Las caricaturas de la muerte - por Francesc Sánchez

Sección Periodismo
Las caricaturas de la muerte
por Francesc Sánchez


Tenemos un serio problema. Mientras occidente siga metiendo sus narices en Oriente Medio y nuestra sociedad sea incapaz de ofrecer a los jóvenes musulmanes un sentido en su vida sucesos como los de Charlie Ebdo pueden repetirse. No me esperaba esta matanza y tampoco quiero ejercer como adivino, pero mi deber es dejar constancia de ciertos antecedentes que se han desdeñado o no se han tenido en cuenta suficientemente.

Estos antecedentes podemos dividirlos en dos argumentaciones que están relacionadas. Los dibujantes de Charlie Edbo se la estaban jugando por publicar viñetas sobre Mahoma o sobre sucesos en Oriente Medio que muchos musulmanes consideran un insulto. Fueron conocidos mundialmente en el 2006 cuando reprodujeron las famosas caricaturas de Mahoma del periódico danés Jyllands Posten. En esos dibujos se mostraba al profeta con un turbante en forma de bomba de mano estableciendo para muchos una equiparación entre el islam y el terrorismo. La propagación en multitud de medios de estas caricaturas fue paralela a la protesta en la mayoría de países donde el islam es mayoritario. Durante estas protestas se llegaron a quemar algunas embajadas europeas en El Líbano y en Siria. Durante la crisis de las caricaturas mientras occidente levantó la bandera de la libertad de expresión el mundo musulmán, ofendido y convenientemente instrumentalizado, levantó la bandera de la tradición y la religión. Como en su momento señalé mantengo que todo aquello me pareció una provocación malintencionada por occidente y una ofensa calculada por el mundo musulmán. Cada cual recogió su siembra: occidente una defensa de uno de los valores esenciales que nos constituyen como unas sociedades libres y democráticas frente al fanatismo religioso, y el mundo islámico, la defensa de lo más sagrado.

La segunda argumentación, probablemente la más importante, es la que define la política exterior de occidente con respecto a los países mayoritariamente musulmanes (en Oriente Medio, el norte de África y Asia Central) desde los atentados del 11 de Septiembre de 2001. Los bombardeos y posterior ocupación de Afganistán, respectivamente por los norteamericanos y la OTAN, en el combate contra los talibanes y la búsqueda de muyahidines (que en el pasado Washington apoyó para combatir al Ejército Rojo) sirvieron en bandeja de plata un formidable alimento ideológico que con los bombardeos, invasión y destrucción del estado iraquí, ha llegado hasta nuestros días con la formación del Estado Islámico. La revuelta árabe que unos cuantos vimos como una posibilidad de emancipación de los árabes de sus respetivos tiranos, si exceptuamos Túnez, parece haber quedado en nada. Esta revuelta mientras no fue apoyada por occidente en Túnez y Egipto porque sus regimenes eran nuestros aliados en Libia y en Siria ha sido respaldada porque sus regimenes nos eran hostiles. La degeneración de estas dos revueltas en guerras civiles, en donde el bloque occidental y Rusia, han armado a los contendientes está haciendo bueno al periodo anterior, y explica también la emergencia del Estado Islámico. John Locke, el padre del empirismo y el liberalismo, nada sospechoso de fundamentalista religioso, afirmaba que cuando las leyes humanas fracasan los pueblos se aferran a Dios, y yo añado, a las leyes pretendidamente fundamentales que muchos en occidente entienden como ley natural. Me temo que si el islamismo del Estado Islámico tiene algún arraigo entre las poblaciones sunitas en Siria e Iraq se debe al temor pero también precisamente al fracaso de todo lo demás.

Por lo tanto tenemos estas dos argumentaciones que mezcladas son dinamita. Pero nos falta el agente ejecutivo que no es otro que algunos jóvenes musulmanes nacidos en Europa que deciden pasar a la acción. Los mal definidos xenófobamente como inmigrantes de segunda, tercera o cuarta generación, que por alguna extraña razón renuncian al sistema occidental porque lo encuentran vacío y abrazan un islam maniqueísta, que establece lo que es bueno y es malo. Hasta aquí no habría nada que temer. Pero en el momento en que se interpreta que esta fe es la verdadera y se ha de imponer por la fuerza al resto de los musulmanes, que han caído en la ignorancia y han sido contaminados por la cultura occidental, llegan los problemas: los del Estado Islámico y Al Qaeda a través del principio del takfir eliminan a los malos musulmanes en su tierra, y manipulan el concepto de la pequeña Yihad (que permite la defensa de los lugares sagrados frente a los ejércitos invasores) para traer la muerte a occidente. Ya pasó antes en Madrid y en Londres. Los dibujantes de Charlie Edbo estaban avisados y temían atentados (prueba de esto es que en el 2011 tuvieron un atentado con cócteles molotov que les incendio las oficinas) pero nada hacia pensar que se llegaría a este extremo por unos simples dibujos.

Por lo dicho hasta ahora no me gustaría que de mis palabras se entendiera una condena hacía todo el islam y hacía la mayoría de los musulmanes que nada tienen que ver con lo aquí expuesto. No podemos hacerle el juego a la islamofobia. Pero al mismo tiempo que digo esto considero que son los propios musulmanes los que tienen que neutralizar ideológicamente a estos elementos porque ellos son los principales perjudicados. En cuanto a la libertad de expresión es aquella que permite a cualquiera decir lo que quiera aunque no lo compartamos. Por eso el atentado a Charlie Edbo es un atentado a la libertad de expresión como lo fue el atentado contra la revista el Papus en Barcelona. Pero esto mismo tiene sus limites por la legislación vigente en cada país: en las dictaduras no está permitido decir nada en contra del régimen y en las democracias aunque está permitida hacer la apología de la violencia (siempre que sea ficción) no está permitida por ejemplo hacer apología del racismo. Mal haríamos en autocensurarnos en aquello que consideremos veraz porque se empieza por el temor a los fanáticos y se termina temiendo al propio estado. Este último siempre se ha mostrado mucho más eficaz en reprimir todo tipo de libertades.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 14 Enero 2015.

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