Baron Noir y el valor de la política – por Francesc Sánchez
Recientemente Pablo Iglesias ha querido compartir en las redes sociales que Pedro Sánchez le ha recomendado la serie Baron Noir
y que le ha encantado. Mucho antes Manuel Valls decía lo mismo. Se da
la circunstancia que una semana antes de todo esto empecé también a ver
esta serie, en la que Phillippe Rickwaert no para de hacer de las suyas,
y hace un par de días que la he terminado. Por lo que encuentro que es
interesante decir algunas cosas, no sólo sobre la serie, que también
unas cuantas cosas diremos, sino también sobre el sistema político y
sobre la política de nuestros vecinos franceses.
El sistema político francés como el español es una democracia, pero tiene sus diferencias. Mientras en España tenemos una Monarquía constitucional en Francia tienen una República. Desde 1958, de la mano de Charles de Gaulle, con la V República está en vigor una Constitución que establece un sistema en el que el Presidente, elegido por quinquenios en sufragio universal, es el Jefe del Estado. El poder del Presidente no es nominal ni simbólico, si no que tiene plenas facultades para ejercer de poder ejecutivo conjuntamente con el Gobierno, estando fiscalizado por la Asamblea, es decir el poder legislativo, poro capaz de conducir y modelar la realidad política. La elección del presidente se lleva a cabo en un proceso electoral con dos convocatorias: si un candidato ha obtenido la mayoría absoluta de los votos se convierte en presidente, pero lo más frecuente es que sean convocados para la segunda vuelta los candidatos que más votos han obtenido en la primera. Esto hace que muchos ciudadanos voten en la segunda vuelta a un candidato diferente al que votaron en la primera vuelta que se ha caído del proceso electoral para evitar «al que consideran el peor de los candidatos»: en diferentes elecciones en las que los candidatos del Frente Nacional (ahora Agrupación Nacional), Jean Mari-Le-Pen y luego Marine Le Pen, han logrado pasar a la segunda vuelta han perdido la presidencia por este mismo proceso.
En cuanto al poder legislativo está constituido por la Asamblea Nacional y el Senado. En la elección de los miembros de la Asamblea Nacional, los franceses votan, también en dos vueltas, a las diferentes listas que los partidos presentan en cada circunscripción. El sistema es muy parecido al anterior: los partidos deben superar el 12,5% para poder pasar a la segunda vuelta, y en el caso que haya tres candidatos en esta segunda vuelta, uno puede retirarse en favor de otro, el vencedor del proceso es el que aporta los diputados. La Asamblea Nacional está constituida por 577 miembros y es la encargada tanto de legislar como de aprobar al Primer Ministro. Sin embargo, la última palabra la tiene el Presidente de la República: normalmente el partido mayoritario de la Asamblea Nacional es el mismo que el del Eliseo, pero a veces difiere y se produce una cohabitación, como la que se dio entre Jacques Chirac y el socialista Lionel Jospin entre 1997 y 2002. El Senado está constituido por 348 senadores y su función es aprobar las leyes de la Asamblea Nacional. Los miembros del Senado están elegidos indirectamente por diputados, delegados regionales y municipales. Finalmente, también existen elecciones regionales y municipales.
Francia, desde la última reforma de 2014 impulsada por François Hollande, está constituida por 18 regiones administrativas: Gran Este, Nueva Aquitania, Auvernia-Ródano-Alpes, Borgoña-Franco Condado, Bretaña, Centro-Valle de Loira, Córcega, Isla de Francia, Occitania, Alta Francia, Normandía, País del Loira, y Provenza-Alpes-Costa Azul. Estas regiones metropolitanas están subdivididas en departamentos, 101 en total, incluyendo los 5 de ultramar. El sistema electoral es el mismo que los que hemos visto, con la diferencia que los partidos que obtengan al menos el 5% obtienen una representación proporcional en la Asamblea Regional. Esta Asamblea Regional tiene competencias en la gestión de las escuelas, los transportes, y el desarrollo tanto económico como fiscal. Nos faltan los municipios con sus respectivas elecciones municipales, que también ponen en marcha el sistema de las dos vueltas, estableciéndose una diferencia entre mayores y menores de 1.000 habitantes, aplicando en los menores un sistema de dos vueltas mayoritario. Y claro, como en cualquier otro país que forma parte de la Unión Europea, también tienen sus representantes al Parlamento de Estrasburgo.
Si habéis tenido paciencia para leer lo de más arriba tenéis que saber que os va a ser muy útil conocerlo si queréis ver la Baron Noir y no terminar perdidos entre tanto proceso electoral que aparece en la serie. En cuanto a los temas: los toca todos. La serie de Baron Noir se inicia con una trasgresión de las normas por parte del diputado Phillippe Rickwaert para salvar el cuello al líder del partido. Sin embargo, el plan se tuerce y desde entonces Phillippe Rickwaert trata de sobrevivir y ascender en el Partido Socialista haciendo ejercicios de malabarismo. Pero Baron Noir va más de allá de todo esto: la serie es una crónica imaginaria con un trasfondo y elementos que pueden comprobarse en la realidad política francesa y europea con un final, que no desvelaremos, extraordinario.
Hagamos un recorrido social: 1. El malfuncionamiento del sistema educativo con dos derivaciones, las dificultades de los estudiantes de Formación Profesional, normalmente con menos recursos, para acceder a la universidad, y los institutos públicos formados por minorías mayoritarias, que nos lleva a otro tema, 2. La controversia del comunitarismo en un país que pretende ser igualitario, pero en el que a la práctica existen guetos integrados tanto de inmigrantes como por sus descendientes, en ocasiones conflictivos, que nos lleva a otro tema, 3. La existencia entre estos franceses de ascendencia árabe de algunos jóvenes que terminan integrándose en células yihadistas, o actuando como lobos solitarios, que nos lleva a otro tema, 4. El terrorismo de estado. Todos estos temas sumados a la precariedad laboral y al empobrecimiento de amplias capas sociales explican de algún modo tanto los estallidos de violencia en las periferias urbanas por los abusos policiales (el más importante fue el de 2005) como el incremento del voto, en forma de rechazo, del Frente Nacional. La propuesta es una salida social, no comunitaria ni identitaria, desde el valor de la igualdad de la República empezando desde la escuela, pero que termina colisionando con la realidad.
Ahora hagamos un recorrido político-económico: 1. La política de austeridad promovida por Alemania ha sido desatendida por Francia cayendo en un incremento del déficit público y la Comisión Europea está dispuesta a multarla, esto lleva a la ruptura del partido tanto en la ficción como en la realidad: François Hollande no se opuso decididamente a la política de austeridad, y en las elecciones presidenciales de 2017, Benoît Hamon, hundió el partido. 2. La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon en la ficción es El Pueblo en Pie de Michel Vidal. 3. Emanuel Macron también sale en la serie, pero es una mujer, que desde su propia plataforma intenta hacer malabarismos con los socialistas y los liberales, que quieren imponer el contrato único. Amélie Dorendeu planteará un doble proyecto: una revolución verde y una unión orgánica con los alemanes que terminará fracasando. 3. El escenario que se abre es el propicio para las conspiraciones y aquellos que de una forma oportunista son aupados desde el poder con la intención de sujetarlos, pero que finalmente escapan, y se convierten en una amenaza para todo el sistema. Nos está hablando del fracaso de las élites y la ascensión de elementos populistas, tanto dentro como fuera de los partidos convencionales. 4. Sin embargo, el objetivo de Phillippe Rickwaert, con su tacticismo y su egocentrismo, su destrucción de todo lo que le rodea, es noble: la unión de la izquierda para poner de nuevo en marcha el país resolviendo los problemas de los ciudadanos a través de la política. En su mente está aquella larga presidencia de François Mitterand, entre 1981 y 1995, que llega integrar pro primera vez a cuatro comunistas en el gobierno.
Por lo tanto, Baron Noir da para mucho. Mucho más que algunos comentarios que se han hecho por personas que no la han visto. Es una crítica acida y sin contemplaciones hacía el mundo de la política, pero nos quiere transmitir toda una serie de mensajes. Y el que más quiero señalar aquí es aquel que tiene que ver con la izquierda: la imposibilidad que tiene de ir más allá de las políticas de la identidad, habiendo perdido totalmente el norte, de un lado deglutida por la ideología neoliberal, sin propuestas económicas y sociales propias, y por otro en consignas y falta de programa, sin ofrecer un relato y una propuesta sobre la globalización coherente hacia una ciudadanía, una propuesta que haga creíble y palpable el proyecto europeo más allá de las buenas intenciones. La falta de todo esto, irremediablemente, por efecto de la desilusión e instinto de supervivencia, provocará que cada vez más que surjan movimientos como el de los chalecos amarillos, que empezaron a salir a las calles por una subida en el precio del gasóleo, o lo que es peor, que muchos ciudadanos terminen engrosando las filas de unos extremistas que nos prometen cualquier cosa deseemos. Efectivamente, todo esto: ¿A qué precio?
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 7 Junio 2020.
El sistema político francés como el español es una democracia, pero tiene sus diferencias. Mientras en España tenemos una Monarquía constitucional en Francia tienen una República. Desde 1958, de la mano de Charles de Gaulle, con la V República está en vigor una Constitución que establece un sistema en el que el Presidente, elegido por quinquenios en sufragio universal, es el Jefe del Estado. El poder del Presidente no es nominal ni simbólico, si no que tiene plenas facultades para ejercer de poder ejecutivo conjuntamente con el Gobierno, estando fiscalizado por la Asamblea, es decir el poder legislativo, poro capaz de conducir y modelar la realidad política. La elección del presidente se lleva a cabo en un proceso electoral con dos convocatorias: si un candidato ha obtenido la mayoría absoluta de los votos se convierte en presidente, pero lo más frecuente es que sean convocados para la segunda vuelta los candidatos que más votos han obtenido en la primera. Esto hace que muchos ciudadanos voten en la segunda vuelta a un candidato diferente al que votaron en la primera vuelta que se ha caído del proceso electoral para evitar «al que consideran el peor de los candidatos»: en diferentes elecciones en las que los candidatos del Frente Nacional (ahora Agrupación Nacional), Jean Mari-Le-Pen y luego Marine Le Pen, han logrado pasar a la segunda vuelta han perdido la presidencia por este mismo proceso.
En cuanto al poder legislativo está constituido por la Asamblea Nacional y el Senado. En la elección de los miembros de la Asamblea Nacional, los franceses votan, también en dos vueltas, a las diferentes listas que los partidos presentan en cada circunscripción. El sistema es muy parecido al anterior: los partidos deben superar el 12,5% para poder pasar a la segunda vuelta, y en el caso que haya tres candidatos en esta segunda vuelta, uno puede retirarse en favor de otro, el vencedor del proceso es el que aporta los diputados. La Asamblea Nacional está constituida por 577 miembros y es la encargada tanto de legislar como de aprobar al Primer Ministro. Sin embargo, la última palabra la tiene el Presidente de la República: normalmente el partido mayoritario de la Asamblea Nacional es el mismo que el del Eliseo, pero a veces difiere y se produce una cohabitación, como la que se dio entre Jacques Chirac y el socialista Lionel Jospin entre 1997 y 2002. El Senado está constituido por 348 senadores y su función es aprobar las leyes de la Asamblea Nacional. Los miembros del Senado están elegidos indirectamente por diputados, delegados regionales y municipales. Finalmente, también existen elecciones regionales y municipales.
Francia, desde la última reforma de 2014 impulsada por François Hollande, está constituida por 18 regiones administrativas: Gran Este, Nueva Aquitania, Auvernia-Ródano-Alpes, Borgoña-Franco Condado, Bretaña, Centro-Valle de Loira, Córcega, Isla de Francia, Occitania, Alta Francia, Normandía, País del Loira, y Provenza-Alpes-Costa Azul. Estas regiones metropolitanas están subdivididas en departamentos, 101 en total, incluyendo los 5 de ultramar. El sistema electoral es el mismo que los que hemos visto, con la diferencia que los partidos que obtengan al menos el 5% obtienen una representación proporcional en la Asamblea Regional. Esta Asamblea Regional tiene competencias en la gestión de las escuelas, los transportes, y el desarrollo tanto económico como fiscal. Nos faltan los municipios con sus respectivas elecciones municipales, que también ponen en marcha el sistema de las dos vueltas, estableciéndose una diferencia entre mayores y menores de 1.000 habitantes, aplicando en los menores un sistema de dos vueltas mayoritario. Y claro, como en cualquier otro país que forma parte de la Unión Europea, también tienen sus representantes al Parlamento de Estrasburgo.
Si habéis tenido paciencia para leer lo de más arriba tenéis que saber que os va a ser muy útil conocerlo si queréis ver la Baron Noir y no terminar perdidos entre tanto proceso electoral que aparece en la serie. En cuanto a los temas: los toca todos. La serie de Baron Noir se inicia con una trasgresión de las normas por parte del diputado Phillippe Rickwaert para salvar el cuello al líder del partido. Sin embargo, el plan se tuerce y desde entonces Phillippe Rickwaert trata de sobrevivir y ascender en el Partido Socialista haciendo ejercicios de malabarismo. Pero Baron Noir va más de allá de todo esto: la serie es una crónica imaginaria con un trasfondo y elementos que pueden comprobarse en la realidad política francesa y europea con un final, que no desvelaremos, extraordinario.
Hagamos un recorrido social: 1. El malfuncionamiento del sistema educativo con dos derivaciones, las dificultades de los estudiantes de Formación Profesional, normalmente con menos recursos, para acceder a la universidad, y los institutos públicos formados por minorías mayoritarias, que nos lleva a otro tema, 2. La controversia del comunitarismo en un país que pretende ser igualitario, pero en el que a la práctica existen guetos integrados tanto de inmigrantes como por sus descendientes, en ocasiones conflictivos, que nos lleva a otro tema, 3. La existencia entre estos franceses de ascendencia árabe de algunos jóvenes que terminan integrándose en células yihadistas, o actuando como lobos solitarios, que nos lleva a otro tema, 4. El terrorismo de estado. Todos estos temas sumados a la precariedad laboral y al empobrecimiento de amplias capas sociales explican de algún modo tanto los estallidos de violencia en las periferias urbanas por los abusos policiales (el más importante fue el de 2005) como el incremento del voto, en forma de rechazo, del Frente Nacional. La propuesta es una salida social, no comunitaria ni identitaria, desde el valor de la igualdad de la República empezando desde la escuela, pero que termina colisionando con la realidad.
Ahora hagamos un recorrido político-económico: 1. La política de austeridad promovida por Alemania ha sido desatendida por Francia cayendo en un incremento del déficit público y la Comisión Europea está dispuesta a multarla, esto lleva a la ruptura del partido tanto en la ficción como en la realidad: François Hollande no se opuso decididamente a la política de austeridad, y en las elecciones presidenciales de 2017, Benoît Hamon, hundió el partido. 2. La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon en la ficción es El Pueblo en Pie de Michel Vidal. 3. Emanuel Macron también sale en la serie, pero es una mujer, que desde su propia plataforma intenta hacer malabarismos con los socialistas y los liberales, que quieren imponer el contrato único. Amélie Dorendeu planteará un doble proyecto: una revolución verde y una unión orgánica con los alemanes que terminará fracasando. 3. El escenario que se abre es el propicio para las conspiraciones y aquellos que de una forma oportunista son aupados desde el poder con la intención de sujetarlos, pero que finalmente escapan, y se convierten en una amenaza para todo el sistema. Nos está hablando del fracaso de las élites y la ascensión de elementos populistas, tanto dentro como fuera de los partidos convencionales. 4. Sin embargo, el objetivo de Phillippe Rickwaert, con su tacticismo y su egocentrismo, su destrucción de todo lo que le rodea, es noble: la unión de la izquierda para poner de nuevo en marcha el país resolviendo los problemas de los ciudadanos a través de la política. En su mente está aquella larga presidencia de François Mitterand, entre 1981 y 1995, que llega integrar pro primera vez a cuatro comunistas en el gobierno.
Por lo tanto, Baron Noir da para mucho. Mucho más que algunos comentarios que se han hecho por personas que no la han visto. Es una crítica acida y sin contemplaciones hacía el mundo de la política, pero nos quiere transmitir toda una serie de mensajes. Y el que más quiero señalar aquí es aquel que tiene que ver con la izquierda: la imposibilidad que tiene de ir más allá de las políticas de la identidad, habiendo perdido totalmente el norte, de un lado deglutida por la ideología neoliberal, sin propuestas económicas y sociales propias, y por otro en consignas y falta de programa, sin ofrecer un relato y una propuesta sobre la globalización coherente hacia una ciudadanía, una propuesta que haga creíble y palpable el proyecto europeo más allá de las buenas intenciones. La falta de todo esto, irremediablemente, por efecto de la desilusión e instinto de supervivencia, provocará que cada vez más que surjan movimientos como el de los chalecos amarillos, que empezaron a salir a las calles por una subida en el precio del gasóleo, o lo que es peor, que muchos ciudadanos terminen engrosando las filas de unos extremistas que nos prometen cualquier cosa deseemos. Efectivamente, todo esto: ¿A qué precio?
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 7 Junio 2020.