Barcos de la memoria – por Francesc Sánchez
Cuando los aqueos han completado su saciedad con la derrota de los
troyanos inician un largo regreso en sus naves a través del mar lleno de
maravillas, pero también de infortunios. Homero en la Odisea nos cuenta
la historia de uno de estos grupos que terminará mal: sólo el héroe
Ulises (Odiseo en griego) después de diez años logra regresar a Ítaca
para vengarse de los usurpadores y reencontrase con su mujer Penélope y
su hijo Telémaco. El mito ha sobrevivido a lo largo de los siglos de tal
manera que hoy entendemos por una odisea un periplo, un camino, lleno
de esfuerzo e infortunios, que finalmente hemos superado logrando llegar
al lugar o propósito deseado. Sin embargo, como nos dice Cavafis, no
deberíamos comprender que lo importante es solo llegar a nuestro destino
si no precisamente vivir la vida misma.
En los meses de marzo y abril de 1939 en España cae la República y medio millón de españoles abandonan el país a través de la frontera francesa desbordando a los franceses. Muchos de estos exiliados, sobre todo los combatientes, terminan en campos de concentración como el de Gurs, Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien y Barcarès, Septfons, Rivesaltes, Vernet d’Ariège, Sisteron, y Les Milles; y otros son repartidos por toda Francia. Muchos de estos excombatientes son enviados al norte de África a nuevos campos de concentración: cambiaron la arena de las playas por la arena del desierto. Paralelamente desde los puertos de Valencia, Alicante, Cartagena, Almería, Villajoyosa, Águilas, Menorca, y Port Vendrés, habían embarcado en buques como el Stanbrook unos cuantos miles también hacia Orán y Mers el Kevir. La flota republicana se dirigió al puerto tunecino de Bizerta. Muchas familias de exiliados españoles permanecerán en Túnez y Argelia durante muchos años hasta que los franceses son repatriados cuando estalla la guerra de independencia. Pero retrocedamos. Los excombatientes durante el gobierno del régimen de Vichy fueron obligados a realizar trabajos forzados y muchos murieron, por lo que cuando se les dio la posibilidad de alistarse en la Legión Extranjera, y más tarde en el Ejército Libre, no lo dudaron.
El exilio en Francia no lo estaba pasando mucho mejor. La amenaza nazi, que finalmente se efectúa con el ataque de Holanda, Bélgica y el país galo, que podemos dar por terminada con la desbandada y evacuación de Dunkerque de las tropas aliadas en el mes de mayo de 1940, lleva a muchos españoles a abandonar Francia preventivamente hacía un nuevo destino. Desde 1939 estos exiliados embarcan en los puertos de Saint Nazaire, Le Havre, La Rochelle, Burdeos o Marsella, en multitud de buques hacía el continente americano, a lugares como Buenos Aires, Valparaíso, Barranquilla, Puerto Colombia, La Habana, Nueva York, Coatzacoalcos, Tampico, Veracruz, Puerto Plata, Santo Domingo, y la Guaira. Los niños del exilio, en 1937, a un año del inicio de la Guerra Civil española, fueron conducidos en otros tantos barcos hacía Argelia, Dinamarca, Estados Unidos, Reino Unido, México, y Rusia. La suerte de todos estos exiliados fue dispar, pero en la memoria, se ha registrado un buen recuerdo del recibimiento que hizo la República de México de Lázaro Cárdenas a los que llegaron en buques como el Sinaia, ofreciendo todo tipo de facilidades.
Los que se quedaron por propia voluntad, o porque no pudieron marcharse, tanto en España como en Francia, si sobrevivieron lo pasaron mal. En España los vencedores mataron a muchos, esta vez ordenadamente después de una sentencia judicial, y para los que quedaron, simpatizaran o no con el nuevo régimen, les esperaba una dictadura de casi cuarenta años, que se finalizó en 1975 con la muerte en la cama de Franco, y la puesta en marcha de la Transición por parte de los franquistas y la oposición. Este fue también otro exilio, el interior, que en ocasiones no se ha tenido suficientemente en cuenta, como si en España, no hubiera habido oposición al régimen, represaliados, o mera supervivencia en un país en el que media España de alguna u otra manera apoyaba eso, pero otra media lo aborrecía. Cuando aquellos combatientes españoles, encuadrados en la Compañía Nueve de la División Blindada Leclerc del Ejército Libre de Francia, combaten y entran triunfalmente en Paris, todo parecía posible. Pero pronto, como comprobaron los maquis que fueron aniquilados, todos comprendieron que la coyuntura internacional de la Guerra Fría, en la que Franco era un baluarte frente al comunismo, vendió a España.
Este artículo me lo ha motivado Sonia Subirats de la asociación Hijos y nietos del exilio republicano. Hace unos tres o cuatro meses me comentó que estaba metida en un nuevo proyecto: Barcos del Exilio Republicano Español y que tuvo su presentación pública hace poco más de un mes en el Museu Marítim de Barcelona. Una página web en la que podréis encontrar 268 barcos que tomaron los exiliados, con su correspondiente procedencia, destino, y listas del pasaje, desde el inicio de la Guerra Civil hasta mediados de la Segunda Guerra Mundial. Un proyecto que sinceramente creo que puede servir a aquellos investigadores que quieran trabajar estos temas, y también a todos aquellos que sientan curiosidad por esta parte de nuestra Historia. La idea es que el proyecto más allá de quedarse ahí en lo que es, siga vivo con las aportaciones que cada cual quiera hacer. Por lo tanto, el trabajo no está concluido.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 3 Julio 2019.
En los meses de marzo y abril de 1939 en España cae la República y medio millón de españoles abandonan el país a través de la frontera francesa desbordando a los franceses. Muchos de estos exiliados, sobre todo los combatientes, terminan en campos de concentración como el de Gurs, Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien y Barcarès, Septfons, Rivesaltes, Vernet d’Ariège, Sisteron, y Les Milles; y otros son repartidos por toda Francia. Muchos de estos excombatientes son enviados al norte de África a nuevos campos de concentración: cambiaron la arena de las playas por la arena del desierto. Paralelamente desde los puertos de Valencia, Alicante, Cartagena, Almería, Villajoyosa, Águilas, Menorca, y Port Vendrés, habían embarcado en buques como el Stanbrook unos cuantos miles también hacia Orán y Mers el Kevir. La flota republicana se dirigió al puerto tunecino de Bizerta. Muchas familias de exiliados españoles permanecerán en Túnez y Argelia durante muchos años hasta que los franceses son repatriados cuando estalla la guerra de independencia. Pero retrocedamos. Los excombatientes durante el gobierno del régimen de Vichy fueron obligados a realizar trabajos forzados y muchos murieron, por lo que cuando se les dio la posibilidad de alistarse en la Legión Extranjera, y más tarde en el Ejército Libre, no lo dudaron.
El exilio en Francia no lo estaba pasando mucho mejor. La amenaza nazi, que finalmente se efectúa con el ataque de Holanda, Bélgica y el país galo, que podemos dar por terminada con la desbandada y evacuación de Dunkerque de las tropas aliadas en el mes de mayo de 1940, lleva a muchos españoles a abandonar Francia preventivamente hacía un nuevo destino. Desde 1939 estos exiliados embarcan en los puertos de Saint Nazaire, Le Havre, La Rochelle, Burdeos o Marsella, en multitud de buques hacía el continente americano, a lugares como Buenos Aires, Valparaíso, Barranquilla, Puerto Colombia, La Habana, Nueva York, Coatzacoalcos, Tampico, Veracruz, Puerto Plata, Santo Domingo, y la Guaira. Los niños del exilio, en 1937, a un año del inicio de la Guerra Civil española, fueron conducidos en otros tantos barcos hacía Argelia, Dinamarca, Estados Unidos, Reino Unido, México, y Rusia. La suerte de todos estos exiliados fue dispar, pero en la memoria, se ha registrado un buen recuerdo del recibimiento que hizo la República de México de Lázaro Cárdenas a los que llegaron en buques como el Sinaia, ofreciendo todo tipo de facilidades.
Los que se quedaron por propia voluntad, o porque no pudieron marcharse, tanto en España como en Francia, si sobrevivieron lo pasaron mal. En España los vencedores mataron a muchos, esta vez ordenadamente después de una sentencia judicial, y para los que quedaron, simpatizaran o no con el nuevo régimen, les esperaba una dictadura de casi cuarenta años, que se finalizó en 1975 con la muerte en la cama de Franco, y la puesta en marcha de la Transición por parte de los franquistas y la oposición. Este fue también otro exilio, el interior, que en ocasiones no se ha tenido suficientemente en cuenta, como si en España, no hubiera habido oposición al régimen, represaliados, o mera supervivencia en un país en el que media España de alguna u otra manera apoyaba eso, pero otra media lo aborrecía. Cuando aquellos combatientes españoles, encuadrados en la Compañía Nueve de la División Blindada Leclerc del Ejército Libre de Francia, combaten y entran triunfalmente en Paris, todo parecía posible. Pero pronto, como comprobaron los maquis que fueron aniquilados, todos comprendieron que la coyuntura internacional de la Guerra Fría, en la que Franco era un baluarte frente al comunismo, vendió a España.
Este artículo me lo ha motivado Sonia Subirats de la asociación Hijos y nietos del exilio republicano. Hace unos tres o cuatro meses me comentó que estaba metida en un nuevo proyecto: Barcos del Exilio Republicano Español y que tuvo su presentación pública hace poco más de un mes en el Museu Marítim de Barcelona. Una página web en la que podréis encontrar 268 barcos que tomaron los exiliados, con su correspondiente procedencia, destino, y listas del pasaje, desde el inicio de la Guerra Civil hasta mediados de la Segunda Guerra Mundial. Un proyecto que sinceramente creo que puede servir a aquellos investigadores que quieran trabajar estos temas, y también a todos aquellos que sientan curiosidad por esta parte de nuestra Historia. La idea es que el proyecto más allá de quedarse ahí en lo que es, siga vivo con las aportaciones que cada cual quiera hacer. Por lo tanto, el trabajo no está concluido.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 3 Julio 2019.