Entrevista a Antoni Segura - por Francesc Sánchez
Aprovechando la lectura del último libro de Antoni Segura sobre la caída
de la Unión Soviética, el papel de los Estados Unidos y los conflictos
en Oriente Medio hasta nuestros días, Estados Unidos, El islam y el nuevo orden mundial: De la crisis de los rehenes de 1979 a la Primavera Árabe,
os traemos una entrevista sobre esta infinidad de temas que solemos
tratar en el periódico que esperamos encontréis interesante y os sirva
para adentraros más en estas cuestiones.
Entrevista a Antoni Segura
(Estados Unidos, El islam y el nuevo orden mundial:
De la crisis de los rehenes de 1979 a la Primavera Árabe)
por Francesc Sánchez
Francesc: Mohammad Mosaddeq, poco después de la nacionalización del petróleo, fue depuesto del poder en 1953 con un golpe organizado por la CIA y los servicios secretos británicos. En su lugar colocaron al Sha Mohammad Reza Pahlevi Pahlevi que gobernó autoritariamente hasta la revolución de 1979 que finalmente lideró el ayatolá Jomeini. ¿Preveía occidente la revolución islámica? ¿Cómo afectó el nuevo régimen a un mundo bipolar dominado por la Guerra Fría?
Antoni: Efectivamente la revolución islámica de 1979 no estaba prevista en un mundo bipolar donde parecía que todos los conflictos estaban controlados por una u otra de las dos grandes potencias o por los dos a la vez. Y realmente supuso una ruptura en el momento en que Jomeini planteó una especie de tercera vía cuando dijo aquello de "ni capitalismo ni socialismo, islam". Por tanto la república islámica de Irán fue combatida desde el primer momento tanto por el bloque occidental como por el bloque oriental. Y de ahí resulta la guerra no declarada pero brutal emprendida por Sadam Husein en los ochenta que tiene el apoyo tanto de Moscú como de Washington y sus respectivos aliados. Es la guerra que probablemente ha causado más víctimas desde la Segunda Guerra Mundial.
F: Como decíamos, Sadam Husein, apoyado por el bloque occidental y con la aquiescencia de la Unión Soviética, inicia una guerra en 1980 contra Irán que durara casi diez años (1980-1988). ¿Qué tipo de guerra fue ésta? y ¿Qué repercusiones tuvo?
A: Jomeini y la revolución de Irán se vio como una amenaza tanto por Moscú por el posible contagio de las repúblicas musulmanas soviéticas del Asia Central donde se observó que había una venta clandestina de casetes con discursos de ayatolás iraníes. El farsi, la lengua persa, ayudaba en algunos casos en esta difusión porque en algunas de estas republicas también una parte de la población habla farsi. Y también se vio como una amenaza por las monarquías petroleras de la Península Arábiga que eran los grandes aliados de EEUU en la región, como por otros países como Israel o Egipto. Evidentemente esto en cierta medida ayudó a que se utilizara a Sadam Husein para intentar acabar con la república islámica de Irán. Cosa que es obvio que no se consiguió. Pero si que se consiguió un objetivo que quizá Sadam Husein no había previsto. Evidentemente en caso de que hubiera una victoria militar era preferible que el vencedor fuera de Iraq; pero, probablemente, el objetivo último fuera debilitar económica y militarmente a los dos países, tanto a Iraq como Irán. Entonces yo creo que sí que tanto Moscú como Washington en este sentido consiguieron sus objetivos. Frenaron la revolución, es decir la expansión de la revolución hacia otros países. No olvidemos que pocos meses después de las Tres Jornadas Gloriosas, que es como se conocen las manifestaciones de los tres días de febrero en Teherán que acabaron con el régimen del Sha e impulsaron el liderazgo de Jomeini, hay ya una acción importante en la Meca protagonizada por un grupo chiita que ocupa los lugares sagrados más importantes, y que incluso se necesita el concurso de tropas especiales francesas para recuperar el control de la ciudad. Evidentemente eran chiitas y evidentemente se culpó directamente a Teherán. Se veía por parte de las monarquías petroleras como un peligro dado que Jomeini fue implacable en su crítica a estas monarquías a las que consideraba unos malos musulmanes porque no aplicaban la solidaridad con los trabajadores musulmanes inmigrantes que no tenían la nacionalidad de estos países y que en algunos de ellos son estos momentos la mayoría de la población.
F: La guerra de los muyahidines contra los soviéticos en Afganistán (1979-1988 ) hay quién dice que fue para la Unión Soviética lo que fue Vietnam para los Estados Unidos. Esta guerra caliente dentro de la Guerra Fría ¿cómo afectó a la Unión Soviética y a Afganistán? ¿En qué momento entran los talibanes en acción? ¿El bloque occidental era consciente que estaba ayudando a formar el germen de lo que años después sería Al Qaeda?
A: Si evidentemente fue el Vietnam soviético. Es un Vietnam al revés. En el Vietnam había un régimen pro occidental que es combatido por una guerrilla pro comunista que recibe la ayuda de la URSS y China. Un régimen pro occidental o aliado de occidente que recibe no solo la ayuda si no que cuenta con la presencia del ejército norteamericano en el territorio. En Afganistán es al revés tenemos un régimen comunista que es combatido por los muyahidines formados o liderados por jefes tribales y religiosos contrarios al laicismo y a la reformas que estaba llevando a cabo el gobierno y que contradecían buena parte de la tradición cultural del país o de las diferentes comunidades del país. Y con una presencia militar sobre el terreno del Ejército Rojo.
¿Qué consecuencias tuvo? Para la URSS fue uno de los factores que aceleraron la caída del régimen comunista. El ejército victorioso y glorioso de la Segunda Guerra Mundial que había frenado a los alemanes en Stalingrado se convierte en Afganistán en un ejército corrupto que trafica con armas, con drogas, con gasolina incluso, y que en cierta medida vuelve derrotado. Atraviesa el Puente de la Amistad que hace frontera con Uzbekistán como un ejército, un poco como EEUU en el Vietnam, no derrotado, pero tampoco victorioso porque evidentemente los objetivos que le llevaron a Afganistán no se cumplieron. Creó incluso una crisis interna en algunos mandos y sobre todo de la tropa del Ejército Rojo porque en su mayor parte, especialmente de la tropa, procedían de las repúblicas musulmanas del Asia central soviética. Evidentemente el haber de luchar contra otros musulmanes, contra unos muyahidines, que se proclamaban así mismos como combatientes por el islam, llegó a provocar en algunos de los casos traumas tan importantes como el de Juma Namangani que de sargento de las tropas paracaidistas del Ejército Rojo pasará a crear el Movimiento Islámico de Uzbekistán. Por lo tanto tiene una doble consecuencia. Una, el Ejército Rojo vuelve derrotado y económicamente la URSS se resiente y esto acelera el proceso de descomposición de la URSS. Dos, aquellos soldados que habían participado del lado soviético en algunos casos tienen una crisis de conciencia importante. Respecto a Afganistán lo único que hace es abrir el primer periodo de las largas tres décadas de guerra que ha vivido el país. A la salida del Ejército Rojo sucederá la pugna por el poder entre las distintas facciones de los muyahidines. Esto acabará en una guerra civil. Esta guerra civil conducirá al surgimiento de los talibanes y su victoria sobre las diferentes facciones. Indirectamente eso acabará repercutiendo en la ocupación del 2001 como consecuencia de los atentados del 11 de Septiembre de 2001 realizados por Al Qaeda cuya dirección y gran parte de sus combatientes estaban refugiados en Afganistán. ¿Eran conscientes los occidentales que estaban creando un monstruo? Cuando a partir del año 1983 y 1984 se establece en Peshawar una oficina de reclutamiento de militantes yihadistas para combatir al Ejército Rojo en Afganistán, con apoyo financiero saudita, logística de los servicios secretos pakistaníes, e incluso armamento y asesores militares facilitados por la CIA, pues probablemente no. De hecho Ben Laden no romperá con la monarquía saudita hasta el año 1991. En consecuencia se considera en aquellos momentos que lo que luego va ser Al Qaeda es una organización aliada o, si se prefiere, bajo control. Hay quien sostiene, el caso de Olivier Roy, que el surgimiento de Al Qaeda es la respuesta al radicalismo chiita que se había manifestado en el Líbano con los atentados de principios de los 80. Es una hipótesis que está ahí, que tiene algún punto de posible veracidad. En todo caso lo dejamos ahí.
F: En 1989 cae le muro de Berlín y dos años después la Unión Soviética implosiona y se descompone. Aparecen nuevos conflictos, siendo el de Chechenia, que desarrolla dos guerras (1994-1996 y 1999-2009), es el más encarnizado. La Guerra Fría parece haber terminado quedando Estados Unidos como la única gran superpotencia. ¿Por qué se derrumbó el bloque comunista y la Unión Soviética? ¿Cómo afectan estos hechos a los herederos de la Unión Soviética y al resto del mundo?
A: Lo más fácil y rápido es decir por las contradicciones internas. La URSS denotó dos problemas que no supo solucionar. Uno que es bastante lejano en el tiempo que es la progresiva caída de la productividad del trabajo. Algunos autores, especialistas en la URSS occidentales, empiezan a percibirlo en los años sesenta. El país crece porque cada vez incorpora mayor mano de obra pero al mismo tiempo hay una incapacidad para mejorar la productividad del trabajo. Con una excepción el campo aeronáutico. Hay una incapacidad para implementar nuevas tecnologías al proceso productivo o para trasladarlas desde la industria militar a la civil. Desde mediados de los sesenta la productividad en el trabajo denota una tendencia a la baja. La incapacidad para incorporar nuevas tecnologías es fruto de la rigidez administrativa y burocrática del sistema. Es un sistema que tiene fugas en forma de corrupción, de falseamiento de las estadísticas de la producción, etc. Una ineficacia económica que acaba a los costos de producción.
De la descomposición de la URSS surgen quince países. La Federación Rusa será realmente la heredera de la URSS en términos de comunidad internacional. Mantendrá el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En el caso de los otros catorce países hay una deriva muy distinta. Muy conflictiva en el Cáucaso. Hay problemas en Chechenia, Georgia, Azerbaiyán, en el enclave de Naborno Karabag (que es un enclave armenio situado en un país no armenio), etc. Ha sido relativamente conflictivo porque en general se han consolidado regímenes autoritarios que en algunos casos ya eran los dirigentes que gobernaban en época soviética, es el caso de las repúblicas del Asia Central. Y donde las cosas han ido francamente a mejor es en aquellos países que formaban parte de la órbita de Moscú en Europa Oriental, que hoy son miembros de la OTAN y de la Unión Europea. Y los que no lo son no formaban parte de la esfera de Moscú. Me refiero a los países que surgen de la implosión de Yugoslavia porque entre otras cosa Tito había roto con Stalin en el año 1948 y por tanto Yugoslavia era una economía volcada no hacia Moscú sino hacía occidente. Las causas de la implosión de Yugoslavia son muy distintas a las del resto. A Rusia con Putin no le va mal. Desde el punto de vista de su juego en el tablero mundial. Es evidente que durante la época de Yelsin y los primeros años de Putin Rusia había perdido presencia internacional, incluso poder internacional en términos económicos. Putin, con métodos no siempre democráticos y por supuesto conculcando los derechos humanos y utilizando la guerra de Chechenia como una especie palanca personal para consolidar su poder, ha conseguido de alguna manera recuperar el orgullo del pueblo ruso, de los rusos blancos como se decía antes, y tener una presencia internacional fuerte. Hasta el extremo de que no estamos ante un binomio de dos potencias pero muchas cosas necesitan de un cierto consenso ruso para llevarse a cabo.
Para el resto del mundo representa el fin del sistema equilibrio de poderes. El fin de una desaparición -un poco errónea- de ese temor nuclear, del estallido de una guerra nuclear que se vivió durante la Guerra Fría. Un poco erróneo porque los silos de cabezas nucleares siguen existiendo. En algunos casos podrían estar bajo un control cada vez más diluido. Pienso en Pakistán. Para el resto del mundo supuso entrar en una nueva época. En un nuevo modelo de relaciones internacionales, en una nueva estructuración del poder mundial, que todavía hoy no sabemos a dónde nos conducirá. Yo hablo de un multilateralismo difuso pero en realidad creo que estamos en un proceso abierto hasta que se acabe consolidando un nuevo modelo de relaciones internacionales.
F: Sadam Husein gobernando un país económicamente arruinado tras la guerra contra Irán decide invadir Kuwait en 1990. Una coalición liderada por los Estados Unidos inicia en 1991 la Operación Tormenta del Desierto. ¿Por qué Sadam Husein invadió Kuwait? y ¿Qué significó la Guerra del Golfo para un mundo en el que iba a quedar solo una gran superpotencia?
A: Sadam Husein invade Kuwait por varios motivos. Uno porque es una reivindicación tradicional de Iraq. Kuwait durante el Imperio Otomano había formado parte de la provincia de Basora. De ahí que hay una reivindicación permanente sobre Kuwait a pesar de que ya en el siglo XVIII Kuwait se convierte en una especie de protectorado británico porque es un punto estratégico en la ruta de las Indias. No es casual que Adén, en el sudoeste de la Península Arábiga, y Kuwait en el Golfo Pérsico, son puntos estratégicos porque la ruta a la Indias pasaba por allí. Hay dos argumentos más. Sadam Husein considera que ha hecho una guerra a favor de los aliados de EEUU en la región, las monarquías del Golfo, la guerra contra Irán, en la que ha sacrificado su ejército y su población, en parte en el periodo de la guerra de las ciudades, para frenar la revolución iraní para que esta no extendiera por el resto de Oriente Medio. Eso había arruinado el país. Sadam Husein pide dos cosas, que le condonen la deuda de guerra (la guerra se la habían financiado países como Kuwait y Arabia Saudita), y al mismo tiempo pide que se reduzca la producción de petróleo para que se eleve el precio y esto permita a Iraq recuperarse económicamente. Curiosamente Kuwait se opone a estas dos pretensiones y además marca la línea dura, cosa que no hace Riad. Sadam Husein en una reunión de la Conferencia Islámica amenaza que si se ve en una situación desesperada acabara invadiendo Kuwait como represalia.
Es verdad que de facto solo queda una superpotencia pero formalmente había dos. Esto explica una de la actitudes de Bush padre en la guerra del 1991 en el hecho de no traspasar Basora. Moscú existirá hasta el 31 de diciembre de 1991. En febrero del 1991 se inicia la Tormenta del desierto y en marzo está acabada. Entonces se celebra la Conferencia de Madrid que es fruto del pacto que había establecido Bush padre con los regímenes árabes para que se implicaran en la coalición internacional que invadió Kuwait a cambio de intentar encontrar una solución al conflicto palestino-israelí. En esta conferenciar estaba invitada la URSS que fue uno de sus patrocinadores. De ahí salen las negociaciones de Oslo entre palestinos e israelíes. Bush padre aparte de la coalición internacional para legitimar su ataque a Iraq -en este caso a diferencia de Bush hijo- tenía las resoluciones de la ONU autorizando el uso de la fuerza, y tenía muy claro que en esta coalición tenían que haber países árabes, países árabes importantes, y para eso había que dar algo a cambio. Teniendo en cuenta que los regímenes de estos países se tuvieron que oponer a la opinión pública de su población, que estaba en contra de que se atacara Iraq (Marruecos, Egipto, etc.). La contrapartida fue ésta, intentar llegar a una solución en el conflicto palestino-israelí.
F: El 11 de Septiembre de 2001 muchos piensan que marcó un antes y un después en la historia contemporánea. Otros pensamos que fue un punto y aparte, sobre todo, no tanto porque se puso en evidencia que Estados Unidos podía ser golpeado, si no por las consecuencias que tuvo para el resto del mundo. ¿Qué representaron para Estados Unidos esos atentados? ¿Qué consecuencias tuvo para todos?
A: En primer lugar hay una cosa que Joseph Nye escribía poco después: "representaron que los EEUU eran vulnerables". Esta es una reflexión que hace Nye muy oportuna. Está escrito poco después de los atentados. Empieza el libro diciendo "el 11 de Septiembre nos hizo conscientes de nuestra vulnerabilidad". Habían avisos pero la presentación en sociedad de Al Qaeda son los atentados del 11 de Septiembre. No descubrimos Al-Qaeda el 11 de Septiembre. De hecho yo tengo un libro publicado antes de los atentados -Más allá del Islam- en el que hablaba de Al Qaeda en el capítulo dedicado a Afganistán. No era una organización desconocida pero si para el gran público. Al Qaeda había hecho los atentados de 1993 en los aparcamientos de las Torres Gemelas, el atentado contra el USS Cole (un barco militar norteamericano) en el 2000 en Adén, en agosto del 1998 los atentados contra las embajadas norteamericanas de Kenia y Tanzania, y toda una serie de atentados menores. Pero realmente Al-Qaeda salta a luz pública con los atentados del 11 de Septiembre. ¿Qué supuso? Para EEUU psicológicamente supuso un choque importante. Es lo expresa Nye cuando dice "nos dimos cuenta que éramos vulnerables". Pero más allá de esto supuso dos cosas negativas. Por una parte Occidente ha vivido de alguna manera casi una década con la opinión pública secuestrada. Con una visión del islam distorsionada porque se mira el islam a través de la lente de Al Qaeda. Al Qaeda no es el islam, no son los países musulmanes. Pero durante mucho tiempo ha habido esa mirada o esa lectura sesgada de lo que es el islam porque se ha interpretado o porque se ha hecho una equivalencia entre Al Qaeda y el islam. Lo cual es totalmente falso y además erróneo porque Al Qaeda nunca ha gozado de excesiva simpatías o grados de adhesión importantes en los países musulmanes. En los chiitas por descontado que no porque una de las características de Al Qaeda es su profundo anti chiismo, dado que es una versión radical del wahabismo saudita. Pero en segundo lugar puso sobre la mesa un debate que en el fondo es falso, el debate entre seguridad y liberad, es decir si queremos vivir seguros hemos de renunciar a espacios de libertad. Bueno pues esto es simplemente falso. La seguridad absoluta no la puede garantizar nadie. Y si somos menos libres vamos a ser todavía más vulnerables y vamos a ser incapaces de responder a la amenaza de un terrorismo internacional, que ciertamente existe, pero quizá no tiene la magnitud que se le ha dado, y que pienso que ha habido una lectura dirigida e interesada justamente para aceptar que cedamos nuestros espacios de libertad. Dicho llanamente, Al Qaeda no ha tenido nunca la capacidad de inquietar seriamente al sistema. Puede hacer atentados espectaculares, mediáticamente muy impactantes, pero el sistema goza de muy buena salud, o sigue gozando de muy buena salud... o no caerá si prefieres por los embates de Al Qaeda, si es que cae algún día.
F: La guerra contra Afganistán y contra Iraq han provocado centenares de miles de muertos. ¿El mundo es más seguro sin los regímenes de Sadam Husein y los talibanes? ¿Se ha abierto paso a la democracia en esos países? ¿Coincide a veces la guerra contra el terrorismo con la guerra por los recursos energéticos? ¿Se ha terminado esta forma de hacer política de los neoconservadores con el presidente Barak Obama?
A: El mundo sería más seguro sin esas dos ocupaciones que han dado un campo de batalla y argumentos a Al Qaeda y a otros grupos radicales y violentos. Tampoco puede afirmarse que tras la ocupación se haya dado paso a la reconstrucción de esos países y al establecimiento de un sistema democrático pleno. Cosa que difícilmente se consigue nunca con una invasión. Por lo tanto el mundo sigue estando donde está y estos países viven una violencia interna que parece no tener fin.
No se ha abierto paso la democracia. En todo caso se han sido las revueltas árabes, y no es el caso de Iraq y Afganistán, las que han abierto unos procesos de transición política que en un futuro darán sus frutos. Serán, sin duda, procesos lentos, con contracciones, con avances y retrocesos. En Afganistán es obvio que los niveles de corrupción y las elecciones han estado más que discutidas por parte de la oposición. Los niveles de corrupción son elevadísimos. En el caso de Iraq parece formalmente que la cosa está más que asentada. Pero la violencia está destrozando los dos países. Al Qaeda entró en Iraq como aliada de las milicias sunitas que son las únicas que inicialmente se opusieron a la ocupación. Las milicias chiitas surgen más tarde cuando ven que la ocupación tampoco es la solución a sus reivindicaciones. Dicho esto es verdad que a partir de 2007 cuando Petraeus toma el mando de las fuerzas norteamericanas en Iraq, y dados los reveses electorales y constitucionales que habían tenido los sunitas por haberse apartado del proceso de formalización democrática de Iraq, las milicias sunitas van a romper con Al Qaeda y van a recibir ayuda de EEUU para combatirla. En estos momentos Al Qaeda en Iraq está bastante debilitada y en Afganistán está arrinconada en lugares muy concretos bajo la protección del clan de los Haqani.
Estas guerras tienen que ver con los recursos energéticos indirectamente. Estamos en una zona muy rica de la que dependen entre las dos terceras partes y las tres cuartas partes de reservas de recursos energéticos no renovables. Y en consecuencia aunque las crisis se produzcan en un país que no tiene directamente recursos como puede ser Siria pone en jaque, en una situación de inestabilidad, a toda la región, y aquí se incluiría también Asia Central.
Con Barak Obama no se ha dado, como inicialmente se esperaba, un giro total. No ha sido así, incluso algunas de las cosas que se proponía le han resultado imposibles de llevarlas a la práctica, como por ejemplo cerrar Guantánamo. Pero sí que es verdad que ha habido otra forma de actuar. Ha dejado que el protagonismo lo asuman los socios europeos, como hemos visto en el caso de Libia, o más indirectamente en el caso de Siria. Hay un cierto cambio. En el discurso del Cairo de junio de 2009 hay una reivindicación en positivo del islam. Hay una clarificación, el islam no es el enemigo, el enemigo es otro, son los grupos fundamentalistas. A partir de ahí hay un cambio, una actitud en positivo. Lo que no quiere decir que las cosas vayan a ir mucho mejor.
F: En multitud de países hubo un movimiento ciudadano en contra de la guerra de Iraq que denunciaba que no quería más petróleo manchado de sangre y que no consiguió su objetivo. ¿Qué queda de todo aquello? ¿Podemos cuanto menos decir que la semilla de la disidencia ha generado otros movimientos contestatarios?
A: De aquello queda mucho. En primer lugar porque hay un hecho que se valoró poco. Estamos hablando del 2003, finales del 2002, la guerra de Iraq empieza el 20 de marzo de 2003. Es la primera vez en la historia contemporánea que a los retos globales se le opone una contestación global. Normalmente cuando ha habido protestas, o movimientos de protestas, se ha dado en países muy concretos, o incluso en grupos de países. Aquí por primera vez asistimos a manifestaciones en Australia, en Japón, en EEUU. En multitud de ciudades de EEUU la gente salió a la calle gritando "No a la guerra". Por supuesto en toda Europa, en África, en los países árabes. Es decir es importante porque cada vez más se van a exigir respuestas globales a retos globales. Y por tanto a la larga se va a acabar de configurar una opinión pública global. Algo que hasta ahora no había existido.
De todo ello quedan bastantes cosas. En primer lugar una organización entre los sectores más jóvenes de la población a través de las redes sociales que tiene cada vez más un carácter global. Cada vez va ser más difícil a los regímenes ocultar a la opinión pública determinadas actitudes. La respuesta global a un problema que se considera global porque afecta a todos como la guerra de Iraq, porque todo el mundo veía que podía ser catastrófica, como lo ha sido, y esa voluntad de respuesta global se ha mantenido especialmente entre los sectores más jóvenes cada vez más intercomunicados a través de las redes sociales. Y eso ha hecho posible por ejemplo, aunque sea anecdótico, que durante la revuelta de Túnez quién colapsa la web del Ministerio de Interior no son los tunecinos son los Anonymous que actúan desde otros países. Este es un tipo de respuesta que se está dando que tiene las características asociadas a la globalización y que van a permitir una interactuación entre núcleos de distintos países cuando en un país determinado no se puede actuar desde dentro, en cambio se puede bloquear el país desde fuera. Todo eso ha quedado, ha quedado la utilización de las redes sociales, su uso entre los jóvenes, y su importancia para conseguir dar respuestas globales a amenazas que son globales. Movimientos como el de los de Indignados en parte son una derivada de esto, todo el apoyo que han tenido las revueltas árabes con la participación de los jóvenes tiene que ver con esto, y la necesidad de los gobiernos de ser cada vez más transparentes. Fenómenos como Wikileaks en parte también tiene que ver con esto, aunque no directamente, pero la difusión que tuvo luego es gracias a los jóvenes organizados en Internet.
F: Las revueltas en la cornisa Mediterránea del norte de África y Oriente Medio han echado a toda una serie de tiranos más o menos pacíficamente (Túnez y Egipto), más violentamente (Yemen), por la armas en forma de guerra civil con ayuda militar occidental (Libia), y han provocado algunas pequeñas reformas constitucionales (Marruecos). Pero la revuelta fue aplastada en Bahrein y también tenemos en marcha una guerra civil en Siria que parece estancada. En Egipto ha habido un golpe de Estado con amplio apoyo popular. ¿Qué han representado y representan estas revueltas en el mundo árabe? ¿Qué podemos esperar de los últimos acontecimientos en Egipto y de la guerra civil en Siria?
A: Las revueltas han supuesto a mi modo de entender un punto de no retorno. Occidente había asignado a esos países, especialmente después de los atentados del 11 de Septiembre de 2001, un papel con el cual se sentía muy cómodo. Es decir, regímenes totalitarios, ya sabemos que conculcan los derechos humanos, pero son una garantía para que no lleguen los islamistas al poder. Metiendo en el mismo saco que Al Qaeda, durante esta década que decía que estaba secuestrada la opinión pública occidental, a los Hermanos Musulmanes, al Partido de la Justicia y el Desarrollo de Marruecos... Y es evidente que no tienen nada que ver porque son planteamientos y posiciones muy distintos. Es más ha habido un islamismo triunfante en el poder que es el turco, es un modelo de éxito dentro del mundo musulmán. Cosa que sobre todo a Europa le ha costado mucho de entender. Le ha costado no, todavía no lo ha entendido, si lo hubiera entendido las olimpiadas del 2020 serían en Estambul y no en Tokio, que ya tuvo unas olimpiadas. Por lo tanto el primer punto es este, un punto de no retorno, de una juventud y unas sociedades que han dicho que ellos no tienen porque sufrir las consecuencias de unos regímenes totalitarios que niegan las libertades, que conculcan los derechos humanos, que son brutales en la represión, por un fantasma de occidente que es el miedo a que los partidos islamistas puedan llegar al poder. De hecho lo que ha sucedido en estas sociedades es que primero los movimientos sociales que venían actuando en Túnez, desde siempre, pero especialmente desde las huelgas mineras de Gafsa de mediados de la década del 2000, en Egipto en las colonias textiles en la región de Alejandría (con Mahalla, etc.) desde principios del 2000, y la formación de Kifaya que agrupaba desde los islamistas hasta los partidos laicos y de izquierdas, a los sindicatos en Bahrein que habían discutido la reforma laboral que favorecía a los empresarios impuesta por el régimen. En fin toda una serie de movimientos que han actuado y luego se ha añadido una juventud cada vez más activa en las redes sociales que ha sido capaz de llevar esas movilizaciones hasta sus últimas consecuencias. En definitiva se ha perdido el miedo a las dictaduras. ¿Quiere eso decir que las revueltas van a ganar en todas partes? ¿Qué eso va ser un camino de rosas? Pues no. De hecho la primera revuelta no fue árabe, que es la que se dio en Irán en junio de 2009, cuando hay el pucherazo de Ahmadineyad en las elecciones.
Las revueltas son irreversibles. Lo cual no se ha de interpretar como que se ha producido un hecho irreversible. No se debería interpretar diciendo que a partir de ahora las revueltas van a ganar en todas partes. En unos sitios van a ganar y en otros sitios van a ser aplastadas. Pero como sucedió en Irán al haberse perdido el miedo al cabo de un tiempo volverán a surgir, volverá la gente a salir a la calle.
Lo que ha pasado en Egipto es trágico, ha habido un golpe de estado. Es una involución bastante clara por mucho que haya tenido un cierto apoyo popular. Cuando se habla del gran apoyo que ha tenido, es un apoyo no cuantificable. Aquí lo único que hemos cuantificado es que el señor Mursi y los Hermanos Musulmanes se presentaron a las elecciones y las ganaron. Lo demás es hacer especulaciones de si había más gente o había menos. Había mucha sí. ¿Se han arrepentido? Pues la mayoría sí. La mayoría después de ver cómo están actuando los militares, empezando con El Baradei, se han apartado. En el caso de El Baradei se ha ido de nuevo donde quizá no debía de haber salido, que es de Viena, donde vivió estos últimos años, porque realmente creo que aterrizó en Egipto sin conocer en profundidad la realidad el país.
En Siria creo que se está actuando tarde y mal. Ahora se ha complicado porque ahí Al Qaeda está presente. Se ha dejado pudrir en exceso la situación. Hay una cierta hipocresía también. Las armas químicas son un tipo de armas que no deberían de utilizarse pero las otras también matan. Dicen que han matado a 1.000 personas con armas químicas y 99.000 con armamento convencional. Están vendiendo armas al ejército rebelde a través de países como Qatar, Arabia Saudita, y Turquía, e incluso indirectamente de EEUU, Reino Unido y Francia, y por supuesto el régimen sigue recibiéndolas de su gran aliado que es Rusia. Yo la verdad es que a estas alturas no me atrevo a predecir cómo puede acabar lo de Siria. Como decía un buen amigo, Joan Roura, y yo cometí el mismo error, decía en un debate, que estaba convencido de que el régimen caería en seis meses, y yo también, dijo "me equivoque", y yo le dije que "también me equivoqué". Pensaba que se iba a producir una evolución más parecida a la de Libia. A pesar de las grandes diferencias, no solo entre los dos países si no entre los dos regímenes. Cuando yo escribí el libro estaba convencido de que el régimen tenía los días contados a pesar de las diferencias con Libia: el ejército sirio es más poderoso, Bashar al Asad no está aislado como estaba Gadafi, como mínimo cuenta con aliados tan potentes como Rusia, Irán y movimientos como Hezbolla, y hasta que empezó a castigar a la población civil, Hamás. Está en un lugar estratégico, que es puente entre la Península Arábiga, Líbano, donde ejercía hasta ahora una fuerte presencia en su política, Israel, y los Altos del Golán. Por supuesto es mucho más complejo que lo de Libia. Pero si que hubo un momento en el que parecía que el régimen estaba a punto de caer. El régimen estaba reducido a Damasco y no a toda la ciudad. Alepo, Hama, las ciudades del sur estaban en manos de los rebeldes, incluso la zona de Latakia estaba aislada (donde está Tartus, la franja del mar y la zona de origen de los aluitas). En fin no soy capaz de predecir nada.
En Siria hay varios problemas. El régimen es mucho más fuerte que el de Gadafi. Hay toda una minoría confesional que sabe que si cae el régimen no lo van a tener fácil. Porque han estado identificados con el régimen desde el golpe de estado del Al Asad padre (1970-1971), incluso algunos sectores cristianos están identificados, y notables sunitas, apoyos que Gadafi no tenía. Por otra parte la oposición siria es débil y está muy dividida. El Ejercito Libre de Siria ha tenido enfrentamientos internos porque han penetrado grupos yihadistas. Y los kurdos llevan la guerra por su cuenta. Es más preocupante la infiltración de grupos yihadistas que están produciendo una especie de guerra civil dentro de la guerra civil.
F: Un último mensaje para los lectores.
A: El último mensaje para los lectores va ser muy corto a diferencia de las respuestas porque es algo en lo que creo firmemente. Es evidente que estamos viviendo en un mundo complicado y difícil, y a veces desesperanzador porque no vemos las salidas. Pero yo siempre digo lo mismo, y también a los alumnos: el futuro no está escrito. Y por lo tanto como el futuro no está escrito todavía está en nuestras manos escribirlo. Es difícil, es complicado, pero precisamente una de las cosas que tocábamos hacia al final, esa referencia que hacíamos cuando al No a la guerra de la opinión pública global que contesta a las amenazas o retos que se han hecho globales, y esa utilización o ese despertar de los jóvenes y la utilización de las redes sociales, y esa globalización de unas generaciones de jóvenes que se identifican y son solidarios entre sí por encima de las diferencias de fronteras, de culturas y de religiones, yo pienso que en esa línea está el futuro, y en esa línea es donde debemos impedir que otros nos escriban el futuro.
F: Muchas gracias por esta entrevista. Bien seguro que ha aportado lo suyo a los lectores. Hasta la vista.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 6 Octubre 2013.
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Entrevista a Antoni Segura
(Estados Unidos, El islam y el nuevo orden mundial:
De la crisis de los rehenes de 1979 a la Primavera Árabe)
por Francesc Sánchez
Francesc: Mohammad Mosaddeq, poco después de la nacionalización del petróleo, fue depuesto del poder en 1953 con un golpe organizado por la CIA y los servicios secretos británicos. En su lugar colocaron al Sha Mohammad Reza Pahlevi Pahlevi que gobernó autoritariamente hasta la revolución de 1979 que finalmente lideró el ayatolá Jomeini. ¿Preveía occidente la revolución islámica? ¿Cómo afectó el nuevo régimen a un mundo bipolar dominado por la Guerra Fría?
Antoni: Efectivamente la revolución islámica de 1979 no estaba prevista en un mundo bipolar donde parecía que todos los conflictos estaban controlados por una u otra de las dos grandes potencias o por los dos a la vez. Y realmente supuso una ruptura en el momento en que Jomeini planteó una especie de tercera vía cuando dijo aquello de "ni capitalismo ni socialismo, islam". Por tanto la república islámica de Irán fue combatida desde el primer momento tanto por el bloque occidental como por el bloque oriental. Y de ahí resulta la guerra no declarada pero brutal emprendida por Sadam Husein en los ochenta que tiene el apoyo tanto de Moscú como de Washington y sus respectivos aliados. Es la guerra que probablemente ha causado más víctimas desde la Segunda Guerra Mundial.
F: Como decíamos, Sadam Husein, apoyado por el bloque occidental y con la aquiescencia de la Unión Soviética, inicia una guerra en 1980 contra Irán que durara casi diez años (1980-1988). ¿Qué tipo de guerra fue ésta? y ¿Qué repercusiones tuvo?
A: Jomeini y la revolución de Irán se vio como una amenaza tanto por Moscú por el posible contagio de las repúblicas musulmanas soviéticas del Asia Central donde se observó que había una venta clandestina de casetes con discursos de ayatolás iraníes. El farsi, la lengua persa, ayudaba en algunos casos en esta difusión porque en algunas de estas republicas también una parte de la población habla farsi. Y también se vio como una amenaza por las monarquías petroleras de la Península Arábiga que eran los grandes aliados de EEUU en la región, como por otros países como Israel o Egipto. Evidentemente esto en cierta medida ayudó a que se utilizara a Sadam Husein para intentar acabar con la república islámica de Irán. Cosa que es obvio que no se consiguió. Pero si que se consiguió un objetivo que quizá Sadam Husein no había previsto. Evidentemente en caso de que hubiera una victoria militar era preferible que el vencedor fuera de Iraq; pero, probablemente, el objetivo último fuera debilitar económica y militarmente a los dos países, tanto a Iraq como Irán. Entonces yo creo que sí que tanto Moscú como Washington en este sentido consiguieron sus objetivos. Frenaron la revolución, es decir la expansión de la revolución hacia otros países. No olvidemos que pocos meses después de las Tres Jornadas Gloriosas, que es como se conocen las manifestaciones de los tres días de febrero en Teherán que acabaron con el régimen del Sha e impulsaron el liderazgo de Jomeini, hay ya una acción importante en la Meca protagonizada por un grupo chiita que ocupa los lugares sagrados más importantes, y que incluso se necesita el concurso de tropas especiales francesas para recuperar el control de la ciudad. Evidentemente eran chiitas y evidentemente se culpó directamente a Teherán. Se veía por parte de las monarquías petroleras como un peligro dado que Jomeini fue implacable en su crítica a estas monarquías a las que consideraba unos malos musulmanes porque no aplicaban la solidaridad con los trabajadores musulmanes inmigrantes que no tenían la nacionalidad de estos países y que en algunos de ellos son estos momentos la mayoría de la población.
F: La guerra de los muyahidines contra los soviéticos en Afganistán (1979-1988 ) hay quién dice que fue para la Unión Soviética lo que fue Vietnam para los Estados Unidos. Esta guerra caliente dentro de la Guerra Fría ¿cómo afectó a la Unión Soviética y a Afganistán? ¿En qué momento entran los talibanes en acción? ¿El bloque occidental era consciente que estaba ayudando a formar el germen de lo que años después sería Al Qaeda?
A: Si evidentemente fue el Vietnam soviético. Es un Vietnam al revés. En el Vietnam había un régimen pro occidental que es combatido por una guerrilla pro comunista que recibe la ayuda de la URSS y China. Un régimen pro occidental o aliado de occidente que recibe no solo la ayuda si no que cuenta con la presencia del ejército norteamericano en el territorio. En Afganistán es al revés tenemos un régimen comunista que es combatido por los muyahidines formados o liderados por jefes tribales y religiosos contrarios al laicismo y a la reformas que estaba llevando a cabo el gobierno y que contradecían buena parte de la tradición cultural del país o de las diferentes comunidades del país. Y con una presencia militar sobre el terreno del Ejército Rojo.
¿Qué consecuencias tuvo? Para la URSS fue uno de los factores que aceleraron la caída del régimen comunista. El ejército victorioso y glorioso de la Segunda Guerra Mundial que había frenado a los alemanes en Stalingrado se convierte en Afganistán en un ejército corrupto que trafica con armas, con drogas, con gasolina incluso, y que en cierta medida vuelve derrotado. Atraviesa el Puente de la Amistad que hace frontera con Uzbekistán como un ejército, un poco como EEUU en el Vietnam, no derrotado, pero tampoco victorioso porque evidentemente los objetivos que le llevaron a Afganistán no se cumplieron. Creó incluso una crisis interna en algunos mandos y sobre todo de la tropa del Ejército Rojo porque en su mayor parte, especialmente de la tropa, procedían de las repúblicas musulmanas del Asia central soviética. Evidentemente el haber de luchar contra otros musulmanes, contra unos muyahidines, que se proclamaban así mismos como combatientes por el islam, llegó a provocar en algunos de los casos traumas tan importantes como el de Juma Namangani que de sargento de las tropas paracaidistas del Ejército Rojo pasará a crear el Movimiento Islámico de Uzbekistán. Por lo tanto tiene una doble consecuencia. Una, el Ejército Rojo vuelve derrotado y económicamente la URSS se resiente y esto acelera el proceso de descomposición de la URSS. Dos, aquellos soldados que habían participado del lado soviético en algunos casos tienen una crisis de conciencia importante. Respecto a Afganistán lo único que hace es abrir el primer periodo de las largas tres décadas de guerra que ha vivido el país. A la salida del Ejército Rojo sucederá la pugna por el poder entre las distintas facciones de los muyahidines. Esto acabará en una guerra civil. Esta guerra civil conducirá al surgimiento de los talibanes y su victoria sobre las diferentes facciones. Indirectamente eso acabará repercutiendo en la ocupación del 2001 como consecuencia de los atentados del 11 de Septiembre de 2001 realizados por Al Qaeda cuya dirección y gran parte de sus combatientes estaban refugiados en Afganistán. ¿Eran conscientes los occidentales que estaban creando un monstruo? Cuando a partir del año 1983 y 1984 se establece en Peshawar una oficina de reclutamiento de militantes yihadistas para combatir al Ejército Rojo en Afganistán, con apoyo financiero saudita, logística de los servicios secretos pakistaníes, e incluso armamento y asesores militares facilitados por la CIA, pues probablemente no. De hecho Ben Laden no romperá con la monarquía saudita hasta el año 1991. En consecuencia se considera en aquellos momentos que lo que luego va ser Al Qaeda es una organización aliada o, si se prefiere, bajo control. Hay quien sostiene, el caso de Olivier Roy, que el surgimiento de Al Qaeda es la respuesta al radicalismo chiita que se había manifestado en el Líbano con los atentados de principios de los 80. Es una hipótesis que está ahí, que tiene algún punto de posible veracidad. En todo caso lo dejamos ahí.
F: En 1989 cae le muro de Berlín y dos años después la Unión Soviética implosiona y se descompone. Aparecen nuevos conflictos, siendo el de Chechenia, que desarrolla dos guerras (1994-1996 y 1999-2009), es el más encarnizado. La Guerra Fría parece haber terminado quedando Estados Unidos como la única gran superpotencia. ¿Por qué se derrumbó el bloque comunista y la Unión Soviética? ¿Cómo afectan estos hechos a los herederos de la Unión Soviética y al resto del mundo?
A: Lo más fácil y rápido es decir por las contradicciones internas. La URSS denotó dos problemas que no supo solucionar. Uno que es bastante lejano en el tiempo que es la progresiva caída de la productividad del trabajo. Algunos autores, especialistas en la URSS occidentales, empiezan a percibirlo en los años sesenta. El país crece porque cada vez incorpora mayor mano de obra pero al mismo tiempo hay una incapacidad para mejorar la productividad del trabajo. Con una excepción el campo aeronáutico. Hay una incapacidad para implementar nuevas tecnologías al proceso productivo o para trasladarlas desde la industria militar a la civil. Desde mediados de los sesenta la productividad en el trabajo denota una tendencia a la baja. La incapacidad para incorporar nuevas tecnologías es fruto de la rigidez administrativa y burocrática del sistema. Es un sistema que tiene fugas en forma de corrupción, de falseamiento de las estadísticas de la producción, etc. Una ineficacia económica que acaba a los costos de producción.
De la descomposición de la URSS surgen quince países. La Federación Rusa será realmente la heredera de la URSS en términos de comunidad internacional. Mantendrá el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En el caso de los otros catorce países hay una deriva muy distinta. Muy conflictiva en el Cáucaso. Hay problemas en Chechenia, Georgia, Azerbaiyán, en el enclave de Naborno Karabag (que es un enclave armenio situado en un país no armenio), etc. Ha sido relativamente conflictivo porque en general se han consolidado regímenes autoritarios que en algunos casos ya eran los dirigentes que gobernaban en época soviética, es el caso de las repúblicas del Asia Central. Y donde las cosas han ido francamente a mejor es en aquellos países que formaban parte de la órbita de Moscú en Europa Oriental, que hoy son miembros de la OTAN y de la Unión Europea. Y los que no lo son no formaban parte de la esfera de Moscú. Me refiero a los países que surgen de la implosión de Yugoslavia porque entre otras cosa Tito había roto con Stalin en el año 1948 y por tanto Yugoslavia era una economía volcada no hacia Moscú sino hacía occidente. Las causas de la implosión de Yugoslavia son muy distintas a las del resto. A Rusia con Putin no le va mal. Desde el punto de vista de su juego en el tablero mundial. Es evidente que durante la época de Yelsin y los primeros años de Putin Rusia había perdido presencia internacional, incluso poder internacional en términos económicos. Putin, con métodos no siempre democráticos y por supuesto conculcando los derechos humanos y utilizando la guerra de Chechenia como una especie palanca personal para consolidar su poder, ha conseguido de alguna manera recuperar el orgullo del pueblo ruso, de los rusos blancos como se decía antes, y tener una presencia internacional fuerte. Hasta el extremo de que no estamos ante un binomio de dos potencias pero muchas cosas necesitan de un cierto consenso ruso para llevarse a cabo.
Para el resto del mundo representa el fin del sistema equilibrio de poderes. El fin de una desaparición -un poco errónea- de ese temor nuclear, del estallido de una guerra nuclear que se vivió durante la Guerra Fría. Un poco erróneo porque los silos de cabezas nucleares siguen existiendo. En algunos casos podrían estar bajo un control cada vez más diluido. Pienso en Pakistán. Para el resto del mundo supuso entrar en una nueva época. En un nuevo modelo de relaciones internacionales, en una nueva estructuración del poder mundial, que todavía hoy no sabemos a dónde nos conducirá. Yo hablo de un multilateralismo difuso pero en realidad creo que estamos en un proceso abierto hasta que se acabe consolidando un nuevo modelo de relaciones internacionales.
F: Sadam Husein gobernando un país económicamente arruinado tras la guerra contra Irán decide invadir Kuwait en 1990. Una coalición liderada por los Estados Unidos inicia en 1991 la Operación Tormenta del Desierto. ¿Por qué Sadam Husein invadió Kuwait? y ¿Qué significó la Guerra del Golfo para un mundo en el que iba a quedar solo una gran superpotencia?
A: Sadam Husein invade Kuwait por varios motivos. Uno porque es una reivindicación tradicional de Iraq. Kuwait durante el Imperio Otomano había formado parte de la provincia de Basora. De ahí que hay una reivindicación permanente sobre Kuwait a pesar de que ya en el siglo XVIII Kuwait se convierte en una especie de protectorado británico porque es un punto estratégico en la ruta de las Indias. No es casual que Adén, en el sudoeste de la Península Arábiga, y Kuwait en el Golfo Pérsico, son puntos estratégicos porque la ruta a la Indias pasaba por allí. Hay dos argumentos más. Sadam Husein considera que ha hecho una guerra a favor de los aliados de EEUU en la región, las monarquías del Golfo, la guerra contra Irán, en la que ha sacrificado su ejército y su población, en parte en el periodo de la guerra de las ciudades, para frenar la revolución iraní para que esta no extendiera por el resto de Oriente Medio. Eso había arruinado el país. Sadam Husein pide dos cosas, que le condonen la deuda de guerra (la guerra se la habían financiado países como Kuwait y Arabia Saudita), y al mismo tiempo pide que se reduzca la producción de petróleo para que se eleve el precio y esto permita a Iraq recuperarse económicamente. Curiosamente Kuwait se opone a estas dos pretensiones y además marca la línea dura, cosa que no hace Riad. Sadam Husein en una reunión de la Conferencia Islámica amenaza que si se ve en una situación desesperada acabara invadiendo Kuwait como represalia.
Es verdad que de facto solo queda una superpotencia pero formalmente había dos. Esto explica una de la actitudes de Bush padre en la guerra del 1991 en el hecho de no traspasar Basora. Moscú existirá hasta el 31 de diciembre de 1991. En febrero del 1991 se inicia la Tormenta del desierto y en marzo está acabada. Entonces se celebra la Conferencia de Madrid que es fruto del pacto que había establecido Bush padre con los regímenes árabes para que se implicaran en la coalición internacional que invadió Kuwait a cambio de intentar encontrar una solución al conflicto palestino-israelí. En esta conferenciar estaba invitada la URSS que fue uno de sus patrocinadores. De ahí salen las negociaciones de Oslo entre palestinos e israelíes. Bush padre aparte de la coalición internacional para legitimar su ataque a Iraq -en este caso a diferencia de Bush hijo- tenía las resoluciones de la ONU autorizando el uso de la fuerza, y tenía muy claro que en esta coalición tenían que haber países árabes, países árabes importantes, y para eso había que dar algo a cambio. Teniendo en cuenta que los regímenes de estos países se tuvieron que oponer a la opinión pública de su población, que estaba en contra de que se atacara Iraq (Marruecos, Egipto, etc.). La contrapartida fue ésta, intentar llegar a una solución en el conflicto palestino-israelí.
F: El 11 de Septiembre de 2001 muchos piensan que marcó un antes y un después en la historia contemporánea. Otros pensamos que fue un punto y aparte, sobre todo, no tanto porque se puso en evidencia que Estados Unidos podía ser golpeado, si no por las consecuencias que tuvo para el resto del mundo. ¿Qué representaron para Estados Unidos esos atentados? ¿Qué consecuencias tuvo para todos?
A: En primer lugar hay una cosa que Joseph Nye escribía poco después: "representaron que los EEUU eran vulnerables". Esta es una reflexión que hace Nye muy oportuna. Está escrito poco después de los atentados. Empieza el libro diciendo "el 11 de Septiembre nos hizo conscientes de nuestra vulnerabilidad". Habían avisos pero la presentación en sociedad de Al Qaeda son los atentados del 11 de Septiembre. No descubrimos Al-Qaeda el 11 de Septiembre. De hecho yo tengo un libro publicado antes de los atentados -Más allá del Islam- en el que hablaba de Al Qaeda en el capítulo dedicado a Afganistán. No era una organización desconocida pero si para el gran público. Al Qaeda había hecho los atentados de 1993 en los aparcamientos de las Torres Gemelas, el atentado contra el USS Cole (un barco militar norteamericano) en el 2000 en Adén, en agosto del 1998 los atentados contra las embajadas norteamericanas de Kenia y Tanzania, y toda una serie de atentados menores. Pero realmente Al-Qaeda salta a luz pública con los atentados del 11 de Septiembre. ¿Qué supuso? Para EEUU psicológicamente supuso un choque importante. Es lo expresa Nye cuando dice "nos dimos cuenta que éramos vulnerables". Pero más allá de esto supuso dos cosas negativas. Por una parte Occidente ha vivido de alguna manera casi una década con la opinión pública secuestrada. Con una visión del islam distorsionada porque se mira el islam a través de la lente de Al Qaeda. Al Qaeda no es el islam, no son los países musulmanes. Pero durante mucho tiempo ha habido esa mirada o esa lectura sesgada de lo que es el islam porque se ha interpretado o porque se ha hecho una equivalencia entre Al Qaeda y el islam. Lo cual es totalmente falso y además erróneo porque Al Qaeda nunca ha gozado de excesiva simpatías o grados de adhesión importantes en los países musulmanes. En los chiitas por descontado que no porque una de las características de Al Qaeda es su profundo anti chiismo, dado que es una versión radical del wahabismo saudita. Pero en segundo lugar puso sobre la mesa un debate que en el fondo es falso, el debate entre seguridad y liberad, es decir si queremos vivir seguros hemos de renunciar a espacios de libertad. Bueno pues esto es simplemente falso. La seguridad absoluta no la puede garantizar nadie. Y si somos menos libres vamos a ser todavía más vulnerables y vamos a ser incapaces de responder a la amenaza de un terrorismo internacional, que ciertamente existe, pero quizá no tiene la magnitud que se le ha dado, y que pienso que ha habido una lectura dirigida e interesada justamente para aceptar que cedamos nuestros espacios de libertad. Dicho llanamente, Al Qaeda no ha tenido nunca la capacidad de inquietar seriamente al sistema. Puede hacer atentados espectaculares, mediáticamente muy impactantes, pero el sistema goza de muy buena salud, o sigue gozando de muy buena salud... o no caerá si prefieres por los embates de Al Qaeda, si es que cae algún día.
F: La guerra contra Afganistán y contra Iraq han provocado centenares de miles de muertos. ¿El mundo es más seguro sin los regímenes de Sadam Husein y los talibanes? ¿Se ha abierto paso a la democracia en esos países? ¿Coincide a veces la guerra contra el terrorismo con la guerra por los recursos energéticos? ¿Se ha terminado esta forma de hacer política de los neoconservadores con el presidente Barak Obama?
A: El mundo sería más seguro sin esas dos ocupaciones que han dado un campo de batalla y argumentos a Al Qaeda y a otros grupos radicales y violentos. Tampoco puede afirmarse que tras la ocupación se haya dado paso a la reconstrucción de esos países y al establecimiento de un sistema democrático pleno. Cosa que difícilmente se consigue nunca con una invasión. Por lo tanto el mundo sigue estando donde está y estos países viven una violencia interna que parece no tener fin.
No se ha abierto paso la democracia. En todo caso se han sido las revueltas árabes, y no es el caso de Iraq y Afganistán, las que han abierto unos procesos de transición política que en un futuro darán sus frutos. Serán, sin duda, procesos lentos, con contracciones, con avances y retrocesos. En Afganistán es obvio que los niveles de corrupción y las elecciones han estado más que discutidas por parte de la oposición. Los niveles de corrupción son elevadísimos. En el caso de Iraq parece formalmente que la cosa está más que asentada. Pero la violencia está destrozando los dos países. Al Qaeda entró en Iraq como aliada de las milicias sunitas que son las únicas que inicialmente se opusieron a la ocupación. Las milicias chiitas surgen más tarde cuando ven que la ocupación tampoco es la solución a sus reivindicaciones. Dicho esto es verdad que a partir de 2007 cuando Petraeus toma el mando de las fuerzas norteamericanas en Iraq, y dados los reveses electorales y constitucionales que habían tenido los sunitas por haberse apartado del proceso de formalización democrática de Iraq, las milicias sunitas van a romper con Al Qaeda y van a recibir ayuda de EEUU para combatirla. En estos momentos Al Qaeda en Iraq está bastante debilitada y en Afganistán está arrinconada en lugares muy concretos bajo la protección del clan de los Haqani.
Estas guerras tienen que ver con los recursos energéticos indirectamente. Estamos en una zona muy rica de la que dependen entre las dos terceras partes y las tres cuartas partes de reservas de recursos energéticos no renovables. Y en consecuencia aunque las crisis se produzcan en un país que no tiene directamente recursos como puede ser Siria pone en jaque, en una situación de inestabilidad, a toda la región, y aquí se incluiría también Asia Central.
Con Barak Obama no se ha dado, como inicialmente se esperaba, un giro total. No ha sido así, incluso algunas de las cosas que se proponía le han resultado imposibles de llevarlas a la práctica, como por ejemplo cerrar Guantánamo. Pero sí que es verdad que ha habido otra forma de actuar. Ha dejado que el protagonismo lo asuman los socios europeos, como hemos visto en el caso de Libia, o más indirectamente en el caso de Siria. Hay un cierto cambio. En el discurso del Cairo de junio de 2009 hay una reivindicación en positivo del islam. Hay una clarificación, el islam no es el enemigo, el enemigo es otro, son los grupos fundamentalistas. A partir de ahí hay un cambio, una actitud en positivo. Lo que no quiere decir que las cosas vayan a ir mucho mejor.
F: En multitud de países hubo un movimiento ciudadano en contra de la guerra de Iraq que denunciaba que no quería más petróleo manchado de sangre y que no consiguió su objetivo. ¿Qué queda de todo aquello? ¿Podemos cuanto menos decir que la semilla de la disidencia ha generado otros movimientos contestatarios?
A: De aquello queda mucho. En primer lugar porque hay un hecho que se valoró poco. Estamos hablando del 2003, finales del 2002, la guerra de Iraq empieza el 20 de marzo de 2003. Es la primera vez en la historia contemporánea que a los retos globales se le opone una contestación global. Normalmente cuando ha habido protestas, o movimientos de protestas, se ha dado en países muy concretos, o incluso en grupos de países. Aquí por primera vez asistimos a manifestaciones en Australia, en Japón, en EEUU. En multitud de ciudades de EEUU la gente salió a la calle gritando "No a la guerra". Por supuesto en toda Europa, en África, en los países árabes. Es decir es importante porque cada vez más se van a exigir respuestas globales a retos globales. Y por tanto a la larga se va a acabar de configurar una opinión pública global. Algo que hasta ahora no había existido.
De todo ello quedan bastantes cosas. En primer lugar una organización entre los sectores más jóvenes de la población a través de las redes sociales que tiene cada vez más un carácter global. Cada vez va ser más difícil a los regímenes ocultar a la opinión pública determinadas actitudes. La respuesta global a un problema que se considera global porque afecta a todos como la guerra de Iraq, porque todo el mundo veía que podía ser catastrófica, como lo ha sido, y esa voluntad de respuesta global se ha mantenido especialmente entre los sectores más jóvenes cada vez más intercomunicados a través de las redes sociales. Y eso ha hecho posible por ejemplo, aunque sea anecdótico, que durante la revuelta de Túnez quién colapsa la web del Ministerio de Interior no son los tunecinos son los Anonymous que actúan desde otros países. Este es un tipo de respuesta que se está dando que tiene las características asociadas a la globalización y que van a permitir una interactuación entre núcleos de distintos países cuando en un país determinado no se puede actuar desde dentro, en cambio se puede bloquear el país desde fuera. Todo eso ha quedado, ha quedado la utilización de las redes sociales, su uso entre los jóvenes, y su importancia para conseguir dar respuestas globales a amenazas que son globales. Movimientos como el de los de Indignados en parte son una derivada de esto, todo el apoyo que han tenido las revueltas árabes con la participación de los jóvenes tiene que ver con esto, y la necesidad de los gobiernos de ser cada vez más transparentes. Fenómenos como Wikileaks en parte también tiene que ver con esto, aunque no directamente, pero la difusión que tuvo luego es gracias a los jóvenes organizados en Internet.
F: Las revueltas en la cornisa Mediterránea del norte de África y Oriente Medio han echado a toda una serie de tiranos más o menos pacíficamente (Túnez y Egipto), más violentamente (Yemen), por la armas en forma de guerra civil con ayuda militar occidental (Libia), y han provocado algunas pequeñas reformas constitucionales (Marruecos). Pero la revuelta fue aplastada en Bahrein y también tenemos en marcha una guerra civil en Siria que parece estancada. En Egipto ha habido un golpe de Estado con amplio apoyo popular. ¿Qué han representado y representan estas revueltas en el mundo árabe? ¿Qué podemos esperar de los últimos acontecimientos en Egipto y de la guerra civil en Siria?
A: Las revueltas han supuesto a mi modo de entender un punto de no retorno. Occidente había asignado a esos países, especialmente después de los atentados del 11 de Septiembre de 2001, un papel con el cual se sentía muy cómodo. Es decir, regímenes totalitarios, ya sabemos que conculcan los derechos humanos, pero son una garantía para que no lleguen los islamistas al poder. Metiendo en el mismo saco que Al Qaeda, durante esta década que decía que estaba secuestrada la opinión pública occidental, a los Hermanos Musulmanes, al Partido de la Justicia y el Desarrollo de Marruecos... Y es evidente que no tienen nada que ver porque son planteamientos y posiciones muy distintos. Es más ha habido un islamismo triunfante en el poder que es el turco, es un modelo de éxito dentro del mundo musulmán. Cosa que sobre todo a Europa le ha costado mucho de entender. Le ha costado no, todavía no lo ha entendido, si lo hubiera entendido las olimpiadas del 2020 serían en Estambul y no en Tokio, que ya tuvo unas olimpiadas. Por lo tanto el primer punto es este, un punto de no retorno, de una juventud y unas sociedades que han dicho que ellos no tienen porque sufrir las consecuencias de unos regímenes totalitarios que niegan las libertades, que conculcan los derechos humanos, que son brutales en la represión, por un fantasma de occidente que es el miedo a que los partidos islamistas puedan llegar al poder. De hecho lo que ha sucedido en estas sociedades es que primero los movimientos sociales que venían actuando en Túnez, desde siempre, pero especialmente desde las huelgas mineras de Gafsa de mediados de la década del 2000, en Egipto en las colonias textiles en la región de Alejandría (con Mahalla, etc.) desde principios del 2000, y la formación de Kifaya que agrupaba desde los islamistas hasta los partidos laicos y de izquierdas, a los sindicatos en Bahrein que habían discutido la reforma laboral que favorecía a los empresarios impuesta por el régimen. En fin toda una serie de movimientos que han actuado y luego se ha añadido una juventud cada vez más activa en las redes sociales que ha sido capaz de llevar esas movilizaciones hasta sus últimas consecuencias. En definitiva se ha perdido el miedo a las dictaduras. ¿Quiere eso decir que las revueltas van a ganar en todas partes? ¿Qué eso va ser un camino de rosas? Pues no. De hecho la primera revuelta no fue árabe, que es la que se dio en Irán en junio de 2009, cuando hay el pucherazo de Ahmadineyad en las elecciones.
Las revueltas son irreversibles. Lo cual no se ha de interpretar como que se ha producido un hecho irreversible. No se debería interpretar diciendo que a partir de ahora las revueltas van a ganar en todas partes. En unos sitios van a ganar y en otros sitios van a ser aplastadas. Pero como sucedió en Irán al haberse perdido el miedo al cabo de un tiempo volverán a surgir, volverá la gente a salir a la calle.
Lo que ha pasado en Egipto es trágico, ha habido un golpe de estado. Es una involución bastante clara por mucho que haya tenido un cierto apoyo popular. Cuando se habla del gran apoyo que ha tenido, es un apoyo no cuantificable. Aquí lo único que hemos cuantificado es que el señor Mursi y los Hermanos Musulmanes se presentaron a las elecciones y las ganaron. Lo demás es hacer especulaciones de si había más gente o había menos. Había mucha sí. ¿Se han arrepentido? Pues la mayoría sí. La mayoría después de ver cómo están actuando los militares, empezando con El Baradei, se han apartado. En el caso de El Baradei se ha ido de nuevo donde quizá no debía de haber salido, que es de Viena, donde vivió estos últimos años, porque realmente creo que aterrizó en Egipto sin conocer en profundidad la realidad el país.
En Siria creo que se está actuando tarde y mal. Ahora se ha complicado porque ahí Al Qaeda está presente. Se ha dejado pudrir en exceso la situación. Hay una cierta hipocresía también. Las armas químicas son un tipo de armas que no deberían de utilizarse pero las otras también matan. Dicen que han matado a 1.000 personas con armas químicas y 99.000 con armamento convencional. Están vendiendo armas al ejército rebelde a través de países como Qatar, Arabia Saudita, y Turquía, e incluso indirectamente de EEUU, Reino Unido y Francia, y por supuesto el régimen sigue recibiéndolas de su gran aliado que es Rusia. Yo la verdad es que a estas alturas no me atrevo a predecir cómo puede acabar lo de Siria. Como decía un buen amigo, Joan Roura, y yo cometí el mismo error, decía en un debate, que estaba convencido de que el régimen caería en seis meses, y yo también, dijo "me equivoque", y yo le dije que "también me equivoqué". Pensaba que se iba a producir una evolución más parecida a la de Libia. A pesar de las grandes diferencias, no solo entre los dos países si no entre los dos regímenes. Cuando yo escribí el libro estaba convencido de que el régimen tenía los días contados a pesar de las diferencias con Libia: el ejército sirio es más poderoso, Bashar al Asad no está aislado como estaba Gadafi, como mínimo cuenta con aliados tan potentes como Rusia, Irán y movimientos como Hezbolla, y hasta que empezó a castigar a la población civil, Hamás. Está en un lugar estratégico, que es puente entre la Península Arábiga, Líbano, donde ejercía hasta ahora una fuerte presencia en su política, Israel, y los Altos del Golán. Por supuesto es mucho más complejo que lo de Libia. Pero si que hubo un momento en el que parecía que el régimen estaba a punto de caer. El régimen estaba reducido a Damasco y no a toda la ciudad. Alepo, Hama, las ciudades del sur estaban en manos de los rebeldes, incluso la zona de Latakia estaba aislada (donde está Tartus, la franja del mar y la zona de origen de los aluitas). En fin no soy capaz de predecir nada.
En Siria hay varios problemas. El régimen es mucho más fuerte que el de Gadafi. Hay toda una minoría confesional que sabe que si cae el régimen no lo van a tener fácil. Porque han estado identificados con el régimen desde el golpe de estado del Al Asad padre (1970-1971), incluso algunos sectores cristianos están identificados, y notables sunitas, apoyos que Gadafi no tenía. Por otra parte la oposición siria es débil y está muy dividida. El Ejercito Libre de Siria ha tenido enfrentamientos internos porque han penetrado grupos yihadistas. Y los kurdos llevan la guerra por su cuenta. Es más preocupante la infiltración de grupos yihadistas que están produciendo una especie de guerra civil dentro de la guerra civil.
F: Un último mensaje para los lectores.
A: El último mensaje para los lectores va ser muy corto a diferencia de las respuestas porque es algo en lo que creo firmemente. Es evidente que estamos viviendo en un mundo complicado y difícil, y a veces desesperanzador porque no vemos las salidas. Pero yo siempre digo lo mismo, y también a los alumnos: el futuro no está escrito. Y por lo tanto como el futuro no está escrito todavía está en nuestras manos escribirlo. Es difícil, es complicado, pero precisamente una de las cosas que tocábamos hacia al final, esa referencia que hacíamos cuando al No a la guerra de la opinión pública global que contesta a las amenazas o retos que se han hecho globales, y esa utilización o ese despertar de los jóvenes y la utilización de las redes sociales, y esa globalización de unas generaciones de jóvenes que se identifican y son solidarios entre sí por encima de las diferencias de fronteras, de culturas y de religiones, yo pienso que en esa línea está el futuro, y en esa línea es donde debemos impedir que otros nos escriban el futuro.
F: Muchas gracias por esta entrevista. Bien seguro que ha aportado lo suyo a los lectores. Hasta la vista.
Antoni Segura i Mas
es doctor en Historia Contemporánea, Catedrático de Historia
Contemporánea en la Universidad de Barcelona, y director del Centre
d'Estudis Històrics Internacionals (CEHI). Sus campos de investigación
son el análisis de la Dictadura y Transición en España y Catalunya, y la
Geopolítica del mundo arabo-islámico. Entre otras publicaciones, aquí
señalaremos, Más allá del Islam: política y conflictos en el mundo
musulmán, Irak en la encrucijada, Señores y vasallos del siglo XXI: una
explicación fundamental y clara de los conflictos internacionales, y su último libro sobre esta temática, el que nos ha emplazado a esta entrevista, Estados Unidos, El islam y el nuevo orden mundial: De la crisis de los rehenes de 1979 a la Primavera Árabe, que lo podéis encontrar por Alianza Editorial.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 6 Octubre 2013.
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