Egipto en tiempos de Sadat - por Francesc Sánchez
Sección Memoria Histórica
Egipto en tiempos de Sadat - por Francesc Sánchez
Anuar al-Sadat se convirtió en presidente en 1970 tras la muerte de Nasser. Fue uno de los compañeros de Nasser –formando parte del grupo de los Oficiales Libres- previos al golpe de 23 de julio de 1952. Sadat en octubre de 1973 llevó a cabo, conjuntamente con Siria, la Guerra del Yom Kipur, un conflicto bélico que no ganó pero que convirtió en un triunfo personal, recuperando el control del Canal de Suez. Una de las primeras medidas que tomó, tras las elecciones de 1976, fue el desmembramiento de la Unión Socialista Árabe, el partido único lleno de nasseristas, substituyéndolo en tres plataformas: una de derechas, una de centro y otra de izquierdas. La plataforma de centro fue la que eligió Sadat para crear el Partido Nacional Democrático, fuerza política hegemónica de la que sería líder más tarde Hosni Mubarak. Sadat instauraba el multipartidismo pero su nuevo partido sería omnipresente quedando el resto –en el mejor de los casos- como comparsas para legitimar el régimen –en el peor como enemigos a batir haciendo uso de la represión-.
Las elecciones de 1979 sirvieron a Sadat, primero, para legitimar el acercamiento a occidente –sobre todo hacia EEUU- y el alejamiento de la URSS, y segundo, para firmar la paz con Israel (acuerdos de Camp David de 1978-79 patrocinados por Jimmy Carter). Egipto tras la paz recuperó el Sinaí invadido por los israelíes. Esto le llevo a recibir, junto con el israelí Menajen Begin, el premio Nobel de la Paz en 1978, pero al mismo tiempo fue considerado un traidor por el resto de estados árabes. La conversión de Egipto en un aliado de EEUU en la región trajo una ayuda de 3.000 millones de dólares por año. Egipto se convirtió, tras Israel, en el país que más ayuda económica y militar recibía de EEUU. Esto se mantiene hasta la actualidad.
Sadat entonces puso en marcha la infitah, una política de privatización y apertura económica que puso fin a la experiencia socialista de Nasser. Sin embargo esta política económica no mejoró la productividad de la economía nacional. Lo que sucedió es que se generó una élite –integrada por los capitalistas prenaseristas, la burocracia burguesa de los años sesenta, y los nuevos ricos de los setenta- que se benefició de las privatizaciones convirtiéndose además en un importante grupo de presión. La infitah, la liberalización, generó una inflación –un aumento de los precios- entre el 10% y 25-30% por año desde 1974. Aumentaron las desigualdades en la distribución de la renta mientras los salarios se estacaron. Esto generó una pérdida de poder adquisitivo en la mayoría de los egipcios. La infitah favoreció la creación de importantes fortunas en poco tiempo: la mayoría se lucraron haciendo de intermediaros entre empresas extranjeras y el estado, aunque también tuvieron su papel la corrupción, la especulación inmobiliaria, el empuje del turismo, y las actividades financieras. Pero la infitah fue más allá, porque favoreció las importaciones en contra de las exportaciones agrícolas e industriales. Todo esto llevó al estado egipcio a la búsqueda de ayuda exterior para afrontar su balanza de pagos y para poder financiar las subvenciones de los productos de primera necesidad.
Como resultado del fracaso de la infitah para el estado –porque para muchos fue un gran negocio- Egipto acumuló una deuda exterior insostenible: entre 1980 y 1989 pasó de 20.000 a 49.000 millones de dólares. El país se veía incapaz siquiera de poder pagar las importaciones alimentarias. Por lo que aceptó ser tutelado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional: el objetivo era generar una economía productiva integrada en el mercado internacional.
Sadat, ciertamente fue el artífice de la paz con Israel, pero también desmanteló el Egipto más social creado por Nasser en todos los sentidos, empezando por la desmembración de la Unión Socialista Árabe, que substituyó por el Partido Nacional Democrático, del que Hosni Mubarak sigue siendo presidente. Impulsó una política económica, la infitah, que enriqueció a unos cuantos pero empobreció a la mayoría, dejando al país endeudado y a merced de los organismos financieros internacionales. Estableció una política internacional de dependencia hacia EEUU y compadreo con Israel, que Mubarak no hará más que enfatizar. Anuar al-Sadat fue asesinado el 6 de octubre de 1981, su sucesor Hosni Mubarak, el que ahora ha dimitido, permaneció 29 años en el poder.
Fuentes:
- López Garcia, Bernabé (2000) El Mundo Arabo Islámico Contemporaneo. Una Historia política. Editorial Síntesis. Madrid.
- Martín Muñoz, Gema (2005) El estado árabe. Crisis de legitimidad y contestación islamista. Edicions Bellaterra. Biblioteca del Islam Contemporaneo.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 11 Febrero 2011.
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Egipto en tiempos de Sadat - por Francesc Sánchez
Anuar al-Sadat se convirtió en presidente en 1970 tras la muerte de Nasser. Fue uno de los compañeros de Nasser –formando parte del grupo de los Oficiales Libres- previos al golpe de 23 de julio de 1952. Sadat en octubre de 1973 llevó a cabo, conjuntamente con Siria, la Guerra del Yom Kipur, un conflicto bélico que no ganó pero que convirtió en un triunfo personal, recuperando el control del Canal de Suez. Una de las primeras medidas que tomó, tras las elecciones de 1976, fue el desmembramiento de la Unión Socialista Árabe, el partido único lleno de nasseristas, substituyéndolo en tres plataformas: una de derechas, una de centro y otra de izquierdas. La plataforma de centro fue la que eligió Sadat para crear el Partido Nacional Democrático, fuerza política hegemónica de la que sería líder más tarde Hosni Mubarak. Sadat instauraba el multipartidismo pero su nuevo partido sería omnipresente quedando el resto –en el mejor de los casos- como comparsas para legitimar el régimen –en el peor como enemigos a batir haciendo uso de la represión-.
Las elecciones de 1979 sirvieron a Sadat, primero, para legitimar el acercamiento a occidente –sobre todo hacia EEUU- y el alejamiento de la URSS, y segundo, para firmar la paz con Israel (acuerdos de Camp David de 1978-79 patrocinados por Jimmy Carter). Egipto tras la paz recuperó el Sinaí invadido por los israelíes. Esto le llevo a recibir, junto con el israelí Menajen Begin, el premio Nobel de la Paz en 1978, pero al mismo tiempo fue considerado un traidor por el resto de estados árabes. La conversión de Egipto en un aliado de EEUU en la región trajo una ayuda de 3.000 millones de dólares por año. Egipto se convirtió, tras Israel, en el país que más ayuda económica y militar recibía de EEUU. Esto se mantiene hasta la actualidad.
Sadat entonces puso en marcha la infitah, una política de privatización y apertura económica que puso fin a la experiencia socialista de Nasser. Sin embargo esta política económica no mejoró la productividad de la economía nacional. Lo que sucedió es que se generó una élite –integrada por los capitalistas prenaseristas, la burocracia burguesa de los años sesenta, y los nuevos ricos de los setenta- que se benefició de las privatizaciones convirtiéndose además en un importante grupo de presión. La infitah, la liberalización, generó una inflación –un aumento de los precios- entre el 10% y 25-30% por año desde 1974. Aumentaron las desigualdades en la distribución de la renta mientras los salarios se estacaron. Esto generó una pérdida de poder adquisitivo en la mayoría de los egipcios. La infitah favoreció la creación de importantes fortunas en poco tiempo: la mayoría se lucraron haciendo de intermediaros entre empresas extranjeras y el estado, aunque también tuvieron su papel la corrupción, la especulación inmobiliaria, el empuje del turismo, y las actividades financieras. Pero la infitah fue más allá, porque favoreció las importaciones en contra de las exportaciones agrícolas e industriales. Todo esto llevó al estado egipcio a la búsqueda de ayuda exterior para afrontar su balanza de pagos y para poder financiar las subvenciones de los productos de primera necesidad.
Como resultado del fracaso de la infitah para el estado –porque para muchos fue un gran negocio- Egipto acumuló una deuda exterior insostenible: entre 1980 y 1989 pasó de 20.000 a 49.000 millones de dólares. El país se veía incapaz siquiera de poder pagar las importaciones alimentarias. Por lo que aceptó ser tutelado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional: el objetivo era generar una economía productiva integrada en el mercado internacional.
Sadat, ciertamente fue el artífice de la paz con Israel, pero también desmanteló el Egipto más social creado por Nasser en todos los sentidos, empezando por la desmembración de la Unión Socialista Árabe, que substituyó por el Partido Nacional Democrático, del que Hosni Mubarak sigue siendo presidente. Impulsó una política económica, la infitah, que enriqueció a unos cuantos pero empobreció a la mayoría, dejando al país endeudado y a merced de los organismos financieros internacionales. Estableció una política internacional de dependencia hacia EEUU y compadreo con Israel, que Mubarak no hará más que enfatizar. Anuar al-Sadat fue asesinado el 6 de octubre de 1981, su sucesor Hosni Mubarak, el que ahora ha dimitido, permaneció 29 años en el poder.
Fuentes:
- López Garcia, Bernabé (2000) El Mundo Arabo Islámico Contemporaneo. Una Historia política. Editorial Síntesis. Madrid.
- Martín Muñoz, Gema (2005) El estado árabe. Crisis de legitimidad y contestación islamista. Edicions Bellaterra. Biblioteca del Islam Contemporaneo.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 11 Febrero 2011.
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