Hechos, balance, y conversaciones – por Francesc Sánchez

 

 

Terminábamos el año 2020 con un artículo sobre un tema sanitario. Tiene que saber el lector, porque puede que haya pasado mucho tiempo desde el momento en que escribo estas líneas, que el mundo vive desde principios de 2019 una pandemia de coronavirus, que se ha cobrado muchas vidas y ha destrozado economías. El 27 de diciembre Araceli Rosario Hidalgo fue la primera en recibir la primera dosis de una de las vacunas aceptadas, y detrás fue un país entero: la vacuna no te inmuniza ni evita que propagues el virus, pero evita que desarrolles con gravedad la enfermedad del Covid 19 y te mueras; también, con su debido certificado, te permite una serie de cosas prácticas en las que interactúas con otros semejantes que sin él te son vetadas: una suerte de muerte social, más allá de las pantallas, en cualquier caso no superior de momento a la cuarentena y encierro masivo de la primavera del primer año. El otro hecho significativo se produjo en la noche de San Silvestre con el abandono del Reino Unido de la Unión Europea: los británicos, que como el todo el mundo sabe nada tienen que ver con Europa, bajo un liderazgo de mentirosos compulsivos encabezado por Boris Johnson, rompieron con el proyecto colectivo que más y mejor ha servido a los Estados europeos desde la Segunda Guerra Mundial para desarrollar sus economías y el Estado del bienestar, hacer desparecer las fronteras para sus ciudadanos, y evitar un nuevo enfrentamiento armado.

En el mes de enero al otro lado del Atlántico se produjo un hecho insólito: una multitud jaleada por Donald Trump asaltó el Capitolio de Washington, la sede de la democracia de los Estados Unidos. Esto que parece una broma no lo fue en absoluto: calificado por muchos como un intento de golpe de estado y por otros como una revolución, aunque se ha comprobado que no fue ni lo uno ni lo otro, fue una demostración de que el populismo manejado adecuadamente hacia personas que consumen teorías de la conspiración y que canalizan su hartazgo hacia las élites puede desestabilizar cualquier democracia asentada. Tiene cierta sorna que el país que más injerencias y golpes de Estado ha pergeñado a lo largo de la historia haya tenido que probar su propia medicina. Y esto no debería hacernos sentir mejor porque la alternativa que hoy se nos muestra a nuestro sistema democrático no tiene nada ver con el ciclo revolucionario que se inició hace dos siglos: sin más recuerda mucho más a lo que vivió el viejo continente en el periodo de entreguerras con la ascensión del fascismo y que todos sabemos cómo terminó.

El otro hecho de gran trascendencia política -para mí el que más de este año- fue el de la salida de los occidentales de Afganistán después de la reconquista del país por parte de los talibanes mientras sus débiles estructuras colapsaban. Las imágenes del aeropuerto de Kabul donde se veía a miles de afganos intentando acceder al recinto y subirse a los aviones fueron dantescas, propias de una película de catástrofes, y no de un plan de evacuación ordenado de la que aún es la principal superpotencia. En este periódico hicimos una cobertura con esmero de la que me siento orgulloso porque contamos con información, artículos de análisis, entrevistas en profundidad, y documentos históricos, que tengo el convencimiento que sirvieron y servirán no sólo para saber que pasó esos días si no entender mejor la historia de estos últimos cuarenta años de este país que ha sido destrozado por las potencias extranjeras, las luchas intestinas entre diferentes facciones afganas, y lo más intransigente del islam.

Los problemas fronterizos de la Unión Europea también han sido importantes con dos crisis que en su momento contamos en esta publicación: la primera fue el envío de miles de jóvenes marroquíes a las alambradas españolas por parte del Rey de Marruecos Mohamed VI, y la segunda el envío de miles de sirios e iraquíes a las alambradas polacas por parte del Presidente de Bielorrusia Lukashenko. El término alambrada ya debería de causarnos escalofríos si conocemos algo de nuestra historia y tenemos una mínima empatía con nuestros semejantes. Pero hay que decir que la inmigración irregular y su utilización política por países no democráticos, dando igual si formalmente se presentan como aliados o adversarios, es uno de los puntos débiles de nuestras sociedades que de no encauzarse como dijo acertadamente Josep Borrell «puede destruir a la Unión Europea». Por incapacidad de un lado de ofrecer nuestro sistema económico y social una tierra de promisión a todo aquel que es expulsado de su propia tierra por la guerra, el hambre y la enfermedad, muchas veces por la acción u omisión de nuestros Estados en la política internacional, y por otro lado por la ascensión del fascismo identitario y económico como última barrera de contención contra estos «nuevos barbaros» con sus códigos culturales diferentes que «nos crean dificultades de todo tipo».

El 26 de diciembre de 1991, hace ahora 30 años, la Unión Soviética desapareció como Estado y como realidad geopolítica. Este hecho creo que debería servirnos como una advertencia de que las entidades políticas que han perdurado durante muchos años no son inamovibles y su alternativa no tiene porque ser mejor. Para entender porque esa superpotencia terminó implosionando podemos impugnar la mayor señalando que mantenía desde prácticamente el principio un régimen totalitario sin libertades, pero haríamos muy bien en estudiar sus problemas económicos y sociales, y porque durante sus últimos años Gorbachov fue incapaz de implementar un programa de reformas económicas y políticas democráticas sin precipitar su desaparición. El desastre vino con Yeltsin y nadie medianamente informado puede sorprenderse porque Putin está en su sitio con un gran respaldo social. Los chinos aprendieron la lección y mientras desde su dictadura han promovido el capitalismo de Estado convirtiéndose en la nueva fábrica del mundo, asegurando que no tienen motivaciones políticas en su expansión económica en otras latitudes, puede que llegue el momento en que alguien piense que son el mejor modelo para el resto del mundo. De ahí que haríamos muy bien como sociedades democráticas en valorar que es lo que tenemos, que alternativas se nos presentan, y sin renunciar nunca a mejorar nuestras sociedades, que riegos estamos dispuestos a correr.

En nuestros artículos puedes encontrar aparte de los míos, incluidos los que forman parte de una clase de Geopolítica en África que he impartido en el Máster de Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros, toda la serie de José Miguel Hernández sobre la Guerra Civil, artículos de Lluís Foix sobre historia y política internacional, artículos de Pelai Pagès sobre historia, toda una serie de documentos históricos, y un artículo de Andrea Pacha Röper. Este año además he iniciado una nueva iniciativa. Se trata de una conversación, un ciclo de entrevistas sobre periodismo, historia y cultura, a una serie de personas que creo que tienen algo importante que decir, que desde el principio no ha tenido una clara hoja de ruta marcada pero que ha ido creciendo sobre la marcha.

Hasta el momento he entrevistado a María Luisa Pujol para hablar sobre su proyecto de documental sobre la historia del cine español, a Lluís Foix para hablar de sus vivencias como corresponsal en Londres a mediados y finales de los años setenta, dos veces a Jesús Callejo, una para hablar sobre los misterios de la Edad Media y otra sobre la brujería, a Alex Rigol para hablar sobre los españoles en los campos de la muerte durante la Segunda Guerra Mundial, a José Luís Peinado para hablar sobre el primer encuentro entre europeos, africanos y americanos, a Pelai Pagès para hablar sobre la Transición española, a Rafael Poch para hablar sobre el final de la Unión Soviética y la gran transición hasta nuestros días, dos veces a Juan Ignacio Castien, una para hablar sobre la historia del Sahel y otra sobre la del Magreb, a José Miguel Hernández para hablar de una vida dedicada a la docencia en los estudios medios, a Mariano López de Miguel para hablar urgentemente, pero sin perder la perspectiva histórica, sobre la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán, a Rafel González para hablar sobre la formación de Estados Unidos, desde la revolución a la Segunda Guerra Mundial, a Eduard Amouroux para hablar de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil española, a Mario Lozano para hablar de la historia y el presente conflictivo de Etiopia, a Diana Cabello para hablar de la mujer en la Edad Media, a Juan Ignacio Cuesta para hablar de los orígenes de la Navidad, y a Francisco Berenguer para hablar en profundidad de los veinte años de presencia occidental en Afganistán con su debida contextualización histórica.

Sin más, Feliz Año 2022, esperamos haber aportado algo, por aquí seguiremos como siempre.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 31 Diciembre 2021.