El francotirador, el Iraq de Clint Eastwood – por Francesc Sánchez
Guión: Jason Hall (Autobiografía: Chris Kyle). Fotografía: Tom Stern. Música: Clint Eastwood, Ennio Morricone, Montaje: Joel Cox, Gary Roach.
Intérpretes: Bradley Cooper (Chris Kyle), Sienna Miller (Taya), Luke Grimes Chastain (Marc Lee), Jake McDorman (Biggles), Kyle Gallner (Goat-Winston), Keir O’Donnell (Jeff Kyle), Ben Reed (Wayne Kile) Eric Close (DIA Agent Snead), Sam Jaeger (Navy Seal Lt. Martin), Owain Yeoman (Ranger One), Brian Hallisay (Capt. Gillespie), Marnette Patterson (Sarah), Cory Hardrich (‘D’ / Dandridge), Joel Lambert (Delta Sniper), Eric Ladin (‘Squirrel’ / Case), Madeleine McGraw (McKenna), Sammy Sheik (Mustafa), Troy Vincent (Pastor)
Color – 132 min. Estreno en España: 20-II-2015
La película de Clint Eastwood nos cuenta una historia basada en hechos reales de un francotirador del ejército norteamericano en la Guerra de Iraq. Entre su servicio y su permiso intentará mantener un equilibrio entre los disparos y su familia.
Christopher Kyle es un cowboy de rodeos. No tiene realmente un sentido en su vida. Pero esto cambia cuando tras los atentados de una incipiente Al-Qaeda, el 7 de agosto de 1998, contra las embajadas de Estados Unidos en Nairobi (Kenya) y Dar es Salaam (Tanzania), decide enrolarse en la unidad especial de los NAVY SEAL del ejército estadounidense. Como decía su padre hay tres tipos de personas en el mundo: las ovejas que se dejan llevar por los demás y no saben protegerse, los lobos que se zampan a las ovejas, y los perros pastores que cuidan y defienden a las ovejas de los lobos. El sentido de Chris Kyle será entonces convertirse en un perro pastor. Los atentados del 11 de Septiembre de 2001 reafirman su decisión: Chris Kyle es enviado a Iraq a combatir contra aquellos que han golpeado su país haciendo desaparecer las Torres Gemelas de Nueva York.
Para entender bien la película es necesario contextualizar lo que fueron los atentados del 11 de Septiembre, que llevó a cabo la organización Al-Qaeda, y la posterior guerra contra el terrorismo internacional, que lleva a cabo una coalición internacional liderada por los Estados Unidos, en la que se desarrolla la Guerra de Iraq iniciada en el año 2003. La historia empieza en la guerra de Afganistán (1978-1992) en la que las tribus afganas y los muyahidines (armados por los norteamericanos, financiados por Arabia Saudita, y entrenados por los servicios secretos pakistaníes) se enfrentan a un Ejército Rojo soviético que ha acudido en auxilio del gobierno comunista de Kabul. La longevidad del conflicto y el alto número de victimas entre los soldados soviéticos llevan a Moscú a retirarse de Afganistán: destrozado el estado afgano toman el poder los señores de la guerra y los muyahidines, y después de una guerra civil, ascienden al poder los talibanes. Entre estos grupos de combatientes está el germen de lo que será la Al-Qaeda liderada por Osama Bin Laden que tras vencer a los soviéticos está convencida de que puede vencer a quién sea. Este es el origen de la yihad global que empezará a golpear a los intereses de Estados Unidos en las embajadas africanas y que terminará por lanzar los aviones sobre el World Trade Center de Nueva York. Estos atentados, primero conmocionaron a unos norteamericanos que ─si exceptuamos la Guerra Civil─ nunca habían conocido la guerra en su propio territorio, pero después devolverán el golpe apoyando mayoritariamente a sus dirigentes y sus decisiones. George W. Bush, declara la guerra contra el terrorismo internacional, y decide atacar militarmente el santuario de esta organización en Afganistán: la guerra que se desarrolla en el corazón de Asia Central durará diez años y nunca será capaz ni de democratizar el país ni siquiera de estabilizarlo (los combates duran hasta la actualidad). Mientras tanto Washington puso en su punto de mira Iraq: un estado considerado canalla gobernado por un sátrapa, con importantes reservas petrolíferas, al que ya se le había hecho la guerra una década antes cuando decidió invadir Kuwait (la Guerra del Golfo de 1991). El Secretario de Estado Colin Powell denunció en las Naciones Unidas que el régimen bazzista tenía tanto armas de destrucción masiva como vinculaciones con el terrorismo internacional, pero no encontró el apoyo necesario para legalizar la guerra. Esto no cambió los planes de Washington. En la Cumbre de las Azores, George W. Bush, Tony Blair, José María Aznar, y José Manuel Durão, dieron un ultimátum de veinticuatro horas a Sadam Husein para que primero destruyera su arsenal y después abandonara el país: el régimen empezó a inutilizar sus misiles pero los norteamericanos el 20 de Marzo de 2003 atacaron e invadieron Iraq. En pocas semanas la coalición internacional llegó a Bagdad y destruyó el estado iraquí hasta nuestros días, pero mientras esto pasaba se iniciaba entre los iraquíes una larga guerra de resistencia al invasor. Sadam Husein no tenía ni armas de destrucción masiva ni vinculaciones con el terrorismo internacional pero desde la invasión de Iraq y la destrucción del estado llegaron al país miles de combatientes para combatir al invasor, incluido Abu Musab al Zarqaui, el lugarteniente de Osama Bin Laden.
Chris Kyle fue uno de estos soldados que combatieron en esta guerra injusta e innecesaria. La figura del francotirador en la película es mostrada como la del protector del grueso de los soldados (el perro pastor cuidando las ovejas) que combaten calle por calle en escenarios como el de Faluya o Ciudad Sdar en Bagdad. Para Chris Kyle no hay remordimientos de conciencia: todas sus victimas, más de 160, se lo merecían. Todos sus disparos han salvado vidas entre los soldados norteamericanos. Chris Kyle realmente solo tiene un oponente a su altura: otro francotirador que en la película llaman Mustafa pero que realmente se llamaba Juba (el nombre lo usaron varios francotiradores de la resistencia iraquí que mataron al menos 37 soldados norteamericanos). Este duelo recuerda al que mantuvieron Vasili Záitsev y el mayor Köning durante el asedio que llevaron a cabo los alemanes en Stalingrado en 1942: en el filme Enemigo a las Puertas de Jean-Jacques Annaud se muestra como los contendientes utilizaron a los dos francotiradores como una arma propagandística para elevar la moral de sus respectivos ejércitos. Esto también se ve en El francotirador, tanto Chris Kyle como Musfafa (como decíamos Juba) mantienen una aura mítica y heroica, pero en este caso no hay concesiones para el enemigo. Los combatientes de la resistencia iraquí son todos considerados unos terroristas, la encarnación del mal, que aunque tienen respaldo social, son la perdición de los iraquíes.
Chris Kyle entre disparo y disparo vuelve a los Estados Unidos e intenta mantener la relación con su pareja y la resuelve bien. Pero como muchos otros soldados no logra nunca dejar atrás la guerra y le quedan secuelas psicológicas. Las balas y las bombas mataron alrededor de 4.500 soldados norteamericanos en Iraq, pero las cifras de suicidios han sobrepasado con creces esta cifra, muchos más han quedado mutilados y trastornados de alguna manera: el estrés postraumático y las lesiones cerebrales traumáticas lo han sufrido o sufren uno de cada cinco soldados enviados a Iraq y a Afganistán, cada año se suicidan 6.500 veteranos. Todo esto se ve más directamente, más de refilón, en El francotirador. La película por lo tanto es ante todo un homenaje tanto Chris Kyle, como a la unidad de los SEAL, y en conjunto al ejército norteamericano y sobre todo a sus veteranos, a los que el protagonista al final dará apoyo moral acompañándoles al campo de tiro. Pero no lo es de las victimas iraquíes colaterales de la guerra que apenas aparecen: según Asociated Press, entre el 2003 y el 2009, hubo al menos 110.000 bajas por muerte violenta, en cifras totales ─muertes derivadas en cualquier caso del conflicto─ el Ministerio de Salud iraquí las aumenta a 400.000, otras organizaciones las cifran en un millón. Estados Unidos se ha asegurado las instalaciones petrolíferas y ha abandonado militarmente Iraq pero el desastre que contemplamos en nuestros días con un país roto en tres pedazos (uno en manos de los kurdos, virtualmente independiente, otro en manos de los sunníes del Estado Islámico que se ha proclamado en califato, y otro en manos de chiítas que es el único que guarda una minima legalidad) es una consecuencia directa de la invasión y destrucción del estado de 2003. En cuanto a la amenaza del terrorismo internacional de cuño islámico no ha hecho más que acrecentarse porque para sus ideólogos, después de las guerras de Afganistán, Iraq y la transformación de las revueltas árabes en guerras civiles, hay más pretextos que nunca.
La película de Clint Eastwood puede decepcionar a muchos que estaban considerando al director como la conciencia critica del sistema americano (Million Dollar Baby, Banderas de nuestros padres, Gran Torino) y habrán comprobado como en esta ocasión hace un panegírico patriótico del ejército que muchos considerarán, sin por ello ser una mala película, una apología de la guerra cercana al fascismo. Pero una lectura más detenida del filme nos mostrará que hay también una denuncia subterránea de la barbarie de la guerra y sus consecuencias. Pero ante todo El francotirador no entra en las razones de la guerra: lo muestra todo como una cuestión de principios de un hombre, Chris Kyle, y una institución, el ejército norteamericano, que van a matar donde se les pide sin cuestionarse nada, porque creen que hay que devolver el golpe para que la guerra no llegue a las calles de su país. Este es también Clint Eastwood.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
El artículo fue publicado originariamente en la revista de FILMHISTORIA
Redacción. Cultura. El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 8 Junio 2015.