La Primera Guerra Mundial en la Guinea Española - por Francesc Sánchez
La Gran Guerra (1914 - 1918) enfrentó en el territorio europeo a la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia y Rusia) contra la Triple Alianza (Alemania, Imperio austrohúngaro e Italia*) en una guerra total de desgaste con largas líneas defendidas a través de trincheras en la que combatieron y murieron millones de soldados. Pero esta contienda no solo se desarrolló en el continente europeo, tuvo también su escenario de guerra en Oriente Medio y en África. De este último escenario y de como afectó a la pequeña colonia de la Guinea Española es de lo que vamos a ocuparnos a continuación.
El
continente africano fue explorado por los europeos tempranamente de la
mano de los portugueses, los que se habían repartido el mundo con los
españoles en dos grandes esferas de influencias tras el tratado de
Tordesillas en 1494, y los que establecen en islas y promontorios
factorías comerciales y bases de aprovisionamiento para sus largos
viajes hacia la India. En los siguientes siglos llegan al continente toda
una serie de tratantes de esclavos que impondrán una dinámica
destructiva en los diferentes estados africanos y vaciaran el continente
de seres humanos. La abolición de la esclavitud, primero por Gran
Bretaña en 1807, luego por Francia en 1848 y finalmente en los Estados
Unidos tras la guerra de Secesión entre los años 1861 y 1865, es el
principió de la erradicación de la trata, pero también un componente
ideológico formidable para la colonización del continente. En nombre de
unos novedosos derechos humanos la erradicación de la esclavitud fue uno
de los pretextos aducidos en la Conferencia de Berlín entre 1884 y 1885
para oficializar internacionalmente las primeras colonias europeas en
el continente y establecer las reglas del juego para el gran reparto.
La
Alemania de Otto von Bismark, verdadera propulsora de la Conferencia de
Berlín, ve cumplidas sus reivindicaciones sobre el protectorado sobre
Agra Pequeña, la que se convertirá en la África del Sudoeste Africana
que equivale a la actual Namibia; el protectorado sobre Togo, al oeste
de Lagos, y sobre el Camerún, donde el explorador Gustav Nachtigal había
firmado toda una serie de tratados con los jefes tribales; y la costa
frente a Zanzíbar que se conocerá como el África Oriental Alemana que
equivale a la actual Tanzania, donde el explorador Karl Peters había
firmado nuevamente toda una serie de tratados. En cualquier caso estas
posesiones alemanas en el continente africano se quedan cortas con las
británicas que se extienden en una vertical desde El Cairo hasta Ciudad
del Cabo, y las francesas que van desde el Senegal hasta las puertas del
Sudán. Leopoldo II, el rey de los belgas, tenía en propiedad el Congo,
un inmenso territorio explorado y tomado por Henry Morton Stanley. Los
portugueses tenían Angola y Mozambique, y los italianos mantenían,
Libia, Eritrea y Somalia. Finalmente los españoles tenían el territorio
de Río de Oro (el Sahara Occidental), el Ifni en Marruecos, y la Guinea
Española, de la que hablaremos a continuación. En definitiva en 1914, a
las puertas de la Gran Guerra, solo dos estados africanos son
independientes, el Imperio Etiope (la antigua Abisinia) que venció a los
italianos en Adwa en 1876 y Liberia, el estado creado por los esclavos
negros norteamericanos que décadas atrás se habían emancipado en Estados
Unidos.
La Guinea Española, compuesta de un lado por la isla de
Fernando Poo y otras de menores, y de otro del territorio continental
conocido originariamente como Río Muni (vendría a traducirse como Río
Peligro), explorado plenamente y anexado a España, a través de tratados
con los jefes de tribu, por Manuel Iradier y Amado Osorio, con una
superficie de 28.000 kilómetros cuadrados, en comparación con el resto
de colonias europeas podía considerarse insignificante. Hasta el año
1900 no se establecen sus límites definitivos de mutuo acuerdo con las
colonias francesas, y es a partir de este momento cuando se empieza a
ocupar sistemáticamente el territorio continental a través de las
misiones de los hermanos claretianos que convierten a los indígenas en
cristianos y españoles, el despliegue de la Guardia Colonial (a partir
de 1907) que construye toda una serie de puestos avanzados y ejerce la
coerción sobre la población negra, la implantación de plantaciones de
monocultivos (aunque la mayoría estarán en Fernando Poo) que se nutre de
braceros tanto de la colonia como del exterior en unas condiciones muy
cercanas a la esclavitud, y finalmente, la implantación de los jefes de
poblado y el control de los jefes de tribu para poder poner en practica
este proceso colonizador.
La Gran Guerra no solo hizo acto de
presencia en el continente africano si no que se puede interpretar que
fue uno de los agentes que la hicieron posible porque las naciones
europeas enfrentadas ansiaban quitar a sus adversarias sus territorios, y
esto lo veremos al finalizar la contienda cuando los vencedores se
reparten el imperio colonial africano de los alemanes. España permaneció
neutral en esta guerra y se benefició en la península de la misma al
brindar a los dos bandos enfrentados su producción y abastecimiento. La
Guinea Española por su posición geográfica, encajonada entre el Camerún
alemán y el Gabón francés, en multitud de ocasiones fue incapaz de
defender sus propias fronteras ante el avance de las columnas militares
que perseguían a sus enemigos adentrándose en territorio español, como
de los propios indígenas desplazados que huían de la guerra y que la
administración colonial española aprovechaba para convertirlos en
braceros. Los fang fueron reclutados por los alemanes y los aliados para
luchar en esta guerra pero también tuvieron su última oportunidad para
rebelarse contra los colonizadores. El gobernador Ángel Barrera reprimió
con dureza estos alzamientos:
«Los hombres de Barrera no
escatimaban medios para acabar con los insurrectos: en una expedición
bélica contra los clanes del norte de la colonia, en cuatro días, las
tropas españolas dispararon 17.564 cartuchos y causaron la muerte de no
menos de 21 fang. Una ofensiva posterior se saldó con 65 víctimas
mortales. Las tropas españolas quemaban los poblados rebeldes y
destruían sus cosechas. Y para lograr que los guerreros fang se
entregaran, tomaban como rehenes a mujeres y a niños. El Ministerio de
Estado aprobaba aquellas prácticas y continuamente instaba a Barrera a
llevar a cabo una represión ejemplarizante a fin de mantener el respeto a nuestra soberanía.» (Nerín, 2008: 38)
En
enero de 1916 el imperio colonial alemán del Camerún se desmorona y
miles de personas se baten en retirada hacia la Guinea Española huyendo
de las tropas francesas y británicas que paran su persecución al
encontrarse con los puestos avanzados españoles. Entonces la
administración colonial española se encuentra con un grave problema: han
llegado 45.000 personas a Bata (en su mayoría civiles cameruneses de la
etnia ewondo) y no hay manera de atenderles por lo que deciden deportar
25.000 personas automáticamente al Camerún. Para complicar más las
cosas las autoridades británicas no se fían de los alemanes y exigen al
gobernador Ángel Barrera que les entregue los militares y éste
finalmente llega a un acuerdo: los 875 soldados y civiles alemanes son
enviados en barco a la península ibérica. Quedan 6.047 soldados
cameruneses, 4.500 mujeres (sus esposas), 440 niños, y 4.088 criados del
ejército. Bata, una ciudad de mil personas, es incapaz de alojar y
atender a este número de personas por lo que se decide a enviarlos a
Fernando Poo, donde se agruparan en campos de concentración.
«Instalar
allí a los deportados fue extremadamente difícil: durante las primeras
semanas de su estancia en la isla murieron 1.031, muchos de inanición y
otros por enfermedades infecciosas. El desencanto era cada vez mayor
entre aquella multitud miserable y hambrienta.» (Nerín, 2008: 41)
La
Primera Guerra Mundial hizo desaparecer la potencia imperial alemana en
el continente africano pero también trastocó las relaciones de poder en
toda la región. Por primera vez los negros vieron que los blancos no
solo morían si no que se enfrentaban entre si y de ahí en parte las
revueltas de los fang a las que aludíamos antes. La guerra les movilizó
para luchar contra sus iguales y muchos de ellos se desplazaron a la
Guinea Española huyendo del infierno pero también resistiendo por última
vez al poder colonial. La colonización de ahora en adelante en Guinea
se efectuará de forma brutal y sin contemplaciones. La respuesta que dio
la Guardia Colonial a una pequeña revuelta del clan fang de los osumu
que no quiso integrarse en el sistema español y en la que murió un
guardia indígena áscari ejemplifica esto que decimos: decidieron
eliminar íntegramente a todo el clan mandando un mensaje claro frente a
cualquier resistencia.
La derrota de la Triple Alianza se
traduce en la desaparición de los imperios centrales y la eclosión de
toda una serie de nuevos estados en la Europa central y del este que se
emancipan bajo los Catorce Puntos del presidente estadounidense Woodrow
Wilson. Pero los pueblos del resto del mundo que fueron también
escenario de la Gran Guerra no tuvieron la misma suerte. El escenario de
guerra en Oriente Medio, donde una revuelta árabe alentada por los
británicos vence a un Imperio otomano que se había sumado a la Triple
Alianza, significará el reparto del territorio de la Sublime Puerta
entre Gran Bretaña y Francia a través de los acuerdos Sykes-Picot,
creándose toda una serie de estados administrados por estas dos
potencias, que hasta una década después de la Segunda Guerra Mundial no
obtendrán su soberanía. En cuanto a África, como antes dijimos, fue más
lacerante si sabe, hubo un cambio sin más de administradores. La Guinea
Española, neutral en las dos guerras mundiales, durante el franquismo
primero se convertirá en una provincia, y después en 1963, mientras en
la península seguía la dictadura, en una autonomía que en 1968 logra su
independencia.
Anotación:
* Italia inicialmente formó parte de la Triple Alianza pero no llegó a
declarar la guerra a la Triple Entente. Este país el 26 de abril de 1915
firma el Tratado de Londres por el que forma parte de la Triple
Entente.
Bibliografía:
- Castro, Mariano de y Ndongo Bidyogo, Donato (1998) España en Guinea: construcción del desencuentro: 1778-1968. Sequitur. Madrid.
- Fieldhouse, David (1977) Economía e Imperio. Siglo Veintiuno Editores. Madrid.
- Fieldhouse, David (1984) Los imperios coloniales desde el siglo XVIII. Siglo XXI. Madrid.
- Hobsbawm , Eric (2005). La era del Imperio. 1975-1914. Crítica. Libros de Historia. Barcelona.
- Nerín, Gustau (2008) Un guardia civil en la selva. Ariel, 2008. Barcelona.
- Nerín, Gustau (2010) La última selva de España. Antropófagos, misioneros y guardias civiles. Catarata. Madrid.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 21 Julio 2014.