Informar sobre las guerras - por Francesc Sánchez

Sección Periodismo
Informar sobres las guerras
Francesc Sánchez


Recientemente el veterano corresponsal de guerra Ramón Lobo en una entrevista venía a decir que los periodistas que cubren los conflictos armados son una de las pocas esperanzas con las que aún cuentan los que sufren las guerras. La información en tiempos de guerra, como siempre hemos mantenido en este medio de comunicación, es la que permite tanto a los perjudicados por la misma como al resto del mundo, primero conocer que es lo que está pasando, y después, en la medida de nuestras posibilidades intentar resolver el conflicto. Pero me atrevería a decir que esta misma información es la que, retomando el viejo clásico de que la verdad en una guerra es la primera victima, define ese mismo conflicto. La información por lo tanto es utilizada por los gobiernos en conflicto, o por aquellos que les apoyan, para definirlo y legitimar ante sus ciudadanos (podríamos decir también su auditorio), tanto en democracia como en dictadura, sus acciones políticas punitivas, su pasividad, condescendencia o su colaboración.

Esto lo podríamos aplicar a cualquier conflicto político, desde los que generan tensiones en un estado, hasta los abiertamente militares que causan miles de víctimas mortales, heridos y desplazados. En estos momentos tenemos conflictos armados abiertos en África sobre los que apenas se informa, como la guerra civil en la República Centroafricana, las escaramuzas armadas de Boko Haram en Nigeria, la guerra entre seis grupos armados y el ejército regular en Malí, y otros sobre los que se informa puntualmente cuando sucede algo relevante (cuidado con este término), me refiero a la guerra civil en Ucrania, en Siria, en Iraq, y en Libia. Todos estos conflictos son de gran trascendencia social, para los que están involucrados como para el resto del mundo, porque sus consecuencias de una u otra manera en un mundo globalizado también nos terminaran llegando. El más lacerante en este momento es el que definen las matanzas del ejército israelí sobre los civiles en la franja de Gaza. No encuentro otra forma para definir esta guerra totalmente asimétrica que se ceba sobre todo en los civiles palestinos. Y se informa, y se debe informar, diariamente no solo porque arroje decenas de muertes diarias (la última cifra asciende a 1.500 muertes entre los palestinos, tres cuartas partes civiles, 63 soldados israelíes y 3 civiles), si no porque Israel alardea de ser la única democracia en la región, actuando como una fascista en los Territorios Ocupados, y porque nuestros gobiernos la apoyan tanto política, económica, y militarmente.

Sin embargo el gobierno israelí está disgustado por la cobertura informativa que hacen algunos periodistas extranjeros de este conflicto. Por esa razón la portavoz de la Embajada de Israel en España, Hamutal Rogel, ha mostrado su contrariedad contra Televisión Española, por permitir las crónicas que manda sobre Gaza la corresponsal Yolanda Álvarez, a la que califica de partidaria de Hamás. La propaganda israelí justifica esta nueva guerra contra Hamás y los habitantes de la franja de Gaza como una imposición de la formación política islamista. En su lógica retorcida se justifica el ataque de escuelas, hospitales y mezquitas, el asesinato de niños, porque los islamistas se ubican en estos lugares para lanzar sus tontos cohetes contra el territorio israelí. Los muertos civiles serían pues daños colaterales que se podrían evitar, si los combatientes de Hamás lanzaran sus cohetes desde una gran explanada con una diana dibujada en su cuerpo, y si los palestinos atendieran las advertencias telefónicas del ejército israelí momentos antes de ser asesinados. Es una forma de cambiar el peso del racionamiento: sabemos a ciencia cierta que un misil disparado hacía una zona habitada producirá muertes entre los civiles pero los responsables son los propios palestinos. El que Yolanda Álvarez nos muestre a través de la televisión la destrucción de todo tipo de edificios y la muerte entre los civiles no es un plato agradable para los israelíes pero por lo que he visto está cumpliendo honestamente su trabajo.

El problema no se encuentra en Yolanda Álvarez ni en otros periodistas que hacen su trabajo lo mejor que pueden en los conflictos armados si no en la propia sociedad israelí, que apoya mayoritariamente esta guerra, y que es incapaz de registrar ninguna realidad diferente a la que define a Israel como víctima universal.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 2 Agosto 2014.

Artículos relacioandos: Matanzas en Gaza - Palestina se desangra - por Francesc Sánchez