El discurso del rey - por Francesc Sánchez
Titulo original: The King's Speech
Nacionalidad: Reino Unido
Año: 2010
Dirección: Tom Hooper
Guión: David Seidler
Interpretación: Colin Firth, Helena Bonham Carter, Geoffrey Rush, Michael Gambon, Guy Pearce
Música: Alexandre Desplat
La película de Tom Hooper nos traslada la Gran Bretaña del periodo de entreguerras presentándonos la lucha contra la tartamudez del príncipe Alberto de York prácticamente como un asunto de estado. - seguir leyendo
Sección de Cultura
El discurso del rey - por Francesc Sánchez
Alberto de York, segundo en la sucesión, es mostrado como una persona responsable acorde con su cargo, pero incapaz de cumplir como quisiera por su tartamudez con sus funciones simbólicas y representativas. Entre ellas las de pronunciar discursos como el que hizo en 1925 en Wembley para clausurar la Exposición del Imperio británico. Por esta razón acude a innumerables terapeutas del habla sin encontrar soluciones hasta que da con Lionel Logue y su peculiar método de aprendizaje. Con la muerte de su padre, Jorge V, se convierte en rey su hermano con el nombre de Eduardo VIII, pero este reinado tiene corta duración (325 días). En el filme se deja entrever las simpatías del monarca por Hitler, pero atribuyen su abdicación a la oposición del gobierno de Stanley Baldwin a la relación y los planes de matrimonio con Wallis Simpson, una celebridad estadounidense dos veces divorciada. Vale la pena detenernos un poco más en la figura de Eduardo VIII para entrever que fue lo que pesó más a lo hora de su abdicación. Eduardo VII tras dejar la corona y convertirse en duque de Windsor visitó en 1937, en contra de la opinión del gobierno británico, la Alemania de Hitler. Esta simpatía y hasta connivencia con los nazis del duque de Windsor continuó durante la Segunda Guerra Mundial hasta el extremo que el primer ministro Winston Churchill le amenazó con someterle a una corte marcial por traición si no regresaba a la Gran Bretaña. En un contexto europeo de crisis económica −el continente se estaba recuperando de la crack de 1929− y del avance de las ideas anarquistas, socialistas y comunistas −recordemos la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia y también la Guerra Civil Española− muchos entre la clase alta en Gran Bretaña y otros países veían a los movimientos fascistas (Mussolini y Franco) y al nacionalsocialismo (Hitler) como un parapeto a los movimientos revolucionarios y un mal menor que les permitía mantener su posición. La política de no intervención y apaciguamiento del primer ministro Neville Chamberlain permite el rearme alemán, y que Hitler tras la Conferencia de Munich de 1938 se anexione los Sudetes de Checoslovaquia (territorios principalmente habitados por alemanes). La Guerra Civil Española (1936-1939) donde participaron unidades enteras del ejército alemán e italiano, apoyando a los sublevados nacionales, que se enfrentaron primero a un ejército de milicias y luego a un Ejército Popular (en el participaron también Brigadas Internacionales) con armamento principalmente soviético, como muchas veces se ha dicho fue el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Alberto de York convertido en Jorge VI, el 3 de septiembre de 1939, tras la declaración de guerra del Reino Unido a Alemania (los germanos dos días antes habían invadido Polonia), se dirigió al pueblo a través de un discurso radiofónico, en el que pidió a los ciudadanos que «se mantuvieran firmes ante los oscuros días venideros». La terapia de Lionel Logue cumplió de esta forma un importante papel porque el monarca en Gran Bretaña, ciertamente no reinaba desde la Gloriosa Revolución de 1688 y el acatamiento a la carta de los derechos (The Bill of Right), pero seguía cumpliendo un importante simbolismo tanto en las islas como en el resto del Imperio británico. Gran Bretaña bajo el gobierno del primer ministro Winston Churchill entre 1935 y 1945 se enfrentó con «sangre, sudor y lagrimas» conjuntamente con los Estados Unidos, la Unión Soviética y decenas de miles de resistentes a las Potencias del Eje (Alemania, Italia y el Japón) en la Segunda Guerra Mundial. Sesenta millones de muertos después los aliados vencieron. El Imperio británico con la independencia de la India el 14 de agosto de 1947 empezó a dejar de existir formalmente. El 6 de febrero de 1952 Jorge VI muere a los 56 años.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Mayo 2013.
Nacionalidad: Reino Unido
Año: 2010
Dirección: Tom Hooper
Guión: David Seidler
Interpretación: Colin Firth, Helena Bonham Carter, Geoffrey Rush, Michael Gambon, Guy Pearce
Música: Alexandre Desplat
La película de Tom Hooper nos traslada la Gran Bretaña del periodo de entreguerras presentándonos la lucha contra la tartamudez del príncipe Alberto de York prácticamente como un asunto de estado. - seguir leyendo
Sección de Cultura
El discurso del rey - por Francesc Sánchez
Alberto de York, segundo en la sucesión, es mostrado como una persona responsable acorde con su cargo, pero incapaz de cumplir como quisiera por su tartamudez con sus funciones simbólicas y representativas. Entre ellas las de pronunciar discursos como el que hizo en 1925 en Wembley para clausurar la Exposición del Imperio británico. Por esta razón acude a innumerables terapeutas del habla sin encontrar soluciones hasta que da con Lionel Logue y su peculiar método de aprendizaje. Con la muerte de su padre, Jorge V, se convierte en rey su hermano con el nombre de Eduardo VIII, pero este reinado tiene corta duración (325 días). En el filme se deja entrever las simpatías del monarca por Hitler, pero atribuyen su abdicación a la oposición del gobierno de Stanley Baldwin a la relación y los planes de matrimonio con Wallis Simpson, una celebridad estadounidense dos veces divorciada. Vale la pena detenernos un poco más en la figura de Eduardo VIII para entrever que fue lo que pesó más a lo hora de su abdicación. Eduardo VII tras dejar la corona y convertirse en duque de Windsor visitó en 1937, en contra de la opinión del gobierno británico, la Alemania de Hitler. Esta simpatía y hasta connivencia con los nazis del duque de Windsor continuó durante la Segunda Guerra Mundial hasta el extremo que el primer ministro Winston Churchill le amenazó con someterle a una corte marcial por traición si no regresaba a la Gran Bretaña. En un contexto europeo de crisis económica −el continente se estaba recuperando de la crack de 1929− y del avance de las ideas anarquistas, socialistas y comunistas −recordemos la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia y también la Guerra Civil Española− muchos entre la clase alta en Gran Bretaña y otros países veían a los movimientos fascistas (Mussolini y Franco) y al nacionalsocialismo (Hitler) como un parapeto a los movimientos revolucionarios y un mal menor que les permitía mantener su posición. La política de no intervención y apaciguamiento del primer ministro Neville Chamberlain permite el rearme alemán, y que Hitler tras la Conferencia de Munich de 1938 se anexione los Sudetes de Checoslovaquia (territorios principalmente habitados por alemanes). La Guerra Civil Española (1936-1939) donde participaron unidades enteras del ejército alemán e italiano, apoyando a los sublevados nacionales, que se enfrentaron primero a un ejército de milicias y luego a un Ejército Popular (en el participaron también Brigadas Internacionales) con armamento principalmente soviético, como muchas veces se ha dicho fue el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Alberto de York convertido en Jorge VI, el 3 de septiembre de 1939, tras la declaración de guerra del Reino Unido a Alemania (los germanos dos días antes habían invadido Polonia), se dirigió al pueblo a través de un discurso radiofónico, en el que pidió a los ciudadanos que «se mantuvieran firmes ante los oscuros días venideros». La terapia de Lionel Logue cumplió de esta forma un importante papel porque el monarca en Gran Bretaña, ciertamente no reinaba desde la Gloriosa Revolución de 1688 y el acatamiento a la carta de los derechos (The Bill of Right), pero seguía cumpliendo un importante simbolismo tanto en las islas como en el resto del Imperio británico. Gran Bretaña bajo el gobierno del primer ministro Winston Churchill entre 1935 y 1945 se enfrentó con «sangre, sudor y lagrimas» conjuntamente con los Estados Unidos, la Unión Soviética y decenas de miles de resistentes a las Potencias del Eje (Alemania, Italia y el Japón) en la Segunda Guerra Mundial. Sesenta millones de muertos después los aliados vencieron. El Imperio británico con la independencia de la India el 14 de agosto de 1947 empezó a dejar de existir formalmente. El 6 de febrero de 1952 Jorge VI muere a los 56 años.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Mayo 2013.