Causas justas olvidadas y el papel de los medios - por Francesc Sánchez

"La mayoría de los conflictos que podemos contemplar tanto en el confín más lejano del mundo o quién sabe si en el más cercano, cuando se deja de informar sobre ellos, lejos de resolverse se mantienen cuando no se agudizan. "

Opinión, Periodismo
Causas justas olvidadas y el papel de los medios
por Francesc Sánchez


A colación de una petición de un lector a éste periódico acerca del olvido que podemos tener de algunas "causas justas" me dispongo a argumentar algunas palabras que lejos de querer ser justificación alguna de éste medio de comunicación pretenden ser una crítica directa a los medios de comunicación en general, y a groso modo también hacia la clase política y la sociedad en su conjunto.

Normalmente el material informativo que hay en los medios de comunicación, obedece, o en un principio debería obedecer a una información y explicación de hechos o sucesión de hechos que afecten directa o indirectamente a la vida de un número importante de personas.

Éste tipo de hechos que afectan a un gran número de personas, pueden ser negativos, positivos, o irrelevantes. De la línea editorial del medio de comunicación y de la propia pericia del periodista deberían depender exclusivamente la selección de la secuencia de hechos a informar y explicar. En las empresas en ocasiones existen unos condicionantes económicos relativos a la publicidad y a las subvenciones; en los medios estatales -y también algunos medios alternativos-, se ven coartados por condicionantes políticos o ideológicos. Me limitare al criterio de selección que sea exclusivamente periodístico.

El criterio de selección del medio de comunicación y del periodista pueden depender de factores externos, algunos tan anodinos e inocentones pero no por ello menos preocupantes como es el establecimiento de prioridades, en función de la capacidad de medios técnicos, económicos o humanos.

Si mantenemos como uno de los principios periodisticos la observación de lo que está sucediendo, para ejercer de puente de comunicación, ser mediador entre lo que sucede en un lugar determinado y en un momento determinado, las sociedades que son participes por el grado de afectación directa, y las que por un modo u otro pueden ser participes en lo que se está contando, la selección practicamente vendra dada por si sola si somos fieles a la sucesión de esos hechos. ¿Pero entonces no se eligen los hechos?

Entre un hecho positivo, pongamos por caso "un levantamiento popular en un país del tercer mundo en contra de una tiranía", un hecho irrelevante, por poner un ejemplo bien conocido "los líos de faldas" de un actor, o un hecho negativo "el asesinato de una persona", si pretendemos ser un medio de comunicación social pondremos más énfasis en "el levantamiento popular".

¿Desdeñaremos el asesinato? No, y menos si éste ha sido en masa, o detrás de él se esconde una trama que afecte directa o indirectamente a gran número de personas, y puedan existir oscuros silencios. Lo que no hará un medio de comunicación que pretenda hacer periodismo serio es omitir el levantamiento popular y el asesinato, limitándose a contar los rumores acerca del lío de faldas del actor.

El problema que nos encontramos actualmente en muchos medios de comunicación empresa es la confusión para nada inocente entre hecho de importancia para gran número de personas por su grado de afectación real, y el hecho fabricado por estos propios medios de comunicación a raíz de una serie de hechos irrelevantes que repetidos y argumentados constantemente generan un grado de afectación y necesidad a los receptores. Esta es a grandes rasgos la explicación de la dinámica que se da en la proliferación de programas en la televisión dedicados a la prensa del entretenimiento o del corazón. La gravedad de esta dinámica es su versatilidad para ponerla al servicio de intereses económicos y políticos omitiendo según que realidades sociales cercanas o lejanas que afectan a gran número de personas -silencio informativo-, o la tergiversación voluntaria de los hechos comunicados y explicados -manipulación informativa-.

Retomando el hilo del criterio de selección periodístico, tenemos que la sucesión de una serie de hechos que afecten negativamente o positivamente a un importante número de personas és, o debería ser plasmada -informada- y explicada por los medios de comunicación.

Pero a veces sucede que no se informa sobre hechos que han degenerado en conflictos que prevalecen sin resolverse -cuando no empeoran- durante meses, años, décadas, etc. La ausencia de nuevos hechos que cambien la supuesta rutina en esos conflictos hace que los medios de comunicación dejen de informar y explicar. Es cuando en los medios de comunicación se produce un efecto de ausencia temporal que sumado a los voluntarios efectos de silencio y/o manipulación (según los casos) pueden dar la impresión que los conflictos de los cuales no se informa ya se han resuelto. Muchos podrían pensar que en la ex Yugoslavia ha desaparecido la conflictividad entre sus comunidades, que el problema del Sahara Occidental finalmente se solucionó, o que en el Iraq de nuestros días sólo hay terrorismo y no hay ninguna guerra porque ya ha llegado la democracia.

La mayoría de los conflictos que podemos contemplar tanto en el confín más lejano del mundo o quién sabe si en el más cercano, cuando se deja de informar sobre ellos, lejos de resolverse se mantienen cuando no se agudizan. Puede que no sucedan hechos que cambien súbitamente la rutina que afecta a las sociedades afectadas, por ello el caudal informativo para plasmar hechos será menor, pero ésta circunstancia no debería excluir la explicación más pausada y detallada de la situación actual de los conflictos que hay en esas sociedades. Es una oportunidad para que la gente no sólo se entere de lo que pasa en el mundo si no que sea capaz de entender lo que pasa en él, la ocasión perfecta para realizar pedagogía social y cultural, de ejercer de puentes reales entre sociedades bien distintas.

Si pretendemos que el periodismo no sólo sea la feria ambulante -del todo necesaria*- que visita la guerra del momento, deberemos aprender a no perder de vista los conflictos no resueltos, y a conocer nuevas y difíciles realidades que hoy quizá no han sangrado pero que pueden terminar en un futuro en un conflicto armado.

Si contemplamos a fondo estas tres modalidades de periodismo, podremos ver que no son para nada excluyentes si no complementarias.

El cubrir las guerras debe de seguir siendo un pilar fundamental de nuestro periodismo no solo porque nos importe algo la vida de los que sufren, siendo quizá sus únicos portavoces, y quién sabe si ejerciendo una labor igual o más efectiva que la de los médicos que los asisten con nuestras informaciones, si no también para evitar que en un momento dado suceda lo mismo en nuestras propias sociedades. Por otro lado, el no perder de vista los conflictos que parecen calmados pero que no se han resuelto, será una forma efectiva de conocer y explicar a fondo los problemas y carencias que existen en esas sociedades. De igual importancia también será el prestar atención dónde no haya brotado un conflicto armado pero sí se den una serie de circunstancias propicias al mismo.

Las tres modalidades que podríamos llamar, periodismo de acción, periodismo vigilante, y periodismo anticipatorio, si las ponemos en marcha con una mirada sincera y sencilla, asistida por una contextualización local y -más amplia- internacional, ayudaran a mostrar no sólo lo que sucede, si no lo que sucedió y lo que puede llegar a suceder.

Si hasta aquí todo podría ser correcto, tampoco debemos ni nos deben retraer el que el periodismo no puede evitar las guerras. Los periodistas no somos más que unos cuentacuentos, relatadores, mediadores, son otros, sus protagonistas los que deben de evitar o solucionar el conflicto, son también las manos invisibles que desde el poder político y económico tienen capacidad de declarar o evitar las guerras. Y es aquí en donde puede y debe entrar en acción la presión social, más allá de la oposición a una guerra puntual por la participación directa de nuestro país, o de un conflicto cercano por la afinidad cultural, de parentesco, ideología, etc. Ya la tarea del cambio de conciencia o la oposición o no a las guerras de forma indiscriminada, la existencia de causas justas o no, son cuestiones que corresponden a cada uno de nosotros tengamos el oficio que tengamos.

Es cada cual una vez está informado y es capaz de digerirlo -entenderlo- quién en base a su criterio -el que se debe fomar- debe o no intentar cambiar las cosas desde su esfera particular de poder, desde el simple hecho de emitir un voto en una urna a ingresar o crear un colectivo político, o si tiene capacidad política institucional de realizar una praxis internacional no sólo fundamentada en principios teóricos si no fundamentada en hechos palpables.

* Ayer en el programa 59 segundos de Televisión Española, estuvieron invitados entre otros Javier Couso y Mario Ortega, hermanos de los periodistas José Couso y Ricardo Ortega, asesinados en medio de una guerra cuando estaban realizando su oficio. Cuando muere un periodista que está haciendo reportero de guerra todo es solidaridad, y esto muchos no lo entienden, sentenciando que toda vida tiene el mismo valor. Y es cierto todas las vidas tienen el mismo valor, no obstante a día de hoy muchos han olvidado ya que esos dos periodistas fueron asesinados impunemente jugándose la vida para ejercer en su medida de puentes de comunicación.

Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona
Redactor, El Inconfomista Digital.

Incorporación - Redacción. Barcelona, 15 Marzo 2005.