Cuarentena en España: día 7 – por Francec Sánchez
Hoy el virus ha matado a 324 personas. El número de enfermos en las
unidades que atienden a los infectados se ha incrementado en un solo día
en 1.612 personas. En las Unidades de Cuidados Intensivos colapsadas se
está seleccionando a las personas que van a vivir y las que van a
morir. El número de positivos alcanza ya la cifra de 25.496. El número
total de fallecidos es de 1.381. Todo aquello que más nos estremecía de
Italia ha llegado a España. Definitivamente no estábamos. En Madrid, el
foco más importante del virus, hay 8.921 infectados, y han muerto hasta
la fecha 804 personas. Las Fuerzas Armadas han decidido montar un
hospital de campaña en los pabellones de IFEMA con una capacidad para
5.500 personas. Los chinos nos han enviado toneladas de mascarillas. De
nuestros compatriotas europeos no se sabe nada. La muerte se ceba sobre
todo con personas de avanzada edad y con patologías previas, pero
también han empezado a conocerse casos de personas jóvenes sin ninguna
patología previa.
Pedro Sánchez ha salido en televisión a las 9 de la noche y ha afirmado que «se han comprado centenares de miles de máscaras y útiles para realizar la prueba». Pedro Sánchez luego nos ha asustado afirmando que «el virus está en todas partes» y que «lo peor está por llegar». Pedro Sánchez nos ha dicho que «estemos preparados emocionalmente». Nos dice encarecidamente que «nos quedemos en casa». Y es que muchos idiotas siguen saliendo a la calle sin motivo alguno o cogen el coche para irse a su segunda vivienda. Pero, como vamos diciendo estos días, muchos tienen que ir a su puesto de trabajo. Personas que no solo mantienen los servicios públicos activos si no trabajadores que mantienen la economía en marcha. Y el virus en marcha. Ya hay quién pide su cabeza, pero este no es el momento, debemos hacer caso a las autoridades. En los próximos días llegará lo peor.
El espacio aéreo sigue abierto. Menciono esto porque no me estoy refiriendo a que siguen operativos los vuelos de mercancías si no también los de pasajeros. Sin que haya trascendido que se efectúen controles de este pasaje. No me cansare de decir que considero los vuelos un coladero para las importación y exportación de infectados. En los medios de comunicación masivos nos muestran que hay miles de españoles repartidos por el mundo que quieren volver a España y no lo pueden hacer. Muchos de ellos turistas inconscientes que partieron momentos antes del Estado de Alarma. Pero otros que quizá deberán valorar si es mejor quedarse donde están. Estas personas no pueden tomar aviones porque se les considera una amenaza y el Estado aún no ha podido repatriarlos. Hay más de 100 países que no aceptan vuelos procedentes de España o que efectúan sistemáticamente cuarentenas a los españoles cuando llegan a su destino.
Cada noche llegan los aplausos para los sanitarios, y en el fondo para todos nosotros, es una forma colectiva de decirnos que estamos juntos en esta historia. Pero ya casi todos intuimos que el confinamiento va a durar más de 15 días. Está todavía por ver si cuando termine todo va a volver a la normalidad o ya estamos cambiando radicalmente nuestras vidas. En casa nos sentimos seguros porque vemos el peligro desde lejos. Pero no hay que salir a la calle si no es imprescindible. La plaga, el mal, está en todas partes. Parece que estamos dentro de algún tipo de película apocalíptica. En la Edad Media, se tardó mucho en descubrir cómo se transmitía el bacilo de la peste, y muchos murieron sin remisión. Se cerraban ciudades y regiones enteras. La muerte, como en el oleo de Pieter Brueghel el Viejo, era asumida como algo inevitable.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 21 Marzo 2020.
Pedro Sánchez ha salido en televisión a las 9 de la noche y ha afirmado que «se han comprado centenares de miles de máscaras y útiles para realizar la prueba». Pedro Sánchez luego nos ha asustado afirmando que «el virus está en todas partes» y que «lo peor está por llegar». Pedro Sánchez nos ha dicho que «estemos preparados emocionalmente». Nos dice encarecidamente que «nos quedemos en casa». Y es que muchos idiotas siguen saliendo a la calle sin motivo alguno o cogen el coche para irse a su segunda vivienda. Pero, como vamos diciendo estos días, muchos tienen que ir a su puesto de trabajo. Personas que no solo mantienen los servicios públicos activos si no trabajadores que mantienen la economía en marcha. Y el virus en marcha. Ya hay quién pide su cabeza, pero este no es el momento, debemos hacer caso a las autoridades. En los próximos días llegará lo peor.
El espacio aéreo sigue abierto. Menciono esto porque no me estoy refiriendo a que siguen operativos los vuelos de mercancías si no también los de pasajeros. Sin que haya trascendido que se efectúen controles de este pasaje. No me cansare de decir que considero los vuelos un coladero para las importación y exportación de infectados. En los medios de comunicación masivos nos muestran que hay miles de españoles repartidos por el mundo que quieren volver a España y no lo pueden hacer. Muchos de ellos turistas inconscientes que partieron momentos antes del Estado de Alarma. Pero otros que quizá deberán valorar si es mejor quedarse donde están. Estas personas no pueden tomar aviones porque se les considera una amenaza y el Estado aún no ha podido repatriarlos. Hay más de 100 países que no aceptan vuelos procedentes de España o que efectúan sistemáticamente cuarentenas a los españoles cuando llegan a su destino.
Cada noche llegan los aplausos para los sanitarios, y en el fondo para todos nosotros, es una forma colectiva de decirnos que estamos juntos en esta historia. Pero ya casi todos intuimos que el confinamiento va a durar más de 15 días. Está todavía por ver si cuando termine todo va a volver a la normalidad o ya estamos cambiando radicalmente nuestras vidas. En casa nos sentimos seguros porque vemos el peligro desde lejos. Pero no hay que salir a la calle si no es imprescindible. La plaga, el mal, está en todas partes. Parece que estamos dentro de algún tipo de película apocalíptica. En la Edad Media, se tardó mucho en descubrir cómo se transmitía el bacilo de la peste, y muchos murieron sin remisión. Se cerraban ciudades y regiones enteras. La muerte, como en el oleo de Pieter Brueghel el Viejo, era asumida como algo inevitable.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 21 Marzo 2020.