Muertos y desaparecidos en México - por Francesc Sánchez
Iguala, 26 de septiembre, la mujer del alcalde lleva a cabo su primer
acto político en el zócalo, pero centenares de estudiantes de la Escuela
Normal Rural de Ayotzinapa quieren hacer oír su protesta por la tortura
y asesinato de un campesino. Entonces se les reprime brutalmente,
mueren seis estudiantes por balazos y se producen detenciones
arbitrarias por parte de la policía municipal, cuarenta y tres de ellos
desaparecen.
Un mes después de la matanza de Iguala y la desaparición de los normalistas (estudiantes para ser maestros de escuela) los estudiantes y la gente humilde del estado mexicano de Guerrero se han alzado manifestándose al grito de "Vivos se los llevaron, vivos los queremos". La protesta ha llegado a México D.F. donde han salido a las calles 100.000 personas exigiendo al Gobierno Federal una investigación y una comisión de la verdad. - seguir leyendo
- Dictaduras, ¿dictadura? - por Juan Miguel de Mora
La desaparición de los cuarenta y tres normalistas se les atribuye tanto a la policía municipal como al cartel del narco Guerreros Unidos, encargado del trabajo más sucio, hacerlos desaparecer. Durante estas semanas la policía federal ha efectuado 52 detenciones y ha localizado varias fosas comunes (en una de ellas había treinta cadáveres carbonizados), pero las primeras pruebas genéticas de ADN no han identificado estos restos humanos con los de los estudiantes. El alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su mujer, María de los Ángeles Pineda (vinculada familiarmente con el narco), considerados responsables de estos hechos, pusieron tierra de por medio el mismo día de la matanza.
La protesta en Guerrero (donde los manifestantes han llegado a quemar el Ayuntamiento de Iguala), y ahora también en México D.F., se ha llevado la primera baja política en la persona del gobernador Ángel Aguirre, que después de décadas en el puesto, primero por el PRI y después por el PDR, ha presentado su dimisión. El presidente Enrique Peña Nieto compareció brevemente ante la prensa pocos días después de los hechos, asegurando que los hechos serán investigados, pero un mes después los normalistas siguen sin aparecer.
Los hechos de Iguala muestran una podredumbre en la estructura estatal mexicana (al menos a nivel local) en donde es difícil establecer donde empieza la corrupción y donde termina el narco. Por esa razón muchos hablan de crimen de estado. Esta matanza y desaparición de los normalistas se suma a muchos otros casos de violencia. El pasado 30 de junio ocho soldados mantuvieron en la localidad de Tlatlaya un tiroteo con unos supuestos narcos en el que murieron siete personas y quince más fueron ejecutadas a sangre fría por los militares. Los siete soldados y un teniente fueron arrestados pero no se han depurado responsabilidades en la cadena de mando. La Comisión Nacional de Derechos Humanos mexicana ha concluido que la masacre de Tlatlaya "constituye una de las peores violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas armadas". La guerra que mantiene el estado contra los carteles del narcotráfico moviliza entre 30.000 y 40.000 soldados.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 25 Octubre 2014.
Un mes después de la matanza de Iguala y la desaparición de los normalistas (estudiantes para ser maestros de escuela) los estudiantes y la gente humilde del estado mexicano de Guerrero se han alzado manifestándose al grito de "Vivos se los llevaron, vivos los queremos". La protesta ha llegado a México D.F. donde han salido a las calles 100.000 personas exigiendo al Gobierno Federal una investigación y una comisión de la verdad. - seguir leyendo
- Dictaduras, ¿dictadura? - por Juan Miguel de Mora
La desaparición de los cuarenta y tres normalistas se les atribuye tanto a la policía municipal como al cartel del narco Guerreros Unidos, encargado del trabajo más sucio, hacerlos desaparecer. Durante estas semanas la policía federal ha efectuado 52 detenciones y ha localizado varias fosas comunes (en una de ellas había treinta cadáveres carbonizados), pero las primeras pruebas genéticas de ADN no han identificado estos restos humanos con los de los estudiantes. El alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su mujer, María de los Ángeles Pineda (vinculada familiarmente con el narco), considerados responsables de estos hechos, pusieron tierra de por medio el mismo día de la matanza.
La protesta en Guerrero (donde los manifestantes han llegado a quemar el Ayuntamiento de Iguala), y ahora también en México D.F., se ha llevado la primera baja política en la persona del gobernador Ángel Aguirre, que después de décadas en el puesto, primero por el PRI y después por el PDR, ha presentado su dimisión. El presidente Enrique Peña Nieto compareció brevemente ante la prensa pocos días después de los hechos, asegurando que los hechos serán investigados, pero un mes después los normalistas siguen sin aparecer.
Los hechos de Iguala muestran una podredumbre en la estructura estatal mexicana (al menos a nivel local) en donde es difícil establecer donde empieza la corrupción y donde termina el narco. Por esa razón muchos hablan de crimen de estado. Esta matanza y desaparición de los normalistas se suma a muchos otros casos de violencia. El pasado 30 de junio ocho soldados mantuvieron en la localidad de Tlatlaya un tiroteo con unos supuestos narcos en el que murieron siete personas y quince más fueron ejecutadas a sangre fría por los militares. Los siete soldados y un teniente fueron arrestados pero no se han depurado responsabilidades en la cadena de mando. La Comisión Nacional de Derechos Humanos mexicana ha concluido que la masacre de Tlatlaya "constituye una de las peores violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas armadas". La guerra que mantiene el estado contra los carteles del narcotráfico moviliza entre 30.000 y 40.000 soldados.
Francesc Sánchez - Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación - Redacción. Barcelona, 25 Octubre 2014.