Los independentistas ganan las elecciones - por Francesc Sánchez
La plataforma independentista Junts pel Sí ha ganado las elecciones al Parlamento de Cataluña en unos comicios con una participación histórica de más de 77% del censo. Junts pel Sí ha obtenido 62 diputados (1.620.973 votos que se traducen en el 39,54%) quedándose a 6 diputados de una mayoría absoluta que podría alcanzarse con un pacto con las CUP (Candidaturas de Unidad Popular) que han llegado a los 10 diputados (336.375 votos que son el 8,20%). El PSC (Partit Socialista de Catalunya) hasta ahora la segunda fuerza política en Cataluña con 16 diputados (522.209 votos que son el 12,74%) queda tercera, superada por Ciutadans que ha sacado 25 diputados (734.910 votos que se traducen en el 17,93%). La plataforma Catalunya Sí que es Pot con 11 diputados (366.494 votos que son el 8,94%) se queda en el cuarto lugar. En cuanto al Partido Popular con 11 diputados (348.444 votos que son el 8,50%) queda en quinto lugar.
Esta clara victoria de los independentistas bajo una óptica plebiscitaria (en favor o en contra de la independencia) se impone con 1.957.348 a los los tres partidos constitucionalistas que han obtenido 1.605.563 votos. Sin embargo si a estos votos les sumamos los obtenidos por Catalunya Sí que es Pot y Unió, que ha quedado fuera del Parlamento, se imponen 2.074.927 votos contrarios al a independencia. Por lo tanto no está nada claro que los independentistas hayan ganado el plebiscito.
En realidad Convergència i Esquerra Republicana de Catalunya, las dos formaciones políticas que integran junto a independientes la plataforma Junts pel Sí, ya estaban gobernando conjuntamente oficiosamente. En las elecciones al Parlamento en el 2012 las dos formaciones obtuvieron 71 diputados y en éstas han descendido a 62 diputados. Unos resultados que en número de votos son muy similares porque de 1.614.383 papeletas han pasado a 1.620.973. Cifra en la que se debe tener en cuenta el voto hacía Unió que en el 2012 no es cuantificable por ir junto a Convergència y que en estas elecciones ha obtenido 102.870 papeletas.
En estas elecciones el voto se ha polarizado porque la lista de Junts pel Sí, encabezada por Raül Romeva, Carme Forcadell, Muriel Casals Artur Mas, Oriol Junqueras, y muchos más, a falta de un referéndum de autodeterminación, las han convertido en un plebiscito en el que el vencedor en diputados, según su lógica, está legitimado para proclamar unilateralmente la independencia y crear las estructuras de estado necesarias. Las formaciones políticas que se oponen a este procés porque no quieren la independencia o no están de acuerdo en las formas, sin que se lleve a cabo ningún tipo de referéndum acordado con el gobierno central y fuera de la legalidad española, no se han presentado en una lista conjunta. Los socialistas catalanes del PSC, principal fuerza política años atrás, liderados por un Miquel Iceta, que apuesta claramente por los estados federales, después de una guerra civil interna a duras penas han podido mantenerse. Pero aún con esas han quedado terceros. Peor lo ha tenido el Partido Popular de un Xavier García Albiol, expulsado de Badalona por un pacto entre todos los partidos por su política social y hacía la inmigración, que ha quedado en quinta posición. Catalunya Sí es Pot, la formación compuesta por Podem, Esquerra Unida i Alternatitva y Equo, liderada por Lluís Rabell, que apuesta por la celebración de un referéndum de autodeterminación, por mucho que ha querido presentarse como una plataforma en contra de los recortes sociales de Artur Mas, preocupada por la clase trabajadora y con los más necesitados, que toma la calle de en medio demarcándose de la banderas, ha fracasado. La sorpresa de la noche, aunque en cierta forma esperada, la ha dado Ciutadans, liderado por Inés Arrimadas, que presentándose claramente en contra de la independencia ha sabido aglutinar muchos votos. Unió, separada de Convergència, no ha logrado entrar en el Parlamento. En cuanto a quién será presidente de la Generalitat puede que la clave la tengan las CUP, los que han afirmado más de una vez que no votaran por Artur Mas, y que han obtenido un notable avance electoral.
Lo que sucederá de ahora en adelante es una incógnita. Muchos han querido ver en la plataforma de Junts pel Sí la ilusión para fundar un nuevo país independiente y otros en cambio lo han visto como una apuesta por el desastre: una Cataluña independiente dejará al país fuera de la Unión Europea y de cualquier otro organismo internacional importante, con una parte de la deuda española pendiente, sin saberse del claro que pasará con las pensiones y los sueldos de los funcionarios, y por si faltaba algo, los catalanes podrían perder la nacionalidad española, aunque la Constitución diga lo contrario. La tercera vía, que quiere reformular España, defendida por los socialistas catalanes, el PSOE, Iniciativa, Izquierda Plural, Podemos, y otros partidos, con estos resultados en Cataluña pierde mucha fuerza.
El proceso hacía la independencia
Hay dos líneas de argumentación que explican la situación política actual en Cataluña. La que insiste en una adoctrinamiento de los niños y los jóvenes catalanes en el nacionalismo en las escuelas que terminan por dar de lado al partido hegemónico durante décadas (Convergència i Unió) y que en su mayoría de edad optaron por votar a las fuerzas políticas de izquierdas que crearon el primer tripartito (PSC, ERC e IC) liderado por el socialista Pascual Maragall, entre 2003 y 2006, y el segundo liderado por el también socialista José Montilla, entre 2006 y 2010. Los dos gobiernos del tripartido impulsaron un nuevo Estatuto que según la misma argumentación era un caballo de Troya para romper España en pedazos.
La segunda argumentación es la que mantiene que los catalanes tienen una cultura y una lengua diferenciada que cansados de los gobiernos de Convergència i Unió deciden dar un voto de confianza a las fuerzas de izquierda. Estas fuerzas promulgan un nuevo Estatuto, con un amplio consenso en el Parlamento de Cataluña, que en las legislaturas de José Luís Rodríguez Zapatero es aprobado en las Cortes, pero también cepillado (término usado por Alfonso Guerra). Sin embargo los cambios en el Estatuto no son del gusto del Partido Popular y el candidato a la presidencia, Mariano Rajoy, emprende una campaña de firmas por toda España para pedir su inconstitucionalidad. Finalmente el Tribunal Constitucional en el mes de junio de 2010 recorta de nuevo el Estatuto y esto provoca un rechazo social en Cataluña que se expresa en las calles en la Diada.
Este sentimiento es apadrinado ante todo por Esquerra Republicana y Convergència i Unió, convirtiéndose en una exigencia al gobierno del Partido Popular: primero de un pacto fiscal diferenciado y después de un referéndum de autodeterminación que Mariano Rajoy rechaza frontalmente al considerarlo fuera de la Constitución. Entonces la Generalitat celebró una consulta, el 9 de Noviembre de 2014, por su cuenta y riesgo en donde se preguntaba a los catalanes si querían tener un estado, y en caso afirmativo si deseaba que este estado fuera independiente. El resultado de las personas que fueron a echar la papeleta en esta consulta no vinculante (alrededor de dos millones) fue abrumadoramente partidario del estado independiente. Artus Mas entonces, con un año casi de antelación, decide convocar las elecciones autonómicas con carácter plebiscitario que estamos analizando en este artículo, vinculando su resultado a un nueva fase del proceso: esta vez para creación de estructuras de estado y una declaración unilateral de independencia. Este procés en el que ha tenido un importante papel la Asamblea de Catalunya se ha expresado masivamente en las calles en la conmemoración del 11 de Septiembre primero para exigir un referéndum y después la independencia. Para terminar de entender esto que comúnmente es conocido como el procés nos faltan dos factores. El primero es un contexto de crisis económica global que afecta profundamente a España y por lo tanto también a Cataluña (700.000 mil personas se encuentran desempleadas), y en este contexto la Generalitat justifica duros recortes sociales al afirmar que no dispone suficiente dinero para sus competencias. En segundo lugar aparecen unos casos de corrupción que afectan a prohombres de Convergència i Unió, que han sido hábilmente investigados y publicitados. Ambas cuestiones son de primer orden pero sin embargo el procés parecen haber inmunizado a la formación conservadora dentro de la plataforma Junts pel Sí, creada meses después de la victoria de la plataforma de izquierdas Barcelona en Comú que hizo alcaldesa a Ada Colau.
Para saber más
El independentismo en Cataluña es un fenómeno histórico reciente aunque hay un pensamiento político que lo hace retroceder hasta la fundación del Condado de Barcelona y la Confederación catalano-aragonesa (el Reino de Aragón desde la unión que iniciaron Ramón Berenger IV y Petronila de Aragón), y la gran derrota de los catalanes que apoyaban al Archiduque Carlos de la Casa de los Habsburgo frente a las tropas de Felipe V de la Casa de los Borbones, dando como resultado de esta guerra dinástica los Decretos de Nueva Planta por los que Cataluña, Aragón, Valencia, y Mallorca perdieron en 1714 sus fueros e instituciones. Pero creo que esto, que viene bien saberlo para entender la diversidad española y el proceso de centralización y uniformización, es ir demasiado lejos. Lo que si tenemos durante todo el siglo XIX son constantes revueltas del pueblo catalán pero no exclusivamente contra el Estado español si no también contra cualquier poder constituido, la Iglesia católica, y los grandes industriales. Desde la poclamación de la “Pepa” (la primera constitución liberal) en las Cortes de Cádiz, mientras los ejércitos napoleónicos invaden la península, se desarrollará durante todo el siglo una permanente tensión entre primero los liberales y después las fuerzas progresistas contra primero el absolutismo y después los conservadores. La primera República Española durante el Sexenio Democrático presidida por Francesc Pi i Margall será frustrada por el cantonalismo y las fuerzas absolutistas. En este mismo siglo aparece el movimiento cultural de la Renaixença por el que los intelectuales catalanes quieren revalorizar la lengua y la cultura catalanas que se dará la mano a finales de siglo con el Modernismo, un movimiento principalmente artístico que se expresa en la arquitectura. Ambos movimientos de una u otra manera serán el bagaje ideológico que impulsará el catalanismo político. Los grandes olvidados de la historia comunmente suelen ser los anarquistas que participaron en infinidad de revueltas sociales para mejorar los derechos de todos y enfrentarse tanto al estado como a los grandes industriales.
En tiempos de la Segunda República los catalanes obtuvieron el primer Estatuto de Autonomía (conocido como el Estatuto de Nuria), y el 6 de octubre de 1934 el presidente Lluís Companys (de ERC) proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. El gobierno central desplegó el ejército, encarceló a más de tres mil personas, y suspendió la autonomía indefinidamente hasta su restitución en 1936 tras la victoria del Frente Popular. La guerra civil española divide al país en dos territorios defendidos por aquellos que defienden la legalidad vigente republicana y la golpista defendida por parte de los militares. Con la victoria de los nacionales y la instauración de la dictadura de Francisco Franco el Estatuto de Autonomía y las instituciones de Cataluña son suprimidas. En 1975 muere el dictador en la cama y la sociedad catalana exige: libertad, amnistía y estatuto de autonomía. Como resultado de esto se restaura la Generalitat el 29 de septiembre de 1977, y en 1979 se acuerda la creación de un nuevo Estatuto de Autonomía (conocido como el Estatuto de Sau) que entra en vigor 20 de marzo 1980. El primer presidente de la Generalitat restaurada fue Josep Tarradellas, después vendría Jordi Pujol que gobernó desde el año 1980 al 2003.Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 28 Septiembre 2015.