La Guerra de Ucrania en los medios de comunicación – por Francesc Sánchez

 


Zelenski en nuestras pantallas. El líder ucraniano que resiste ante el poderoso Ejército ruso desde hace más de tres meses en la Operación Especial del Kremlin contra «los nacionalsocialistas»: la guerra fratricida de conquista de la Madre Rusia contra una región que formaba parte del Imperio ruso y fue una república durante la Unión Soviética, que desde la implosión de esta última en 1991 se ha alejado de Moscú y ha abrazado los intereses atlantistas y europeos, hasta el límite de romper en Kiev el 2014 una delicada convivencia, perder la Crimea cedida por Jruschov en 1954, y sufrir una guerra civil con los habitantes de la región del Donbás, que hoy sufren el fuego cruzado del Ejército ruso y el Ejército ucraniano en esta diabólica guerra que ha decidido iniciar Putin después de que Kiev y sus socios occidentales no aceptaran ninguna de sus propuestas sobre seguridad, cuando éste ubico más de 100.000 soldados en la frontera.

Suele decirse que en una guerra la primera victima es la verdad. Pero esto depende de lo que hagan o dejen de hacer los que su oficio es el de informar, analizar, y opinar sobre un conflicto armado (colectivo en el que de alguna forma yo también me incluyo). Nadie tiene la verdad absoluta o la suficiente objetividad porque todos vivimos en una determinada sociedad y tenemos una determinada trayectoria. No creo tampoco en la neutralidad de equiparar a las victimas con los verdugos, lo mismo pienso del relativismo en que todo vale para justificar lo injustificable. Pero, manteniendo lo dicho, en esto que yo entiendo como el oficio, debemos siempre partir de los hechos y opinar -si queremos- sobre los mismos, no podemos ni debemos hacer lo contrario, construir un relato -que pretendamos que sea objetivo- en función de nuestras opiniones. Para hacer lo contrario -por una insuficiente presión ciudadana- ya están los respectivos gobiernos implicados en el conflicto. Y esto sirve tanto para la propaganda más burda -pero efectiva- con la máxima que Goebbels puso en práctica afirmando que «una mentira repetida mil veces se convierte en verdad» cómo para los que ahora pretenden reescribir la historia con un relato oficial «cancelando» aquello que es incómodo a la corrección política.

En la Guerra de Ucrania la comunicación forma parte de la misma. El aparato de propaganda de Kiev y el del Kremlin tienen cómo cometido ofrecer una determinada guerra a sus ciudadanos en el que aparezca solo aquello que les beneficie, omitiendo todo aquello que les perjudique. De ahí que podamos ver imágenes tomadas por los respectivos ejércitos de ataques y bombardeos, la resistencia numantina de unos, y el recibimiento como libertadores de los otros. No interesan los cuerpos de los soldados o civiles hechos trizas, o las tropelías que los Ejércitos cometan a su paso. Tampoco nada de lo que comunique el enemigo: por eso se han censurado medios en ambos lados. La prueba más efectiva de esto que digo es que a día de hoy, después de tres meses de guerra, no existen los partes de bajas en ninguno de los dos bandos enfrentados: ni de civiles ni de militares. Kiev asegura que ha provocado más de 30.000 bajas entre las fuerzas rusas, pero poco o nada dice de sus bajas militares o civiles, lo mismo sucede desde el lado del Kremlin. Esto se ha convertido en un secreto de Estado porque las bajas en el enemigo suben la moral y las propias la bajan. El papel de los periodistas que se consideren independientes, dentro del contexto inexcusable que les marca en todo momento su trabajo, debería ser el de ir más allá de la propaganda: pero este periodismo que es necesario y podríamos considerar veraz corre el riesgo de ser interpretado como una traición. Este es el dilema, pero si nos consideramos parte de sociedades libres, en las que la información es necesaria para tomar nuestras propias decisiones políticas, la opción debería estar clara.

Esto no es un reproche hacia el colectivo de periodistas que han ido a Ucrania a informarnos sobre lo que pueden, muchos de ellos haciendo un buen trabajo, pero si una llamada de atención hacia los vacíos informativos en esta guerra que frecuentemente solo son llenados con la propaganda gubernamental de los contendientes, o con fugaces imágenes impactantes en las redes sociales de Internet de difícil ubicación y verificación. Es inaudito que no haya información sobre lo que sucede en el otro lado. Y esto nos afecta más de lo que pensamos porque nuestro país forma parte de dos estructuras internacionales (la Unión Europea y la OTAN) que están en una guerra interpuesta con Rusia a través del gobierno de Kiev, por una serie de altos valores e intereses que deberían ser también los de todos nosotros, y que se nos advierte que nos traerá consecuencias negativas de todo tipo. Los periodistas en Rusia que van a contracorriente con falsedades o verdades (esto da lo mismo) pueden dar con sus huesos en la cárcel por quince años, o ser enviados al frente de la guerra junto con cualquiera que promueva protestas antigubernamentales. Si en contraposición a esta situación nos consideramos una sociedad libre no podemos hacer dejación de nuestras funciones, porque entonces estaríamos recorriendo el sinuoso camino hacia la servidumbre. La libertad de pensamiento y expresión, desde la honestidad, debe prevalecer.  

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 30 Mayo 2022.