Cruzando los Pirineos: un paso más allá de la última estación - por Francesc Sánchez


Hace un par de meses me propuse hacer algo un tanto descabellado: subirme a un tren regional para atravesar los Pirineos y llegar a la primera estación en territorio francés. La Tour de Carol propiamente es una estación francesa pero los trenes regionales de RENFE llegan hasta ahí. Unos 164 kilómetros y casi tres horas de viaje. Esta estación es muy interesante porque en ella convergen tres tipos de ancho de vías, porque ofrece la interconexión con la red de ferrocarriles franceses SNCF, desde la que puedes subirte a un TER con dirección a toda la región de la Occitania, para llegar a una gran ciudad como Toulouse, y multitud de localidades más pequeñas. Puedes, también, tomar un tren nocturno a Paris.

Como viene siendo habitual en mis salidas en tren desde Barcelona salgo de las madrigueras y la temperatura desciende. Estamos en la línea de Rodalies R3. Alcanzo Centelles, y antes o después de esta estación sube un montón de niños que van de excursión, con sus mochilas y todo el equipo. Alcanzo la Plana de Vic, y luego Ripoll, lugar al que dedique hace unos meses un reportaje costumbrista. Y ahora viene lo divertido: atravesamos las montañas de túnel en túnel alcanzando Ribes de Freser a una altitud de 906 metros, luego viene Planoles con una altitud de 1.085 metros, luego, mientras a lado y lado en los picos tenemos nieve, Toses a 1.410 metros, le sigue la Molina con 1.415 metros, y luego, Urtx-Alp a 1.185 metros. Desde Ribes de Freser puedes llegar a la estación de esquí de la Vall de Nuria, en la Molina tenemos otra estación, y desde Urtx-Alp se puede llegar a la Masella. El Puigmal, la montaña más alta, tiene 2.910 metros. Llegamos a Puigcerdà, a unos 1.148 metros de altitud, y se baja toda la gente que iba en mi vagón. Y a partir de aquí entramos en la dimensión desconocida.

El tren deja España y llega a Francia. En un momento dado las traviesas de las vías son diferentes y lo sabes por el traqueteo. No va a salirse el tren de la vía, pero algo te indica que este trazado no está igual de cuidado que el que hemos dejado atrás. En el vagón continuo me encuentro a la mujer de la limpieza y me entero de que en la estación de Latour-de-Carol-Enveitg no podré sacar el billete de vuelta. Al ser una estación francesa no hay taquillas ni máquinas dispensadoras de billetes hacía España. Por lo que hay que hacer es subir y cuando encuentres el revisor le pagas. Llegamos. Para mi sorpresa se baja gente de los primeros vagones con maletas. Desde hacía mucho no respiraba un aire tan limpio. La temperatura ha descendido, pero se aguanta muy bien. Me dirijo hacía la estación y veo como los que acaban de bajar hacen cola en la taquilla para sacar billetes. Es una estación austera pero funcional, tiene un quiosco, la taquilla, con una francesa muy simpática que entiende algo de castellano y catalán, y un televisor donde se anuncia las llegadas y salidas: salen cinco trenes regionales TER al día hacía Toulouse Matabiau, y un tren INTERCITÉS de nuit hacía Paris Austerlitz. Si vas a tomar alguno de estos trenes es recomendable que saques el billete por anticipado porque no hay mucho margen de tiempo para hacer el cambio de tren. Pero tampoco te preocupes en exceso porque lado de la estación hay un pequeño bar restaurante.

En la misma estación puedes coger también el Tren Groc de la Cerdanya hacía Villefranche-Vernet-les-Bains, o lo que es lo mismo Villafranca del Conflent. El Tratado de los Pirineos de 1659, en la misma línea de la Paz de Wesfalia de 1648, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en este lado de Europa, hizo que Cataluña perdiera en favor de Francia las regiones del Roselló, el Conflent, el Vallespir, y una parte de la Cerdanya. Lo mejor de este recóndito lugar son las vistas: las altas montañas nevadas. Puedes acercarte al pueblo, pero tendrás que andar un trecho.

Como la misión está cumplida me tomo el café de rigor y hago tiempo hasta que sale el tren hacía Hospitalet tomando unas cuantas fotografías. Me subo, pero ya que estamos aquí no voy a bajarme del tirón. Me bajo en Puigcerdà y ahí paso el día. En cuanto al revisor no ha aparecido. Pero no te creas que te salvaras porque a partir de Puigcerdà pasará, una, dos, tres veces, y las que haga falta. Nada más salir de la estación tienes un par de hostales en los que para no jugártela tendrás que hacer reserva prevía. En cuanto al pueblo queda elevado. Tienes que subir escaleras, o si lo prefieres súbete primero al cremallera y luego al ascensor. Cuando llegues arriba encontraras una plaza con vistas espectaculares. Caminas cuatro pasos y ya estás en el centro, donde puedes encontrar fácilmente algún lugar para comer. Lo más antiguo que se conserva en Puigcerdà es el Campanar de Santa Maria que es lo que queda de la iglesia que se destruyo durante la Guerra Civil. Es de interés también el Casino y el Cine, acércate al lago también si tienes tiempo. Puede que hasta encuentres algún aborigen que te haga de guía.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 10 Junio 2019.