Europa se vuelca con los refugiados ucranianos – por Francesc Sánchez
La fotografía que encabeza este artículo con Joe Biden sosteniendo una niña ucraniana puede parecer que no se corresponde con el título del artículo, pero si leen el artículo comprenderán que encaja completamente. La Guerra de Ucrania ha arrojado de momento más de 6 millones de refugiados y 11 millones de desplazados internos. La acogida por parte de los gobiernos europeos es la cara más amable de este conflicto armado que Rusia ha querido llevar a Ucrania, pero ésta es indisociable a su iniciativa y responsabilidad en el conflicto armado. El presidente de Estados Unidos en esta fotografía puede dar un ejemplo de solidaridad con el pueblo ucraniano, aunque el peso fundamental de ésta lo esté manteniendo la Unión Europea e innumerables personas anónimas, pero Joe Biden al mismo tiempo también está protagonizando un acto político que no se termina de comprender sin el hecho que es el líder de una coalición de Estados, que está apoyando decididamente en el plano político, económico y militar, al gobierno de Kiev, frente a una amenaza tangible al status quo en Europa y la hegemonía en el mundo.
Las imágenes de bombardeos sobre ciudades ucranianas, como Mariúpol, que han quedado completamente arrasadas, y las aglomeraciones de ucranianos que huyen de las bombas atravesando las fronteras para llegar a Polonia, Hungría, Rumania, y Moldavia, pero también hacía Rusia, han tocado la fibra sensible de muchos de nosotros, porque de alguna forma nos identificamos con aquellos que más sufren esta guerra, que además se da en el corazón de Europa. El Gobierno español, como el del resto de países europeos, que en otras crisis han discutido sobre la política que deben tomar sobre los refugiados que proceden de conflictos armados (como fueron las discusiones sobre los refugiados sirios o los libios) esta vez han tenido una respuesta unitaria y ejemplar. Y lo mismo puede decirse de multitud de organizaciones no gubernamentales y multitud de personas anónimas que han decidido acudir a Ucrania con su vehículo particular para «rescatar a familias ucranianas». Pero el hecho como digo es que en términos de comunicación para los gobiernos europeos los refugiados ucranianos son también un arma política porque apoyamos a Kiev y estamos en guerra contra Rusia. No se entendería que apoyáramos tan decididamente al gobierno ucraniano si nos desentendiéramos de los refugiados, y de hecho este apoyo a los refugiados es al mismo tiempo la justificación de este mismo apoyo, incluso en términos militares.
El Gobierno de España ha concedido el asilo a más de 80.000 ucranianos. Permiso de residencia y trabajo por cuenta propia y ajena de un año de duración, prorrogable a dos, acceso a la educación (incluida la formación profesional), ayuda social y alojamiento adecuado, y atención médica. Los gestos de solidaridad se han dado y siguen dando en todas las esferas institucionales y capas sociales. La Universitat de Barcelona inició un plan de acogida de docentes con la incorporación como profesores visitantes de Oleksandr Martynenko, catedrático de Medicina en la Universidad de Járkov, y Maryna Martynenko, catedrática de Economía en la Universidad de Kiev. La mayoría de las universidades han emprendido también una respuesta que va desde la acogida de profesores y alumnos, a la búsqueda activa de donaciones. Nada de esto evita que muchos ucranianos sean críticos con los trámites administrativos para optar a las ayudas o la dificultad de obtener un puesto de trabajo. Los refugiados ucranianos han dejado atrás un país en llamas, pero en su gran mayoría tiene el deseo de regresar a Ucrania cuando termine la guerra. La mala noticia es que la guerra no parece que vaya a terminar pronto, y cuando lo haga, el mapa político puede haber cambiado substancialmente.
El rechazo hacia el refugiado, inmigrante irregular, o inmigrante económico, procedente de otras latitudes, motivado por la competencia laboral, la delincuencia, o las costumbres religiosas o de otra índole, está vez no se ha dado. No hay ninguna formación política hasta el momento que se haya opuesto a la llegada de refugiados ucranianos a España o a otros países europeos, donde marcadamente en otras crisis humanitarias o dinámicas sociales han sido un arma política, pero en estos casos en negativo, que ha hecho incrementarse el voto notablemente en los partidos de extrema derecha identitaria. En la excepción ucraniana probablemente tenga mucho que ver tanto la respuesta institucional, la movilización de medios estales, como el papel de los medios de comunicación. Si Putin quería desestabilizar Europa con una crisis humanitaria de refugiados de momento no lo ha conseguido. Pero hay otro factor también a tener en cuenta. El fundamental: es el miedo que el desastre nos llegue también a nosotros en nuestros países. Esta vez no se trata de una guerra civil difícil de comprender, la sociabilización del terror en nuestras calles, difícil de contener y más de resolver, o un conflicto armado que han iniciado nuestros gobiernos, si no de una agresión de un país, Rusia, sobre una sociedad muy parecida a la nuestra, que puede si se lo propone desestabilizar todo el continente. De esa forma se explica la respuesta política en su conjunto de la Unión Europea y los Estados que la componen, subordinados a Washington como en los viejos tiempos, que hoy hemos querido centrar en los refugiados ucranianos.
Europa pues se ha unido frente a la desgracia de otros, hoy son los refugiados ucranianos, y esto es positivo. Pero no puedo dejar de decir que el camino iniciado en el conflicto de Ucrania por la Unión Europea, y los Estados que la componen, hace ya muchos años (al menos desde el 2014), tiene su cuota de responsabilidad en el desastre que hoy contemplamos en esta guerra, y en el que ahora estamos apoyando decididamente tanto políticamente como militarmente al gobierno de Kiev, por temor al invasor. Parece que los europeos frente a la desgracia ajena y la amenaza exterior, en este caso la rusa, encontramos lo que nos une, como si no hubiera innumerables cuestiones más que también deberían de hacerlo. Pero no perdamos de vista que este fortalecimiento de la Unión Europea se hace movido por las circunstancias, que subordinada una vez más el continente -como si aún fuéramos menores de edad- a la tutela de los Estados Unidos, y que en un uno u otro momento deberá dar paso a una política para resolver el conflicto armado lejos de posiciones que solo sirven para la confrontación.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 22 Mayo 2022.