Crítica a la libertad de prensa - por Francesc Sánchez

"Me encuentro un tanto cansado y decepcionado al ver que la polémica iniciada tras la publicación de unas viñetas ofensivas sobre Mahoma sigue sin terminarse y continúa formando debates que en mi opinión son plenamente estériles."

Del Periodismo y la Ética
Crítica a la libertad de prensa
por Francesc Sánchez


Me encuentro un tanto cansado y decepcionado al ver que la polémica iniciada tras la publicación de unas viñetas ofensivas sobre Mahoma sigue sin terminarse y continúa formando debates que en mi opinión son plenamente estériles.

Asistimos pues a una confrontación absurda en términos que muestra como unas presuntas libertades de prensa y expresión, son mostradas como unos de los valores de Occidente, que se contraponen y se baten en lucha con unos valores religiosos que emanan del Islam, que ―por seguir el juego― se muestran como algo extranjero.

Para empezar quizá alguien debería decir que la libertad de prensa y la libertad de expresión ―si bien son inseparables― no son la misma cosa; si la libertad de expresión es aquel derecho que permite en los países democráticos a sus ciudadanos expresar sus opiniones por medio de la palabra, el arte, o la protesta ―sin que estas presupongan en principio ninguna veracidad―, en cambio la libertad de prensa es el derecho que se brinda a los periodistas y a los medios de comunicación como marco de expresión limitada para desarrollar su labor profesional.

Expresión limitada ―y me atrevería a decir vigilada― porque el sistema legal de cada país, las convicciones sociales, y la propia necesidad económica ―de los periodistas y medios de comunicación― delimitan en muchas ocasiones que es lo que se puede o no se puede decir.

La ética y la responsabilidad del periodista y del director del medio, siendo las dos grandes olvidadas en este debate acerca de las viñetas, no vendrían tanto a ejercer una autocensura y una limitación de la labor periodística, si no que formarían parte de ésta libertad de prensa. La información y la opinión pues, se han de ejercer en libertad teniendo como objetivo la búsqueda de la verdad, amparándonos en los hechos y en nuestro sentido critico, respetando al mismo tiempo la libertad que tienen los demás en pensar o creer lo que convengan.

El hecho que esas viñetas fueran publicadas en un periódico, implica el amparo en la libertad de prensa, en la decisión de publicarlas, no obstante ésta es la parte subsidiaria. Las polémicas viñetas sobre Mahoma, digámoslo claramente: no tienen nada que ver con el periodismo ni tampoco con la libertad de prensa, si no con el arte y la libertad de expresión; de ahí que muchos hayan levantado una bandera plenamente equivocada. Se han publicado en un medio de comunicación pero podrían haberse expuesto en una sala de exposiciones, y entonces ya no habría nadie que hablase de ataque a la libertad de prensa; habrían hablado de libertad artística, museística o cualquier otra cosa.

El otro malentendido es identificar la libertad de expresión y la libertad de prensa con la Civilización Occidental; olvidando que los regímenes teocráticos y totalitarios que se han desarrollado en Europa a lo largo de su historia, reprimiendo cualquier hálito de libertad en las personas, forman también parte de nuestra civilización. Realmente en lo que se está incidiendo es en una forma de entender las democracias liberales europeas y norteamericana, en la que podemos estar bastante de acuerdo para lo que concierne a nuestra sociedad. En lo que no vamos a estar de acuerdo es en que una pretendida concepción del mundo, que para más dificultad se ampara en unos valores morales malentendidos y peor aplicados, sirva de forma universal para todos los mortales. De pensar lo contrario estaríamos cayendo en un exceso, identificando la verdad occidental con la verdad universal; un error y una paradoja al mismo tiempo, porqué raya más lo religioso que lo racional.

La publicación de esas viñetas, como ya dije en un anterior artículo, parte de una intención de provocación, que se ha instrumentalizado por algunos grupos que tienen el poder político suficiente en Oriente Medio para conducir el fervor religioso de los musulmanes. Pero quién publicó las viñetas, y quién ―ya iniciadas las protestas― las volvió publicar para afianzar su soberbia, es responsable de lo que está sucediendo. Y esto que se entienda bien: en ningún momento está justificada ninguna violencia por ofendidos que estén los musulmanes por estas caricaturas.

La violencia de las protestas nos conmociona y nos indigna, pero si tenemos la suficiente amplitud de miras no debería de sorprendernos si entendemos que se producen en sociedades y estados muy diferentes al nuestro, que para una mayor concreción hoy se encuentran frente a un mal presente y un futuro incierto.

Mientras muchos siguen mostrando fuera de contexto el radicalismo y la violencia en Oriente Medio, en los países europeos las protestas de los musulmanes por esta polémica se están desarrollando de una forma ejemplar. Las comunidades musulmanas europeas por el propio derecho a la libertad de expresión se han dado cuenta que tienen derecho a manifestarse; pero harían bien también en reflexionar en sí no están cayendo precisamente en la provocación.

En el siglo XIX, Friedrich Nitzsche en su obra Así habló Zaratustra criticando al cristianismo y a su moral dijo: “Dios ha muerto, y es el hombre quién lo ha asesinado”. Por la misma razón, y sin faltar a la verdad, yo tengo derecho a decir que hay quién usa la religión con el fin de obtener poder sobre los demás; también cometiendo actos terroristas. Lo que ya no es verdad es que el Islam y sus creyentes sean sinónimos del terrorismo.

Quizá, lo mejor seria que asumieran la pluralidad que existe en nuestras sociedades, olvidando este mal trago que nadie que sea sensato avala. De lo contrario, haya quién pueda pensar que es un buen momento para amordazar a los medios de comunicación en muchas cuestiones que nada tienen que ver con la sensibilidad y el respecto a las confesiones religiosas.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. 12 Febrero 2006.

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