Una aproximación a los conceptos tofet y molock - por Francesc Sánchez

Introducción - Los conceptos de tofet y moloch aparecen en diversos pasajes del Antiguo Testamento (*1) de muy mala manera. Los profetas exhortan a los hebreos a abandonarlos con terribles amenazas porque los consideran abominables, ajenos al pueblo de Juda e Israel y contrarios a las palabras de Yahvé. Manteniendo esta importante cuestión de fondo, a la que volveremos más adelante, este escrito pretende definir los conceptos de tofet y moloch y seguir su rastro en el espacio y el tiempo, desde las ciudades del Levante Sirio-Palestino en el Mediterráneo Oriental (en los siglos XI-X a. C.) hasta las colonias fenicias en el Mediterráneo Central (en los siglos VIII-IV a.C.). - seguir leyendo

Sección SinRazón y Letras
Una aproximanción a los conceptos tofet y molock
por Francesc Sánchez


Una primera definición - Si hacemos una lectura literal del Antiguo Testamento podemos decir que el tofet es un lugar sagrado, un altar, ubicado a las puertas de Jerusalén en el valle de Ben Hinnom, en donde los israelitas y los inmigrantes residentes practicaban sacrificios humanos –en concreto de niños de temprana edad pasados por el fuego- en honor de Moloch, el segundo término en discusión.

El primer inconveniente que nos encontramos con esto es que si buscamos entre los pueblos y tiempos en que vivieron los profetas (el Oriente Próximo de los siglos X-VIII a.C.) un dios llamado Moloch no lo vamos a encontrar. Lo que encontramos, en algunos textos de Ugarit y algunas estelas en algunas ciudades fenicias, serán unas inscripciones en el vocablo hebreo en las que aparecen m l k (molok) y t f t (tofhet). En donde molok, se traducirá por rito o sacrificio molk, y tofhet por recinto sagrado al aire libre en donde se realizan sacrificios de niños, o como veremos más adelante, se incineran y entierran restos humanos; es decir en todo caso una necrópolis de niños en donde ha habido un ritual de incineración.

Situación espacio-temporal y propagación del culto

Una de las pocas evidencias arqueológicas del tofet y el sacrificio molk que hay en Oriente Próximo se encuentra en Tell Sukas. Los restos de esta ciudad portuaria, en principio creada por los fenicios y llamada Suckis en la Antigüedad, se encuentran en la costa siria y cronológicamente datan del s. X a.C. El recinto sagrado del tofet se fecha desde unos cientos de años más atrás, siglos XIII-X a.C.

Algunos textos nos hablan de algunos sacrificios excepcionales de primogénitos realizados por reyes y personajes importantes (*2). En la ciudad de Tiro una vez al año, con la llegada del verano, se sacrificaba un animal -y en ocasiones un ser humano- en honor del dios Melqart en su templo. Este rito se basaba en la creencia de la resurrección y la muerte de Melqart-Baal por esas fechas, emulándolo con el ciclo anual de la naturaleza, y probablemente con la espera de buenas cosechas. Pero tanto en Palestina como en el Líbano de momento no se han encontrado evidencias arqueológicas. Para hallarlas tenemos que desplazarnos hacia el Mediterráneo central, hacia lo que fueron las colonias fenicias, sobre el s. VIII a.C., en el norte de África, las islas de Cerdeña y Sicilia.

Propagación del culto al Mediterráneo central

El tofet en el Mediterráneo Central aparece en una serie de colonias fenicias, que han llegado a desarrollarse más allá de un mero puerto comercial, formando parte de otras construcciones urbanas, como pueden ser las fortificaciones o los templos. Se ubica normalmente en la periferia y al norte del centro urbano.

En la colonia de Moyta, en una pequeña isla frente a Sicilia, en principio usada como enclave portuario no aparece ningún tofet, pero más adelante (siglos VII-VI a.C.) con la implementación de la industria del hierro y la púrpura, llegan más fenicios desde oriente y aumenta notablemente la población, hasta llegar a unos 15.000 habitantes. Esto hace aumentar los enterramientos e incineraciones, los recintos de culto y las actividades rituales, momento en el que parece hacer acto de presencia un tofet fuera de las murallas, al norte del centro urbano.


En la isla de Cerdeña, tenemos la colonia de Sulcis, fundada en el s.VIII. Es usada también primero como enclave portuario, desde el que se presume que se explora un vasto territorio, y más tarde, a partir del s. VII a.C., construye una densa red de instalaciones fortificadas con la intención de asegurarse el control del territorio, rico en plomo y plata. Sulcis tiene su tofet, pero una avanzadilla militar que se llega a convertir en una incipiente ciudad en un monte llamado Sirai, carece de él. El tofet de Monte Sirai aparece en el siglo IV. A.C. momento en el que esta ciudad se independiza de Sulcis.

En otras colonias fenicias de Cerdeña, dedicadas a la explotación del hierro, como son Nora, Bithia y Tharros también aparecen los correspondientes tofet. En los estratos más antiguos de toda esta serie de tofets repartidos por el Mediterráneo se han encontrado cerámicas eubeas, procedente de la colonia de Ischia –actualmente Pitecusa-, hecho que prueba cuanto menos unos frecuentes contactos comerciales.

El Recinto de Tanit en Cartago

Pero el tofet más impresionante, por su extensión y por su uso durante el tiempo, es el que se ha encontrado en el Mediterráneo central en el actual Túnez, en el norte de África, en la que fue la colonia fenicia con más población (200.000 habitantes), es decir Cartago. En el Recinto de Tanit, también llamado de Salammbo, se hallaron nueve niveles superpuestos, que contienen 20.000 urnas funerarias de cerámica con restos oseos. Estas urnas están señaladas en su superficie –a partir de los siglos VI-V a.C.- por estelas con una inscripción dedicada a Baal-Hammon o Tanit, y en gran número, por una la formula m l k d m que hace referencia al sacrificio de un niño, o a la substitución (*3) por una oveja m l k m r (molchomor).


En el siglo IV a.C. una gran muralla rodeaba este recinto que alcanza una superficie de 6.000 m2. Este tofet fue utilizado sin interrupción (*4) desde el 700 al 146 a.C., momento en que Cartago sucumbió a los ejércitos romanos.

Las excavaciones más recientes, entre otras cuestiones, han puesto de manifiesto que se realizaban deposiciones regulares e individuales de niños previamente pasados por el fuego, predominando restos de recién nacidos durante los siglos VII-VI a.C., y de hasta 3 de años de edad en el siglo IV a.C. En las urnas aparecen también restos de animales desde el siglo VII a.C., hecho que indica que se produjeron substituciones desde un principio. Hay también algunas urnas en donde aparecen conjuntamente restos de niños y animales. Lejos de descender estas prácticas con el paso del tiempo, se incrementaron, alcanzado durante los años 400 y 200 a. C. la cifra de 20.000 urnas con restos infantiles.

Una interpretación

Llegados aquí podríamos pregúntanos porque razón los fenicios asentados en las colonias del Mediterráneo central sacrificaban a muchos de sus hijos. Una primera explicación vendría dada en parte por el sacrificio anual al dios Melkart, pero esto parece insuficiente para explicar el gran número de urnas funerarias encontradas en la mayoría tofets, y la ausencia hasta del propio tofet en otras colonias fenicias del Mediterráneo como Gadir. La segunda explicación que vendría dada por la construcción y uso del tofet, formando parte de otros elementos urbanos, una vez que un enclave comercial ha obtenido el grado de ciudad independiente por lo dicho también parece ser incompleta.

Si bien es cierto que la aparición del tofet parece ligada a la consolidación de una ciudad, y bien podría ser que el sacrificio molk proceda del sacrificio a Melqart-Baal, encuentro necesario para lograr de encajar mejor una explicación recurrir a dos peculiaridades de las colonias fenicias del Mediterráneo central: el importante aumento demográfico, y por lo tanto de mortalidad infantil, en estas ciudades en un momento dado, y un cambio en las relaciones de poder de estas colonias con respeto a las metrópolis fenicias del Levante Sirio-Palestino, y en su propio seno conforme fueron pasando los años.

El incremento de la mortalidad infantil podría llevarnos a decir que muchas de las deposiciones óseas de restos de niños, efectivamente hicieron aumentar las incineraciones, pero no tuvieron necesariamente que morir en las brasas. Mostrando entonces los tofets en parte como una necrópolis infantil, apartada del núcleo urbano, por no haber llegado los niños a la edad adulta y no ser por lo tanto ciudadanos. Esta cuestión de haber sido así no omitiría el ritual de la incineración para obtener favores de los dioses Tanit y Baal-Hammon, ni tampoco el sacrificio de recién nacidos, o de niños de más edad más avanzada, en casos excepcionales.

Tanto los pasajes de los profetas del Antiguo Testamento como los clásicos romanos condenan y enfatizan estos rituales fenicios y luego cartagineses, mostrándolos como sacrificios brutales, pero fueran plenamente fehacientes sus denuncias o por el contrario exageradas, lo que es bien seguro es que fueron interesadas. En el caso de los profetas hebreos las denuncias y las amenazas hacia su propio pueblo, empiezan cuando se percatan de que este tipo de rituales –que probablemente los hebreos habían practicado desde hacia mucho tiempo- son monopolizados en las ciudades fenicias, por los sacerdotes y por los reyes, pudiendo ejercer por lo tanto estas practicas, aparte de una sangría entre los primogénitos de las familias más notables, una influencia política sobre los estados de Juda e Israel. En ese momento probablemente el sacrificio molk y el tofet pasaron a ser algo extranjero, y por lo tanto a chocar con la doctrina judía de Yahvé, contraria a la adoración de otros dioses y contraria a los sacrificios humanos, que defendían los profetas.

En cualquier caso la prohibición que hacen los profetas de este tipo de rituales y sacrificios deleznables puede considerase un avance, un progreso, en las sociedades del momento, que de una u otra manera hasta nuestros tiempos ha perdurado.

Anotaciones

1. Levítico 18, 21 y 20,5 – Deuteronomio 12, 31 y 18,10 – 1 Reyes, 11, 6-13 y 11,33 – 2 Reyes, 16,3 17,17 21,6 y 23,8-10 – Jeremías 19,5 – Ezequiel 16,20 – Sofonías 1-5.

2. Abraham en el Antiguo Testamento (Gén 22:1-2) nos da una muestra de ello. La costumbre -según nos cuenta Sanchuniaton (1000 a.C.) de la mano de Filón de Biblos- de los reyes de Troya de inmolar a los primogénitos en los momentos difíciles, o el propio Agamenón, rey de Micenas, que sacrifica a su hija Efijenia antes de partir a la guerra (Odisea).

3. Se produce una substitución de un niño por un animal en el Antiguo Testamento (Gén 22:1-2), en el momento en el que Abraham está dispuesto a sacrificar a su hijo primogénito Isaac por orden de Yahvé, pero éste al final cambia de opinión y le permite sacrificar en substitución un carnero.

4. Se han establecido tres grandes fases de utilización: Tanit I (725-600 a.C.), II (600-finales siglo IV a.C.), y III (s.III-146 a.C.), Aubet, 1998.

Bibliografía
- Aubet, M.E. (1997, 1994), Tiro y las Colonias Fenicias de Occidente. Editorial Crítica. Barcelona.
- Herm, G. (1976, 1973), Los fenicios. Ediciones Destino. Barcelona.
- Heródoto, (2006, orig. X), Historia, Cátedra. Letras Universales.
- Mocati, S. (1998), Los fenicios. “Creencias y vida religiosa”, Sergio Ribachini. Ediciones Folio. Barcelona.
- A.A. V.V. (2007, orig X), La Biblia. Biblija.net – La Biblia en Internet.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 22 Noviembre 2007.