La revuelta árabe III - por Francesc Sánchez

Sección de Opinión
La revuelta árabe III - por Francesc Sánchez

Estos tíos le han declarado la guerra a Muammar el Gadafi, o lo que es lo mismo, a más de la mitad de la población que apoya a este tirano. La resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, con el apoyo de EEUU, Gran Bretaña y Francia, y con la abstención de Rusia y China, establece una zona de exclusión aérea en la región de Bengasi para impedir a la aviación de Gadafi bombardear a los que se le oponen. Los primeros bombardeos los han llevado a cabo cazabombarderos franceses contra tanques del ejército libio en las cercanías de Bengasi, la ciudad y región en manos de los que se oponen a Gadafi. Horas más tarde desde buques norteamericanos han sido lanzados más de 100 misiles Tomahawk contra objetivos inciertos. En la coalición contra Gadafi, liderada por los EEUU y la OTAN, participan, además de Francia y Gran Bretaña, países como Canadá, Italia –que ofrece sus bases para lo que necesite la OTAN-, Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, y España –que aparte de ofrecer también dos de sus bases, Rota y Morón de la Frontera, para lo que haga falta, participa con 4 cazas F-18, un avión de reabastecimiento en vuelo, la fragata F100 Méndez Núñez, el submarino S-74 Tramontana, y el avión de patrulla marítima CN-235-.

Esta aventura militar se sabe como empieza pero como todas no se sabe como terminará. Se esgrime el noble motivo de evitar que Gadafi siga bombardeando a su población, o cuanto menos a los que se le oponen, que habiendo tomado las armas, se enfrentan al grueso del ejército libio, sumiendo ambos al país en una guerra civil. Estos días los defensores de la intervención militar en Libia nos recuerdan, y con razón, el lamentable papel que tuvieron los europeos en la fraticidas guerras de la ex Yugoslavia (*1), donde durante diez años, y con cascos azules presentes en la región, serbios, croatas y bosnios se aniquilaron sin piedad, donde murieron miles de civiles. Finalmente, con el desplazamiento de la contienda a Kosovo, la OTAN, con los americanos a la cabeza, decidió bombardear Serbia y terminó la guerra. También se nos recuerda nuestra propia guerra civil en donde las potencias europeas, pese a que la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, apoyaron abiertamente a Franco con todo tipo de medios, no ayudaron a una República que se desangraba. Tras la guerra civil los españoles sufrieron 40 años de dictadura en los que las honorables democracias europeas más allá de un tímido aislamiento internacional nada hicieron (*2). Son argumentos con cierto peso pero no debemos de olvidar las peculiaridades –los hechos- de la guerra en Libia y de todo este conflicto que empezó, como recordaran, con la revuelta de Túnez que consiguió echar a Ben Ali, y continuó con la revuelta de Egipto que hizo lo propio con Hosni Mubarak (*3). En los dos casos, tras una represión brutal de la policía, el ejército se abstuvo de participar en contra de la población, y dejó caer a los dos dictadores. En el caso de Libia las cosas han ido de diferente modo, el ejército, el grueso del mismo, apoya al sátrapa de Gadafi, hasta el extremo de bombardear a una oposición, que todo cabe decirlo, a diferencia de la tunecina y egipcia, se ha alzado en armas. Es a estos hombres, aún por definir que se oponen a un dictador pero que llevan la bandera del monarca Idris I, a los que la coalición internacional está defendiendo.

La otra cara de la moneda la tenemos en Bharein y en el Yemen donde continúan las protestas y las muertes y nadie dice nada. ¿Será que algunas revueltas merecen más simpatía que otras? Ahora el foco de atención parece trasladarse a Siria un país que no mantiene relaciones cordiales con EEUU ¿intervendremos militarmente también?

Lo que tenemos en Libia, en el lenguaje diplomático es una intervención militar, que cuenta con la autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y por eso es legal –en el caso de España cuenta también con la aprobación a posteriori del Congreso-, pero no deja de ser una guerra, como lo es la de Afganistán o lo fue la de Iraq, que fue ilegal por no contar con la autorización necesaria, y fue un engaño por no existir las armas de destrucción masiva que se decía tenía Sadam (*4), el que tampoco, a diferencia de Gadafi estaba bombardeando a su pueblo (*5). En todos los casos las bombas explotan y matan a personas. En todos los casos también –no me cansare de decirlo, por mucho que algunos a esta guerra la llamen de liberación- mantiene unos intereses económicos y energéticos, que en este caso, definen la producción y las reservas de petróleo y gas que hay en Libia, que diariamente enviaba este país hacia occidente. Gadafi ha amenazado con desestabilizar el norte de África y el Mediterráneo, ha repartido más de un millón de armas entre sus seguidores. Esta guerra desde el aire puede complicarse y puede desembocar en una ocupación terrestre. Y mientras tanto algunos nos preguntaremos porque a Gadafi se le hace una zona de exclusión aérea para que impedir que bombardee a su pueblo y a Israel, que tampoco respeta las resoluciones de Naciones Unidas, ni siquiera se le hacen sanciones económicas, ni siquiera se cuestiona los tratados de comercio preferente con la Unión Europea, cuando ha bombardeado sin piedad a los palestinos, matando innumerables veces a miles de civiles. Zapatero, hay que recordarlo, subió al poder abanderando la oposición de la mayoría de españoles a la guerra de Iraq, y ha terminado metiéndonos –eso si legalmente y por un noble motivo- en una guerra contra Libia.

Anotaciones:

(*1) Las guerras de la ex Yugoslavia, conocidas también como las guerras de los Balcanes se iniciaron en el año 1991 y terminaron el 2001. La primera de ellas se produjo en 1991 entre los independentistas eslovenos y las fuerzas regulares yugoslavas. La segunda fue entre los independentistas croatas y las fuerzas regulares yugoslavas. En el 1992 la guerra afectó a Bosnia, matándose en estas tierras los serbios de Bosnia-Herzegovina, los croatas de Bosnia-Herzegovina y los musulmanes de Bosnia-Herzegovina. La guerra, en la que también se declaró finalmente una zona de exclusión aérea, finalizó tras la firma de los Acuerdos de Dayton el 14 de diciembre de 1995. Finalmente en 1999 estalló la guerra en el Kosovo, momento en el que la OTAN decidió bombardear Serbia, terminando con la guerra.
(*2) De hecho en septiembre de 1953 Franco y los EEUU llegaron a una serie de acuerdos bilaterales entre los que se convertía a España en un baluarte contra el comunismo. Para tal fin los EEUU concedieron 226 millones de dólares al ejército español para que se modernizará, y construyeron cuatro bases militares norteamericanas (la de Zaragoza, Torrejón de Ardoz en Madrid, Morón de la Frontera (Sevilla) y la base naval de Rota en Cádiz).
(*3) La situación actual en Egipto la define la celebración de un referéndum impulsado por el ejército en donde se pedía a los egipcios que votasen a favor de una reforma constitucional o en contra de la misma. El Sí ha vencido. Pero no se explica demasiado que los que defendían el No quieren redactar una nueva Constitución.
(*4) Las armas de destrucción masiva que se decía que tenía Sadam Husein –entre ellas armas químicas-, porque en el pasado las llegó a utilizar contra su pueblo, nunca fueron encontradas.
(*5) Sadam Husein en el pasado bombardeó a su pueblo, primero a los kurdos, con armas químicas durante la guerra contra Irán, y después a los chiitas del sur cuando tras la Guerra del Golfo desde fuera se les alentó para que se levantaran en contra el régimen. La comunidad internacional, conmocionada o sin más queriendo evitar nuevas aventuras como las de Kuwait, decretó dos zonas de exclusión aérea, una en el norte que protegía a los kurdos, y otra en el sur que protegía a la mayoría chiita. En fin, Sadam era una pieza, pero en los días, semanas, meses, años previos a la invasión de 2003 no bombardeó a su pueblo.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 26 Marzo 2011.

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