Joe Biden, presidente de los Estados Unidos – por Francesc Sánchez

 

Ya está, «lo han hecho», los demócratas han ganado las elecciones superando la mayoría absoluta de votos electorales (290 sobre 538) y Joe Biden se ha proclamado presidente. Por si hay dudas el voto popular también se ha impuesto holgadamente (75.247.666 para los demócratas por 70.822.529 para los republicanos). Sin embargo, Donald Trump no sólo no ha llamado a su adversario para felicitarle si no que no le reconoce como presidente denunciando «un gran fraude electoral». Donald Trump pretende llevar tanto en varios estados los comicios a los tribunales como el proceso electoral al completo al Tribunal Supremo. Sin embargo, Donald Trump está muerto políticamente: en una comparecencia ante la prensa los canales de televisión NBC, CBS y ABC le han cortado la emisión y acto seguido han afirmado que «el presidente estaba mintiendo». La CNN y la propia FOX, partidaria de Donald Trump mantuvieron la conexión, pero la primera puso un rotulo debajo que decía «sin ninguna prueba, Trump dice que hay fraude», y la segunda insistió en «no haber visto ninguna prueba de que haya habido fraude». Muchos encontraran acertada esta decisión de las empresas de comunicación privadas en los Estados Unidos «ferozmente criticadas» por Donald Trump durante su mandato, pero es un hecho inédito que se deje sin voz a un presidente en activo. La cuenta de Twitter @realDonaldTrump, el canal de comunicación preferido del presidente, desde el que lanzaba diariamente sus soflamas ha empezado a poner en sus comentarios «rótulos de advertencia» y a ocultar otros. Muchos usuarios piden que se cancele su cuenta.

En cualquier caso, la noche fue para Joe Biden, Tamara Harris, la primera mujer vicepresidenta, y sus seguidores que han salido a las calles para celebrar la derrota de Donald Trump, y arropar a los vencedores de estos disputados comicios. Joe Biden en su primer discurso como presidente electo no ha querido ni referirse al perdedor ni hacer leña del árbol caído si no que por el contrario tiende la mano a los republicanos y a sus seguidores para trabajar juntos en la reconstrucción del país. Joe Biden ha puesto como ejemplos a seguir a Abraham Lincoln, Franklin Delano Roosevelt, John Fitzgerald Kennedy, y Barak Obama. Ha hecho referencia también a la pandemia y sus consecuencias tanto en la salud como en la economía, afirmando que hay que «apostar por la ciencia». Joe Biden, en fin, ha hecho un reconocimiento de la diversidad del pueblo americano «dando igual su procedencia, raza, creencias, o su orientación sexual». Un verdadero cambio de rumbo de lo que nos había acostumbrado Donald Trump con su banalización de la política y brutalización en las formas. Joe Biden ha afirmado que se «compromete a reincorporar a los Estados Unidos en el Acuerdo de Paris sobre el clima». La mayoría de los gobiernos europeos han reconocido a Joe Biden como el nuevo presidente, pero desconocemos cual va a ser su política internacional, aunque tengamos algunas pistas: mientras la canciller Angela Merkel ya se ha se ofrecido para «reconstruir los puentes transatlánticos» no sabemos en qué situación quedará el mentiroso Boris Johnson, que sacó al Reino Unido de la Unión Europea y que tanto nos recuerda al histriónico Donald Trump. 

Esta derrota en Estados Unidos de Donald Trump es un duro golpe para la tendencia de la nueva derecha en el mundo que tanto nos recuerda a la de otros tiempos y otros lideres que llevaron a Europa y el resto del mundo al desastre. Considero conveniente repetir la frase de mi anterior artículo: en el momento en que los matones llegan al poder terminan con la democracia. El problema es que no sólo los que banalizan y brutalizan la política pueden llevarnos al desastre: democráticamente los Estados Unidos liberaron Europa del fascismo al lado de la Unión Soviética, que fue el país que más victimas sufrió en la última guerra mundial, pero también iniciaron, se vieron envueltos, o facilitaron guerras que provocaron millones de muertos. Y no hace falta retroceder mucho en el tiempo: los éxitos de Barak Obama en esta materia fueron muy escasos, los errores fueron muchos. De esto a Donald Trump, aunque lo ha tensionado todo, nadie puede acusarle: este presidente sembró la discordia en todas partes, empezando por su propio país, pero no inició ninguna guerra. En cuanto a la política económica Donald Trump tenía una concepción proteccionista, rompiendo tratados comerciales, y enfrentándose a China, verdadera fabrica del mundo, en beneficio del propio tejido industrial: este aspecto suele pasarse por alto y en parte explica su elección en el 2016 y el importante respaldo que ha obtenido en estos comicios. Sin embargo, sus éxitos económicos, fueron duramente golpeados por su ineficacia en la gestión de la pandemia.

En Europa podemos sentirnos aliviados, podemos pensar que hay gente con cabeza en Estados Unidos, son buenas personas en el fondo, que han querido expulsar del poder a un impresentable. Creo sinceramente que esto es lo que más ha pesado, sus formas, en definitiva, que han generado tensiones y enfrentamientos en la sociedad americana, que en cualquier caso no nos deberían llevar a prescindir de todos aquellos que le han apoyado, haciendo como si no existieran. La relación entre Estados Unidos y la Unión Europea presumo que mejorará, siempre que actuemos como un bloque unido, sin caer en el error de ir cada país por su lado: hacer esto último nos llevaría una vez más a enfrentarnos entre nosotros, como ha sucedió tantas veces, y a quedar una vez más subordinados.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Noviembre 2020.