El cuento del Grial de Chrétien de Troyes – por Francesc Sánchez


Hace unas horas que hemos dejado atrás el Día de Todos los Santos, una celebración cristiana en la que muchos acuden a los cementerios para recordar a sus seres queridos depositando flores en las sepulturas. La noche que le precede en Cataluña se come castañas y boniatos, acompañados de una buena mistela, o lo que cada cual considere oportuno. Los anglosajones desde el otro lado del Atlántico nos han conquistado culturalmente con su Halloween, que viene a ser una fiesta para los más jóvenes que acuden disfrazados de casa en casa proponiendo truco o trato, acaparando caramelos. No es tan conocido que esta fiesta consumista fue llevada a América por los europeos y que se remonta de alguna manera al Samhain celta. No es otra cosa que la noche de las almas, que simbolizaba el final del verano y el inicio del invierno, en la que el mundo de los vivos y los muertos se confundía.

Las tradiciones, como los mitos y las leyendas, se superponen y a veces se transforman en algo distinto a lo que fueron en el pasado, aunque siempre quedan huellas y parte de su significado. El Grial, que mencionó por primera vez en un relato Chrétien de Troyes, era un componente de origen celta de un par de historias de caballerías inacabas que forman parte del ciclo artúrico, que más tarde otros autores como Robert de Boron le dieron un significado claramente cristiano, y que nos ha llegado a nuestros días popularmente a través de algunas películas. Pero cuidado antes de que llegue el equivoco con el superventas de Dam Brown, basado en El enigma sagrado de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, hay que decir que su Santo Grial va por otro lado.

El ciclo artúrico a grandes rasgos trata de la ascensión y la caída de los caballeros del rey Arturo, de la muerte de un mundo celta, el de la magia y la naturaleza, y el nacimiento del mundo del hombre, que vendrá dado por el feudalismo y el cristianismo. Una forma de legitimar el poder a través de la literatura. La primera mención al rey Arturo aparece en la Historia Regnum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña) que legitima el poder de los monarcas desde la huida del troyano Eneas hacía la península italiana tal como nos relata Virgilio en su Eneida. Su nieto Bruto después de vagar sin rumbo, es elegido por la diosa Diana, que le conmina a asentarse en una gran isla en el oeste, que será conocida desde entonces como Britania.

Cuenta la leyenda que el joven Arturo fue engendrado por Uther Pendragon gracias al encantamiento del mago Merlín y cuando llegó a su edad adulta fue el único que capaz de sacar la espada Excalibur incrustada en una roca, mostrando a los demás que es el elegido para traer la paz, unir a los pueblos, y gobernar sus vidas. Todo esto puede verse magistralmente en la película Excalibur de John Boorman, basada en La muerte de Arturo de Sir Thomas Malory.

El cuento del Grial, o ―simplemente― Perceval, de Chrétien de Troyes, dedicado a Felipe de Flandes, y empezado a escribir hacía el año 1180, forma parte de este ciclo artúrico, compuesto en este caso por Erec y Enide, Cligès, Yvain, el Caballero del León, y Lancelot, el Caballero de la Carreta. El relato nos cuenta la historia de dos caballeros, uno de ellos sin experiencia alguna llamado Perceval, y otro curtido en batallas y enfrentamientos que lleva por nombre Gawain, que a su vez es sobrino del rey Arturo.


 Perceval, un joven que vive apartado en el campo, después de una visita de unos caballeros descubre un mundo nuevo, y decide ir al castillo de Arturo para convertirse él también en caballero. Pero una vez en su corte sale decepcionado. No le arman caballero y el caballero Keu ha pegado una tremenda bofetada a una doncella que ha hablado en su favor. Sin embargo Perceval se enfrenta al caballero Bermejo y se apropia de su armadura y sus armas enviando un mensaje al caballero Keu: en quince días la doncella será vengada. Perceval pues decide iniciar una larga marcha para convertirse en caballero por meritos propios. En uno de los castillos que visita se encuentra con un caballero que se convierte en su maestro. Este le enseña a ponerse bien y a quitarse la armadura, a utilizar la lanza y la espada, y a comportarse en presencia de otros caballeros. Uno de estos consejos, el de hablar poco y no hacer preguntas, le será nefasto cuando llega al castillo del Rey Pescador, un anciano debilitado por los años que ha perdido tanto sus fuerzas como sus tierras. El joven Perceval presencia una procesión encabezada por una mujer que porta una lanza que sangra, otra con un grial , y otra más con una bandeja de plata. Perceval no entiende nada pero siguiendo el consejo de su maestro nada pregunta, y al despertarse el día siguiente no encuentra a nadie en el castillo. Perceval, después unas cuantas aventuras y combates, vuelve a la corte del Rey Arturo y es nombrado finalmente caballero, pero en ese momento aparece una mujer que cuenta a todos el tremendo error que cometió el joven en el castillo de del Rey Pescador: si Perceval hubiera preguntado que era ese desfile de damas que presenció, que eran esos objetos que llevaban las mujeres, y para que servían, el Rey Pescador habría recobrado su salud, y sus tierras estarían de nuevo en paz. Ahora cae sobre él una maldición por la que el resto de su vida conocerá las dificultades. Hecho que motiva a Perceval a buscar durante el tiempo que sea necesario la lanza que sangra, el saber porque sangra, y el saber a quién se sirve con el grial.

La misma mujer cuenta la historia de una doncella que está sitiada cerca del cerro de Montesclaire, y argumenta que el que logre levantar el sitio y liberar a la doncella, merecería todas las alabanzas. El caballero Gawain al oír estas palabras da un salto y asegura que irá a socorrer a la doncella. Sin embargo cuando los caballeros se estaban armando y preparándose para partir aparece Guigambresil acusando a Gawain de matar a su señor con malas artes entablándole a la corte del rey Escavalón dentro de cuarenta días para resolver la cuestión. Gawain niega la acusación de traición y acepta seguirle para ver quién de los dos lleva razón.

Los dos caballeros, Perceval y Gawain, se encontraran en su camino dificultades, y hechos extraordinarios, pero Chrétien de Troyes deja inacabado su relato, probablemente por llegarle antes la muerte. Implícitamente puede considerarse que el relato de Crhétien de Troyes tiene connotaciones cristianas: la lanza que sangra puede ser la lanza de Longino, el legionario que hirió de muerte en un costado al Jesucristo crucificado, y el grial podría hacer referencia al usado en la última cena, pero el autor en ningún momento hace explicitas estas cuestiones. Por otro lado en el relato aparecen proezas y encantamientos que forman parte del paganismo celta. En cualquier caso en mi opinión el relato que forma parte del ciclo artúrico es ante todo una novela de caballerías que aunque cuestione al poder feudal al mismo tiempo lo legitima. En el filme El rey pescador de Terry Gilliam se hace referencia tanto al santo grial como a Perceval y al Rey Pescador, contándonos que la esencia del grial es volver a creer en él en los peores momentos, siendo éste un símbolo de la propia vida, en la que la amistad en la película es vital, que es a fin de cuentas de lo que va el filme.

Robert de Boron transforma la leyenda celta del grial en el santo grial cristiano que trajo José de Arimatea de Tierra Santa después de recoger la sangre de Jesucristo cuando este estaba crucificado en el monte del Gólgota de Jerusalén. Es la misma copa que se usó en la última cena de Jesucristo con sus discípulos, y que en los ochenta Steven Spielberg nos rescataba en la película La última cruzada. En España tenemos al menos tres de estas copas, el Cáliz de la Catedral de Valencia, el Cáliz de Doña Urraca en la Basílica de San Isidoro de León, y el Santo Grial de 0’Cebreiro en Lugo. Pero existen muchos más en otros países.


En cuanto a El Código da Vinci de Dam Brown, como decía en la introducción, la historia va por otro lado pues el santo grial se transforma en la sang real, que no es otra que un supuesto linaje que procedería de Jesucristo y María Magdalena, que habría perdurado hasta nuestros días, primero protegido por los templarios y después por la supuesta sociedad secreta del Priorato de Sion. Todo esto está detalladamente explicado en el libro de El enigma sagrado de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, en el se nos cuenta que la primera cruzada fue precedida por una pequeña expedición de caballeros que buscaban reliquias en el subsuelo del Templo de Jerusalén, y que cuando volvieron crearon la orden monástico-militar de los templarios. Pero estos autores no tuvieron el éxito superventas que tuvo Dam Brown, el que por otro lado ha popularizado de nuevo esta historia. En la pentalogia de Los Hijos del Grial de Peter Berling se apunta también que este linaje sagrado fue protegido por los cataros.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 2 Noviembre 2015.