La irrupción de la fe - por Francesc Sánchez

"Más de un millón de personas han pasado por San Pedro para ver los restos del Papa, Roma está atiborrada de gente, al borde de desbordarse, pero se esperan aún muchos más fieles. Es extraño."

Fenómeno mediático espiritual
La irrupción de la fe - por Francesc Sánchez

Más de un millón de personas han pasado por San Pedro para ver los restos del Papa, Roma está atiborrada de gente, al borde de desbordarse, pero se esperan aún muchos más fieles. Es extraño.

El próximo viernes se celebrara el funeral de Juan Pablo II, se esperan jefes de Estado, ministros, y burócratas, centenares de personalidades. Desde George W. Bush, hasta por lo que parece Fidel Castro —sí él tambíen—. De aquí de España irán Zapatero, Moratinos, Rajoy, y los reyes. Las polémicas están servidas.

Las de aquí, que siempre son las más cercanas, tercian por un lado —el derecho— sobre la poca respuesta institucional ante la muerte del Papa, falta de pronunciamiento estatal ante el hecho natural, el poco luto guardado, etc. Por otro lado —el izquierdo— se crítica una supuesta saturación informativa por parte de la cobertura de Televisión Española.

No me consta que se haya criticado abiertamente el minuto de silencio guardado en El Congreso, aunque algunos diputados —supongo que por motivos éticos y morales— se quedaron sentados. Tampoco el porque se cancelaron los actos políticos en la recién empezada campaña electoral en el País Vasco. Desconocía ese fervor católico tan unánime de los vascos.

Críticas a medias hacia los medios de comunicación sí, y no sé hasta que punto muy bien encaminadas. El hecho de la muerte del Papa es importante, es noticia. Fue un personaje polémico(*1), pero muy representativo. De inmenso poder, no tan sólo por ostentar la jefatura del gobierno global que representa la iglesia católica, si no por su influencia, tanto directa como indirecta. La Religión católica va en retroceso, pero al menos existen mil millones de fieles repartidos por todo el planeta, después hay otros cristianos: los ortodoxos, y todas las iglesias protestantes —una de ellas la metodista estadounidense tiene su principal mesías en la figura de su jefe de Estado—.

Pongamos dos ejemplos prácticos del poder Juan Pablo II. La prohibición a los católicos de usar preservativos, aquí tan discutida —y tan poco seguida—, se ha acatado mucho más fielmente en Africa y en Latinoamérica. Pese a la buena labor de los misioneros y los curas rebeldes de la Teología de la Liberación, las poblaciones de los estados que pueblan el Africa negra y Latinoamérica han ido aumentando bajo un hambre y una pobreza extrema. Si a esto le sumamos que esas dos regiones del mundo es donde existen más enfermedades de transmisión sexual —algunas de ellas como el SIDA incurables—, nos haremos a la idea de lo que resulta en un lugar remoto la ley divina que aquí puede pasar por una simple polémica de un dogma conservador.

Segundo ejemplo practico. El "No a la guerra" del Papa. Desde algunos círculos se ha querido ver que esa negativa del Papa a la guerra quería representar una comunión con los jóvenes, muchos visiblemente contrarios a la ultima guerra si recordamos las millonarias movilizaciones alrededor de todo el mundo. Desde otros círculos se ha querido ver una toma de distancia necesaria hacia un enemigo potencial de la iglesia católica, es decir el terrorismo de cuño presuntamente islámico. Desconozco si esas argumentaciones son correctas, pero presumo que las dos son verdad en lo que representa un alejamiento de los fieles —y los potencialmente fieles— ante un posicionamiento deshonroso o un silencio degradante. Al silencio del Papa Pio XII en la Segunda Guerra Mundial me remito. En lo que respecta a las consecuencias de ese "No a la guerra" del Papa quizá tengamos que verlas en el pernicioso efecto moral que puede recaer en los creyentes del ejercito norteamericano en el campo de batalla.

La fe de los cristianos católicos quizá no sea la del pueblo elegido —porque los judíos ya lo dijeron antés— pero si hacemos por abstracción una disección espiritual del mundo, contemplaremos que el cristianismo —y el catolicismo en particular— es la fe más jerarquizada y practicada en los países que hoy en cierta forma dominan el mundo. A raíz de esto, y no solo por los acercamientos del Papa a otras confesiones religiosas, quizá entendamos mejor porque a modo practico importa tanto a los no creyentes en esa fe la muerte del Santo Padre, y sobre todo del hecho de quién será el próximo a ocupar su lugar.

Otra cuestión importante que me atrevo a esgrimir es la necesidad espiritual que vive nuestro mundo. El mundo necesita creer o al menos así el mundo lo creé. No se trata de ningún galimatías tramposo. Desde unas décadas atrás han caído muchos referentes —religiosos— ideológicos. En la Unión Soviética y los países de su órbita, la caída del comunismo descompuso el sistema, y los diferentes pueblos volvieron a sus orígenes culturales y religiosos, prueba de ello es el resurgimiento del catolicismo en la Polonia natal de Wojtyla, o del islam en el Cáucaso. En el mundo árabe sucedio algo parecido con la caida del panarabismo. Y quizá, a fin de cuentas si nos fijamos bien, algunos planteamientos de los movimientos antiglobalización no sean más que una Religión, que ha surgido de las cenizas de la perdida de referentes ante la caída soviética, la deriva del estado del bienestar en Europa, y la globalización del periodismo. "Otro mundo es posible".

El debate quizá estaría en dilucidar si la perdida de la Religión ha hecho que el mundo haya bajado a los infiernos, o si por el contrario la vuelta a la Religión es tan solo un síntoma de que algo no funciona muy bien.

Yo ante esta disyuntiva me muestro pesimista a la par que optimista. Pesimista por el error que representaría reducir nuestras sociedades tan solo a Religión, más teniendo presentes los antecedentes que nuestra historia compartida nos ha reportado. Optimista porque aunque no siendo creyente, creo en la libertad de culto, y soy consciente que la fe puede representar para muchas personas una guía moral o una confortable compañía.

En lo que respecta al trato informativo en el mundo del periodismo, cualquier cobertura se tendría que ajustar a la importancia de los hechos, al número de personas que esos hechos afectan. La noticia en El Vaticano ya no es la muerte de Juan Pablo II si no como está afectando esto a la gente y quién será el nuevo Papa. También hasta que punto los propios grandes medios de comunicación pueden estar potenciando estos hechos.

Y es en estas cuando podemos decir que por el grado de afectación psicológica —espiritual— *(2) que inflinge la exposición de estos hechos, acaecidos allá en El Vaticano, no hay tanta diferencia en la conmoción que afectó a millones de personas tras el 11S, el 11M, o hasta después de los primeros bombardeos sobre Bagdad. Algo un tanto inquietante, si tenemos presente lo que sucedió después de esos tres grandes hechos.

(*1) Artículo relacionado: - El vía crucis de Karol Wojtyla - por Francesc Sánchez

(*2) Hago referencia a la afectación de las imágenes en la psique de las personas. El efecto se amplifica si existe una carga simbólica importante, artículos relacionados: - ¿Heridos por las imágenes? - por Rafael Pérez Ortolá, y también - Sembrando muerte en Oriente Próximo y Medio - por Francesc Sánchez

Francesc Sánchez - Marlowe.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación - Redacción. Barcelona, 6 Abril 2005.

Artículo nexo relacionado - El Papa Juan Pablo II ha muerto