La máquina del tiempo de H. G. Wells – por Francesc Sánchez

 

Todo lo que nos rodea es percibido por nuestra retina en tres dimensiones: longitud, altura, y profundidad. Podemos verlo de otra manera tomándonos a nosotros mismos como punto de referencia: puedes moverte hacia la derecha y hacia a la izquierda, hacia arriba y hacia abajo, hacia adelante y hacia atrás. Ese es nuestro mundo. Sin embargo, estas tres dimensiones para que existan y permanezcan requieren de la cuarta dimensión: el tiempo. H. G. Wells en 1895 publicó uno de los primeros relatos -el primero contemporáneo- sobre la posibilidad de movernos en el tiempo más allá del transcurrir natural e inexorable que todos percibimos.

El relato de H. G. Wells nos ofrece la posibilidad de movernos en el tiempo en una máquina con la que podemos avanzar y también retroceder minutos, horas, días, meses, años, siglos y milenios. Nuestro viajero en el tiempo, si recordamos la adaptación cinematográfica que hizo George Pal en 1960 para la gran pantalla, interpretada por Rod Taylor, comprueba como los caracoles se mueven con inusitada rapidez, como florecen las flores en un parpadeo, o como el maniquí femenino de la tienda de enfrente va cambiando año a año su vestido. Nuestro viajero, interpretado por Rod Taylor, avanza por la historia del Siglo XX sin envejecer lo más mínimo topándose de bruces con la Gran Guerra (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), comprobando que, pese a que la sociedad ha remontado y ha evolucionado social y tecnológicamente, un nuevo conflicto ubicado -en la mente de todos los que vieron en su momento la película- en un momento álgido de la Guerra Fría, demuestra que el ser humano no ha aprendido las lecciones del pasado. H. G. Wells no nos menciona estos momentos históricos porque escribió su relato mucho antes de que sucedieran, el creador de la ciencia ficción se limita a llevarnos al año 802.701, con el objetivo de hacer un análisis de la sociedad, que él bien conocía, proyectada hacia el futuro.

En la adaptación cinematográfica de Simon Wells en 2002 incorporamos otra de las grandes paradojas: en este caso el viajero quiere retroceder en el tiempo para evitar la muerte de su pareja sentimental cambiando la sucesión de acontecimientos, pero contrariamente a lo que sucedía en Regreso al Futuro de Robert Zemeckis en 1985 con la creación de una línea del tiempo alternativa, nunca lo consigue. Parece que algo marca el destino. Por lo que nuestro viajero esta vez viaja al futuro para hallar respuestas, encontrando una de ellas en una biblioteca pública en la que aparece el relato de H. G. Wells y la película de George Pal, hecho que le lleva a avanzar mucho más en el tiempo encontrándose justo con ese mundo describen estas antecesoras. Nuestro viajero en el tiempo se encuentra con algo muy parecido al Paraíso Terrenal o Jardín del Edén en el que sus habitantes tienen todas sus necesidades cubiertas y pasan el tiempo disfrutando de la vida, pero mientras indaga en las ruinas del pasado, descubre que existen dos sociedades: la de arriba de los que vive en la abundancia y despreocupadamente y la de abajo que trabaja incasablemente. Mientras en la adaptación de George Pal se nos dice que la especie humana se separó en dos ramas después de una larga guerra, en el relato de H. G. Wells asistimos a una disertación sobre un mundo dividido en clases que nos recuerda a la película Metrópolis de Fritz Lang en1927: la de los ricos que viven ociosamente arriba con todas las comodidades que han mermado tanto su inteligencia como su sentido en la vida, y la de los pobres y trabajadores que finalmente se harán no sólo indispensables sino también dueños de la situación.

De ahí que H. G. Wells en su relato, como muchos otros autores de ciencia ficción, nos está mostrando un mundo distópico proyectando la sociedad que le tocó vivir en su momento en el que los avances científicos y tecnológicos, pero también sociales, se palpaban en el ambiente y daban la bienvenida a un nuevo siglo, en el que muchos pensaron que se iban a resolver todos los problemas de la humanidad: un mundo donde no hubiera hambre, enfermedad, conflictos de ningún tipo, pero para H. G. Wells, también, por no existir la necesidad, el propio sentido para vivir nuestras vidas. Es imposible no contextualizar su relato en su tiempo en el momento en que la clase dominante y la burguesía había llegado a lo más alto, y las ideas progresistas estaban extendiéndose por el continente europeo, tanto las socialdemócratas como las comunistas y anarquistas, que en esencia todas buscaban crear un mundo mejor que el que habían conocido bajo las oscuras nieblas de humo producidas por las chimeneas de las fabricas de la Revolución Industrial y el trabajo incansable de los obreros: ese es el mundo que describe H. G. Wells que llevará a la imposición de las reglas y costumbres culinarias de los morlocks sobre los eloi, pero también el de los bolcheviques sobre el mundo de los últimos zares. Ahí es cuando la obra de H. G. Wells cobra una nueva dimensión que va más allá de la posibilidad de viajar en el tiempo y nos ofrece un análisis sociológico proyectado en el tiempo que dejamos, aunque aquí hemos aportado ya una interpretación, a discernir por vosotros mismos.

En cuanto al viaje en el tiempo muchos otros autores han elaborado sus relatos y teorías, mostrando las paradojas en el tiempo, y la posibilidad tanto de cambiar el pasado como de hacerlo cumplir precisamente con la voluntad de cambiarlo. En estos tiempos de pandemia, manteniendo todo lo que os recomiendo en este artículo, no puedo dejar de invitaros a ver la película 12 Monos de Terry Gilliam estrenada en 1995 con, probablemente, el mejor papel que ha interpretado Bruce Willis, y su antecesora necesaria del año 1962, La Jeteé de Chris Marker. La ciencia ficción no es un género menor ni sólo destinado a un tipo de público determinado, es en muchas ocasiones una incursión rebelde para decir verdades cuando estás son difíciles decir abiertamente.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 13 Enero 2022.