El sionismo de Theodor Herzl - por Francesc Sánchez


Sección SinRazón y Letras
El sionismo de Theodor Herzl
por Francesc Sánchez


Hubo un tiempo en que en la Europa central y oriental los judíos estaban discriminados: el antisemitismo en la Rusia zarista se expresaba a través de los pogromos (las expulsiones en masa) y en muchos otros países con el maltrato o el desplazamiento de la administración pública. Estamos en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, un momento en que el nacionalismo y el imperialismo −la expresión nacionalista hacia el exterior− tienen su momento culminante. Los judíos aún estando en muchos casos asimilados y habiendo superado los perores tiempos de la Edad Media, cuando en muchos lugares vivían en guetos o habían sufrido expulsiones −como la que llevaron a cabo los Reyes Católicos en 1492 en la Corona de Castilla y en la Corona de Aragón−, seguían siendo considerados por muchos como un cuerpo extraño. Es en este contexto en el que Theodor Herzl articuló el sionismo, una ideología que parte del principio religioso que une a todos los judíos que quieren constituir un estado aparte, el sionismo por lo tanto se puede entender como el nacionalismo judío.

Theodor Herzl considera que los judíos son un pueblo aparte que tras siglos de diáspora han terminado conviviendo alrededor del mundo con otros pueblos que les desprecian. Esto sucede hasta en la Francia en la que Theodor Herzl ejercía de corresponsal por el periódico vienes Neue Frei Presse en la que sigue atentamente el caso Dreyfus: una condena hacía un oficial francés de origen judío por espionaje en la que se dejaron ver los prejuicios antisemitas y que Émile Zola denunció en su artículo Yo acuso. Para Theodor Herzl la convivencia es imposible y por esa razón tiene como propósito propagar la idea de que el pueblo judío debe tener un estado propio en la Palestina histórica, en esos momentos en manos del Imperio Otomano.

El planteamiento de Theodor Herzl no era nuevo. En 1862 Moses Hess, el cofundador de la socialdemocracia alemana, amigo de Karl Marx y seguidor de Ferdinand Lassalle, publica Roma y Jerusalén, la última cuestión de las nacionalidades. En este texto Moses Hess pretendía demostrar que la identidad judía era resistente, que los judíos eran un pueblo y una nación, y que necesitaban una vida nacional normal. El lugar elegido era Palestina, territorio que el Imperio Otomano les cedería a cambio de dinero donde construirían un estado socialista. En 1882 un medico de Odesa llamado Leo Pinsker pone en circulación Auto-emancipación. Una llamada a su pueblo por un judío ruso, donde rompe con la idea de la asimilación y diagnostica la judeofobia como un mal incurable. El único camino de salvación es "la reconstitución de la nación hebraica, de un pueblo viviendo encima de su propia tierra. (...) Nos hace falta una sede extensa y productiva, un lugar de encuentro, para terminar, de una vez para siempre, nuestro eterno vagabundeo. La cuestión hebraica internacional tiene que encontrar una solución nacional" (*1). Este discurso favoreció una serie de iniciativas locales, impulsadas por jóvenes estudiantes y trabajadores, conocidas bajo el nombre de Los amantes de Sión, para emigrar hacía Palestina. Estas iniciativas no lograron poner en marcha un movimiento político pero iniciaron el sionismo practico. Entre 1882 y 1891 unos 25.000 judíos rusos y balcánicos abandonaron Europa y fueron al territorio palestino estableciéndose en el distrito otomano de Jerusalén. Eliézer Ben Yehuda, un judío lituano, se fue con el objetivo de resucitar la lengua de los antepasados.

Theodor Herzl mantiene contactos con algunos magnates judíos como el barón de Hirsch y los Rothschild sin obtener resultados. Entonces en 1896 escribe El estado judío, ensayo de una solución moderna de la cuestión judía, con el propósito de generar un movimiento de masas. Este estado primero lo ubica en Palestina pero ante la complejidad de obtener concesiones por parte del Imperio Otomano baraja otras posibilidades en territorios del Imperio Británico: se piensa en la isla de Chipre, en la región de Arish en el Sinaí egipcio, pero no obtiene ningún resultado favorable. Se llega a hablar también vagamente de una región argentina. En 1903 el ministro británico para las Colonias, Joseph Chamberlain, le sugiere el territorio africano de Uganda. Theodor Herzl ve esta posibilidad como una solución de emergencia para los judíos de Europa oriental pero estos mismos se niegan, prefiriendo Palestina, tildando al periodista de traidor. La obsesión con Palestina, considerada por los judíos como la Tierra Prometida, viene tanto de las Sagradas Escrituras (Parte del Antiguo Testamento que ellos conocen bajo el nombre de Torá compuesta por el Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), donde aparece Moisés conduciéndoles al territorio después vagar 40 años por el desierto del Sinaí, como del precedente que dice que hacia el 830 a.C. los judíos mantenían dos estados en la región, el reino de Judea y el de Israel. De hecho remontan su presencia en la región cientos de años atrás. Hacia el año 586 a.C. el rey de los babilonios, Nabucodonosor II, conquistó el territorio, destruyó el primer Templo de Jerusalén, y expulsó a los judíos hacía Babilonia. El persa Ciro II el Grande permitió el regreso de los judíos pero hacia el 70 d.C. siendo Palestina ya una provincia del Imperio Romano el general Tito derrotó a la revuelta judía y destruyó el segundo Templo de Jerusalén (el Muro de Las Lamentaciones en el que rezan hoy en día los judíos formaría parte de este templo). Hacia el 135 d.C. se produjo una nueva revuelta, la de Bar Kojba, en la que los judíos vuelven a ser derrotados. A partir de entonces la mayoría de los judíos −algunos se quedaron− se dispersaran por el resto de territorios del Imperio Romano. Esto es lo que se conoce como la diáspora judía.

En los ambientes judíos más asimilados de Europa se consideraba la propuesta de Theodor Herzl una utopia. Muchos rabinos la consideraron contraría a las enseñanzas del judaísmo. La polémica será tal que el mismo Theodor Herzl desplaza a los judíos asimilados franceses diciéndoles que su propuesta no les incumbe. Entonces se lanzó a la diplomacia propiciando toda una serie de encuentros, como el que tuvo con el duque Federico II de Baden, el visir Khalil Rifah Paixa y otros funcionarios otomanos, sin obtener ningún resultado. Fue entonces cuando comprendió que para tirar adelante sus ideas necesitaba un movimiento de masas: en 1897 aparece en Viena el periódico Die Welt, el órgano central del movimiento sionista hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, y en el mismo año se celebra el Primer Congreso Sionista en Basilea en el que asisten más de 200 delegados. Theodor Herzl llega a decir: "Si tuviera que resumir el Congreso en una sola frase (que me guardare de pronunciar en público) diría esto: en Basilea, he fundado el estado judío. De aquí a cinco años quizá, de aquí a cincuenta años seguramente, será una cosa evidente para todos" (*2). Poco después se crea la Organización Sionista Mundial con un fin: "crear para el pueblo judío un hogar en Palestina reconocido públicamente y garantizado jurídicamente". Se llegaron a celebrar cuatro congresos más en los que se reunieron desde religiosos y conservadores hasta laicos y socialistas. Para materializar la propuesta en 1899 se crea un banco, el Jewish Colonial Trust, y en 1901 el Kéren Kayémet Leisrael, un fondo para la adquisición de tierras en Palestina.

Mientras este proceso sigue su marcha Theodor Herzl sigue con sus encuentros con altos dignatarios: en 1898 logra hablar en Constantinopla con emperador Guillermo II, y en 1902 se llega a reunir con el sultán Adbühamit II, sin encontrar nuevamente resultados. En 1901 publica Vieja y nueva tierra, un relato de ficción en el que describe como unos náufragos que vuelven de una isla desierta en la que han permanecido veinte años llegan a una Palestina idílica en donde reina el progreso, el pacifismo, y la tolerancia entre judíos y musulmanes. Paralelamente mientras se reproducen nuevos pogromos en Rusia, la emigración hacia Palestina se incrementa: entre 1903 y 1914 llegaron 40.000 judíos más de Europa del Este, de los que al menos 13.000 se establecen en 43 asentamientos agrarios, muchos de ellos financiados por la organización filantrópica del barón Edmond de Rothschild.

Theodor Herzl muere en 1904 después de sufrir un ataque cardiaco con 44 años de edad. La Primera Guerra Mundial entre los años 1914 y 1918 enfrentó a los europeos en el continente y en el resto del mundo, es la guerra por los imperios, en la que Oriente Medio fue un campo de batalla con múltiples intereses. El Imperio Británico logra vencer al Imperio Otomano con la ayuda de la revuelta árabe prometiendo a estos últimos un estado. Pero en su lugar el Imperio Británico se reparte la región con los franceses en dominios directos y áreas de influencia a través de los acuerdos secretos Sykes-Picot. Palestina se convertirá en un Mandato británico hasta 1948. En el tintero quedaría la Declaración Balfour (*3) que este Secretario del Foreign Office británico dirigió al barón Lionel Walter Rothchild, por la que se prometía un hogar en Palestina para el pueblo judío. Durante la Segunda Guerra Mundial el nacionalsocialismo alemán asesinará a 6 millones de judíos en campos de exterminio (*5), y tras finalizar la los supervivientes del Holocausto y muchos otros, frente a un mal acogimiento en Europa del Este y su negativa a quedarse en Alemania, deciden ir hacia Palestina. Es el momento que se describe con cientos de miles de refugiados que nadie quiere. Todo esto lo podemos ver en la película Éxodo de Otto Preminger, incluido el terrorismo del Irgum contra los británicos. El 29 de noviembre de 1947 las Naciones Unidas votan por la partición de la Palestina y seis meses después, el 15 de mayo de 1948, se proclama el estado de Israel: en ese momento 806.000 personas vivían en sus fronteras. El 16 de agosto de 1949 los restos de Theodor Herlz son llevados al nuevo estado. Pero lo que es menos conocido es que el mismo día de la proclamación del estado de Israel se produce la Nakba, la catástrofe palestina (*5): la guerra entre israelíes y árabes tuvo como consecuencia el expolio y el exilio forzoso de 750.000 palestinos que fueron expulsados por las milicias israelíes. En la actualidad los palestinos que viven en los campos de refugiados se cifran en 4.448.430, repartidos entre Cisjordania, Gaza, Jordania, Siria y el Líbano (1.300.000 viven en 58 campos de refugiados bajo administración de la UNRWA). El estado de Israel en estos momentos tiene 8.018.000 habitantes de los que 6.042.000 son judíos, 1.658.000 son árabes que viven con menos derechos y ayudas sociales. Es un estado democrático que se creó bajo principios religiosos que desde su fundación ha sufrido, o se ha visto involucrado en sucesivas guerras con sus vecinos árabes, y también con los palestinos, a los que ocupa ilegalmente, según las Naciones Unidas, importantes territorios en los que se han asentado decenas de miles de colonos judíos: la Ley del Retorno a Israel ha permitido llegar a Israel 3,1 millones de judíos, la mayoría entre los años 1990 y 1999 procedente de las ex repúblicas soviéticas.

En conclusión podemos decir que las idea de Theodor Herzl finalmente se ha convertido en una realidad, los judíos tienen un estado propio, pero este no se asemeja en nada a la utopia de paz y tolerancia imaginada. El problema judío de la Europa del siglo XIX nunca fue resuelto en el continente, el antisemitismo fue utilizado por Hitler y los nazis convirtiendo a los judíos en el chivo expiatorio de los males de la patria alemana, y cuando finalmente se le venció, al final de la Segunda Guerra Mundial, los aliados, en lugar de resolver el problema judío en el continente facilitaron la emigración de los mismos a Palestina, un territorio que pertenecía y estaba habitado por los palestinos, donde se inició un nuevo conflicto con los árabes hasta nuestros días.

Anotaciones:

1. Cita recogida en el capítulo Theodor Herlz de Clàssics del nacionalisme, Ramon Sentmartí. Estorial Portic, 2001.
2. Cita recogida en el capítulo Theodor Herlz de Clàssics del nacionalisme, Ramon Sentmartí. Estorial Portic, 2001.
3. La Declaración Balfour puede consultarse en la Wikipedia.
4. Para una mayor información sobre el Holocausto puede consultarse el artículo Auschwitz - por Francesc Sánchez
5. Para una mayor información sobre la Nakba puede consultarse el artículo Ser de un lugar que ya no existe - por Domènec

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 23 Abril 2013.