28 días después - por Francesc Sánchez

Titulo original: 28 Days Later
Nacionalidad: Británica
Año: 2001-2003
Dirección: Danniel Boyle
Guión: Alex Garland
Interpretación: Cillian Murphy (Jim), Naomie Harris (Selena), Brendan Gleeson (Frank), Christopher Eccleston (Mayor Henry West), Megan Burns (Hannah).
Música: John Murphy, Godspeed You! Black Emperor, Brian Eno.

La película de Danniel Boyle (el director de Trainspotting y Tumba Abierta), siendo una mezcla entre el género de suspense de terror y el thirller psicológico, tiene una visión sencilla, que atrapa al espectador por la sensación de inmediatez hasta el ultimo momento, y también una lectura ―si lo queremos ver― más profunda que nos hace reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y la condición humana: un mundo frágil e inseguro tanto exteriormente como interiormente, en donde las pasiones humanas pueden ser nuestro peor enemigo. - seguir leyendo

Sinopsis: Tres activistas de un grupo por los derechos de los animales asaltan un laboratorio en Cambrigde dónde se realizan experimentos con monos. La rabia y la ira inoculada en los animales infectará a los que allí se encuentran; 28 días después despertará en un hospital un joven que ha permanecido durante todo ese tiempo en coma, comprobando que le han abandonado y que ya nada es como antes.



El despertar

Extrañado, se viste con un mono verde y decide iniciar una caminata hacia el centro de la ciudad, no encontrando nadie a su paso. Lo que para Jim empieza con el más absoluto de los silencios, tras cruzar el puente hacia el East End y acercarse a Picadilly Circus ―con el sonido progresivo de la pieza East Hastings de Godspeed You Black Emperor― se va convirtiendo en una profunda angustia, que terminará con una gran desesperación, cuando cae en sus manos la portada de un periódico en la que con un grandes titulares puede leer:



“EVACUACIÓN”
“El éxodo masivo de los británicos provoca el caos global”.
“…Blair declara el estado de emergencia”
“…El ejército ordena “disparar a matar”
“…Puestos de seguridad del gobierno desbordados”
“...Las Naciones Unidas construyen gigantescos campos de refugiados”
“…Caos en todos los aeropuertos de Londres”.
“…El gobierno llama a la calma”.
“…”

Luego se da cuenta que alrededor de la fuente y la estatua del Eros hay unos tablones con innumerables fotografías y mensajes, dejados por personas que por una u otra razón están lejos de sus seres queridos. Jim llevado por el desconcierto decide entrar en una iglesia para buscar respuestas.

Buscando

Desechada la verdad eclesiástica por mero instinto de supervivencia Jim huye y se encuentra con la ayuda de sus semejantes. Sus nuevos compañeros le harán entender que la única verdad es la supervivencia. Aún así Jim siente la necesidad de volver a su hogar con los suyos. Irán, y una vez allí cuando cae la noche, en la penumbra, nosotros a través de los ojos de los que ya están perdidos, allanaremos la morada.

Jim y Selena tienen que irse, y en su deambular por las calles, en lo alto de un edificio, encuentran a un padre y una hija. Y es aquí, en donde la verdad de la supervivencia y la razón que muestra a los nuevos compañeros como una carga, colisiona con el principio ético de la ayuda hacia los demás. A fin de cuentas ¿Jim no había sido también salvado? Quizá Hannah ingenuamente lo sintetice cuando dice: “Nos necesitáis como nosotros a vosotros. Todos nos necesitamos“.

Los cuatro con cierta vaga idea en la que quieren creer, deciden abandonar Londres en un taxi para irse al campo en la búsqueda de ―más que una esperanza― un objetivo y unas respuestas.

De camino, después de una escena relativamente gratuita en un túnel si no fuera por las ratas, tendrán tiempo de sobras para hacer un homenaje al consumismo cuando entran en un supermercado que recordará enormemente a otras películas. Ya en las afueras de la ciudad repostaran gasolina y sucederá algo significativo que mantendremos en la penumbra.

El cenit de la película llega cuando deciden detenerse en medio del campo, cerca de unas ruinas, para descansar en el atardecer y pasar la noche. Frank les llama y contemplan cuatro caballos cabalgando a su aire a lo lejos. La imagen de por sí puede ser un canto a la naturaleza y a la libertad. Están sanos como dice Frank, en el sentido literal y figurativo del término ―si recordamos un poco a Nietzsche― porque permanecen también libres. Y ahí podría quedar todo, pero es inevitable no pensar que esos cuatro caballos libres son un símil también de ellos mismos. Selena lo explica mejor con sus palabras cuando le dice a Jim “Me equivoque al decirte que lo único importante es seguir con vida”. Entre ellos se ha generado una empatía que les ha hecho sentirse por primera vez, y por unos instantes, bien desde que empezó todo.



Todo cenit tiene su caída y ésta se inicia en Jim cuando cae la noche y se dispone a dormir. Es la hora más oscura, aquella en la se termina la noche pero aún no ha llegado la luz del día: Jim se despierta sobrecogido, mira a su alrededor y se encuentra solo, los busca y no los encuentra, los llama, corre… ve a lo lejos en el prado un gran rebaño de ovejas que ―como sucedería horas antes en el túnel con las ratas ante la presencia de los que ya están perdidos― corren al notar su presencia… Jim grita de desesperación, han desaparecido, nuevamente está solo. Frank le despierta “Jim, es solo una pesadilla” “Gracias papa” y éste se vuelve a dormir.

Vuelve a repetirse la escena a una hora ya más clara, Jim despierta nuevamente sobrecogido… está vez le están esperando en el taxi. Recoge sus bártulos, entre ellos el bate, y sube con ellos.

No hay respuesta

Tras horas de viaje llegan al objetivo que se habían marcado y no encuentran lo que esperaban. Y además como dice Selena “todo se ha ido a la mierda”. La película a partir de aquí dará un giro inesperado en dónde la amenaza que les hizo huir de Londres quedara en un segundo plano.

“Lo ultimo que he visto en las cuatro ultimas semanas es hombres matando hombres. Lo mismo que ví las cuatro semanas anteriores. Así que para mí hoy estamos en la normalidad.”

La tenue seguridad que se habían marcado como objetivo se revierte en su contra. La magistral escena en una casa que recuerda ―por su gran estatua de Zeus en la entrada y unas intenciones ocultas y perversas por parte de sus habitantes― al Partenón, en donde Jim es llevado por la ira, será la antesala de un desenlace 28 días después ―siendo en principio prometedor y esperanzador― abierto y perturbador, dejado a la elección del espectador.



Y así és: de Hola a Infierno en inglés (Hello to Hell) tan solo va una letra.

Una crítica

Por lo escrito hasta ahora se habrán percatado que he eludido hablar de la amenaza que en todo momento persigue a los protagonistas. Y la razón de ello se encuentra en que 28 días después creo que merece una lectura que vaya más allá del hecho de ver como unos supervivientes huyen de los que ya están perdidos por la infección. Ésta se propaga tras la estupidez que llevan a cabo unos activistas en un laboratorio en dónde se realizan actividades de dudosa buena intención. El efecto de la rabia y la ira liberada es tan devastador que puede haber causado un daño irreparable a la humanidad.

El argumento que muestra la supervivencia de unos pocos en un escenario post-apocalíptico tras una infección recuerda al ‘Ultimo hombre vivo sobre la Tierra‘ y a las películas de zombis de George Romero, pero aquí a diferencia de esos filmes, en ningún momento sabremos si la infección ha traspasado Gran Bretaña y todo el mundo ha sucumbido. Pero lo que si nos viene a decir la película de una forma bastante clara es que el ser humano movido por sus pasiones más bajas es capaz por si solo de aniquilarse.

Lo podemos ver muy bien en el momento en que los protagonistas llegan a su objetivo y el planteamiento de la película da un giro de 180 grados. Las líneas de la amenaza se desdibujan y los papeles se intercambian. Si hasta aquí todo nos podía quedar lejano por la excepcionalidad que conlleva una infección semejante, lo que sucede a continuación por depender exclusivamente de comportamientos racionales perversos y bajas pasiones humanas, se reproduce continuamente fuera de la película en muchos lugares. Llegándonos a transmitir la película, en contraposición al idílico momento que pasan los protagonistas en el campo, que el orden social y el poder que algunos tienes sobre los demás, en un momento dado puede ser el peor enemigo. Y es aquí cuando la rabia y la ira dejan de ser una amenaza y pasan a ser unos rasgos humanos que ayudaran a sobrevivir a los protagonistas.

De ahí que no debamos equivocarnos, no se trata de una película de zombis ni tampoco de muertes a mansalva, aunque de éstas las haya y sean desgarradoras. Tampoco pretende dar lecciones morales, en todo caso evocar que si se busca hay un mínimo de sosiego y bienestar. Pero nunca como una culminación si no en el propio camino de cada cual.

Tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001 probablemente ésta película no se habría llegado a rodar, o habría sido muy diferente. El solo hecho de plantear como posibilidad un Londres desierto tras una evacuación masiva desastrosa, a causa de una infección de rabia creada por los propios británicos, hoy parece cuanto menos inconcebible. Habría sido un atrevimiento. Una verdad difícil de digerir.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Septiembre 2006.