La amenaza de las montañas - por Francesc Sánchez
Cachemira, la región más afectada por el terremoto, es uno de esos lugares que hay repartidos por el mundo que son puentes permanentes entre diferentes concepciones del mundo.
Anotaciones entorno a un paraíso terrenal
Cachemira: el reino perdido - por Francesc Sánchez
Su ubicación y posesión, al norte de la India, al noreste del Pakistán, y al sudoeste de China, ha sido motivo de disputas y conflictos desde mucho antes de que se materializaran dichos estados. Al mismo tiempo ésta región conocida antiguamente como el paraíso en la tierra fue ―y quizá siga siéndolo― la cuna de varias civilizaciones de las que indudablemente ―lo que entendemos como― Occidente terminó integrando dentro de sí muchos de sus aspectos. Habrá tiempo para todo ello, pero ahora toca hablar de brechas en el suelo, la amenaza de las montañas, y extraños elementos que suben y bajan montañas al tiempo que los ejércitos se movilizan.
La amenaza de las montañas
Las brechas se han abierto en Cachemira y decenas de miles de personas han muerto quedando sepultadas por la tierra y aplastadas por sus propias casas. Pero nada ha terminado. La falta de atención sanitaria, el desarrollo de las enfermedades, el hambre por la falta de alimentos y sobre todo el frío del cercano invierno, pueden hacer alargar la mano de la muerte entre muchos de los supervivientes.
Los más de dos millones de personas que han perdido su casa en estos territorios, tendrán que enfrentarse sin techo a la llegada del invierno, en muchos casos a más de 5.000 metros de altitud, en lugares que quedaran completamente inaccesibles después de las primeras nevadas.
Frente a lo peor, el Pakistán y la India han aparcado por un momento sus diferencias territoriales para hacer frente a la catástrofe humana. Parece ser que los habitantes de la Cachemira pakistaní, Azad Kashmir ―Cachemira libre―, y la Cachemira india, Jammu y Cachemira, no tienen que temer que después del terremoto, ninguno de los dos países pretenda invadir al otro para quedarse con la región.
Aparcado temporalmente el conflicto fronterizo (*1). El ejercito indio ha instalado un primer campamento ―prometiendo la preparación de tres más― en la frontera para tratar a las víctimas del terremoto en el lado pakistaní. Medida que agradece el gobierno pakistaní pero que encuentra insuficiente, siendo necesario ―según este gobierno― el paso de las víctimas y desplazados pakistaníes a la Cachemira controlada por la India. En ésta aparente distensión la India estaría contribuyendo también, como otros estados, con artículos de primera necesidad para ayudar al Pakistán en los efectos de la catástrofe.
Pero las ayudas llegan tarde, y las evacuaciones son muy lentas. Frente a los truenos de las tormentas en las montañas desafiantes del Hindu Kusk y el Karakorum a más de 6.000 metros de altitud, parece que nada, salvo huir, pueda hacerse.
La destrucción ha sido tal que pueblos enteros han quedado sepultados, decenas de kilómetros de carreteras han desaparecido, siendo imposible acceder a muchos pueblos, si no es a pie subiendo y bajando por las montañas. La mayoría de helicópteros pakistaníes, son de combate, bastante inútiles para transportar cierto número de personas o mercancías. Circunstancia que tratan de suplir vuelos rasantes de aviones, que desde el aire lanzan paquetes de alimentos a una población exhausta. Al hilo de esto ―según parece― las fuerzas del ejercito norteamericano destinadas en el Este de Afganistán estarían colaborando de alguna manera en estas labores humanitarias.
Argumento ultimo que afecta directamente a nuestro país ―España― por tener desplegados varios contingentes en Afganistán, y por corresponderle este semestre el mando de la OTAN en mencionado país, en debido cumplimiento ―según los acuerdos de la organización― del mando temporal de la fuerza de intervención rápida. Es por estas circunstancias por las que es bastante probable que España haga llegar al Pakistán algún tipo de contingente bajo el epígrafe hacia la galería: de labores humanitarias, y bajo el epígrafe real de: labores humanitarias, contención y seguridad.
Labores humanitarias para intentar paliar la catástrofe humana que se aproxima, y labores de contención y seguridad por la inestabilidad que presenta una región dividida entre tres países y reclamada por un entero por estos mismos. Los antecedentes de beligerancia entre la India y el Pakistán por unos conflictos fronterizos sin solución aparente, son solo quizá superados por las mismas reclamaciones sobre Jammu y Cachemira de una China cada vez más fuerte, que ya en el año 1961 ocupó una porción de ésta región que pasó a denominar hasta nuestros días como Aksai Chin. Pero son quizá los grupos de extraños elementos no identificados que suben y bajan las montañas los que podrían traer una mayor preocupación.
Pues a saber que en la región existen grupos armados ―al margen de los ejércitos― que consideran, unos, que Cachemira debe pertenecer al Pakistán, otros a la India, otros que debe ser independiente, y otros que ésta región debe de formar parte de otro estado más extenso. Entre estos últimos grupos, posiblemente subiendo y bajando las montañas del Hindu Kush y el Karakorum en la cordillera del Himalaya, podrían encontrarse grupos de talibanes y muyahidines que tiempo atrás ―antes y durante los ataques del ejército norteamericano en el año 2001― habitaban Afganistán (*2). Dicen algunos ―se rumorea―, que el mismísimo Osama Ben Laden, de no encontrarse en la Meca o en los EEUU, podría encontrarse en Aksai Chin.
El terremoto en Cachemira ha provocado una serie de males que aún no han llegado a su fin. Pero al mismo tiempo podría ser el momento adecuado para un nuevo movimiento de piezas en ese gran tablero de ajedrez que es Asia Central. Su cercanía con Afganistán y las ex repúblicas soviéticas de Tayikistán, Kirguizistán, Uzbekistán y Turkmenistán, y una China llena de incógnitas hacen que el valle del Kashmir se convierta en una importante baza geoestratégica para cualquier potencia o nación con aspiraciones a serlo. No en balde hace muchos años, Alejandro Magno, Chandragupta Maurya, y quizá el propio Jesús de Narazet, visitaron Cachemira y lo tuvieron muy en cuenta. Pero todo esto ya forma parte de otra historia.
Anotaciones
(*1) Los conflictos fronterizos entre la India y el Pakistán con respecto a Cachemira se remontan a la propia independencia de la India tras la descolonización que efectuaron los británicos. Los cruentos conflictos entre la población por la politización de la religión llevaron al gobierno de la India a la partición del país. Según los terminos de la independencia, los territorios que entre su población tuvieran una mayoría de personas de confesión musulmana devendrian en el Pakistán. Sin embargo en el año 1947, en Cachemira ―uno de estos territorios―, un soberano hindú local, el marajá Hari Singh, decidió por cuenta propia la incorporación de su territorio a la India. Cachemira entró en la Unión India, e inmediatamente el gobierno envió al ejercito para expulsar a la población musulmana al Pakistán. A partir de ese momento se desarrollara un largo conflicto que dividira en dos partes Cachemira. Se establece una línea de control que será violada constantamente con guerras abiertas y encubiertas, icluyendo un pulso de terror nuclear ―ambos países disponen de armas atomicas― que llegara hasta nuestros días.
(*2) Muchos de los muyaidines que huyeron de Afganistán se formaron en Pakistán, en ciudades como Karachi y Peshawar, por lo que si en estos momentos se encontraran cerca de Cachemira, podriamos decir que vuelven sobre sus pasos a sus origenes. Es importante reseñar también que desde el año 1989 en el estado indio de Cachemira se desarrolla un movimiento de corte islámico pro pakistaní, del que nacen entre otros grupos el llamado Hizbul Muyahidin. En relación a todos estos grupos esten o no relacionados con lo que conocemos como Alqaeda, resulta significativo que ante la catástrofe del terremoto en Pakistán, estos grupos y la propia Alqaeda, estén guardando un silencio sepulcral.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformnista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 25 Octubre 2005.
Artículo nexo relacionado: - Terremoto en Pakistán
Anotaciones entorno a un paraíso terrenal
Cachemira: el reino perdido - por Francesc Sánchez
Su ubicación y posesión, al norte de la India, al noreste del Pakistán, y al sudoeste de China, ha sido motivo de disputas y conflictos desde mucho antes de que se materializaran dichos estados. Al mismo tiempo ésta región conocida antiguamente como el paraíso en la tierra fue ―y quizá siga siéndolo― la cuna de varias civilizaciones de las que indudablemente ―lo que entendemos como― Occidente terminó integrando dentro de sí muchos de sus aspectos. Habrá tiempo para todo ello, pero ahora toca hablar de brechas en el suelo, la amenaza de las montañas, y extraños elementos que suben y bajan montañas al tiempo que los ejércitos se movilizan.
La amenaza de las montañas
Las brechas se han abierto en Cachemira y decenas de miles de personas han muerto quedando sepultadas por la tierra y aplastadas por sus propias casas. Pero nada ha terminado. La falta de atención sanitaria, el desarrollo de las enfermedades, el hambre por la falta de alimentos y sobre todo el frío del cercano invierno, pueden hacer alargar la mano de la muerte entre muchos de los supervivientes.
Los más de dos millones de personas que han perdido su casa en estos territorios, tendrán que enfrentarse sin techo a la llegada del invierno, en muchos casos a más de 5.000 metros de altitud, en lugares que quedaran completamente inaccesibles después de las primeras nevadas.
Frente a lo peor, el Pakistán y la India han aparcado por un momento sus diferencias territoriales para hacer frente a la catástrofe humana. Parece ser que los habitantes de la Cachemira pakistaní, Azad Kashmir ―Cachemira libre―, y la Cachemira india, Jammu y Cachemira, no tienen que temer que después del terremoto, ninguno de los dos países pretenda invadir al otro para quedarse con la región.
Aparcado temporalmente el conflicto fronterizo (*1). El ejercito indio ha instalado un primer campamento ―prometiendo la preparación de tres más― en la frontera para tratar a las víctimas del terremoto en el lado pakistaní. Medida que agradece el gobierno pakistaní pero que encuentra insuficiente, siendo necesario ―según este gobierno― el paso de las víctimas y desplazados pakistaníes a la Cachemira controlada por la India. En ésta aparente distensión la India estaría contribuyendo también, como otros estados, con artículos de primera necesidad para ayudar al Pakistán en los efectos de la catástrofe.
Pero las ayudas llegan tarde, y las evacuaciones son muy lentas. Frente a los truenos de las tormentas en las montañas desafiantes del Hindu Kusk y el Karakorum a más de 6.000 metros de altitud, parece que nada, salvo huir, pueda hacerse.
La destrucción ha sido tal que pueblos enteros han quedado sepultados, decenas de kilómetros de carreteras han desaparecido, siendo imposible acceder a muchos pueblos, si no es a pie subiendo y bajando por las montañas. La mayoría de helicópteros pakistaníes, son de combate, bastante inútiles para transportar cierto número de personas o mercancías. Circunstancia que tratan de suplir vuelos rasantes de aviones, que desde el aire lanzan paquetes de alimentos a una población exhausta. Al hilo de esto ―según parece― las fuerzas del ejercito norteamericano destinadas en el Este de Afganistán estarían colaborando de alguna manera en estas labores humanitarias.
Argumento ultimo que afecta directamente a nuestro país ―España― por tener desplegados varios contingentes en Afganistán, y por corresponderle este semestre el mando de la OTAN en mencionado país, en debido cumplimiento ―según los acuerdos de la organización― del mando temporal de la fuerza de intervención rápida. Es por estas circunstancias por las que es bastante probable que España haga llegar al Pakistán algún tipo de contingente bajo el epígrafe hacia la galería: de labores humanitarias, y bajo el epígrafe real de: labores humanitarias, contención y seguridad.
Labores humanitarias para intentar paliar la catástrofe humana que se aproxima, y labores de contención y seguridad por la inestabilidad que presenta una región dividida entre tres países y reclamada por un entero por estos mismos. Los antecedentes de beligerancia entre la India y el Pakistán por unos conflictos fronterizos sin solución aparente, son solo quizá superados por las mismas reclamaciones sobre Jammu y Cachemira de una China cada vez más fuerte, que ya en el año 1961 ocupó una porción de ésta región que pasó a denominar hasta nuestros días como Aksai Chin. Pero son quizá los grupos de extraños elementos no identificados que suben y bajan las montañas los que podrían traer una mayor preocupación.
Pues a saber que en la región existen grupos armados ―al margen de los ejércitos― que consideran, unos, que Cachemira debe pertenecer al Pakistán, otros a la India, otros que debe ser independiente, y otros que ésta región debe de formar parte de otro estado más extenso. Entre estos últimos grupos, posiblemente subiendo y bajando las montañas del Hindu Kush y el Karakorum en la cordillera del Himalaya, podrían encontrarse grupos de talibanes y muyahidines que tiempo atrás ―antes y durante los ataques del ejército norteamericano en el año 2001― habitaban Afganistán (*2). Dicen algunos ―se rumorea―, que el mismísimo Osama Ben Laden, de no encontrarse en la Meca o en los EEUU, podría encontrarse en Aksai Chin.
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El terremoto en Cachemira ha provocado una serie de males que aún no han llegado a su fin. Pero al mismo tiempo podría ser el momento adecuado para un nuevo movimiento de piezas en ese gran tablero de ajedrez que es Asia Central. Su cercanía con Afganistán y las ex repúblicas soviéticas de Tayikistán, Kirguizistán, Uzbekistán y Turkmenistán, y una China llena de incógnitas hacen que el valle del Kashmir se convierta en una importante baza geoestratégica para cualquier potencia o nación con aspiraciones a serlo. No en balde hace muchos años, Alejandro Magno, Chandragupta Maurya, y quizá el propio Jesús de Narazet, visitaron Cachemira y lo tuvieron muy en cuenta. Pero todo esto ya forma parte de otra historia.
Anotaciones
(*1) Los conflictos fronterizos entre la India y el Pakistán con respecto a Cachemira se remontan a la propia independencia de la India tras la descolonización que efectuaron los británicos. Los cruentos conflictos entre la población por la politización de la religión llevaron al gobierno de la India a la partición del país. Según los terminos de la independencia, los territorios que entre su población tuvieran una mayoría de personas de confesión musulmana devendrian en el Pakistán. Sin embargo en el año 1947, en Cachemira ―uno de estos territorios―, un soberano hindú local, el marajá Hari Singh, decidió por cuenta propia la incorporación de su territorio a la India. Cachemira entró en la Unión India, e inmediatamente el gobierno envió al ejercito para expulsar a la población musulmana al Pakistán. A partir de ese momento se desarrollara un largo conflicto que dividira en dos partes Cachemira. Se establece una línea de control que será violada constantamente con guerras abiertas y encubiertas, icluyendo un pulso de terror nuclear ―ambos países disponen de armas atomicas― que llegara hasta nuestros días.
(*2) Muchos de los muyaidines que huyeron de Afganistán se formaron en Pakistán, en ciudades como Karachi y Peshawar, por lo que si en estos momentos se encontraran cerca de Cachemira, podriamos decir que vuelven sobre sus pasos a sus origenes. Es importante reseñar también que desde el año 1989 en el estado indio de Cachemira se desarrolla un movimiento de corte islámico pro pakistaní, del que nacen entre otros grupos el llamado Hizbul Muyahidin. En relación a todos estos grupos esten o no relacionados con lo que conocemos como Alqaeda, resulta significativo que ante la catástrofe del terremoto en Pakistán, estos grupos y la propia Alqaeda, estén guardando un silencio sepulcral.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformnista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 25 Octubre 2005.
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