Los flujos comerciales nos aclaran muchas cosas: el caso de Libia – por Francesc Sánchez


 Las fuentes que usamos en el periodismo de investigación son esenciales, y en el caso del periodismo económico las cifras y las estadísticas de los flujos comerciales son unas de las mejores. El análisis de esta información puede servirnos para explicar el estado en que se encuentra un país, que productos son los que exporta y los que importa, y a que países. Con este análisis podemos responder a algunas cuestiones que nos hagamos, y más allá del periodismo, podemos aportar también algo en la investigación en el campo de la historia. Con esta metodología impartí en su momento una clase sobre la Geopolítica de los recursos naturales en el Máster de Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros de la Universidad Complutense de Madrid. En esta ocasión quiero traer a estas páginas un ejemplo practico muy representativo: el de Libia.

La fuente que vamos a utilizar es la base de datos de WITS (World Integrated Trade Solutions) asociada al UNCTAD (la Conferencia de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas), al Banco Mundial, al UNSD (la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas), a la Organización Mundial del Comercio, y al Centro Internacional del Comercio. (https://wits.worldbank.org/).

En función de esta base de datos vamos a extraer una serie de datos para generar nuestro primer gráfico, el de las exportaciones por producto con el resto del mundo, entre los años 2009 y 2019 (el último año del que disponemos de información en esta base de datos). Nos quedaría así:

Lo primero que salta a la vista es que entre los años 2011 y 2015 no hay datos y eso se debe a la interrupción del registro del comercio por parte de estas organizaciones internacionales durante la Guerra Civil en el contexto regional en lo que vino a llamar Primavera Árabe. Esto no quiere decir que no hubiera comercio, pero en un momento de conflicto armado no quedó registrado. Cuando pasamos a observar los primeros puestos del gráfico podemos ver el primero es ocupado incontestablemente por los combustibles, es decir el petróleo y el gas, por un valor de 35.608.902 millones de dólares para el año 2010, un año después de la recuperación de la crisis financiera de 2008, y un año antes de la guerra. En el 2015 aparecen de nuevo los datos y se puede ver una recuperación y un incremento en los años 2018 y 2019, marcándose un valor para los combustibles en este último año registrado de 27.647.368,1 millones de dólares.

En este segundo gráfico podemos ver las importaciones por producto con el resto del mundo que hace el Estado de Libia:

Comprobamos de nuevo este precipicio entre los años 2011 y 2015, y pasamos a observar que los productos que más importa Libia son maquinaria y electricidad, por un valor de 5.654.559,81 millones de dólares en el año 2010, importante en el régimen de Gadafi para un país en construcción de grandes infraestructuras, y después de la Guerra Civil, con un valor de 1.610.953,19 millones de dólares para el año 2016, vital para la reconstrucción de todo lo que quedó destruido durante el conflicto armado. La segunda posición en el 2016 la ocupan los combustibles refinados, un producto que antes de la guerra no era significativo, pero que después del conflicto cobra mucha importancia, alcanzando los 2.058.992,293 millones en el año 2019. Parecido es lo que sucede con los productos alimenticios. La importación de la categoría de Transporte antes de la guerra parece que en estos años de los que tenemos registro no se ha recuperado.

Ahora pasamos a ver un tercer gráfico en el que podemos a qué países exporta Libia estos productos:

Podemos comprobar que antes de la Guerra Civil y la intervención occidental de 2011, promovida por Francia, el Reino Unido, y Estados Unidos a través de la OTAN, que erradicó el régimen de Gadafi, pero también el Estado libio hasta nuestros días, las exportaciones más importantes, que como vimos más arriba principalmente son combustibles, e iban hacia Italia, China, España y Francia, y que, en el 2016, se mantienen estos países, pero se han incorporado también Emiratos Árabes Unidos, y los Estados Unidos, que ya bombardeó al régimen de Gafafi en 1986.

En el último gráfico vamos a ver de qué países Libia importa más productos:

Las importaciones más importantes que hace Libia proceden de China, le siguen las de Turquía, Italia, que podemos ver que mantiene un equilibrio con sus importaciones libias, le siguen Emiratos Árabes Unidos, Egipto, y Corea del Sur, España ocupa la decima posición por detrás de Alemania, y por delante de los Estados Unidos. En los dos gráficos podemos ver que los países vecinos europeos y de Oriente Medio son los que mantienen las mejores relaciones comerciales, y como China, como sucede en el resto del continente africano, aparece con fuerza en las importaciones y las exportaciones.

En conclusión

A través de esta base de datos y su representación gráfica hemos podido obtener una radiografía de la economía libia de los diez últimos años registrados por estas organizaciones internacionales. La guerra marca totalmente la reducción del comercio, y de hecho la desaparición de los registros. Un país que materialmente vio desaparecer su Estado y no podemos afirmar que lo haya recuperado. Libia quedó repartida entre la región Tripolitana y la región de la Cirenaica con dos grupos de poder diferentes que se enfrentaron durante la Guerra Civil. El primero es el del Gobierno de Unidad Nacional (GUN), reconocido por Turquía, Estados Unidos, y la Unión Europea, liderado por Fayez al Sarraj, y el segundo es el del Ejército Nacional Libio (LNA), liderado por el general Jalifa Haftar, apoyado por Emiratos, Egipto y Rusia. Ambos grupos de poder han llegado a un acuerdo en torno a la exportación del petróleo y el gas, y de ahí que volvamos a disponer de registros. Cuando el año 2016 vuelven a aparecer estos registros, durante dos años las cifras son inferiores a las anteriores al conflicto, pero a partir de 2018 se produce una recuperación. Libia, vuelve a importar maquinaria, pero esta vez no para construir nuevas infraestructuras sino para reconstruir las destruidas por la guerra, Libia importa ahora significativamente combustibles, debido a la destrucción de su capacidad de refinado, y también alimentos, algo que antes de la guerra no necesitaba hacerlo.

No hemos querido retroceder más en el tiempo, iniciándose la expresión de estos registros en el 2009, pero si hubiéramos retrocedido dos, tres años, hubiéramos visto marcada la crisis financiera global que redujo significativamente los flujos comerciales. De disponer los datos de los últimos años habríamos podido comprobar que impacto tuvo la pandemia del coronavirus en estos flujos comerciales. Previsiblemente podríamos haber constatado una reducción.

En cuanto a los socios comerciales se mantienen los principales que había antes del conflicto, principalmente países vecinos como son Italia, Francia y España para las importaciones y exportaciones, China creciendo en las importaciones, Turquía con cuota también significativa, y con la aparición como novedad de los Estados Unidos después del conflicto.  

La Guerra Civil en Libia ha arrojado un número indeterminado de muertes, las cifras que se barajan de algunos miles no parecen creíbles, se produjo además un desplazamiento interno de 800.000 personas, y desde entonces se ha convertido en una tierra de paso para todos aquellos, que procedentes de otros países africanos, quieren alcanzar Europa. Para agravar la situación desde la caída del Estado surgieron multitud de grupos armados islamistas y tribales, entre ellos significativamente los afiliados al Estado Islámico, que los dos gobiernos han intentado de neutralizar con la ayuda de sus respectivos aliados.

El saldo entre importaciones, por un valor total de 29.285.909 millones de dólares, y exportaciones, por un valor de 15.663.796 millones de dólares, es a favor del Libia en unos 13.622.112 millones de dólares. Un hecho que, sumado al incremento del Producto Interior Bruto, podría permitir desarrollar más la economía del país, o los que resulten, y por lo tanto el nivel de vida de los libios. Sin embargo, desde la caída del Estado y la Guerra Civil, los libios han visto como los ingresos petroleros no se traducen en mejoras. No puede haberlas porque Libia es un país destruido en el que no existe el Estado, y en el que poder se lo reparten bandas armadas, que son las que se benefician de la riqueza producida por el petróleo y el gas. Esta caída en Libia fue además la principal causa de la desestabilización de todo el Sahel, donde se mueven todo tipo de grupos armados, amenazando tanto a los Estados como a sus sociedades. La comunidad internacional preocupada en su momento por la represión de la dictadura del régimen de Gadafi contra su pueblo, parece que desde entonces se ha lavado las manos del problema libio, dejando que este país no sea mucho más que una gasolinera al servicio de los mercados internacionales.

Para aquellos interesados en estas cuestiones quizá les resuelte oportuno asistir a ese seminario que se realizará en la Universidad Complutense el próximo miércoles 21 de mayo:

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 13 Mayo 2025.


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