Blade Runner 2049 – por Francesc Sánchez


35 años después sabemos que los Blade Runner siguen retirando replicantes. Nos encontramos en la ciudad de Los Ángeles en el año 2049, escenario claustrofóbico en el que se mueve K, un Blade Runner, enamorado de un holograma, que cumple −podríamos decir− rutinariamente su función hasta que son encontrados unos misteriosos restos óseos que se remontan treinta años atrás. Antes del gran apagón eléctrico-electrónico que borró gran parte de los registros de información recogidos hasta el momento. Este hallazgo esconde un gran acontecimiento que para unos cuantos es una esperanza que puede dar sentido a sus vidas, para otros −pretendidamente− algo a silenciar, o cuanto menos controlar por ser algo subversivo, que puede romper en pedazos el orden de las cosas, y para K una indagación de sus propios orígenes que puede dar o quitarle el sentido a su vida.


 El mundo que nos muestra Blade Runner es una distopia: una proyección hacía el futuro de lo contrario a la arcadia feliz que preconizaban los románticos y revolucionarios. El medio ambiente parece destrozado y hay escasez de recursos: una niebla o smoke cubre como un velo esta ciudad en la que la luz del Sol apenas logra irrumpir. La superpoblación, compuesta de diferentes culturas superpuestas, que se nos mostraba en el filme original se mantiene, aunque los planos del ambiente de la muchedumbre son más escasos. Los límites de estas ciudades forman grandes suburbios donde sobrevive el más fuerte. En un momento dado se produce una escena en la que un dron bombardea una jauría hostil que podría pasar por un documento verídico de las guerras que hoy contemplamos. Hay otras ciudades que tuvieron su apogeo que han sido abandonadas por los efectos de la radiación. Esta es la sensación que se mantiene durante todo este metraje: el abandono y la desolación que probablemente, si creemos en la inocencia humana, procede de un mundo que fue incapaz de prever la catástrofe, y si somos más pesimistas, sabiendo estos las consecuencias no hicieron nada para evitarlo. Se ha producido un gran apagón. Pero sabemos por la película original que gran parte de todo esto que describimos ya existía antes del mismo: sin más los que han podido han abandonado el planeta para dirigirse al mundo exterior promovido por las grandes corporaciones a través de sus anuncios publicitarios.


El avance tecnológico ha ido hacía más, pero este no ha llegado a todos ni ha supuesto un cambio cualitativo hacía mejor para esta sociedad, en la que el individuo vive alineado y marginado. Los coches vuelan, pero están solo al alcance de unos pocos: los poderosos y las fuerzas policiales. En los suburbios ha vuelto la esclavitud con su peor cara: la de los niños trabajando en el reciclaje de chatarra. El mundo subdesarrollado y depredador finalmente nos ha alcanzado. Si en la Blade Runner original el avance científico más importante había sido la creación de los replicantes, en esta continuación, se nos muestra a una promesa, porque no deja de ser eso, de inteligencia artificial en forma de holograma que acompaña a muchos de estos individuos solitarios. Los pellejudos son de carne y hueso y experimentan sentimientos, precisamente lo que les desestabiliza por ser inmaduros emocionalmente, de ahí que los ingenieros les injertaran recuerdos para que estos tuvieran sus propios puntos de referencia. La introducción del holograma hace referencia esto mismo. ¿Pero que es K a fin de cuentas? ¿Es un replicante? ¿Es un ser humano? ¿Es un simple número de serie esclavo de este sistema sin piedad? Puede que sea nada menos que un individuo que quiere enamorarse y saber de dónde viene buscando sus raíces corriendo el riesgo de defraudarse así mismo.


 La factura técnica de la película es impecable. Buen montaje de Joe Walker y bella fotografía de Roger Deakins. Los ruidos que acompañan a la música son impactantes pero los temas que suenan son tan atmosféricos y monótonos que no tienen mucha personalidad. Hay personajes que incompresiblemente no tienen un mejor desarrollo, como es el caso de la teniente Joshi y la prostituta Mariette, y otros que probablemente nadie los echaría de menos. Luv no está a la altura de Roy Batty, un malo de buen corazón. Aquí llegamos al punto en el que hay que mencionar uno de los mensajes que Blade Runner nos lanzó en 1982: los replicantes tenían una limitación de vida con una duración de cuatro años, frente a la desestabilización del individuo este era el mecanismo de seguridad, y precisamente eso les motiva a querer vivir más transgrediendo cualquier cosa. Sin embargo, en el momento culminante Roy Batty experimentando su condición de mortalidad es capaz de empatizar con su rival Rick Deckard. Todo esto en Blade Runner 2049 se ha esfumado. El film original es una cinta de cine negro y ciencia ficción con un planteamiento muy sencillo que es capaz de enviarnos poderosos mensajes. En esta nueva película se parte de grandes temas, pero son muy grandilocuentes y no están suficientemente desarrollados, y aunque lo que nos cuente nos interese, no logra atraparnos. En la película original de Ridley Scott todo encajaba y tenía su sentido, en esta otra de Denis Villenueve podríamos quitar escenas y no las echaríamos en falta.


 Irremediablemente he hecho lo que no pretendía, comparar ambas películas. Pero el responsable de esto es el propio Denis Villenueve, porque una cosa es realizar una nueva película del universo que creó Philip K. Dick en 1968 en su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, y otra muy diferente querer hacer una continuación de la película original introduciendo elementos que poco tienen que ver, o si lo queremos plantearnos nuevos paradigmas recurriendo forzadamente a la anterior película. Podemos entonces plantearnos, si para cambiarnos tanto, hacía falta hacer una continuación, en lugar de una nueva película del universo Blade Runner, con nuevos personajes e historias independientes. Esta nueva Blade Runner a diferencia de su antecesora cuando se estrenó está recibiendo buenas críticas. Denis Villenueve, me consiguió convencer con La llegada, y puede que en nuevos pases logre valorarla más positivamente. Puede ser que quiera transmitir un también un poderoso mensaje, porque, aunque no os lo diga, haberlo lo hay, pero la sensación que me queda es que habiendo como digo mensaje, por mucho que haya gran profusión de medios, ha querido abarcar mucho y no lo ha conseguido. Desde hace unos años hay una tendencia a recurrir por afán recaudatorio a viejas películas para hacer remakes o continuaciones, para que las consuman las nuevas generaciones, para generar una nueva mitología, pero las más de las veces no llegan a ser dignos replicantes. No creo que estrictamente nos encontremos solo en esto en Blade Runner 2049, lo malo es que esta tendencia no ha hecho cosa que romper con la mitología preexistente y que ya formaba parte de nuestra cultura, y solo el tiempo dirá, si esta tendencia ha merecido la pena. Lo bueno todo sea dicho de paso, es que algunos recuperaran estas viejas cintas, incluida ésta cuando madure, y volveremos a repensar el FILM y la HISTORIA.

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T.O.: Blade Runner 2049. Producción: 16:14 Entertainment / Alcon Entertainment / Columbia Pictures / Scott Free Productions / Thunderbird Entertainment (as Thunderbird Films) / Torridon Films / Warner Bros.  Productores: Yale Badik, Dana Belcastro, Bill Carraro, Tim Gamble, Frank Giustra, Asa Greenberg, Val Hill, Broderick Johnson, Andrew A. Kosove, Ian McGloin, Carl Rogers, Ridley Scott, Cynthia Sikes, Donald Sparks, Steven P. Wegner, Bud Yorkin. Director: Denis Villeneuve. Guión: Hampton Fancher, Michael Green, Philip K. Dick (personajes basados en la novela: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Fotografía: Roger Deakins. Montaje: Joe Walker. Música: Benjamin Wallfisch, Hans Zimmer.
Intérpretes: Ryan Gosling (K), Ana de Armas (Joi), Sylvia Hoeks (Luv), Harrison Ford (Rick Deckard), Jared Leto (Niander Wallace), Robin Wright (Teniente Joshi), Carla Juri (Dra. Ana Setlline), Mackenzie Davis (Mariette), Dave Bautista (Sapper Morton), Lennie James (Mister Cotton), Barkhad Abdi (Doc Badger), Hiam Abbass (Freysa), Edward James Olmos (Gaf), Loren Peta (Rachael), Sean Young (Rachael).

Color – 164 min. Estreno en España: 6-X-2017

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 31 Octubre 2017.