En defensa de lo público - por Francesc Sánchez

Sección de Economía
En defensa de lo público - por Francesc Sánchez

Desde el 2008 el mundo vive una crisis económica que generaron los grandes compradores y vendedores de almas que invirtieron en unas hipotecas subprime que sus clientes nunca pudieron pagar. Esta falta de ingresos llevó a la bancarrota a toda una serie de bancos que los estados tuvieron que rescatar. La inyección de dinero público en los mercados salvó temporalmente al sistema financiero a costa de vaciar las arcas nacionales. Desde entonces estos mismos mercados que los estados salvaron están imponiendo sus reglas del juego en Europa: a través de los estados más fuertes quieren garantizar el pago de las deudas nacionales de los países más modestos a costa de reducir el estado del bienestar y de imponer en los estados con mayor déficit un duro plan de recortes. El caso más flagrante es el de Grecia: la tragedia, después de ser rescatada con préstamos desde la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional y después de estar ejecutando el estado griego un plan brutal de recortes sociales, ha llegado hasta el punto de inflexión que marca la imposibilidad de pagos del sueldo de los funcionarios y las pensiones para más allá del mes de octubre.

Al otro lado del Atlántico el presidente de Estados Unidos Barack Obama quiere aplicar una política económica keynesiana que se basa en una importante inversión pública que permita a las empresas funcionar y a los ciudadanos consumir y por lo tanto a ambos pagar sus respectivos impuestos, con lo que el estado podrá pagar así la ampliación de la deuda necesaria para poner en marcha este plan. En Europa tenemos que se hace lo contrario, se recortan todo tipo de inversiones públicas, incluidas las partidas hacia los servicios sociales, para reducir el déficit público y poder así dar garantías a los acreedores de la deuda nacional. ¿Cuál de los dos modelos es el más eficaz? Depende de lo que busquemos si solamente el pago de la deuda pública o la creación de puestos de trabajo y la vuelta al crecimiento económico. Los defensores de los recortes sociales sostienen que no hay dinero y que endeudarse puede llevar a los países a meterse en un círculo vicioso en el que todo el beneficio vaya a parar al pago de la deuda y sus intereses. Pero en cualquier caso tenemos que tener en cuenta que sin que se produzca una mayor actividad económica los países que solo hagan planes de recortes en las inversiones públicas para reducir su déficit jamás saldrán de su circulo vicioso. Ésta parece ser la situación que hay en Grecia y la sombra que se cierne sobre Portugal (país también rescatado), Italia y España.

En España el gobierno terminal de Zapatero ha ejecutado un plan de recorte en los sueldos de los funcionarios y un plan de recortes sociales (congelamiento de pensiones y retirada de segundas pagas a los parados). Pero los mayores atentados se están produciendo en las comunidades autónomas: en Madrid Esperanza Aguirre echa a la calle a miles de profesores, en Cataluña Artur Mas echa a la calle a centenares de médicos y enfermeras, cierra las urgencias muchos de los CAP (Centros de Atención Primaria), cierra plantas de hospitales y hasta hospitales enteros. Los valientes sanitarios en muchos centros se han ofrecido a atender fuera de su horario remunerado tanto las urgencias en muchos CAP como las operaciones más urgentes. El plan Mas, siempre lleno de sorpresas, ha llevado por unos momentos –luego se ha retractado- a dejar de pagar la subvención a las residencias concertadas de la tercera edad. Esto que podría para algunos ser una medida progresista porque se deja de pagar a empresas privadas de la vejez debe de entenderse en el panorama catalán que no ofrece apenas residencias públicas para la tercera edad, con lo que las opciones se van suprimiendo. Atado a esto que comentamos va también la espera hacia al infinito de las ayudas a las familias por la Ley de Dependencia.

Llegados aquí tenemos que hacer un alegato por lo público porque estos servicios sociales son financiados por todos independientemente de los ingresos, patrimonio y rentas de cada cual (obligando a los que más tienen a contribuir más): los servicios públicos, que forman parte del estado del bienestar, son una forma de redistribuir la riqueza del país, y de garantizar a todos, independientemente de sus ingresos, una asistencia. Paradójicamente mientras Barack Obama en Estados Unidos envidia nuestro estado del bienestar nosotros aquí tenemos que contemplar como éste es destruido. El gobierno Zapatero ha recibido y recibe críticas por parte de la izquierda por los recortes, por parte de la derecha por haber derrochado el dinero público. El esperpento llega a tal nivel que el gobierno para conseguir unos cuantos miles de euros ha querido privatizar Loterías y Apuestas del Estado pero se ha echado atrás porque las acciones en los mercados se iban a valorar a la baja. Alfredo Pérez Rubalcaba para conseguir unos cuantos euros más promete subir los impuestos al tabaco y al alcohol (la cerveza y el vino estarán exentos) cuando en este país durante décadas fumar y beber estaba bien visto. El probable cambio de gobierno que se presenta en el país a favor de la derecha no es ninguna garantía para salir de la crisis pero sí una probable enfatización en los recortes sociales, tal como lo vemos en las comunidades autónomas donde ésta gobierna, en nuestras manos está el evitar males mayores. Y no hablo únicamente del sagrado voto.

Una última reflexión debería llevarnos a pensar en que forma podría organizarse nuestra sociedad frente a un panorama en el que el crecimiento económico tarde en aparecer o desaparezca. Bien sea por una prolongación de la crisis económica o por otras razones relacionadas con el encarecimiento de la energía en un escenario en donde la demanda energética supere la oferta que ofrecen los cada vez más exhaustos pozos de petróleo. En este escenario para evitar que se mantenga o se duplique el número de parados y para permitir que todo el mundo tenga sus necesidades cubiertas por fuerza debería de haber una disminución del consumo (el que por cierto con la crisis ya se ha producido), una apuesta decidida por la solidaridad, y una mejor redistribución de la riqueza. Pero algo me dice que quienes nos gobiernan ya han elegido el camino inverso que no es otro que el sálvese quién pueda.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 2 Octubre 2011.