1917 de Sam Mendes: una contextualización histórica – por Francesc Sánchez

Nos encontramos en las trincheras interminables del frente de batalla europeo de la Primera Guerra Mundial. Dos cabos, Schofield y Blake son llamados a un encuentro con su general: el mando les encomienda la difícil misión de atravesar las líneas enemigas para enviar un mensaje a una agrupación militar que va a ser aniquilada por la artillería alemana. Bajo esta simple premisa se desarrolla una película en la que a través del camino recorrido por estos dos jóvenes soldados asistiremos tanto a los horrores de la guerra, cuando los protagonistas se dan de bruces con la misma, como a un proceso de inmersión de lo que pudo ser un día cualquiera en esta contienda.

La Gran Guerra, como la llamaron porque en su momento no había habido otra igual y no había tampoco la necesidad de enumerarla, fue un conflicto mundial en que se enfrentaron las potencias europeas tanto en el continente como en otras latitudes en los territorios que habían conquistado: todo empezó el 28 de junio de 1914 con el atentado terrorista en contra del Archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo a manos de un grupo paneslavista e independentista serbio, la Mano Negra. La muerte del Archiduque llevo a los austriacos a exigir a los serbios la búsqueda y entrega de los terroristas, pero la resolución insatisfactoria de esta demanda terminó con el bombardeo de Belgrado. En cien días, como cuenta Barbara W. Tuchman en Los cañones de Agosto, las potencias europeas fueron incapaces de evitar el conflicto a través de la diplomacia y por un efecto en cadena entraron en guerra. Desde 1907 se habían establecido dos alianzas militares: de un lado teníamos la Triple Entente formada por el Reino Unido, Francia, y Rusia, y la Triple Alianza formada por Alemania, Austria, e Italia. Este último país, Italia en el transcurso de la guerra cambiará de bando, el Imperio otomano se sumará a los imperios centrales, y los Estados Unidos a la Tripe Entente.

 En el momento que los rusos ponen en marcha su ejército en dirección a la frontera alemana, éstos últimos deciden entrar en acción invadiendo Bélgica con el objetivo a su vez de invadir Francia aislando Paris en un movimiento envolvente. La resistencia francesa evita que los alemanes lleguen a Paris, pero los franceses son incapaces de devolver el golpe por lo que durante cuatro largos años cada cual mantiene sus posiciones parapetados en trincheras: este tipo de guerra total que Stanley Kubrick inmortalizó en el filme Senderos de Gloria se cobrara centenares de miles de muertos en batallas como la de la Somme o Verdún en donde los contendientes emplearon armamento nunca  antes utilizado como son las ametralladoras y el gas venenoso. En el otro frente, el oriental, los rusos finalmente se retiran de la guerra cuando en 1917 se produce la revolución liderada por los bolcheviques dirigidos por Lenin. Por lo que empezamos a ver que el mundo de postguerra no volverá a ser el de antes.

Por lo que respecta a las otras latitudes la guerra llegó también a Oriente Medio donde los británicos desde Egipto a través de agentes como Thomas Edward Lawrence utilizaron a las tribus árabes en contra del Imperio Otomano prometiéndoles un gran estado que nunca obtuvieron. Podéis ver esta historia en la película de David Lean bajo el título de Lawrence de Arabia. En cuanto al continente africano los británicos disponían de toda una serie de posesiones en vertical desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo, y los franceses desde Senegal al Canal de Mozambique. En cuanto a los alemanes, existe una interpretación periférica de esta guerra que explica muchas cosas, que nos dice que, en un mundo colonizado principalmente por el Imperio británico y el Imperio francés, fueron las ansias de del Imperio alemán por disponer de posesiones en otros continentes, como el africano, las que hicieron decidir a estos a entrar en guerra con sus adversarios.

La guerra en el escenario europeo se salda a favor de los británicos y franceses, pero se termina cuando los alemanes deciden retirarse y firman un armisticio. La Triple Entente nunca llega a invadir el territorio alemán, pero en la Conferencia de Paz en Paris de 1919, bajo el Tratado de Versalles, se culpabiliza a Alemania de haber provocado la guerra, y se la sanciona tanto con pérdidas territoriales como con costosas sanciones económicas. Los Catorce puntos del presidente americano Woodrow Wilson permitieron la creación de toda una serie de nuevos estados en Europa central, y este fue el fin de los imperios centrales, el alemán y el austriaco, pero también del ruso por efecto de la revolución bolchevique. Por el mismo tratado las posesiones alemanas en África pasan a manos de franceses y británicos. Muchos alemanes del Camerún terminaron acogidos en la colonia de la Guinea Española en la isla de Fernando Poo. Por el Tratado de Sèvres el Imperio otomano es despedazado, y a través del acuerdo secreto Sykes- Picot, repartido entre franceses y británicos en áreas de control directo y áreas de influencia. En cifras globales de bajas de la contienda ésta produjo 16 millones de muertos, de los que 7 fueron civiles, y 20 millones de heridos, el número de bajas civiles fue incalculable, más de 10 millones de civiles terminaron como refugiados, y 6 millones más murieron de hambre.

 Nada de lo que he contado sale en la película de Sam Mendes. Pero tampoco hace falta, para eso ya estamos nosotros, para acudir al rescate de la contextualización histórica. Lo que sí aporta el film es como pudo ser una misión más en un campo de batalla endiablado: rodado en un largo plano secuencia con apenas fundidos en negro, una fotografía impecable, y un juego con la luz excelente, asistimos como acompañantes voluntarios a una recreación que bien pudo ser así. Las trincheras interminables, los soldados y caballos muertos, los civiles que se han quedado en una tierra de nadie devastada y en ruinas, los búnkeres abandonados, las explosiones, y el avance de los soldados, bien pudieron ser así. San Mendes, como hizo antes Christopher Nolan en Dunkerque, Steven Spielberg en Salvar al soldado Ryan, o Tom Hanks en Hermanos de sangre, logra su objetivo.

T.O.: 1917. Producción: Dream Works /Reliance Entertainment / New Republic Pictures / Mogambo / Neal Street Productions / Amblin Partners. Productores: Jeb Brody, Ricardo Marco Budé, Pippa Harris, Michael Lerman. Director: Sam Mendes. Guión: Sam Mendes, Krysty Wilson-Carins. Fotografía: Roger Deakins. Director artístico: Simon Elsley. Montaje: Lee Smith. Música: Thomas Newman.

Intérpretes: George MacKay, Dean-Charles Chapman, Mark Strong, Richard Madden, Benedict Cumberbatch, Colin Firth, Andrew Scott, Daniel Mays, Adrian Scarborough, Jamie Parker, Nabhaan Rizwan, Justin Edwards.

Color – 119 min. Estreno en España: 10-I-2020

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
El artículo fue publicado originariamente en la revista de FILMHISTORIA.

Redacción. Cultura. El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 19 Agosto 2020.