40 años de España en la OTAN – por Francesc Sánchez
Se cumplen 40 años de la incorporación de España en la OTAN y mi deber es escribir este artículo. No podría ser de otra manera porque durante unos años llevé a cabo una investigación sobre el proceso de integración de España en la OTAN, que después de su debida defensa me habilitó para el título de doctor en Historia. Desde hace años también he ido escribiendo artículos sobre la OTAN para esta publicación, hoy un tema de plena actualidad después de la invasión rusa de Ucrania, la solicitud de adhesión de Suecia y Finlandia, y la celebración en España de la Cumbre número 30 de la Alianza Atlántica. Por lo tanto, haciendo un ejercicio de retrospectiva histórica, vamos a intentar comprender mejor nuestro presente.
Lo que hoy se conmemora en las instituciones es la culminación de un proceso de al menos seis años de duración (yo lo establecí entre 1976 y 1982) durante el periodo que comúnmente llamamos Transición, que tenía sus antecedentes en las relaciones entre España y Estados Unidos durante la Dictadura Franquista, en el contexto global de la Guerra Fría. Franco durante la Segunda Guerra Mundial declaró la neutralidad de España en el conflicto, pero esto no significó que se desentendiera de la guerra, pues fue un aliado de los nacionalsocialistas del Tercer Reich de Adolf Hitler y los fascistas de la Italia de Benito Mussolini, cuya ayuda militar fue fundamental para vencer a los republicanos en la Guerra Civil. Todo esto, cómo el conocimiento de su execrable régimen, lo sabían los aliados y por esa razón España, aunque estos no decidieron invadir la Península y derrotar al dictador, fue razón suficiente para aislar al régimen de puertas para afuera durante años, incrementándose en el interior las penurias económicas sobre la población en el periodo que es conocido cómo autarquía. Sin embargo, con el nuevo escenario internacional que se abría en la Conferencia de Yalta, con la división de Europa en dos esferas de influencia, y la inminente Guerra Fría todo iba a cambiar. Esto sumado a la Guerra de Corea (entre 1950 y 1953), fue la oportunidad de Franco para rehabilitar su régimen. España entonces se convirtió en la reserva espiritual de occidente, substituyendo la ideología falangista por la nacionalcatólica, y un contumaz anticomunismo. Esto en un escenario de Guerra Fría fue recibido positivamente por los norteamericanos viendo en Franco un prometedor aliado contra la Unión Soviética y su influencia ideológica global en un mundo que se empezaba a emancipar de los imperios coloniales.
La firma de los Pactos de Madrid en 1953 entre España y los Estados Unidos, y la posterior visita de Eisenhower en 1959, permitieron al régimen tanto el reconocimiento internacional en las Naciones Unidas, cómo una apertura económica que iba a desarrollar el país a través de la industria y el sector del turismo. Los Estados Unidos a cambio obtenían la concesión para la construcción de cuatro grandes bases militares, y la disposición del territorio para llevar a cabo un contraataque desde la retaguardia en caso de guerra. Sin embargo, la letra pequeña del acuerdo era infame: en caso de un ataque a España los norteamericanos no se comprometían a defenderla. Faltaba pues la garantía de seguridad que sí ofrecía la OTAN, pero de la que España quedaba fuera, porque los aliados no querían aceptar un régimen dictatorial incomodo de ver del que además no se fiaban y no olvidaban su pasado. Nada de esto excluye que mediante esa relación entre España y los Estados Unidos el país, efectivamente, pasara a desarrollarse económicamente, y también socialmente, aunque mantuviera intacto su régimen. Esta relación fue especialmente detestada por la oposición democrática entorno al PCE (Partido Comunista de España) que interpretaba, y sin faltarles razón, que Estados Unidos posibilitaba el mantenimiento de la dictadura.
La negativa al ingreso de España en la OTAN se mantiene hasta con la muerte de Franco: una y otra vez la Alianza Atlántica exige la democratización para la incorporación de España en la organización. Puede ser sorprendente esto que mantengo, pero el hecho es que las negociaciones oficiales entre las partes solo se inician cuando se pone en marcha la Transición, y éstas, además, lo hacen en paralelo al proceso político de democratización, por no decir que ambos procesos terminan confluyendo. Y algo muy parecido sucede con el proceso de integración de España en la Comunidad Económica Europea, organización política en la que la inmensa mayoría de miembros forman parte también de la OTAN. Pero mientras todas las fuerzas políticas españolas eran partidarias de la integración europea no lo eran de la integración en la OTAN: toda la izquierda se oponía. Por lo tanto, no había el menor consenso político sobre esta cuestión. Por si faltaba algo el 23 de febrero de 1981 un grupo de militares liderados por el teniente coronel Antonio Tejero y el capitán general Milans del Bosh intenta dar un golpe de Estado secuestrado a los diputados en el Congreso y sacando a los tanques en la ciudad de Valencia. La OTAN entonces fue mostrada por la UCD como una organización que iba a sujetar a los militares y en donde iba a ser imposible una involución democrática. Nada de esto convenció a la izquierda para cambiar su posición y el conflicto político sobre la OTAN llega a las calles con grandes movilizaciones pacifistas y antimilitaristas, en contra de los bloques militares, las armas nucleares, y propia existencia de la OTAN, en un momento en que en el resto del continente europeo había también una gran contestación hacia la organización y los gobiernos que la sustentan, por el plan de instalación de cientos de misiles nucleares de medio alcance, que fue conocido como la Crisis de los Euromisiles. Y nada de esto puede cancelarse de nuestra historia, tan reciente y al mismo tiempo tan desconocida.
Este proceso político de integración de España en la OTAN que se pone en marcha en el gobierno de UCD de Adolfo Suárez y se ejecuta durante el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, con José Pedro Pérez Llorca cómo Ministro de Exteriores y Alberto Oliart cómo Ministro de Defensa, con su debida votación con mayoría cualificada en el Congreso de los Diputados, finaliza el 30 de mayo de 1982, cuando el encargado de Negocios de la Embajada de España, Alonso Álvarez de Toledo, hace entrega del documento de adhesión a Walter Stoessel, entonces secretario de Estado de Ronald Reagan. Unos días después, por si no era suficiente, el 7 de junio, la bandera española era izada en el Cuartel General de las Fuerzas Aliadas en Europa (SHAPE), en Mons, quedando pues incorporado nuestro país también en la Estructura Militar Integrada, que no es otra cosa que obedecer la cadena de mando de la OTAN en caso de conflicto. Faltaba algo. La promesa de Felipe González de realizar un referéndum consultivo sobre la OTAN si llegaba al poder. Pero esta promesa que, efectivamente, el Gobierno de los socialistas cumple, ya ha cambiado su razón de ser, pues España ya forma parte de la OTAN, por lo tanto, será un referéndum consultivo sobre la permanencia o no en Alianza Atlántica. El posicionamiento del PSOE también ha cambiado. Los socialistas alcanzaron el poder por muchos motivos, pero entre ellos también fue el de su oposición a la Alianza Atlántica, sin embargo, estos ya en el gobierno son convenientemente convencidos de los pros y contras en la política internacional, y por eso piden a la ciudadanía la permanencia bajo tres condiciones: la salida de la Estructura Militar Integrada, la prohibición de transporte o almacenaje de armas nucleares, y la reducción de la presencia militar estadounidense.
Este proceso es importante retenerlo porque la mayoría de los que lo vivieron ahora por alguna extraña razón piensan que en este país la incorporación en la OTAN se hizo por consenso y se votó en referéndum. Cuestiones que cómo hemos explicado son completamente falsas. Y esta confusión obedece a la inducción de un falso recuerdo que interesadamente se ha querido mantener. Nada de esto, naturalmente, excluye que cada cual interprete o saque conclusiones sobre los hechos de la historia, pero nunca debemos cómo historiadores o periodistas cambiar o suprimir aquello con lo que no estamos de acuerdo, es incómodo, o no nos termina de encajar.
De ahí en adelante España participará militarmente en diferentes conflictos armados que promueva, o esté implicado, los Estados Unidos. Desde la Guerra del Golfo de 1991 contra Sadam Husein, al ritmo de Soldados del amor con Marta Sánchez, a las misiones de paz en Yugoslavia y el bombardeo de la OTAN ordenado por Javier Solana. La prueba definitiva llegó con atentados terroristas el 11 de septiembre de 2001 sobre el Word Trade Center en Nueva York y el Pentágono en Washington, en el momento en que los Estados Unidos, invocan y activan por primera vez en la historia del Artículo V, que dice que cuando se produce un ataque a una de sus partes este ataque es considerado un ataque a todas en su conjunto y que éstas deben de responder: entonces los ejércitos de la OTAN, bajo la legalidad también de las Naciones Unidas, fueron a Afganistán a través de la fuerza ISAF a combatir a los talibanes y los muyahidines, y de paso a ocupar el país militarmente durante veinte años. Luego, el 20 de marzo de 2003, llegó la invasión y destrucción de Iraq hasta nuestros días, con toda una serie de consecuencias que, en Oriente Medio, sumadas al fracaso de la Revuelta Árabe, llegan hasta nuestros días.
Cuando ya muchos se habían olvidado de la OTAN, muchos otros no sabían de su existencia, y cuando algunos lideres la desdeñaban, desde Donald Trump a Emmanuelle Macron, uno por no querer mantener el gasto militar para defender a los europeos, y el otro por querer mantener su autonomía (llegando incluso a plantear la creación de un Ejército europeo: idea que François Mitterrand y Helmut Kohl sí empezaron a llevar a la práctica con la creación del Cuerpo del Ejército Europeo), llega la invasión de Ucrania por parte de Rusia y lo cambia todo. La Guerra de Ucrania ha revivido a la OTAN de la mesa de operaciones y le ha dado toda su razón de ser porque la seguridad colectiva frente a un Estado hostil es muy preciada por aquellos que viven en paz y libertad. Daba igual que desde al menos el 2014 nuestra clase política apoyara la revuelta de Kiev, interpretada por los rusos como un golpe de Estado, Rusia tomara Crimea, pasara armamento a los separatistas del Donbás, y se iniciara una guerra civil. Daba igual que desde entonces la OTAN armara y entrenara al Ejército de Ucrania. Todos nosotros hoy lo tenemos todo muy claro, tan claro, que, si hoy se repitiera el referéndum sobre la permanencia en la OTAN, una mayoría votaría afirmativamente.
La Cumbre número 30 de la OTAN que se va a celebrar en Madrid va a ser mostrada por el Gobierno español como parte de un proceso político que benefició enormemente a nuestro país, probablemente sin que se mencione nada o casi nada de lo que hoy he querido explicar en este artículo. Servirá también al mismo tiempo para demostrar que España es un aliado fiel, y añado servil, hacia los Estados Unidos. Pero lo más significativo, aquello de lo que realmente se va a hablar, es del restablecimiento de la relación transatlántica a raíz de la Guerra en Ucrania, el apoyo decidido a este país (aunque nadie sepa como va a acabar esto, ni se esté explicando que repercusiones va a tener a medio plazo estar en guerra con Rusia), y de la incorporación en la organización de Suecia y Finlandia, países, muy próximos a nosotros, miembros de la Unión Europea, que siempre se habían mantenido neutrales, pero que hoy ven amenazada su existencia por las decisiones de una Rusia resarcida, muy cercana a una China que es interpretada como el gran Imperio emergente que amenaza la hegemonía occidental, unos Estados Unidos que han perdido el norte, y una Europa encadenada.
Bibliografía:
Tesis doctoral:
- SÁNCHEZ LOBERA, Francesc (2020) El proceso de integración de España en la OTAN. Universitat de Barcelona.
Documentos:
Artículos:
- SÁNCHEZ, Francesc (2022) La Guerra de Ucrania fortalece la relación transatlántica.
- SÁNCHEZ, Francesc (2022) La disuasión nuclear en la Guerra de Ucrania.
- SÁNCHEZ, Francesc (2022) Ucrania y la OTAN.
- SÁNCHEZ, Francesc (2021) Imaginando Europa.
- SÁNCHEZ, Francesc (2021) Las implicaciones internacionales del Estado talibán
- SÁNCHEZ, Francesc (2021) La Crisis de los Euromisiles.
- SÁNCHEZ, Francesc (2020) Antecedentes de una integración.
- SÁNCHEZ, Francesc (2020) Una investigación histórica.
- SÁNCHEZ, Francesc (2020) Geopolítica en Europa.
- SÁNCHEZ, Francesc (2019) Europa: un proyecto ilusionante.
- SÁNCHEZ, Francesc (2018) 17 años del 11S.
- SÁNCHEZ, Francesc (2016) Detrás del Atlántico Norte.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 6 Junio 2022.