez más lejanos, países como China, Marruecos, o todos los que integran el Sudeste Asiático son las nuevas panaceas.
Hasta aquí podríamos decir que el pilar de la Unión Europea, el mercado común, ha representado un revitalizante para el mundo empresarial, pero al mismo tiempo y sin temor a equivocarnos ha sido un autentico fracaso en cuanto a concepción de mercado común autosuficiente. Según los acontecimientos de no corregirse esta situación podemos contemplar un preocupante porvenir para las economías de los países miembros.
Los propios estados fuertes de la Unión parecen estar a merced de lo que haga la multinacional de turno. El desplazamiento de la capacidad productiva hacia el Este, dentro y fuera de las fronteras de la Unión, quiebra la balanza comercial entre importaciones y exportaciones. Las economías europeas necesitadas de productos baratos compran cada vez más al exterior, porque sus productos interiores tienen un coste superior. El resultado es que los productos europeos son difíciles de vender, y las economías no sólo dejan de crecer si no que decrecen.
Éste menor coste de producción, ligado al desplazamiento de la capacidad productiva europea hacia el exterior está destruyendo la riqueza europea. Las economías europeas al importar más y exportar cada vez menos rompen el equilibrio comercial.
La desestabilización de la balanza comercial según el mundo empresarial es producto de la falta de competitividad, pero según hemos visto, también es debido a la fuga de la capacidad productiva por la búsqueda del menor coste de producción. Mientras los economistas y políticos europeos intentan averiguar si fue antes el huevo o la gallina, los sectores políticos de tendencia más neoliberal pretenden hacer pagar los platos rotos a nuestra inflexible sociedad del estado del bienestar.
La rotura de la balanza comercial es una de las principales causas que lleva a las economías más grandes de Europa al déficit presupuestario, o en otras palabras, el endeudamiento de las cuentas públicas de un estado. Los neoliberales argumentan que la inflexibilidad de las leyes económicas de los estados más desarrollados frenan el desarrollo empresarial y el crecimiento económico, fomentan la falta de competitividad, y al gran capital solo le queda la posibilidad de intentar sobrevivir en nuevos territorios. El cuentos de Dikens al revés.
Estos últimos días el Banco Central Europeo, so pena de penalización, ha alargado el periodo de tiempo para que las economías con déficit presupuestario intenten cambiar la situación. Han permitido que cada país ajuste su economía como crea conveniente para no sobrepasar el 3% de déficit presupuestario. En la ultima reunión del Consejo Europeo se ha propuesto aplazar la directiva Bolkestein, y se han cuestionado los privilegios económicos del Reino Unido.
Quizá el BCE u otra entidad con fuerza semejante seria oportuno que empezase a tomar medidas contra la fuga de capitales, penalizara a las empresas que deslocalicen su actividad fuera del seno de la Unión, tasara las importaciones exteriores, y empezase a pensar seriamente una tasa impositiva, porcentualmente progresiva en forma geométrica, aplicada a los grandes capitales y en función de su crecimiento económico, para mantener y fomentar el estado del bienestar.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 24 Marzo 2005.
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La actual Europa que conocemos bajo el nombre de Unión Europea, se encuentra con una serie de problemas que de no corregirse pueden terminar en una profunda crisis económica, algunos signos ya los tenemos a la vista.
Pese a la incomunicación mediática europea podemos contemplar que media Europa bien estante está saliendo a las calles para manifestar su malestar ante el aparente desmantelamiento del estado del bienestar. Ya se contemplan recortes sociales en países como Francia y Alemania, las dos economías más importantes de la Unión.
En Francia la eliminación de las 35 horas semanales para la vuelta a las 40/45 horas es motivo de huelgas generales, y esto se suma seriamente a un no rotundo a la más que polémica directiva europea para la liberalización de los servicios(conocida como Directiva Bolkestein). Estas dos cuestiones suman enteros al No para el referéndum que se celebrara en éste país para examinar el actual Tratado de Constitución Europea.
Alemania siendo el país que más aporta a los fondos de cohesión y estructurales de la Unión, debe hacerse cargo aún de la integración de la ex RDA, sufre importantes deslocalizaciones y el déficit presupuestario es cada vez más importante. Los recortes sociales han empezado a vislumbrarse en la flexibilización de las prestaciones por desempleo. Como en Francia, en Alemania también han habido serias movilizaciones en contra de éste tipo de políticas restrictivas.
Para entender que es lo que está pasando, quizá debamos empezar por decir que el pilar de la Unión Europea, su mercado común, no ejerce como tal.
El mercado común europeo durante los años que tiene de existencia ha permitido que desaparezcan las trabas para el comercio interior entre las empresas de los países miembros. Esta facilidad ha permitido también a las principales empresas europeas entrar en territorios antes prohibidos, por medio de sucursales, franquicias o participaciones en nuevas empresas. No obstante la existencia del mercado común no es capaz de abastecer ni la demanda de materias primas ni aparentemente tampoco la de productos manufacturados.
Europa no puede auto-abastecerse del número necesario de materias primas, en principio por algo modificable, el elevado precio en comparación a las ofertadas en otras partes del planeta, y por algo más preocupante, la imposibilidad física de obtener algunas de ellas, como es el caso de los combustibles fósiles.
Ni siquiera puede auto-abastacerse de todos los productos manufacturados que necesita por la misma falta de competitividad que tiene con respecto a muchas materias primas.
Esta supuesta falta de competitividad, es la que está justificando el fenómeno de la deslocalización empresarial. Las áreas productivas de un importante número de empresas de países europeos se desplazan hacía al Este, hacía los nuevos miembros de la Unión Europea, dónde las leyes laborales son mucho más flexibles cuando no inexistentes, y la mano de obra es más barata que en el Oeste.
La libertad para mover capitales dentro del pantano que se ha convertido la Unión Europea está cerrando fabricas en el Oeste mientras las vuelve a abrir en el Este, pero el asunto no se detiene ahí. Los nuevos horizontes de las multinacionales son cada vez más lejanos, países como China, Marruecos, o todos los que integran el Sudeste Asiático son las nuevas panaceas.
Hasta aquí podríamos decir que el pilar de la Unión Europea, el mercado común, ha representado un revitalizante para el mundo empresarial, pero al mismo tiempo y sin temor a equivocarnos ha sido un autentico fracaso en cuanto a concepción de mercado común autosuficiente. Según los acontecimientos de no corregirse esta situación podemos contemplar un preocupante porvenir para las economías de los países miembros.
Los propios estados fuertes de la Unión parecen estar a merced de lo que haga la multinacional de turno. El desplazamiento de la capacidad productiva hacia el Este, dentro y fuera de las fronteras de la Unión, quiebra la balanza comercial entre importaciones y exportaciones. Las economías europeas necesitadas de productos baratos compran cada vez más al exterior, porque sus productos interiores tienen un coste superior. El resultado es que los productos europeos son difíciles de vender, y las economías no sólo dejan de crecer si no que decrecen.
Éste menor coste de producción, ligado al desplazamiento de la capacidad productiva europea hacia el exterior está destruyendo la riqueza europea. Las economías europeas al importar más y exportar cada vez menos rompen el equilibrio comercial.
La desestabilización de la balanza comercial según el mundo empresarial es producto de la falta de competitividad, pero según hemos visto, también es debido a la fuga de la capacidad productiva por la búsqueda del menor coste de producción. Mientras los economistas y políticos europeos intentan averiguar si fue antes el huevo o la gallina, los sectores políticos de tendencia más neoliberal pretenden hacer pagar los platos rotos a nuestra inflexible sociedad del estado del bienestar.
La rotura de la balanza comercial es una de las principales causas que lleva a las economías más grandes de Europa al déficit presupuestario, o en otras palabras, el endeudamiento de las cuentas públicas de un estado. Los neoliberales argumentan que la inflexibilidad de las leyes económicas de los estados más desarrollados frenan el desarrollo empresarial y el crecimiento económico, fomentan la falta de competitividad, y al gran capital solo le queda la posibilidad de intentar sobrevivir en nuevos territorios. El cuentos de Dikens al revés.
Estos últimos días el Banco Central Europeo, so pena de penalización, ha alargado el periodo de tiempo para que las economías con déficit presupuestario intenten cambiar la situación. Han permitido que cada país ajuste su economía como crea conveniente para no sobrepasar el 3% de déficit presupuestario. En la ultima reunión del Consejo Europeo se ha propuesto aplazar la directiva Bolkestein, y se han cuestionado los privilegios económicos del Reino Unido.
Quizá el BCE u otra entidad con fuerza semejante seria oportuno que empezase a tomar medidas contra la fuga de capitales, penalizara a las empresas que deslocalicen su actividad fuera del seno de la Unión, tasara las importaciones exteriores, y empezase a pensar seriamente una tasa impositiva, porcentualmente progresiva en forma geométrica, aplicada a los grandes capitales y en función de su crecimiento económico, para mantener y fomentar el estado del bienestar.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 24 Marzo 2005.
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