Palestina se desangra - por Francesc Sánchez
Sección de Reportajes
Palestina se desangra - por Francesc Sánchez
La violencia de las armas y de los que las empuñan hace de nuevo acto de presencia en este epicentro de Oriente Medio que conforma el estado de Israel y unos territorios palestinos ocupados y encarcelados. Esta vez el detonante fue el secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes colonos israelíes por unos desconocidos. La respuesta israelí fue el asesinato de algunos miembros de Hamás y la detención de casi un millar de palestinos. Para azuzar más los ánimos unos cuantos colonos israelíes mataron a un joven palestino. Esto provocó una breve Intifada (levantamiento) en Cisjordania duramente reprimida, y luego llegaron los tontos cohetes palestinos que la mayoría de veces son interceptados por el sistema antimisiles israelí. Como esto no es suficiente el ejército israelí ha bombardeado en Gaza diferentes posiciones palestinas provocando 145 muertes y más de 900 heridos. Tienen la cortesía de llamar por teléfono antes de destruir los edificios, aunque a veces la bomba inteligente llega antes de la evacuación. En estos momentos el gobierno israelí aún no ha decidido si entrar por tierra en el inmenso campo de refugiados que es Gaza, lo que provocaría una guerra calle por calle y cientos de muertes.
Mientras los colonialistas o racistas consideran que este tipo de respuestas israelíes son proporcionadas e inevitables porque Israel tiene el derecho a defenderse frente a unos bárbaros árabes, los más civilizados consideran que ambos bandos tienen la misma responsabilidad, como si se pudieran equiparar unos cuantos milicianos y agentes descontrolados con los caza bombarderos o una división mecanizada de tanques. Seamos sinceros y llamemos a las cosas por su nombre una vez más. Los judíos europeos las pasaron canutas durante la Segunda Guerra Mundial cuando los nacionalsocialistas liderados por Adolf Hitler los agruparon en campos de concentración para exterminarlos pero de esto no tuvieron ninguna culpa o responsabilidad los árabes. Los palestinos (tanto los árabes como algunos miles de judíos que vivían en la región) por aquel entonces estaban bajo el Mandato británico como resultado de la destrucción por la revuelta árabe del Imperio otomano durante la Primera Guerra Mundial. Fue a raíz de la Declaración Balfour de 1917 que prometía a los judíos un hogar en Palestina cuando el movimiento sionista internacional vio colmados sus anhelos de construir un estado judío: la vergüenza de los aliados al encontrar los campos de exterminio en el continente europeo, el desplazamiento de millones de personas en todas las direcciones (por descontado no solo supervivientes de los campos de exterminio), y la irresponsabilidad de estos mismos aliados para garantizarles un retorno a su hogar o encontrarles una nueva ubicación, es lo que explica la llegada masiva de judíos a Palestina: una tierra que aunque duela ya estaba habitada y no les pertenecía.
En el momento de la creación del estado de Israel, después de una guerra por medio de atentados terroristas que llevó a cabo del Irgún contra los británicos, y de que la Asamblea General de Naciones Unidas bendijera esta nueva nación que dividió Palestina en dos partes, se produce en 1948 lo que eufemísticamente se conoce como la emigración de centenares de miles de árabes palestinos hacia otros países árabes, antes, durante y después de la primera guerra entre árabes e israelíes. A esto los palestinos lo llaman la Nakba, que se traduce por la catástrofe, una expulsión que tiene que ver más con una limpieza étnica que una emigración masiva voluntaria −esto ya debería levantar sospechas− como mantienen los israelíes. Si en la Shoah (el holocausto de los judios) los árabes palestinos no tuvieron ninguna responsabilidad en esto sí tuvieron responsabilidad los israelíes. Desde entonces el estado de Israel, preeminentemente judío −aunque vivan también más de un millón y medio de árabes en ese estado con sus derechos disminuidos−, mantiene una ley que llaman del Retorno, que automáticamente convierte en israelíes a los judíos que llegan a Israel, concediéndoles un lugar en el que asentarse, naturalmente a costa del desplazamiento o agrupamiento de los palestinos en Cisjordania. Desde su fundación Israel se ha visto envuelto en cuatro grandes guerras contra los árabes: la primera fue la de 1948 que mencionábamos más arriba, la segunda fue la Guerra del Sinaí en 1956 cuando del lado de los británicos y los franceses se lanzaron contra los egipcios cuando Nasser nacionalizó el Canal de Suez, la tercera fue la Guerra de los Seis Días de 1967 cuando los israelíes se enfrentan a los egipcios, los sirios, los iraquíes y los jordanos, por la que los egipcios pierden el Sinaí, los sirios los Altos del Golán y los palestinos ven ocupar lo poco que les quedaba, y finalmente la Guerra del Yom Kipur en 1973 que les enfrentó a egipcios y sirios, y por la que Sadat, tras firmar la paz con Begin cinco años después en los Acuerdos de Camp David, recuperó la península del Sinaí.
En medio claro estaban los palestinos. Los que desde la creación del estado de Israel han tenido la manía de plantar cara a sus nuevos vecinos. La población más numerosa de palestinos se encuentra en Cisjordania (2.400.000 de los que 886.000 son refugiados), un territorio en el que existen 125 asentamientos israelíes (con 325.000 colonos), y en la franja de Gaza (1.500.000 de los que 1.240.000 son refugiados). La mayoría de los palestinos que fueron expulsados de sus tierras durante la Nakba y sus descendientes terminaron en alguno de los campos de refugiados que existen en Jordania (2.000.000), Siria (519.000) o El Líbano (470.000) (*1). En la década de los sesenta el rey Hussein de Jordania permitió desde su territorio las incursiones armadas de los diferentes grupos palestinos contra el ejército israelí, pero esta cohabitación se rompió poco después de la Guerra de los Seis Días, cuando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el ejército jordano se enfrentaron en lo que se ha venido a llamar como el Septiembre Negro. Entonces es cuando Yasir Arafat y los suyos terminaron en El Líbano, hasta que la invasión israelí entre los años 1982 y 1985 (*2), en medio de una sangrante guerra civil que se desarrolla desde 1975 y 1990, les expulsó nuevamente, ésta vez hacía Túnez.
El resto ya es más conocido. Entre 1987 y 1993 se produce en los Territorios Ocupados la Intifada (levantamiento), una guerra urbana de piedras contra las balas y los tanques israelíes. Yasir Arafat y Isaac Rabin firman en 1993 con el apadrinamiento de Bill Clinton los Acuerdos de Oslo (*3) por los que al mismo tiempo que se crea la Autoridad Nacional Palestina para los territorios de Cisjordania y Gaza se reconocen también los asentamientos israelíes dividiendo el territorio en diferentes áreas (la palestina, la israelí y la compartida). Estos acuerdos no contentaron a nadie, pero en el dilatado conflicto entre palestinos e israelíes representaron un precedente, un punto de partida, en el que es imposible saber si Isaac Rabin habría hecho más pasos porque fue asesinado por un militante de extrema derecha dos años después (*4). Desde entonces todo fue hacía peor. Ariel Sharon en el 2000 visitó la explanada de las mezquitas en Jerusalén, hecho que fue considerado como una provocación por los palestinos, dando inició a la segunda Intifada. Durante el gobierno de Sharon, después de la muerte de Yasir Arafat en extrañas circunstancias, fueron evacuadas las colonias israelíes de Gaza pero son también tristemente celebres las incursiones militares en los Territorios Ocupados que se llevaron miles de vidas entre los palestinos (la última de ellas en el año 2008 en Gaza). Los atentados terroristas que perpetraron algunas facciones palestinas con su mártires fueron la justificación para el gobierno israelí para la construcción de un muro que separa tanto Cisjordania del territorio israelí como multitud de localidades palestinas.
Este tipo de respuesta militar del estado israelí contra los palestinos siempre que se produce un secuestro o asesinato de soldados o colonos no es ni proporcional ni justificable. No es aceptable que los israelíes vivan con miedo eternamente pero tampoco que los palestinos sean continuamente machacados. Es imposible separar los últimos acontecimientos del nuevo reencuentro entre Al Fatah y Hamás (separadas durante unos años después que la formación islamista ganará las elecciones legislativas en el 2006 y estallara una guerra civil palestina que dividió políticamente en dos a los dos territorios) denunciado abiertamente y amenazadoramente por Benjamín Netanyahu. En los próximos días podría darse una intervención terrestre del ejército israelí en la franja de Gaza, esto provocaría innumerables muertes entre los civiles, pero en ningún momento está escrito que Israel pueda conseguir sus objetivos militares declarados (*5): la guerra contra Hezbolá mató a miles de personas y machacó el país de los cedros pero militarmente fue un fracaso del que se tuvieron que encargar los cascos azules. Esto sumado a un contexto regional en que el ejército del Estado Islámico de Iraq y Levante combate en la guerra civil en Siria y se ha hecho con un tercio del territorio en Iraq oscurece más un futuro en el que no solo la paz si no también la justicia parecen vanas esperanzas.
Anotaciones:
1. Durante esta invasión israelí de El Líbano se producen entre el 16 y 18 de septiembre de 1982 las matanzas de Sabra y Chatila a manos de los falangistas libaneses sin que el ejército israelí hiciera nada para evitarlas. Para una mayor información sobre estos hechos puede consultarse este artículo.
2. Todos estas cifras han sido extraídas de La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Puede consultarse este enlace. En este apartado se pueden ver los mapas.
3. Los Acuerdos de Oslo fueron posibles después de la Conferencia de Madrid de 1991, que a su vez fue posible como una contrapartida al apoyo de los estados árabes a la coalición internacional, liderada por los Estados Unidos de George Bush, contra el Iraq de Sadam Husein en la Guerra del Golfo.
4. La implicación en el asesinato de Isaac Rabin por apoyo o silencio llegaron a afectar a un miembro del servicio secreto israelí. Puede consultarse este enlace.
5. Se puede hacer una interpretación más terrible de esto: que los objetivos militares del ejército israelí no son solo matar a los combatientes que consideran terroristas si no a la propia población, en en unos casos palestina, en otros libanesa.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 13 Julio 2014.
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Palestina se desangra - por Francesc Sánchez
La violencia de las armas y de los que las empuñan hace de nuevo acto de presencia en este epicentro de Oriente Medio que conforma el estado de Israel y unos territorios palestinos ocupados y encarcelados. Esta vez el detonante fue el secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes colonos israelíes por unos desconocidos. La respuesta israelí fue el asesinato de algunos miembros de Hamás y la detención de casi un millar de palestinos. Para azuzar más los ánimos unos cuantos colonos israelíes mataron a un joven palestino. Esto provocó una breve Intifada (levantamiento) en Cisjordania duramente reprimida, y luego llegaron los tontos cohetes palestinos que la mayoría de veces son interceptados por el sistema antimisiles israelí. Como esto no es suficiente el ejército israelí ha bombardeado en Gaza diferentes posiciones palestinas provocando 145 muertes y más de 900 heridos. Tienen la cortesía de llamar por teléfono antes de destruir los edificios, aunque a veces la bomba inteligente llega antes de la evacuación. En estos momentos el gobierno israelí aún no ha decidido si entrar por tierra en el inmenso campo de refugiados que es Gaza, lo que provocaría una guerra calle por calle y cientos de muertes.
Mientras los colonialistas o racistas consideran que este tipo de respuestas israelíes son proporcionadas e inevitables porque Israel tiene el derecho a defenderse frente a unos bárbaros árabes, los más civilizados consideran que ambos bandos tienen la misma responsabilidad, como si se pudieran equiparar unos cuantos milicianos y agentes descontrolados con los caza bombarderos o una división mecanizada de tanques. Seamos sinceros y llamemos a las cosas por su nombre una vez más. Los judíos europeos las pasaron canutas durante la Segunda Guerra Mundial cuando los nacionalsocialistas liderados por Adolf Hitler los agruparon en campos de concentración para exterminarlos pero de esto no tuvieron ninguna culpa o responsabilidad los árabes. Los palestinos (tanto los árabes como algunos miles de judíos que vivían en la región) por aquel entonces estaban bajo el Mandato británico como resultado de la destrucción por la revuelta árabe del Imperio otomano durante la Primera Guerra Mundial. Fue a raíz de la Declaración Balfour de 1917 que prometía a los judíos un hogar en Palestina cuando el movimiento sionista internacional vio colmados sus anhelos de construir un estado judío: la vergüenza de los aliados al encontrar los campos de exterminio en el continente europeo, el desplazamiento de millones de personas en todas las direcciones (por descontado no solo supervivientes de los campos de exterminio), y la irresponsabilidad de estos mismos aliados para garantizarles un retorno a su hogar o encontrarles una nueva ubicación, es lo que explica la llegada masiva de judíos a Palestina: una tierra que aunque duela ya estaba habitada y no les pertenecía.
En el momento de la creación del estado de Israel, después de una guerra por medio de atentados terroristas que llevó a cabo del Irgún contra los británicos, y de que la Asamblea General de Naciones Unidas bendijera esta nueva nación que dividió Palestina en dos partes, se produce en 1948 lo que eufemísticamente se conoce como la emigración de centenares de miles de árabes palestinos hacia otros países árabes, antes, durante y después de la primera guerra entre árabes e israelíes. A esto los palestinos lo llaman la Nakba, que se traduce por la catástrofe, una expulsión que tiene que ver más con una limpieza étnica que una emigración masiva voluntaria −esto ya debería levantar sospechas− como mantienen los israelíes. Si en la Shoah (el holocausto de los judios) los árabes palestinos no tuvieron ninguna responsabilidad en esto sí tuvieron responsabilidad los israelíes. Desde entonces el estado de Israel, preeminentemente judío −aunque vivan también más de un millón y medio de árabes en ese estado con sus derechos disminuidos−, mantiene una ley que llaman del Retorno, que automáticamente convierte en israelíes a los judíos que llegan a Israel, concediéndoles un lugar en el que asentarse, naturalmente a costa del desplazamiento o agrupamiento de los palestinos en Cisjordania. Desde su fundación Israel se ha visto envuelto en cuatro grandes guerras contra los árabes: la primera fue la de 1948 que mencionábamos más arriba, la segunda fue la Guerra del Sinaí en 1956 cuando del lado de los británicos y los franceses se lanzaron contra los egipcios cuando Nasser nacionalizó el Canal de Suez, la tercera fue la Guerra de los Seis Días de 1967 cuando los israelíes se enfrentan a los egipcios, los sirios, los iraquíes y los jordanos, por la que los egipcios pierden el Sinaí, los sirios los Altos del Golán y los palestinos ven ocupar lo poco que les quedaba, y finalmente la Guerra del Yom Kipur en 1973 que les enfrentó a egipcios y sirios, y por la que Sadat, tras firmar la paz con Begin cinco años después en los Acuerdos de Camp David, recuperó la península del Sinaí.
En medio claro estaban los palestinos. Los que desde la creación del estado de Israel han tenido la manía de plantar cara a sus nuevos vecinos. La población más numerosa de palestinos se encuentra en Cisjordania (2.400.000 de los que 886.000 son refugiados), un territorio en el que existen 125 asentamientos israelíes (con 325.000 colonos), y en la franja de Gaza (1.500.000 de los que 1.240.000 son refugiados). La mayoría de los palestinos que fueron expulsados de sus tierras durante la Nakba y sus descendientes terminaron en alguno de los campos de refugiados que existen en Jordania (2.000.000), Siria (519.000) o El Líbano (470.000) (*1). En la década de los sesenta el rey Hussein de Jordania permitió desde su territorio las incursiones armadas de los diferentes grupos palestinos contra el ejército israelí, pero esta cohabitación se rompió poco después de la Guerra de los Seis Días, cuando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el ejército jordano se enfrentaron en lo que se ha venido a llamar como el Septiembre Negro. Entonces es cuando Yasir Arafat y los suyos terminaron en El Líbano, hasta que la invasión israelí entre los años 1982 y 1985 (*2), en medio de una sangrante guerra civil que se desarrolla desde 1975 y 1990, les expulsó nuevamente, ésta vez hacía Túnez.
El resto ya es más conocido. Entre 1987 y 1993 se produce en los Territorios Ocupados la Intifada (levantamiento), una guerra urbana de piedras contra las balas y los tanques israelíes. Yasir Arafat y Isaac Rabin firman en 1993 con el apadrinamiento de Bill Clinton los Acuerdos de Oslo (*3) por los que al mismo tiempo que se crea la Autoridad Nacional Palestina para los territorios de Cisjordania y Gaza se reconocen también los asentamientos israelíes dividiendo el territorio en diferentes áreas (la palestina, la israelí y la compartida). Estos acuerdos no contentaron a nadie, pero en el dilatado conflicto entre palestinos e israelíes representaron un precedente, un punto de partida, en el que es imposible saber si Isaac Rabin habría hecho más pasos porque fue asesinado por un militante de extrema derecha dos años después (*4). Desde entonces todo fue hacía peor. Ariel Sharon en el 2000 visitó la explanada de las mezquitas en Jerusalén, hecho que fue considerado como una provocación por los palestinos, dando inició a la segunda Intifada. Durante el gobierno de Sharon, después de la muerte de Yasir Arafat en extrañas circunstancias, fueron evacuadas las colonias israelíes de Gaza pero son también tristemente celebres las incursiones militares en los Territorios Ocupados que se llevaron miles de vidas entre los palestinos (la última de ellas en el año 2008 en Gaza). Los atentados terroristas que perpetraron algunas facciones palestinas con su mártires fueron la justificación para el gobierno israelí para la construcción de un muro que separa tanto Cisjordania del territorio israelí como multitud de localidades palestinas.
Este tipo de respuesta militar del estado israelí contra los palestinos siempre que se produce un secuestro o asesinato de soldados o colonos no es ni proporcional ni justificable. No es aceptable que los israelíes vivan con miedo eternamente pero tampoco que los palestinos sean continuamente machacados. Es imposible separar los últimos acontecimientos del nuevo reencuentro entre Al Fatah y Hamás (separadas durante unos años después que la formación islamista ganará las elecciones legislativas en el 2006 y estallara una guerra civil palestina que dividió políticamente en dos a los dos territorios) denunciado abiertamente y amenazadoramente por Benjamín Netanyahu. En los próximos días podría darse una intervención terrestre del ejército israelí en la franja de Gaza, esto provocaría innumerables muertes entre los civiles, pero en ningún momento está escrito que Israel pueda conseguir sus objetivos militares declarados (*5): la guerra contra Hezbolá mató a miles de personas y machacó el país de los cedros pero militarmente fue un fracaso del que se tuvieron que encargar los cascos azules. Esto sumado a un contexto regional en que el ejército del Estado Islámico de Iraq y Levante combate en la guerra civil en Siria y se ha hecho con un tercio del territorio en Iraq oscurece más un futuro en el que no solo la paz si no también la justicia parecen vanas esperanzas.
Anotaciones:
1. Durante esta invasión israelí de El Líbano se producen entre el 16 y 18 de septiembre de 1982 las matanzas de Sabra y Chatila a manos de los falangistas libaneses sin que el ejército israelí hiciera nada para evitarlas. Para una mayor información sobre estos hechos puede consultarse este artículo.
2. Todos estas cifras han sido extraídas de La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Puede consultarse este enlace. En este apartado se pueden ver los mapas.
3. Los Acuerdos de Oslo fueron posibles después de la Conferencia de Madrid de 1991, que a su vez fue posible como una contrapartida al apoyo de los estados árabes a la coalición internacional, liderada por los Estados Unidos de George Bush, contra el Iraq de Sadam Husein en la Guerra del Golfo.
4. La implicación en el asesinato de Isaac Rabin por apoyo o silencio llegaron a afectar a un miembro del servicio secreto israelí. Puede consultarse este enlace.
5. Se puede hacer una interpretación más terrible de esto: que los objetivos militares del ejército israelí no son solo matar a los combatientes que consideran terroristas si no a la propia población, en en unos casos palestina, en otros libanesa.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 13 Julio 2014.
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