El origen del conflicto en Palestina - por Francesc Sánchez
El conflicto entre palestinos e israelíes probablemente
sea el conflicto contemporáneo en activo sobre el que más se ha informado. Esto
obedece a la longevidad del conflicto (sesenta y siete largos años), a la
violencia que expresa el conflicto (normalmente cebándose en los más débiles),
y al hecho de convertirse este conflicto en muchas ocasiones en el epicentro de
un gran terremoto que sacude toda la región de Oriente Medio. Esa gran
cobertura sin embargo no ha servido hasta el momento para que los contendientes
y la comunidad internacional encuentren
una solución. Me atrevería a decir que el drama de los palestinos y en mucha menor
medida de los israelíes se ha convertido en algo normal y rutinario para los
que lo sufren diariamente, y para los que lo presenciamos desde la distancia. La
cobertura informativa de un conflicto es necesaria porque da a conocer a los
ciudadanos esa realidad, también porque de alguna u otra manera hace que la
violencia sea menor hacía las victimas, pero ésta por si sola no sirve para
solucionar los conflictos si los ciudadanos se desentienden del mismo y no
transmiten a sus representantes políticos la voluntad de solucionarlo. Este
artículo que presento en esta nueva publicación que tiene entre sus manos tan
solo pretende ser una pequeña retrospectiva histórica del origen de estos setenta
y siete años de conflicto.
Los prolegómenos del conflicto empiezan en la Gran Guerra
(1914-1918) cuando los árabes son alentados a rebelarse contra el Imperio
Otomano por los británicos a cambio de unas vagas promesas de autogobierno. La
rebelión árabe tuvo un papel significativo para desestabilizar la Sublime
Puerta pero tanto los británicos como los franceses no tuvieron intención de
conceder a los árabes su soberanía: bajo el acuerdo secreto Sykes - Pikot de
1916, hecho publico por los soviéticos un tiempo después, se establecía un
reparto de los territorios otomanos en Oriente Medio en diferentes áreas de
dominio directo y de influencia. Las nuevas fronteras en Oriente Medio juntaron
algunas provincias otomanas en nuevas entidades y separaron de otras marcando
los límites, que se mantienen hasta la actualidad, de unos estados coloniales o
tutelados por los imperios. La Palestina histórica pasó a ser un Mandato británico
hasta 1948, momento en que los judíos emigrados desde Europa, fuerzan la
partición del país y declaran su independencia.
La presencia judía en Palestina desde sus diferentes
diásporas (iniciadas casi dos mil años atrás) había sido marginal. Fue durante
el ascenso de los nacionalismos y el antisemitismo en Europa cuando muchos
judíos mezclando su credo religioso y la política empiezan a demandar un estado
propio. El sionismo a finales del siglo XIX emprende una serie de compras de
tierras a los terratenientes absentistas en Palestina pero no logra realmente
conseguir una emigración importante hacia esas tierras. Los británicos durante
la Gran Guerra prometieron a los sionistas a través de la Declaración Balfour al
barón Lionel Walter Rotchild un hogar en Palestina para el pueblo judío pero
nuevamente, como sucedía con las promesas a los árabes, esto no dejará de ser
más que una declaración de intenciones. Un hecho cambiara todo: la Shoah (la catástrofe para los judíos
comúnmente conocida como el holocausto que llevaron a cabo los nazis durante la
Segunda Guerra Mundial) mató alrededor de seis millones de judíos en campos de
extermino, y los supervivientes, desubicados, desatendidos o con una férrea
voluntad de constituir un estado aparte, esta vez sí emigran masivamente hacía
Palestina. El objetivo de estos judíos es echar a los británicos y constituir
un estado judío en el máximo territorio posible en Palestina, y para ello no escatimaran
todo tipo de medios (incluidos los atentados terroristas que llevó a cabo el
Irgún) contra un gobierno colonial que terminará por perder el control de la
situación. La constitución del estado de Israel en 1948, que establece la partición de Palestina,
es avalada en la Asamblea General de las Naciones Unidas mayoritariamente por
sus miembros, pero es rechazada por todos los países árabes emancipados que limitan
con el nuevo estado.
Había también otro problema. Los palestinos, aquellos
árabes que durante docenas de generaciones eran los habitantes oriundos de
Palestina, vivían en una tierra ahora exigida por los israelíes. Entonces se
produce lo que eufemísticamente se conoce como la gran emigración de cientos de
miles de árabes hacía donde pueden (hacía la Palestina árabe y hacía los países
limítrofes) para malvivir en campos de refugiados. Esto que los palestinos
conocen bajo el nombre de la Nakba
(la catástrofe), y que para ellos es simple y llanamente una expulsión, se
mantiene hasta nuestros días. La primera guerra entre árabes e israelíes inicia
para muchos el conflicto aunque como hemos visto los prolegómenos ya se
iniciaron mucho antes con todo lo contado hasta ahora. Hubo tres más de
formales, la de 1956, en la que los israelíes del lado de los británicos y los
franceses se lanzaron contra los egipcios cuando Nasser
nacionalizó el Canal de Suez, la Guerra de los Seis Días de 1967 cuando los
israelíes se enfrentan a los egipcios, los sirios, los iraquíes y los jordanos,
por la que los egipcios pierden el Sinaí, los sirios los Altos del Golán y los
palestinos ven ocupar lo poco que les quedaba, y finalmente la Guerra del Yom
Kipur en 1973 que les enfrentó a egipcios y sirios, y por la que Sadat, tras
firmar la paz con Begin cinco años después en los Acuerdos de Camp David,
recuperó la península del Sinaí.
El resto quizá ya es más conocido. El estado de Israel,
eminentemente judío aunque en él vivan casi dos millones de árabes, mantiene
una Ley de Retorno que permite emigrar a su territorio a todos aquellos judíos
que lo quieran. Esto supone una falta de tierras para los nuevos ciudadanos que
el estado de Israel resuelve expropiando tierras a los palestinos en su propio
territorio, ocupado por el ejército desde la Guerra de los Seis Días. Esta situación
ha generado toda una serie de guerras informales y asimétricas, entre un
ejército moderno y armado hasta los dientes contra unas milicias palestinas que
apenas pueden defenderse, que se han saldado con miles de muertes entre los
palestinos. El conflicto para muchos eterno entre palestinos e israelíes difícilmente
puede resolverse si nos retrotraemos a los orígenes del mismo, porque la
política de hechos consumados ha cambiado la realidad, pero el pasado hay que
conocerlo. Los palestinos, a diferencia de la responsabilidad que tienen los
israelíes sobre la Nakba, no fueron los
responsables de la Shoah, sin embargo
desde entonces están recibiendo sus consecuencias.
Artículo para la revista Euro-Arab.