El encuentro entre Humphrey Bogart y Laurent Bacall – por Francesc Sánchez

 Cuando vemos una película nos están contando dos tipos de historias: la que proporciona el guion interpretado por los actores y guiados por el director, y la que proporciona el momento dado en que esta película se ha rodado. La primera historia es la más importante porque es la que le da el sentido al filme, pero la segunda, como nos mantiene José María Caparrós, nos puede aportar un conocimiento significativo sobre las tendencias sociales y políticas. Esta regla, sea más o menos transparente en la película, siempre se cumple y es lo que me lleva a afirmar que el cine, como lo hace también la música o la literatura, nos está ofreciendo pasar al mismo tiempo unas horas emocionantes o terribles, pero también modelos de comportamiento y un conocimiento histórico. Para ilustrar esto que estoy diciendo quiero hablar de cuatro películas interpretadas por Humphrey Bogart y Lauren Bacall que fueron rodadas hacía finales de la Segunda Guerra Mundial y pocos años después de concluir esta, Tener y no tener, El sueño eterno, La senda tenebrosa, y Cayo Largo.

Tener y no tener

Título original: To Have and Have Not
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 1944
Dirección: Howard Hawks
Guión: Jules Furhman, William Faulkner (Novela: Ernest Hemingway)
Interpretación: Humphrey Bogart, Walter Brennan, Lauren Bacall, Dolores Moran, Hoagy Carmichael, Sheldon Leonard, Walter Szurovy, Macerl Dalio, Walter Sande, Dan Seymour, Aldo Nadi
Música: Franz Waxman

El filme de Howard Hawks, basado en una novela de Ernest Hemingway que lleva el mismo nombre pero que difiere en muchas cosas, nos cuenta la historia del pescador Harry Morgan instalado en la isla de la Martinica, que después de perder el pago de una deuda contraída por un turista norteamericano, se ve inmerso en una particular guerra entre los colaboracionistas del régimen de Pétain y los seguidores de la Francia Libre de Charles De Gaulle. Si ésta es la trama y el telón de fondo, probablemente lo mejor de la película sea la buena sintonía, esto que algunos llaman química, en la relación entre Howard y la Flaca. El mensaje transparente en el filme es una pequeña historia de enfrentamiento entre demócratas y fascistas en una isla poseída por los franceses en el Caribe dentro de la gran historia que fue la lucha entre el bien y el mal en el segundo enfrentamiento mundial. Los que encarnan la resistencia en la clandestinidad están movidos por altos ideales y los colaboracionistas por el autoritarismo y la maldad. Howard y Eddie, simplemente se encuentran en la Martinica para ganarse la vida como bien pueden, y Marie ha terminado de rebote en la isla porque no dispone de más dinero para volver a los Estados Unidos, pero los tres se ven envueltos en el conflicto cuando colaboran con la resistencia, siendo participes como decíamos de la pequeña historia como de la gran historia. En cuanto a la relación entre Humphrey Bogart y Lauren Bacall es planteada en términos de un flirteo entre iguales en libertad.

Mientras lo primero es una muestra de cine idealista, y probablemente muchos lo vean como propagandista, en unos momentos en que los Estados Unidos está metido de cabeza en la Segunda Guerra Mundial, tanto en el escenario europeo como en el del Pacifico, lo segundo nos está proporcionando un modelo de mujer y de relación entre hombres y mujeres diferente, en unos momentos en que la mujer se ha incorporado al mercado del trabajo, porque la mayoría de hombres han acudido al frente de batalla, obteniendo con ello cierta independencia que hasta entonces no tenían.

El sueño eterno

Título original: The Big Sleep
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 1946
Dirección: Howard Hawks
Guión: William Faulkner, Leigh Brackett, Jules Furthman (Novela Raymond Chandler)
Interpretación: Humphrey Borgart, Lauren Bacall, John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Regis Toomey, Elisha Cook Jr., Peggy Knudsen
Música: Max Steiner

Este otro filme de Howard Hawks está basado en una novela negra homónima de Raymond Chandler y es una denuncia tanto de la doble moral como de la corrupción de los seres humanos. Sin entrar demasiado en la enrevesada trama, en algunos momentos difícil de seguir, diremos que un hombre acaudalado de avanzada edad tiene dificultades con una de sus hijas y decide contratar los servicios de un investigador privado cuando lo intentan chantajear. Nada es lo que parece.


Probablemente muchos desconozcan que hay un género cinematográfico que estuvo de moda, principalmente en los Estados Unidos, entre los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, el film noir o el cine negro, que denunciaba la podredumbre de la sociedad capitalista, vista a través de los ojos de un investigador privado que aceptaba los casos más inexplicables y en ocasiones surrealista. El cine negro se nutría en muchas ocasiones de la novela negra y dos máximos exponentes del género fueron Dashiell Hammett y Raymond Chandler, con sus detectives Sam Spade y Phillip Marlowe, que fueron llevados al cine por John Huston y Howard Hawks en los filmes El halcón maltés y El sueño eterno, donde Humphrey Bogart resolvía la trama y recibía los guantazos. Laurent Bacall fue una mujer que llenaba la pantalla y entablaba un combate dialectico entre iguales con el protagonista. No queramos ver en Vivian Sternwood un ejemplo de mujer trabajadora, porque es la hija de un hombre acaudalado, pero a diferencia de su hermana Carmen Sternwood, sí que podemos ver esas tendencias liberalizadoras para la mujer que se empiezan a marcar durante la guerra. Si queremos ver un ejemplo de mujer trabajadora deberemos fijarnos en la bibliotecaria o en la taxista, y si queremos también en la mujer que forma parte del hampa que investiga Marlowe.

La senda tenebrosa

Título original: Dark Passage
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 1947
Dirección: Delmer Daves
Guión: Delmer Daves (Novela: David Goodis)
Interpretación: Humphrey Borgart, Laurent Bacall, Bruce Bennet, Agnes Moorehead, Tom D’Andrea, Clifton Young, Douglas Kennedy, Rory Mallinson, Houseley Stevenson.
Música: Franz Waxman

Un presidario escapa de San Quentin metido en un barril transportado por un camión que termina por hacer rodar colina abajo. A partir de aquí cámara subjetiva desde la visión del protagonista. En su huida un joven le recoge en su coche, pero cuando se dirigen hacía San Francisco por la radio hablan de la fuga, circunstancia que lleva a nuestro hombre desconocido a golpearlo y a ponerse su ropa. Por un momento piensa en golpear la cabeza del desdichado con una piedra, pero oportunamente aparece su ángel de la guarda, Irene Jansen, que le ayuda a huir ocultándolo en su casa. Iremos transitando por la senda tenebrosa identificando elementos que la casualidad ha juntado pero que tienen sentido: Irene Jansen, Laurent Bacall, se interesa por la suerte del presidario Vincent Parry porque le creé injustamente encarcelado, después de ser acusado de matar a su mujer, lo mismo que le sucedió a su padre. Estos elementos dispersos que confluyen en la historia y que no sabemos bien como situar encajaran a la perfección en el desenlace.

El recurso de la cámara subjetiva que nos impide ver el rostro de Vicent Parry, desaparece cuando éste se somete a una operación de cirugía estética, y se transforma en Humphrey Bogart. Pero esto no será suficiente para estar a salvo de la policía y de la recompensa de 6.000 dólares que han puesto a su pellejo, vivo o muerto. Román Gubern mantiene que el cine negro fue el refugio de muchos realizadores en un contexto de desencanto, opresión, y delación después de la guerra provocado por «la caza de brujas», es decir la búsqueda de espías y comunistas (o ambas cosas al mismo tiempo), que puso en marcha la Comisión de Actividades Antiamericanas del Congreso encabezada por el senador Joseph Raymond McCarthy, y que encarceló a centenares de americanos, afectando también a Hollywood, metiendo en prisión por desacato a diez guionistas, y dejando a decenas más sin trabajo (podéis ver Trumbo, la lista negra de Hollywood de Jay Roach). Retomando el hilo de La senda tenebrosa, y sabiendo que ambos actores protestaron contra «la caza de brujas», quizá ahora podamos interpretar el filme de una manera distinta.

Cayo Largo

Título original: Key Largo
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 1948
Dirección: John Huston
Guión: Richard Brooks, John Huston (Obra: Maxwell Anderson)
Interpretación: Humphrey Borgart, Edward G. Robinson, Lauren Bacall, Lionel Barrymore, Claire Trevor, Thomas Gomez, Harry Lewis, John Rodney, Marc Lawrence, Dan Seymour, Monte Blue, William Haade
Música: Max Steiner

El gran John Huston reúne a un veterano de guerra, el padre y la joven viuda de un compañero suyo muerto en la guerra, y un grupo de gánsteres, encerrados todos por una noche en un pequeño hotel, durante una tormenta huracanada en uno de los lugares más recónditos de la península de Florida, Cayo Largo. Nada es lo que parece.

En esta ocasión Laurent Bacall hace el papel de Nora Temple, la viuda que mencionábamos del compañero de armas de McCloud, interpretado por un Humphrey Bogart, que es el único punto de unión con su marido en sus últimos días, pero que por los acontecimientos se atraerán mutuamente. Edward G. Robinson en su línea de malo. La ambientación y la tensión entre los personajes que consigue John Huston en el hotel es perfecta.


El filme muestra dos mundos en decadencia. El de los gánsteres y el de los hombres que fueron a la guerra. No son buenos tiempos para Johnny Rocco, el fin de la Ley Seca, y la policía siguiéndole los talones, son un auténtico dolor de cabeza. Fue grande pero ya está en decadencia. Su existencia se reduce a la rememoración de los buenos tiempos y a la obsesión de volver a ser alguien importante. Tampoco lo tiene fácil Frank McCloud. Terminada la guerra volvieron muchos soldados a casa sin encontrar ni un lugar al que pertenecer ni un sentido para sus vidas. Frank McCloud se muestra individualista, desencantado, con su propia filosofía de no meterse en los asuntos de los demás, lo más alejado posible de un héroe, «por un Rocco más o menos no vale la pena morir», hasta el punto de decepcionar a James Temple. Sin embargo, detrás de esa coraza nada es lo que parece: cuando la espléndida Gaye Dawn es obligada a cantar por un vaso de whisky y Johnny Rocco se lo niega McCloud le ofrece un trago.
Ahí hace acto de presencia una faceta escondida de la personalidad de Frank McCloud, porque le gustaría «vivir en un mundo donde no hubiera sitio para Johny Rocco». Hubo un tiempo «en que nos hicieron creer que podríamos deshacernos de personas como tú». Pero no hay heroicidades gratuitas, McCloud sin más se siente responsable de la seguridad de sus nuevos amigos.


En el cine negro los estereotipos de bondad y maldad no quedaban tan claros y a veces se mezclaban. Esto lo vemos de alguna manera en estas cuatro películas que aquí comentamos, pero también magistralmente en La dama de Shanghái y Sed de Mal de Orson Welles, en Perdición de Billy Wilder, en Siroco de Curtis Bernhardt, en La jungla del asfalto de John Huston, y en Atraco perfecto de Stanley Kubrick.

Estas cuatro películas que hizo Laurent Bacall con su marido Humphrey Bogart probablemente son las mejores de su carrera. Este verano hará cuatro años de la desaparición de Lauren Bacall. Sin embargo, cada vez que visionamos una de sus películas vuelve a aparecer. Ahí queda mi pequeño homenaje ambos.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 8 Febrero 2018.